Ecosistemas mínimos

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D E CERCA
Begoña Vendrell, Ricardo Guerrero y Mercedes Berlanga
Ecosistemas mínimos
M
2
1. Paisaje de tapices microbianos, en las proximidades
de las Salines du Giraud, en la Camarga francesa.
En el detalle se aprecia la apariencia de tierra
embarrada y agrietada de los tapices.
ción del entorno más adecuado para su metabolismo;
con toda nitidez, y en los escasos centímetros de un
tapiz, se aprecian unos gradientes químicos definidos
(sobre todo, la presencia de oxígeno, que disminuye
con la profundidad, y de sulfuro de hidrógeno, que
aumenta) y físicos (en particular, la disponibilidad de
luz, que se extingue a medida que aumenta la profundidad del tapiz).
La importancia de estos especiales ecosistemas radica en las posibilidades que ofrecen para el estudio
de la tierra primigenia y de la ecopoyesis, o formación
de los primeros ecosistemas.
INVESTIGACIÓN
Y
CIENCIA, enero, 2004
M. BERLANGA Y R. GUERRERO
irando las extensas áreas agrietadas y desiertas que ocupan buena parte de las tierras
deltaicas y pantanosas —recordemos la
Camarga francesa o el delta del Ebro —, es
difícil imaginar que esas zonas, rotas y resquebrajadas, alberguen un sinfín de organismos.
Lo que a primera vista parece tierra estéril, se convierte, al observarse con mayor finura, en un mar de
tapices microbianos donde habita una gran diversidad
de organismos, pese a las habituales condiciones extremas (ambientes bastante salinos). Estas formaciones multilaminares de comunidades mayoritariamente
procarióticas quizá sean los coetáneos de los primeros ecosistemas terrestres, representados por los estromatolitos fósiles. Estos tapices se formaron a partir
de la fosilización de la acumulación de capas de organismos muertos, unidos por una matriz de carbonato
cálcico. Los tapices estromatolíticos más antiguos tienen una antigüedad de 3500 millones de años.
En los tapices microbianos, las comunidades de microorganismos se disponen unas bajo otras, en fun-
2. Sección transversal de un tapiz microbiano. Pueden
apreciarse las finas capas de comunidades de organismos
de diferente metabolismo. Se distinguen a simple vista por
ligeros tonos de color: verdoso (cianobacterias), rojo
(RSB), verde (GSB) y negro (SRB). De este modo, en las
capas superficiales se encuentran las aerobias cianobacterias, tales como Lyngbya o Microcoleus, a menudo acompañadas por algunas algas diatomeas, que aprovechan
la luz para realizar la fotosíntesis oxigénica. Bajo éstas
se encuentra otro tipo de bacterias que necesitan luz, si
bien no les resulta adecuado un ambiente bien oxigenado:
son las bacterias rojas y verdes del azufre (PSB como las
cromatiáceas y GSB como las clorobiáceas, respectivamente); realizan fotosíntesis anoxigénica, usando sulfuro
de hidrógeno como donador de electrones. Subyacen
a estas capas de bacterias, en la zona donde la luz no
llega, comunidades formadas por bacterias sulfatorreductoras, respiradoras de sulfatos, cuyo metabolismo desprende
buena parte del sulfuro de hidrógeno que emplearán las
bacterias de capas superiores. Es ésta una zona anóxica;
al levantar la costra superior de los tapices, contemplamos
una zona densa y negruzca, que desprende olor a sulfuro
de hidrógeno. Por fin, en el sustrato inferior, hallamos
capas de bacterias muertas, que se han ido acumulando
con el tiempo y que fueron un día la parte viva del tapiz
5. Fotografía de un estromatolito
de Utica, Nueva York, EE.UU.,
con una antigüedad de unos 500 millones de años. Los estromatolitos
son unas estructuras sedimentarias
multilaminares formadas por la calcificación de tapices microbianos
R. GUERRERO ( arriba y abajo );
M. BERLANGA Y R. GUERRERO ( centro )
2 cm
4. Dentro del grupo de las espiroquetas,
y en los tapices del delta del Ebro,
Ricardo Guerrero y Lynn Margulis
descubrieron en 1993 la mayor espiroqueta
de vida libre hasta ahora conocida:
Spirosymplokos deltaeiberi, que puede medir
hasta 100 µm × 0,3-0,4 µm
INVESTIGACIÓN
Y
CIENCIA, enero, 2004
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