BACTERIÓFAGOS: VIRUS DE BACTERIAS QUE CURAN INFECCIONES MARÍA CATALINA GÓMEZ P. / MARTHA JOSEFINA VIVES F. LOS VIRUS SON PARÁSITOS OBLIGADOS DE LAS CÉLULAS, PUES NO PUEDEN REPRODUCIRSE FUERA DE ELLAS. SEGÚN SU HOSPEDERO, EXISTEN VIRUS ANIMALES, VEGETALES, DE HONGOS, DE PROTISTAS (ANTES LLAMADOS PROTOZOOS), DE BACTERIAS Y DE ARCHAEAS (OTRA CLASE DE ORGANISMOS UNICELULARES PROCARIOTES). LOS BACTERIÓFAGOS, O FAGOS, SON VIRUS QUE INFECTAN EXCLUSIVAMENTE BACTERIAS Y HAN SIDO IMPORTANTES DESDE LOS AÑOS SETENTA EN LA EXPLORACIÓN DE DIFERENTES PROCESOS GENÉTICOS CELULARES. RECIENTEMENTE HAN SIDO OBJETO DE RENOVADA ATENCIÓN DEBIDO A SU POTENCIAL COMO CONTROLADORES BIOLÓGICOS DE BACTERIAS PATÓGENAS, ESPECIALMENTE DEBIDO AL INCREMENTO EN LA RESISTENCIA A LOS ANTIBIÓTICOS QUE DICHOS PATÓGENOS HAN DESARROLLADO. > EL DESCUBRIMIENTO DE LOS BACTERIÓFAGOS > MORFOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN La historia del descubrimiento de los bacteriófagos es materia de gran debate y controversia. En 1896, el bacteriólogo británico Ernest Hankin evidenció la presencia de actividad antimicrobial contra Vibrio cholerae, la bacteria causante del cólera. Dos años más tarde, el bacteriólogo ruso Nikolay Gamaleya observó un fenómeno similar mientras trabajaba con Bacillus subtilis (bacteria no patógena para humanos). Sin embargo, ninguno de estos dos científicos exploró en profundidad sus hallazgos. Frederick Twort (Figura 1), bacteriólogo británico, fue quien en 1913 infirió que los agentes que mataban a las bacterias eran virus. No obstante, debido a problemas económicos, este científico no concluyó sus estudios. Tres años después, el microbiólogo francocanadiense Félix d’Herelle (Figura 1), del instituto Pasteur de París, anunció su descubrimiento [1]. Hoy se considera a los dos investigadores, Twort y D’Herelle, los codescubridores de los fagos. Al igual que los virus animales y vegetales, la estructura básica de los fagos consiste de una cápside proteica y un tipo de ácido nucleico, ADN o ARN. Uno de los fagos más estudiados es T4, cuya morfología ha sido usada como modelo para la descripción de este tipo de virus (Figura 2), e incluso ha servido de inspiración para la construcción de módulos de exploración espacial. Los bacteriófagos se clasifican según su morfología, el tipo de ácido nucleico, el tamaño del genoma y la presencia o ausencia de envoltura o capa de lípidos [2, 3]. Según la morfología, su simetría puede ser binaria, cúbica, helicoidal o pueden ser pleomórficos (Tabla 1) [5]. Los bacteriófagos de simetría binaria son los más complejos desde el punto de vista estructural: poseen cabeza de simetría cúbica, cola de simetría helicoidal y carecen de envoltura (Figura 2). Figura 1. Frederick Twort (izq.) y Félix d’Herelle (der.). Codescubridores de los bacteriófagos. Molecular Biology of Bacterial Viruses. Gunther S. Stent. 1963. W. H. Freeman and company 38 | Hipótesis | Apuntes científicos uniandinos | no. 10 | diciembre 09 Pseudomonas aeruginosa es una bacteria gramnegativa que causa infecciones graves, especialmente en pacientes hospitalizados. Su tratamiento con antibióticos es cada día menos exitoso, debido a la gran capacidad de la bacteria para desarrollar resistencias y a su capacidad para formar biopelículas. Una biopelícula es un ecosistema microbiano organizado, conformado por microorganismos pertenecientes a la misma o diferentes especies, asociados a una superficie viva o inerte y embebidos en una matriz adhesiva protectora. cápside o cabeza ADN en el interior de la cabeza collar barbas Figura 2. Estructura de fago T4. (modificado de John Wiley and Sons Publishers, 2003, tomado de faculty.mc3.edu/ lrehfuss/bit220/ch16.ppt). tubo interno de la cola (hueco) envontura contráctil de la cola fibra caudal placa basal espículas superficie celular bacteriana Ilustración: CastaFeletti > CICLO DE VIDA El ciclo de vida de un fago inicia con la infección de la bacteria susceptible. La infección ocurre cuando el bacteriófago reconoce receptores específicos de la superficie bacteriana e inocula su material genético en la célula (Figura 3). Dichos receptores (proteínas o carbohidratos) pueden estar presentes en la cápsula, la pared, el flagelo o el pilus; estructuras presentes en procariotes exclusivamente, y cuya composición es especie-específica o incluso cepa-específica. Una vez en el citoplasma, dependiendo del tipo de virus, de las condiciones ambientales y de la célula hospedera, los bacteriófagos pueden llevar a cabo un ciclo lítico o uno lisogénico. La diferencia fundamental entre los dos ciclos radica en que, en el primero, los fagos utilizan la maquinaria celular inmediatamente para producir su progenie, que es liberada al ambiente luego de la lisis o ruptura de la membrana y pared de la célula hospedera. En el ciclo de vida lisogénico los bacteriófagos reprimen sus funciones líticas e integran su genoma al cromosoma de la bacteria para que se replique con el de ésta, pero en algún punto también harán un ciclo lítico. Existen, además, fagos con estructura filamentosa que producen continuamente progenie sin lisar la célula hospedera, y otros fagos no filamentosos que pasan por un estado llamado pseudolisogenia, muy poco estudiado, en el que hay producción constante de progenie de fagos en presencia de alta densidad celular bacteriana [6]. 40 | Hipótesis | Apuntes científicos uniandinos | no. 10 | diciembre 09 El ciclo lítico (Figura 4) ha sido descrito en detalle para el fago T4, de la familia Myoviridae que infecta a Escherichia coli, bacteria que forma parte de la microbiota intestinal. Después de la infección, el fago emprende la síntesis de sus propias proteínas y detiene la de las proteínas bacterianas. El genoma de T4 no codifica para ninguna ARN polimerasa, enzima encargada de la transcripción del ADN, pero el fago resuelve esta constricción de forma exquisita: modifica la subunidad alfa de la ARN polimerasa de la bacteria mediante la adición de un grupo ADP ribosa, inhibiendo así el reconocimiento de promotores bacterianos por parte de la misma ARN polimerasa bacteriana, y permitiendo el reconocimiento de los promotores virales tempranos (promotores de los genes que deben expresarse en los primeros minutos postinfección). Las proteínas virales sintetizadas estimulan la replicación del genoma viral y la transcripción de los genes intermedios y tardíos (genes que se expresan hacia la mitad y el final del ciclo, respectivamente) mediante sucesivas modificaciones de la polimerasa y el reconocimiento de los respectivos promotores del fago. Las nucleasas codificadas por el virus digieren el cromosoma de la bacteria hospedera para proveer los nucleótidos necesarios en la síntesis del genoma del fago. Entre los genes virales tardíos se cuentan proteínas estructurales y de ensamblaje del virus, y enzimas que degradan la pared de la bacteria. Al final del ciclo, que toma entre 22 y 25 minutos, se lisa la célula y se libera la nueva progenie de fagos que infectará a las bacterias cercanas [4]. Figura 3. (arriba) Fago Lambda, adsorbido a la superficie de Escherichia coli, inyectando su ADN. Referencia: http://www.sunum.org/index.php/kulphages2biotek2006-ppt/ adsorción lisis y liberación de las partículas virales inyección del material genético viral ensamblaje Figura 4. (abajo) Ciclo de vida del Fago T4, fago lítico de Escherichia coli. (modificado de http://www.microinmuno.qb.fcen.uba.ar/SeminarioBacteriófagos.htm) síntesis de enzimas virales y replicación del material genético viral síntesis de las cubiertas proteícas y encapsidación del material genético viral Ilustración: CastaFeletti | Universidad de los Andes | Facultad de Ciencias | 41 En el ciclo lisogénico, el genoma del virus es integrado al material genético de la bacteria hospedera; el ADN del fago (denominado profago) se replica junto con el genoma de la bacteria y las células hijas heredan el genoma viral. La bacteria puede llevar a cabo varias divisiones celulares, hasta que eventualmente se induce el ciclo lítico y la célula libera la progenie de fagos [7]. La decisión entre seguir el ciclo lítico o el lisogénico al momento de infectar una E. coli ha sido estudiada en profundidad en el fago Lambda (familia Siphoviridae), siendo uno de los modelos clásicos de regulación de la expresión génica. Algunos fagos, como el Mu (Myoviridae), tienen la capacidad de cambiar entre el ciclo lisogénico y el lítico bajo la influencia de factores ambientales tales como las temperaturas altas [4]. > IMPORTANCIA ECOLÓGICA DE LOS FAGOS Los bacteriófagos son diez veces más numerosos en el ambiente que las bacterias, lo que los convierte en los organismos más abundantes del planeta. Son frecuentemente aislados de ambientes acuáticos, reportándose 1010 fagos por litro de agua marina superficial, y entre 107 y 109 por gramo de sedimento o tierra. Dado el volumen de los océanos, los científicos han calculado la existencia de 1031 bacteriófagos; lo que en términos de masa, es igual a cien millones de toneladas, medida equivalente a un millón de ballenas azules [8]. Aún más asombrosa es la idea de que estos 1031 bacteriófagos puestos en fila, cabeza con cola, cubrirían una distancia de doscientos millones de años luz. Por lo tanto, es seguro que la variedad de fagos aislados y caracterizados hasta ahora representa una pequeña fracción del total de bacteriófagos existentes. Una de las contribuciones de los bacteriófagos es el papel que juegan en el ciclo del carbono y el oxígeno, regulando la atmósfera del planeta y cooperando en la cadena alimenticia. La mitad del oxígeno presente en la atmósfera terrestre es generado por la actividad fotosintética de microorganismos marinos. Debido a que el 20% de la microbiota oceánica es destruida por infecciones virales, los bacteriófagos afectan dicho ciclo. Además, estos organismos participan en el intercambio genético mediante el proceso de transducción (mecanismo de intercambio genético entre bacterias mediado por un bacteriófago), aportando un estimado de 10 25 a 10 28 pares de bases de ADN por año a los distintos microorganismos acuáticos [8]. Staphylococcus aureus, Acinetobacter baumannii y Pseudomonas aeruginosa (agentes causales de infecciones sistémicas o localizadas en diferentes órganos; entre ellos pulmones, corazón, piel, etc.), especialmente porque el número de antibióticos actualmente en estudio por parte de las compañías farmacéuticas es muy bajo (menos de diez) y ninguno de ellos corresponde a moléculas nuevas, sino a modificaciones de compuestos ya conocidos [4]. Por lo anterior, se espera que las bacterias desarrollen también resistencia a estos compuestos de forma muy rápida, y las opiniones más pesimistas hablan del fin de la era de los antibióticos. En consecuencia, se han realizado estudios alrededor del mundo para certificar otros métodos de tratamiento, como cócteles de antibióticos o antibióticos novedosos con blancos de acción diferentes [1]; la creación de vacunas que interfieran en la colonización y, por lo tanto, en la infección de agentes patógenos; o anticuerpos monoclonales para cada tipo de bacteria. En el caso de P. aeruginosa y Acinetobacter sp. se han reportado estudios con buenos resultados [10, 11]. La fagoterapia es otra modalidad de tratamiento antibacteriano muy promisoria, en la que se utilizan bacteriófagos de ciclo de vida lítico para combatir infecciones causadas por bacterias. Aunque la fagoterapia parezca una alternativa novedosa, en realidad este tratamiento empezó a ser utilizado en 1917, cuando Félix d’Herelle investigó una epidemia de disentería padecida por tropas francesas y descubrió la existencia de los bacteriófagos. A partir de ese momento, D’Herelle produjo en su laboratorio cinco preparaciones de fagos que fueron comercializadas. Posteriormente, en 1940, cuando los bacteriófagos ya se habían dado a conocer, la compañía estadounidense Eli Lilly produjo siete medicamentos a base de fagos. Sin embargo, con el descubrimiento de la penicilina, la fagoterapia fue opacada. Y aunque la terapia basada en antibióticos rápidamente mostró sus falencias, el gran número de antibióticos descubiertos en la década de los cincuenta fue eficaz para el tratamiento de las infecciones bacterianas en el mundo occidental. En cambio, la antigua Unión Soviética y otros países del Este, como Polonia, continuaron utilizándola con excelentes resultados, que evidencian su efectividad y ventajas comparativas respecto a los antibióticos [1]. A pesar de esto, la fagoterapia no ha sido utilizada en Occidente debido a la falta de estudios, la dificultad de acceso a la literatura de países del antiguo bloque soviético, la desconfianza en sus resultados, la preferencia de los antibióticos y la dificultad de comercialización de los preparados observada en la década de los años cuarenta. > IMPACTO DE LOS FAGOS EN LA SALUD: FAGOTERAPIA Las bacterias patógenas oportunistas, causantes de infecciones contraídas en los hospitales o en la comunidad, se han convertido en un problema de salud pública en todo el mundo, debido a la emergencia de cepas resistentes a múltiples medicamentos [9]. Existe gran preocupación por la aparición de cepas resistentes de Mycobacterium tuberculosis, Enterococcus faecalis, 42 | Hipótesis | Apuntes científicos uniandinos | no. 10 | diciembre 09 No obstante, con al aumento de cepas bacterianas multirresistentes, la fagoterapia ha retomado su importancia, y se le considera una excelente alternativa para tratar infecciones. Estudios preclínicos han reportado alta eficacia y ausencia de efectos tóxicos en la aplicación de fagos para combatir organismos como Klebsiella sp., Shigella sp., Proteus sp., E. coli enterotoxigénica ( ETEC ), P. aeruginosa, Streptococcus sp.y S. aureus, entre otros. Ensayo en placa del bacteriófago F3 y la bacteria Pseudomonas aeruginosa P4. Los halos claros que se observan son las placas de lisis, zonas en las que no hay bacterias debido a la actividad lítica del fago. Fotografía Marcela Mantilla. Tabla 1. Clasificación de los bacteriófagos 44 | Hipótesis | Apuntes científicos uniandinos | no. 10 | diciembre 09 foto: castafeletti.blogspot.com abriendo perspectivas para su aprovechamiento. Además, se aislaron, a partir de tres muestras de materia fecal equina, catorce fagos –aparentemente diferentes– activos contra siete cepas de P. aeruginosa. De igual manera, se aislaron tres bacteriófagos activos contra doce cepas de S. aureus a partir de dos muestras. Además, se ha observado que la selección de fagos nuevos para luchar contra bacterias fagorresistentes es un proceso relativamente fácil en cuanto a tiempo y costo. Dieciocho de los estudios más promisorios que utilizan fagos para controlar infecciones, muestran resultados confiables y eficientes en el tratamiento de la disentería y la meningitis; así como de las infecciones urinarias, gastrointestinales, de piel, mucosas y quirúrgicas. El bajo costo en el aislamiento de bacteriófagos y la facilidad con que se producen, hacen de la fagoterapia una excelente opción para combatir bacterias fármacorresistentes. Adicionalmente, múltiples ventajas –entre las que se encuentran su modo de acción, la especificidad de los bacteriófagos para infectar una cepa determinada, la muerte exclusiva de las bacterias patógenas blanco y la utilización de una sola dosis– hacen que la fagoterapia se perfile como un procedimiento viable. > FAGOS EN COLOMBIA Teniendo en cuenta que Colombia es considerada como la cuarta nación en biodiversidad mundial –siendo, por grupo taxonómico, la segunda en biodiversidad a nivel de plantas, la primera en anfibios y aves, la tercera en reptiles y la quinta en mamíferos [12]–, es de esperarse que, en cuanto a diversidad de bacteriófagos, el país se encuentre también entre los primeros lugares. La premisa anterior se ve confirmada por los resultados preliminares de un proyecto financiado por la Convocatoria Interfacultades 2007 de la Universidad de los Andes, en el cual el Grupo de Microbiología Ambiental y Bioprospección del Centro de Investigaciones Microbiológicas de la Facultad de Ciencias – CIMIC – y el Grupo de Diseño de Productos y Procesos de la Facultad de Ingeniería – GDPP –, trabajan conjuntamente. El objetivo del estudio es aislar bacteriófagos líticos contra cepas de P. aeruginosa y Staphylococcus aureus resistentes a múltiples medicamentos provenientes del Hospital Federico Lleras Acosta de Ibagué y de la Fundación Santa Fe de Bogotá respectivamente, y proponer modelos deterministas, y posteriormente estocásticos, que describan la interacción fagobacteria. Durante el desarrollo del proyecto se estandarizó una metodología de recuperación de fagos líticos (Figura 6) a partir de muestras de materia orgánica. Los resultados brindan indicios interesantes acerca de la diversidad de microorganismos nativos, Los fagos recuperados han sido probados mediante curvas de infección de células libres en la especie de la que fueron aislados, en ensayos sobre biopelículas (ecosistema microbiano organizado, conformado por microorganismos pertenecientes a la misma o diferentes especies, asociados a una superficie viva o inerte y embebidos en una matriz adhesiva protectora) y con explantes de hojas de lechuga. Los datos obtenidos de las curvas de infección y en biopelículas están siendo usados para desarrollar modelos de la interacción fago-bacteria que permitan predecir su comportamiento y actividad bactericida. Los datos obtenidos hasta el momento en los ensayos con biopelículas son interesantes; las biopelículas constituyen uno de los factores más importantes en la virulencia de una bacteria patógena, ya que le permiten adherirse firmemente a la superficie de un tejido y desde alli colonizar otros así como también neutralizar el efecto de los antibióticos, por ser una barrera física entre fármaco y célula blanco y porque las bacterias incrementan su resistencia. Viviana Clavijo, estudiante en Ciencias Biológicas-Microbiología, realiza actualmente su tesis de Maestría probando la efectividad de tres fagos (individuales y en mezcla) contra diferentes cepas de P. aeruginosa. Sus resultados evidencian la importancia del uso de las mezclas de fagos (conocidas como coctel de fagos) y la capacidad de los fagos nativos para controlar la formación y el mantenimiento de las biopelículas en un modelo in vitro, llegando en algunos casos a eliminar hasta en 80% las biopelículas ya establecidas (manuscrito en preparación). Los ensayos con las hojas de lechuga han servido en la evaluación de la capacidad de los fagos para evitar una infección y han sido realizados con la colaboración entusiasta y generosa de estudiantes de pregrado del curso de Microbiología. En estos ensayos se observa la formación de una lesión necrótica en la hoja al ser inoculada con una suspensión de la bacteria P. aeruginosa pero al ser inoculada con una mezcla de la bacteria y el fago, se previene la formación de la lesión. Aunque todavía queda mucho por investigar en materia de fagoterapia, el futuro de este tratamiento es realmente prometedor. Por eso, el Grupo de Microbiología Ambiental y Bioprospección y el Grupo de Diseño de Productos y Procesos continúan trabajando en modelos para la optimización de dicha alternativa. Entre los temas relevantes que requieren de desarrollos futuros se cuentan el diseño de cócteles de fagos para prevenir la aparición de bacterias fagorresistentes, la selección de fagos sin genes que puedan incrementar virulencia en bacterias, y la búsqueda de actividades hidrolíticas en los fagos que permitan optimizar la remoción de las biopelículas. | Universidad de los Andes | Facultad de Ciencias | 45 > REFERENCIAS [1] Sulakvelidze A, Aladidze Z. 2001. Bacteriophage therapy. Antimicrobial Agents and Chemeotherapy 45(3):3677-3696 [2] Chibani-Chennoufi et al. 2004. Phage-Host interaction: an ecological perspective. Journal of Bacteriology 186(12):36773686. [3] Dabrowska et al. 2005. Bacteriophage penetration in vertebrates. Journal of Applied Microbiology 98(1):7–13. [4] Hanlon G. 2007. Bacteriophages: an appraisal of their role in the treatment of bacterial infections. International Journal of Antimicrobial Agents 30: 118–128. [5] Calendar R. (ed). 2006. The bacteriophages. Chapter 2, Classification of Bacteriophages. Oxford University Press, US. [6] Paul JH et al. 2002. Marine phage genomics. Comparative Biochemistry and Physiology. Part B, pp. 463–476. [7] Purves WK et al. 2004. Life: the science of biology. Seventh edition. W.H. FREEMAN & CO. LTD. Chapter 13, The genetics of viruses and prokaryotes, pp. 260- 261. [8] Rohwer F, Edwards R. 2002. The phage proteomic tree: a genome-based taxonomy for phage. Journal of Bacteriology 118(16):4529-4535. [9] Organización mundial de la salud. 2003. Prevención de las infecciones nosocomiales. Guía práctica segunda edición, p. 1. [10] Pucci MJ 2006. Use of genomics to select antibacterial targets. Biochemical Pharmacology 71: 1066-1072. [11] Wróblewska M. 2006. Novel therapies of multidrug-resistant pseudomonas aeruginosa and Acinetobacter spp. infections: the state of the art. Arch. Immunol. Ther. Exp. Vol. 54: 113-120. [12] CHM Colombia. Mecanismo de facilitación del convenio sobre diversidad biológica. Biodiversidad en Colombia. http://www. humboldt.org.co/chmcolombia/biodiversidad.htm > RESEÑA DE LOS AUTORES María Catalina Gómez P [email protected] Microbióloga de la Universidad de los Andes (2004). Recibió una beca para iniciar sus estudios de maestría en septiembre de 2009 en la Universidad de Utrecht, Holanda. Martha J. Vives Flórez [email protected] Microbióloga, M.Sc. Ph.D. en Ciencias y Biología. Profesora asociada del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes Profesores, investigadores y estudiantes que participan en el trabajo. Departamento de Ciencias Biológicas Martha J. Vives Flórez / María Catalina Gómez Puerto / Ángela Victoria Holguín Moreno / Ingrid Viviana Clavijo López / Stefany Moreno / Andrés D. Torres González / Natalia Pacheco / Camilo Barbosa Departamento de Ingeniería Química Andrés González / Diana Catalina Ardila / María Catalina Prada Otras instituciones: Claudia Echeverri Erk, Hospital Federico Lleras Acosta de Ibagué, Clara Luz Rico, Fundación Santa Fe de Bogotá, Marcela Mantilla practicante de la UIS 46 | Hipótesis | Apuntes científicos uniandinos | no. 10 | diciembre 09