John Maynard Keynes Cambridge 1883−Londres 1946 Keynes, uno de los bastiones de la política económica de la socialdemocracia clásica, nació en 1883 en Cambridge. Tras cursar estudios en Eton y licenciarse como economista en la Cambridge University, se fue a trabajar a la Oficina británica de la India. El contacto con el funcionamiento de la economía india fue la base de su primer trabajo, La moneda y las finanzas de la India, publicado en 1913 y muy reconocido entonces. Durante el desarrollo de la I Guerra Mundial (1914−1918) trabajó para el Tesoro, y tras la finalización de ésta representó a Inglaterra en la Conferencia de París de 1919. En ella arremetió ferozmente contra las compensaciones económicas impuestas a Alemania en el Tratado de Versalles, y así lo expone en Las consecuencias económicas de la paz (1919), obra en la cual advirtió del riesgo de que Alemania se refugiara en el militarismo y el nacionalismo económico para evitar la crisis. Durante la década de los 20, Keynes se dedicó a ganar dinero mediante la especulación en divisas, a dar clases en Cambridge y a escribir tres obras: el Tratado de probabilidades, un libro sobre matemáticas y el Tratado del dinero. En 1936 publica la que sería su obra más importante, la Teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero. En ella expone las líneas maestras de una política económica nueva que constituiría el sustento principal de las premisas socialdemócratas, y de esta obra nos ocuparemos luego. Poco después de la entrada de Gran Bretaña en la II Guerra Mundial salió a la luz su obra Cómo pagar la guerra (1940), en la que se decanta por la compra de bonos del Estado con una parte de los salarios. Dos años después fue nombrado barón, y al finalizar la guerra representó a su país en la Conferencia de Breton Woods, en la que defendió la creación del BIRD y del FMI como agentes económicos universales. Murió en 1946. La influencia de las teorías de Keynes sobre las políticas económicas de la izquierda democrática es indiscutible. La socialdemocracia tomó como propias las directices fundamentales sobre control de paro y tratamiento del IPC de su Teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero. En esa obra, Keynes parte de la base que el desempleo no es una irregularidad que se corrija de forma automática, como se pensaba hasta entonces, sino que tiende a la expansión, de forma que el mercado no puede tender de forma natural al pleno empleo. Ello obliga al Estado a intervenir directamente en la marcha de la economía, frenando períodos excesivamente alcistas y paliando etapas depresivas, eliminando así el riesgo de desempleo. El mecanismo previsto por Keynes es el siguiente: si la economía sufre una disminución de la demanda, el Estado debe incrementar el gasto para así compensar la caída del consumo privado y cortar de raíz el riesgo de recesión y desempleo. El déficil que genera el sobregasto estatal será corregido cuando la economía vuelva al crecimiento, momento en el cual el Estado hará disminuir su oferta, frenando el ritmo económico y compensando con ese ahorro su anterior sobregasto. De esta forma, el Estado toma un papel director en el desarrollo de la economía del país; es un elemento poderoso, firme e imprescindible para el abortamiento de crisis económicas, financieras y de empleo. 1