Perspectivas teóricas del currículum

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Perspectivas teóricas del currículum
Escudero, A. y Reyes Terán, M. “Diseño curricular desde la perspectiva de género”. Tesis
de la Maestría Educación Superior. Universidad Mesoamericana. Oaxaca, México, 2005.
La perspectiva tradicional
La Perspectiva Tradicional fue la respuesta al problema de una escolaridad universal en las
sociedades urbanas, por tanto enfatiza la importancia de transmitir la herencia cultural en
la civilización occidental. El currículo pone a disposición de alumnas y alumnos la
sabiduría acumulada por su raza, su historia, su cosmovisión. Pedagogas y pedagogos que
impulsan esta perspectiva afirman que la meta básica de la educación en una comunidad
humana es la aculturación, la transmisión de la información específica compartida por el
grupo. Por lo tanto, debe existir un currículo central, un currículo con una esencia
irreductible de sustancia común. Aunque la perspectiva tradicionalista perdió terreno
durante la primera mitad del siglo XX, actualmente es la posición pedagógica que vuelve
sobre la pregunta fundamental: ¿cuáles son los aspectos más importantes de la herencia
cultural que deben ser preservados? De allí que encontremos currículos que se interesan por
transmitir el saber acumulado, por reproducir las tradiciones teóricas de las disciplinas y
asumir la herencia de las generaciones anteriores.
La perspectiva académica
La Perspectiva Académica, también conocida como Modelo Academicista tiene su
antecedente en la tradición medieval, que distribuía el saber académico en el trivium y el
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cuadrivium1 . Tras miles de años, esta perspectiva aún sobrevive con incorporaciones
diversas propias de cada contexto histórico-social, pero sin variantes sustanciales porque
cuantitativa o cualitativamente hablando, lo educativo es la suma de exigencias académicas.
En esta tradición pedagógica el currículo centra su importancia en ordenar en disciplinas y
asignaturas los saberes conceptuales acumulados como legado y patrimonio universal. Su
meta es que alumnas y alumnos sean capaces de reproducir este acervo con el propósito de
conservar la herencia y reconstituir los basamentos que permitieron la conformación de una
determinada área del saber. Profesoras y profesores tienen como misión depositar datos en
alumnas y alumnos. El currículo se concreta en el syllabus o listado de contenidos, que
sirve de plan general de contenidos y materiales específicos de instrucción que se ofrecerán
a los estudiantes para cualificarlos y otorgarles la graduación. Importan los contenidos
educativos; los demás aspectos de la educación son actividades extracurriculares.
En esta perspectiva el currículo se concibe como programa de conocimientos
verdaderos, válidos, esenciales, que se transmite sistemáticamente para desarrollar la mente
y entrenar la inteligencia. Las preguntas fundamentales son: ¿cuál es la estructura de las
disciplinas del conocimiento?, ¿qué deben saber los estudiantes? Los contenidos de
enseñanza, lo único importante, son criterios, principios y esquemas universales; la
enseñanza deviene un proceso de transmisión de conocimientos que implica entregar
puntualmente la cultura acumulada y las formas de enseñanza más efectivas son la
exposición de ideas, memorización y posterior reproducción. El cuerpo docente debe ser
especialista en su disciplina y es el único que conoce, selecciona y organiza con
anticipación, los contenidos que transmitirá.
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La escuela romana, monástica y la universidad medieval incorporaron el trivium (gramática, dialéctica y
retórica) y cuadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música) como tradición pedagógica iniciada en
Grecia con la academia platónica y el liceo aristotélico.
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Mientras mayor sea la cantidad y profundidad de los contenidos que se entregan,
mayor será la estimación que se tenga de la profesora o el profesor. En el mejor de los
casos, esta perspectiva permite que la planta docente no se conciba a sí misma como un
ordenadora y acumuladora de información, sino como conocedora de la estructura de la
disciplina; sería capaz, mediante la investigación pura o aplicada, de hacer penetrar a otros
en las interacciones que caracterizan la identidad del conocimiento en cuestión. De este
modo, permite que su alumna o alumno sea discípulo y colaborador. Es característica la
idea de que la educación se imparte a todas y todos por igual, sin advertir todos los factores
implicados en el proceso enseñanza-aprendizaje.
La perspectiva experiencial
La tercera perspectiva teórica es la llamada Experiencial. La preocupación por los intereses
y experiencia del alumnado surge de los movimientos de renovación educativa y se nutre de
preocupaciones psicológicas, humanistas y sociales. Es una reacción contra el
academicismo. Lo importante en el currículo es la experiencia y la recreación de la cultura
en términos de vivencias: los saberes se construyen a partir de las experiencias de los
estudiantes. Las necesidades del alumno son puntos de referencia en la construcción del
proyecto educativo. Esta perspectiva surge de los planteamientos de Dewey2, quien afirma
que el objetivo de la educación es saber cuál es el lugar y el sentido de las materias de
enseñanza y de la organización de su contenido dentro de la experiencia.
La enseñanza entonces plantea el problema de cómo conectar las experiencias de
alumnas y alumnos elevándolas a la complejidad necesaria para enlazarlas con los
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Juan Dewey, filósofo y educador de origen estadounidense, influyó profundamente en la educación de su
país. La filosofía de Dewey, concebida como pragmatismo, se centró en aprender-por-hacer más que
aprender de memoria y la instrucción dogmática.
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conocimientos y la cultura. La pregunta esencial de esta perspectiva es ¿qué experiencias
conducen a un crecimiento sano del individuo?
La perspectiva tecnológica
La Perspectiva o Modelo Tecnológico, también ha sido nombrada Perspectiva Conductista
(Posner, op. cit.). Parte de una visión de la enseñanza como actividad regulable que consiste
en programar, realizar y evaluar. En este sentido, es una actividad técnica bajo los
parámetros de control y realización científica. Las experiencias y contenidos curriculares
son un medio para lograr objetivos de la manera más eficaz y científica.
Dentro de esta perspectiva encontramos a Tyler3, quien plantea que el currículo está
compuesto de las experiencias de aprendizaje planificadas y dirigidas en orden de conseguir
objetivos educativos. La pregunta que se hace esta perspectiva es ¿qué deben ser capaces
de hacer los estudiantes? En ella predomina el interés técnico, por lo tanto, el currículo se
limita a cumplir los objetivos o estándares previamente establecidos. El fin último es
alcanzar altos niveles de producción, tecnificar el proceso educativo y encontrar solución al
problema del rendimiento escolar.
Los contenidos son principalmente hechos, procesos específicos e ideas básicas, o
todo aquello que se asocia al entrenamiento; los medios didácticos están centrados en los
contenidos, el profesorado es técnico y su modelo profesional es transmitir información
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Ralph Tyler atribuyó a la planificación la virtud de ser el medio más eficaz para lograr los propósitos de la
educación y, aunque no inventan la idea de sistematización dentro del campo educativo, le da una visión que
se ha denominado racionalidad instrumental, pues aborda el sistema educativo como una empresa y busca las
causas que generan el mal ajuste y al gasto ineficiente del tiempo y energía por parte de alumnado y docentes.
El autor plantea que la meta de la escuela es cambiar las pautas de conducta de los sujetos (pensamiento,
sentimiento y acción manifiesta).
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dosificada y elaborada. De tal manera que las formas de enseñanza se precisan en aquello
que apunta a una reproducción del conocimiento y de la acción humana, en términos de una
efectiva capacitación.
Se sustentan, básicamente, en la psicología neoconductista, proporcionando las
bases de un diseño y desarrollo racional, portador de la especificación conductual de los
objetivos pretendidos, sobre la base de estimar que la educación es un proceso de
modificación de los patrones de conducta de las personas (Tyler, 1979). En síntesis, la
perspectiva técnica del currículo se articula a partir de connotaciones socio-economicistas,
que se traducen en la reproducción del conocimiento, el uso apropiado de él y en las
acciones humanas vinculadas a la eficiencia social.
La perspectiva interpretativo-cultural
La Perspectiva Interpretativo-cultural surge en los años sesenta como una crítica al modelo
tecnológico y busca alternativas de solución en el marco de la dimensión cultural
integradora del currículo. Según Román Pérez (Op. cit.) existen tres corrientes: La
reconceptualista (Stenhouse, Green, Schubert); la práctica: (Schwab y Gimeno); y la
cognitiva (Winne y March, Berlinger, Peterson).
El tipo de interés que sustenta este modelo es práctico, pero la relación teoríapráctica es irrenunciable y está orientado hacia una noción de bien. La enseñanza tiene
como objetivo la reconceptualización y reconstrucción de la cultura. Los valores forman
parte de la cultura en el marco de un currículo abierto, flexible y contextualizado. Está
centrado en procesos más que en contenidos. Estos últimos se presentan en forma de
problemas, esquemas a integrar, hipótesis, desde una perspectiva constructiva y
significativa. El profesor es reflexivo, técnico-crítico y mediador del aprendizaje.
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La visión de Stenhouse4 sobre el currículo es netamente humanista y conduce a la
profesionalización del profesor a través de su propia práctica y la investigación-acción. El
currículo es un proceso de investigación donde teorías, propuestas, profesorado y prácticas
se implican mutuamente en el centro escolar como unidad básica de reflexión, acción,
reflexión. El currículo es el eslabón entre la cultura y la sociedad, entre el conocimiento o la
cultura heredada y el aprendizaje de alumnas y alumnos, entre la teoría y la práctica. Es la
expresión y concreción de un plan cultural. Pretende buscar desde las prácticas curriculares
espacios culturales que desarrollen la autonomía de los centros y de los profesores al
considerar el currículo como una recreación cultural desde la práctica. El profesor es el
traductor de las propuestas curriculares. Las tareas son mediadoras de la calidad de la
enseñanza a través de la mediación del aprendizaje.
La perspectiva sociocrítica
Surge a partir de la aplicación de la teoría curricular a los principios teóricos de la Escuela
de Frankfurt. Esta perspectiva considera el currículo como un análisis crítico cultural, cuya
función principal es política, liberadora y emancipadora. El currículo oficial es un
instrumento de reproducción de los modelos de relación y poder para mantener la
desigualdad. Como alternativa proponen un currículo contextualizado, negociado y
pactado. El interés que predomina es el emancipador (orientado hacia la liberación). Los
valores son compartidos, solidarios y liberadores. Se fijan los objetivos y los medios
didácticos a través del diálogo entre los agentes. La relación teoría práctica es indisoluble.
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Lawrence Stenhouse forma parte de la teoría del conocimiento como una sociografía del aula; proyecto que
coincide con los estudios en materia de sociología de la educación y donde se propuso que las funciones de la
escuela y la forma de enfocarlas deben contemplar un momento histórico y social determinado, lo que ha de
conducir a una reflexión sobre la práctica educativa.
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Los contenidos deben ser socialmente significativos. El profesor es investigador en el aula.
Dentro de esta perspectiva se encuentra Kemmis 5 que define el currículo como una
construcción histórica y social que debe ser estudiada y comprendida como tal.
Es decir, ha de estudiarse en relación con las condiciones históricas y sociales en las
que se producen sus diversas realizaciones concretas, prestando especial atención a la
ordenación particular de su discurso. El currículo es la selección de estudios realizada por
la institución educativa para cada una de las siguientes estructuras del sistema cultural:
estructura social-sistema social, sistema económico, comunicativo, racional, moral y de
rendimiento estético encaminada a plantear el currículo como mapa o plano de la cultura.
El sentido es el uso crítico de la cultura. El profesor es reflexivo, crítico, comprometido con
la situación escolar y sociopolítica.
La perspectiva holística
La perspectiva holística del currículo es una postura de integración, sustentada en la
aceptación de la dinámica del conocimiento y la acción humana, más allá de las rígidas
demarcaciones y fronteras de los intereses específicos subyacentes y de sus derivadas
formas de saber. En el entendido que los intereses coexisten en una relación de figura y
fondo, con presencia alterna, desde la dimensión de la confluencia de valores que sustenta
un proyecto humano, en lo propio de su cultura y en lo particular de su singularidad de
existencia. Su condición sine qua non es el ofrecimiento de un espacio de sensibilización,
respeto y apertura, en un clima de confianza y de apoyo.
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Steven Kemmis analiza la naturaleza del currículo desde el debate ¿cómo educar en la práctica? Analiza
distintos supuestos epistemológicos e ideológicos del currículo y el modo en que las diversas interpretaciones
del sistema educativo y las demandas sociales en relación con los procesos de escolarización se expresan en
las concepciones curriculares.
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Desde esta perspectiva, el modelo holístico sostiene como principio generador el
desarrollo humano. Por ello, concibe la selección y organización de la cultura como medio
posibilitador de un proyecto de vida; hecho que involucra un proyecto de sociedad y,
naturalmente, un proyecto de cultura. Por tanto, este principio rige, en todo momento, ya
sea en los contenidos contemplados, como en las interacciones que se favorecen en las
relaciones humanas e, incluso, en los lineamientos de los diseños preelaborados.
Este principio constituye su figura permanente, pudiendo interrelacionarse con los
otros principios precisados, en la medida que su práctica sea susceptible de mantener un
nivel de consistencia tal que no niegue el desarrollo privilegiado, el que se traduce, en
última instancia, por una clarificación permanente de los valores declarados y una acción
consecuente de ellos frente al mundo que nos rodea, frente a quienes nos contactamos,
frente a uno mismo y frente a otras dimensiones que la pertenencia a una determinada
cultura considera.
La misión es asumir las oportunidades de actualización de las potencialidades, ya
sea a nivel de cada persona como de los grupos de pertenencia e, incluso, los ajenos al
sujeto, dados los fenómenos de transculturación propios de nuestro tiempo. Esto conlleva el
desarrollo de una autoestima positiva que permite cambios e innovaciones para el
desarrollo cada vez más pleno, sea éste a nivel individual o de la sociedad.
Los contenidos educativos son conceptos y sistemas de pensamiento, vinculados
con la noción de desarrollo humano integral. Desde esta dimensión, podría estimarse que
los procedimientos, los conceptos y los criterios por establecer, constituyen también
objetivos educativos en sí mismos. Las formas de promover aprendizajes están
estrechamente vinculadas al construccionismo por un lado y la corriente Gestalt.
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La enseñanza es un proceso de mediación que implica facilitación de recursos, con
el propósito de ajustar los procedimientos cognitivos y los procedimientos a las necesidades
autopercibidas o estimadas como tales por quienes tienen mayor conocimiento y
experiencia en los asuntos profesionales o académicos, según corresponda. La planta
docente selecciona recursos, incluyéndose él mismo como apoyo humano; sólo ofrece
algunas opciones, las que, junto con otras que emergen en las interacciones, son estimadas
como medios válidos y significativos de conocimiento y de acción humana, en un marco de
desarrollo cognitivo, afectivo, social y moral. El alumnado se concibe como agente de los
aprendizajes que se desarrollan y se alcanzan como resultados; asume la responsabilidad de
la decisión de las opciones, en último término, con el fin de descubrir el sentido al
conocimiento y a las acciones que se generan.
La perspectiva holística del currículo se articula a partir de una integración de
connotaciones, las que configuran un todo diverso a la simple suma de las diferentes
perspectivas, puesto que permanece como figura permanente una acción conllevadora de un
desarrollo humano, con intencionalidad expresa y recurrencia sistemática. Sólo en un plano
de fondo se aprecia la presencia de otros enfoques adscritos a las distintas perspectivas del
currículo, con una función de mero medio o, dicho más fácilmente, como actividades
alternas dentro de un conjunto que mantiene su consistencia con el principio generador, con
la misión y con la meta.
Todas estas perspectivas son categorías representativas, pero no las únicas posibles.
Cada una representa un conjunto coherente de supuestos sobre la educación y muchos
currículos han sido categorizados como pertenecientes a una sola de estas perspectivas o
han surgido de una combinación de varias de ellas. En la realidad un currículo puede
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retomar énfasis de dos o más perspectivas, pero lo fundamental es que la propuesta sea
coherente en los aspectos que retome.
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