consecuencias osteoarticulares de la iniciacin temprana en el deporte

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Consecuencias osteoarticulares de la iniciación temprana en el deporte
Lic. Juana del Carmen Ortega Ferreira*
[email protected]
Resumen:
Este artículo pretende informar y alertar sobre los posibles daños que pueden contraer nuestros niños cuando practican
desde muy temprana edad y de manera incorrecta el deporte. Esto es debido a diversos factores como lo pueden ser la
falta de maduración articular, mala ejecución de movimientos y otros por los cuales se reflejan; pues los infantes son
sometidos a una carga para la cual sus articulaciones aun no han sido preparadas, formadas, ni desarrolladas, por tanto
las innumerables consecuencias que no solo van a repercutir en su deporte sino también en su adecuado desarrollo
teniendo en cuenta que a esta edad se están iniciando procesos de maduración de los cuales depende todo su organismo
y que más adelante irán a repercutir en su vida futura, dañando toda proyección a corto, mediano y largo plazo.
Es por ello que deseo con este articulo, llegar a padres, profesores de Educación Física y a los entrenadores deportivos
que pretenden guiar a niños y jóvenes en la práctica de algún deporte, algunas ideas y consideraciones del fenómeno que
se está presentando en la actualidad para así disminuir sus consecuencias.
Palabras Clave: Consecuencias Osteoarticulares, Deporte infantil, Edad temprana, Iniciación Deportiva.
Introducción
Existe una problemática en la actualidad en el marco deportivo de nuestro país en cuanto al surgimiento de nuevos
talentos duraderos y es la gran deserción de los jóvenes en deportes como la gimnasia, la natación, el patinaje y otros.
Esto se ha dado por diversos factores, el primero, el mal enfoque y dirección del entrenamiento en la temprana edad que
toma al niño como una versión a escala de un adulto, y segundo las atrofias a las que se ven sometidos los deportistas
durante su niñez como consecuencia de un continuo abuso de sus valencias coordinativas y condicionales que
posteriormente obliga a niños con daños físicos y orgánicos a abandonar el deporte (Valero y Latorre 1998).
Por ende surgen dos interrogantes que son obligatorias al enfocar dicho tema. ¿Requiere la salud física y psíquica de los
niños y adolescentes la práctica del deporte? ¿Son buenos los resultados cuando los niños inician desde su temprana edad
la práctica deportiva? Y otra pregunta que deriva de las dos anteriores: ¿Realmente son más importantes los resultados
deportivos que los mismos niños?
Son cuestiones básicas que se deben aclarar cuando nos enfrentamos a la delicada tarea como pedagogos del deporte y la
educación física, puesto que están en juego, tanto los éxitos del futuro deportista durante su carrera deportiva como de
su vida postdeportiva, tan es así que en muchos casos nos hemos encontrado con deportistas que no sobrepasan en
promedio los 20 años, se enfrentan al retiro debido a una lesión crónica y además en el campo personal lo abordan con la
sensación de que el entrenamiento les quito de niños sus espacios de juego y diversión para llevarlos a una práctica
extremadamente rigurosa del deporte y su proceso de entrenamiento, esto sumado a que sienten que han perdido las
mejores etapas de su vida dedicándose a exhaustivos horarios de entrenamiento que no le permitieron compartir juegos
actividades lúdicas con sus amigos, familias, etc., y que por ello han dejado de ser sociables y compañeristas.
A la postre sienten mucho cansancio y desanimo por la práctica deportiva, pues ven la felicidad de los rostros de otros
niños que cuando realizan una actividad física lo hacen por lúdica y no como ellos mismos que a última instancia tienen
que realizar los ejercicios por una obligación más que deben cumplir.
En estudios como el de Taylor y cols. (1999), se investiga la influencia que tienen los patrones de actividad física
realizados en la infancia y en la adolescencia y los hábitos de ejercicio durante la edad adulta. Según este estudio, los
jóvenes que son obligados a hacer ejercicio en los años previos a la adolescencia se relacionan más con la participación en
deportes individuales que de equipo. Ser obligado a hacer ejercicio físico durante la infancia puede tener consecuencias
potencialmente negativas para la actividad física posterior. Los hallazgos de la investigación indican que las experiencias
relacionadas con la participación en actividad física durante la infancia y la adolescencia pueden influir en las actitudes y
conductas con respecto a la actividad física durante la edad adulta.
Cabe destacar que no todo esta en contra del entrenamiento pues los niños aprenden muchos valores como la
responsabilidad y el respeto, a su vez mejoran aspectos como su coordinación, desarrollo físico motor, estimula sus
sentidos, su placer por el movimiento y aprenden de sus fracasos, victorias en el deporte siempre y cuando el proceso de
entrenamiento sea adaptado a las necesidades individuales de cada niño, posea objetivos realistas, tome a la vida para el
sujeto y no al sujeto para la vida reflejando a un entrenamiento para el individuo y no al individuo para el entrenamiento.
Acerca de esto Calderón A (1986).
¿Qué es el deporte infantil?
Es una iniciativa que contribuye a que la niñez se eduque y desarrolle
Enfatiza la diversión, fair-play, desarrollo de habilidades, excelente instrucción, máxima participación, acceso
igualitario y oportunidades de liderazgo.
Provee un servicio valioso a aquellos que se involucren para transmitir el deporte a la niñez.
Busca enriquecer la vida de los niños a través de experiencias deportivas de calidad que motivarán su participación
de por vida.
La Edad Temprana o Primera Infancia
La edad temprana o primera infancia comprende el período desde la concepción hasta alrededor de los siete años, es una
fase decisiva en el ciclo de la vida del ser humano. La evidencia de la psicología, biología, nutrición, sociología, la
neurociencia y otros campos de la investigación han demostrado que los primeros años son críticos para el bienestar y
desarrollo físico de los niños; para el crecimiento de la inteligencia y personalidad; y para el desarrollo de actitudes
sociales positivas. Durante este periodo, los niños pequeños absorben los valores humanos y sociales prioritariamente a
través de experiencias concretas de vida y de la conducta de los padres, educadores y comunidades.
La iniciación deportiva
Hace ya bastantes años, Jolibois (1975), citado por Antón (1990:21), realiza una de las primeras definiciones sobre
iniciación deportiva. Para este autor, supone "el aprendizaje de las rutinas indispensables para la práctica de cada
deporte", y añade que la edad escolar va a representar un buen periodo de aprendizaje que no se debe perder. Álvarez
del Villar (1987:677) apunta que "la iniciación en cualquier deporte debe buscar una variada formación de base sobre la
cual poder fundamentar un rendimiento máximo posterior". De forma sencilla Sánchez Bañuelos (1984) entiende que una
persona se inicia en un deporte cuando consigue una operatividad básica en el contexto global del juego.
Por otro lado, para Pintor (1989) la iniciación deportiva consiste en que el niño adquiera las nociones básicas del deporte,
que se familiarice con él y comience a establecer las pautas básicas de conducta psicomotriz y sociomotríz orientadas de
modo muy general hacia las conductas específicas del mismo. Hernández Moreno (2000) interpreta el proceso de
iniciación deportiva teniendo en cuenta los objetivos que se pretenden alcanzar, el individuo que aprende, la estructura
del deporte y la metodología que se utilice.
Por su parte, Romero Granados (2001:22) define la iniciación deportiva como "la toma de contacto con la habilidad
específica (deporte) en cualquier contexto (académico, federativo, etc.), pero respetando las características psicológicas y
pedagógicas para el desarrollo global".
La iniciación deportiva no es más que la enseñanza de una disciplina deportiva cualquiera. Este asunto es, según
Hernández (1998), "un proceso que comprende el aprendizaje inicial de un deporte o varios deportes de una forma
especifica". Así, esta concepción establece el momento en el que comienza la iniciación deportiva, sin entrar en
pormenores relativos a las metodologías que deben utilizarse ni a la edad de los iniciados.
Sin embargo Blázquez (1986) afirma de la iniciación deportiva que "dicho proceso, no debe entenderse como el momento
en que se empieza la practica deportiva, sino como una acción pedagógica, que teniendo en cuenta las características del
niño y los fines a conseguir, va evolucionando hasta el progresivo dominio de la actividad". Con esta definición el autor
deja claro que, al hablar de iniciación deportiva en niños, lo fundamental es la adecuada acción pedagógica, aquella que
tiene en cuenta al sujeto que aprende y se adapta a él, a sus intereses y a sus características.
Características de las fases evolutivas infantiles y adolescentes.
Edad
Edad del lactante
(primer año de vida)
Edad del niño
pequeño 0-3
(del primer al tercer
año de vida)
Edad preescolar 3-6
(entre el tercero y el
quinto año de vida)
Temprana y mediana
edad escolar
(6 a 11 años)
Edad de maduración
(11 a 18 años)
Características
Aparición del primer diente de leche
Aumento de la estatura en un 15%
Aumento del peso en un 300%
Subdesarrollo del aparato neuromuscular
Tórax corpulento con piernas relativamente largas
Cabeza grande con relación al tórax
Gran necesidad de movimiento
Formas de movimiento: reptar, gatear, deslizarse
Fijación de la coordinación motriz y dominio de las formas motrices básicas
Crecimiento más pronunciado de las extremidades
Perfilación del tórax
Formación de las curvaturas de la columna vertebral
Mejora de la relación entre las palancas de fuerza y carga
Dominio de las combinaciones de movimientos más importantes y de las
destrezas elementales
Salida del primer diente de la dentadura definitiva
Primer cambio de la complexión: pronunciado crecimiento longitudinal
Disonancia entre tronco y extremidades
Fase prepuberal
Inicio: 9 a 10 años
Inicio de la formación de las características sexuales secundarias
Normalización de las proporciones corporales
Estabilización de la coordinación motriz
Primera fase puberal
Inicio: 11 a 13 años
Segundo cambio de la complexión: incremento del crecimiento longitudinal,
desproporcionalidad entre extremidades y tronco, perturbaciones coordinativas
Segunda fase puberal
Inicio: 12 a 14 años
Armonización de las proporciones corporales
Armonización en las secuencias de movimientos
Terminación de las diferencias específicas entre los sexos
Consecuencias osteoarticulares más comunes en niños:
Lesiones de Cartílago de Crecimiento
Enfermedad de Osgood Schlatter
Osteocondritis
Osteocondritis Disecante
Lesiones por Sobreuso
Lesiones de cartílago de crecimiento en niños
Las lesiones deportivas en general las podemos clasificar en agudas o crónicas. En el cartílago pasa lo mismo. Las lesiones
agudas corresponden a traumatismos, caídas, etc. donde hay una fractura con compromiso del cartílago. En las lesiones
crónicas hay una sobrecarga repetida o sobreuso del tejido cartilaginoso y las alteraciones y dolor aparecen en forma
lenta. En general hay un exceso de carga y poco descanso y recuperación por tiempos largos (Sajuria, M. 2007). Esto
sucede generalmente por mal dirección de entrenador.
El cartílago de crecimiento o FISIS es una capa de tejido con células capaces de desarrollarse, crecer y transformarse en
hueso. Estas capas están en los niños dentro de los huesos. A partir de ese punto, los huesos tienen la capacidad de
crecer en longitud con los años. Un daño importante en esa capa o células, puede alterar el crecimiento normal del largo
de ese hueso.
Si a un hueso le sacamos esa capa de cartílago, el hueso no crece más. Si dañamos una parte de ese cartílago en forma
definitiva, el resto del cartílago puede seguir desarrollándose y el hueso puede crecer desviado o chueco
Salter y Harris hace años hicieron una clasificación sobre estas lesiones según lo que aparece en las radiografías. La
clasificación va con números del I al V. Mientras mayor el número, más grave la lesión.
El tipo I tiene una lesión a través del cartílago con o sin desplazamiento de este. En general esta lesión no daña la
capacidad de crecimiento del cartílago y estando todos los fragmentos en su lugar, el pronóstico es bueno.
Esta es una de las lesiones más típicas. Por ejemplo la caída de un niño jugando fútbol, sobre patines, subiendo un árbol,
etc. Tienen mucho dolor e hinchazón en la muñeca y la radiografía, al que no conoce mucho el tema, le parece normal;
sin ver huesos fracturados o desplazados. Pero al examinar al paciente, el dolor es claramente donde va esta capa de
cartílago.
El tipo II hay una lesión de la fisis junto con una chapa de hueso no articular. Si todo está en su lugar (reducido) y
estable, tampoco debería alterar el crecimiento.
Las tipo III y IV tienen en común que la fractura (rasgo de fractura) pasan a través del cartílago de crecimiento y llegan a
la articulación. Muchas veces alteran la congruencia de la articulación, dejando escalones. El tratamiento de esta fractura
tiene que dejar una articulación lo más perfecta posible, generalmente con una cirugía. Si no es así a futuro puede
producir daño articular o artrosis. Pero el crecimiento del cartílago puede estar normal.
Las tipo V son las más graves y difíciles de diagnosticar. Hay una compresión del cartílago, generalmente por una caída y
el cartílago se daña. La capacidad de seguir creciendo de ese fragmento va a ser complicada.
Fotos de lesiones de cartílago de crecimiento
Clasificación de Salter Harris
Muñeca con lesión tipo I
Tobillo con lesión tipo III
Tobillo con lesión tipo II
Tobillo con lesión tipo IV
Enfermedad de Osgood Schlatter
Algunas apreciaciones que se tienen sobre la enfermedad de Osgood Schlatter según Sajuria, M. 2007:
Hay una alteración en la inserción del tendón rotuliano a la tibia, donde la tuberosidad está unida al resto del hueso
por un cartílago de crecimiento (fisis). Esta fisis es típica y normal en niños, pero en algunos sufre algunos cambios
por tracción y se lesiona.
Hay algunos factores predisponentes para este “sufrimiento de la fisis”: está algo más presentada en hombres que
en mujeres, y mayor en deportistas que en sedentarios, les da un poco más a los obesos que a los delgados,
aparece más en periodos de crecimiento que llamamos “estirones” en estatura, es más fácil que aparezca en los que
tienen poca elongación de la musculatura de los muslos (los menos flexibles).
Todos estos son factores PREDISPONENTES y no CAUSANTES. No crean que por hacer deportes, ser hombre, no ser
flexible, etc. vayan a tener este problema.
Lo típico del Osgood Schlatter es el dolor en la parte delantera de la rodilla por debajo de la rótula y del tendón
rotuliano, en especial, después de hacer deportes.
La edad más frecuente y promedio es a los 12 años. Mientras un niño con Osgood Schlatter tenga la fisis presente
(cartílagos abiertos), algún riesgo de seguir con la enfermedad o que recidive (vuelva) existe. Alrededor de la mitad
puede tener este problema en las dos rodillas, en forma alternada o simultánea.
Osteocondritis
La osteocondritis es una lesión en que un fragmento de cartílago unido al hueso de su base, se desprenden de su sitio de
origen.
¿Qué es osteocondritis disecante?
Es osteocondritis disecante se refleja en un fragmento óseo y cartílago suelto, se margina del extremo del hueso por
pérdida de suministro de sangre. El fragmento suelto puede quedarse en el mismo lugar o caer dentro del espacio
articular haciendo que la articulación sea inestable. Esto causa dolor y una sensación de que la articulación está
"enganchada" o que está "cediendo" Estos pedazos sueltos a veces se conocen como "ratones articulares". La
osteocondritis disecante usualmente afecta las rodillas y los codos.
Esto ocurre con más frecuencia en niños y hombres jóvenes entre los 10 y los 20 años de edad mientras que aún están
creciendo. La osteocondritis disecante está siendo diagnosticada con mayor frecuencia en niñas a medida que éstas
comienzan a practicar deportes con mayor frecuencia. Ésta afecta a los atletas, especialmente a los gimnastas y
jugadores de béisbol. La forma adulta ocurre en hueso maduro, y la juvenil ocurre en hueso en estado de crecimiento
(Sajuria M. 2007)
Algunos conceptos generales
La Osteocondritis disecante (OCD) fue llamada así en 1888 por Francis König.
Es una de las lesiones deportivas de niños y jóvenes más antiguas descritas en libros de la especialidad junto con la
enfermedad de Osgood Schlatter.
Hay una forma Juvenil, que ocurre en niños con cartílago de crecimiento (fisis) "abierto", entre los 5 y 15 años y una
forma adulta, entre los 16 y 50 años, con madurez esquelética o "cartílagos cerrados".
Ocurre dos o tres veces más en hombres que en mujeres. La zona más afectada es la rodilla, en especial en cóndilo
femoral medial o interno en su parte más lateral.
Básicamente hay una alteración del hueso subcondral (bajo el cartílago) de una articulación, que puede llevar a una
separación o fragmentación de este hueso junto con el cartílago articular que lo cubre.
No está 100% clara la causa de la osteocondritis, pero entre las teorías hay factores como microtraumas repetidos,
isquemia local (falta de irrigación sanguínea), factores genéticos, hormonales y alteraciones de la osificación.
El fragmento alterado de la osteocondritis puede ser estable o inestable según la separación que tenga este fragmento del
resto del hueso, si se puede mover o no o incluso desprenderse completamente.
Rodilla del corredor
La rodilla del corredor también es conocida como rodilla del trotador, runner’s knee, síndrome de la cintilla iliotibial,
sindrome de fricción de la cintilla iliotibial, síndrome de Maissiat o síndrome del limpiaparabrisas (Sajuria, M. 2007).
También es una enfermedad crónica o de sobreuso de la rodilla. Tiene que ver con un desequilibrio entre el entrenamiento
y el descanso, acompañado a veces de algunos factores anatómicos y de elongación.
Ocurre principalmente en corredores de fondo, deportes de carreras largas en una sola dirección e incluso en el ciclismo y
patinaje.
Lo que ocurre en esta rodilla del corredor o rodilla del trotador, es un roce excesivo entre una estructura tendinosa,
llamada cintilla iliotibial, con el la parte externa del fémur nivel de la rodilla, que se llama cóndilo femoral externo. La
parte más prominente que roza con esta cintilla es el epicóndilo.
La mayor cantidad de roce ocurre entre los 20° y 30° de flexión de la rodilla. (Ángulo muy frecuente durante el trote). Al
inicio hay una inflamación local y a medida que se hace crónico, comienza un proceso degenerativo desde la infancia que
más adelante repercutirá en el hueso del adulto.
Los factores predisponentes para esta enfermedad son:
1.
Niños que trotan y corren sin saber elongar la zona lateral del muslo (mala ejecución técnica). Con una cintilla
iliotibial muy tensa.
2.
Corredores que trotan en planos inclinados hacia los lados, en forma reiterada. Por ejemplo, correr por la acera con
cierta inclinación hacia un lado, siempre en la misma dirección, todos los días y todos los entrenamientos. Estas
pequeñas inclinaciones por lo general no son importantes, pero si dan miles o millones de pasos durante un mes,
afectan y aun mas si esta a una corta edad de maduración.
3.
Rodillas en varo o genu varo: rodillas arqueadas, con un espacio entre ellas. Este grupo de personas son los que
más tienen que estar preocupados de una buena elongación de su cintilla, porque su estado natural es estar tesada
por la forma de la rodilla.
La rodilla del saltador
La rodilla del saltador es un problema, enfermedad o patología que cae dentro de las lesiones deportivas crónicas o
Lesiones de sobreuso
La localización del problema es en la unión del tendón rotuliano y la parte más inferior de la rótula (polo inferior de la
rótula). También se conoce como jumper´s knee, entesitis rotuliana, tendinits rotuliana proximal o tendinosis rotuliana
proximal.
Generalmente se presenta en deportistas niños y jóvenes. A veces en niños puede causar una fragmentación del polo
inferior de la rótula. Esto es conocido también como síndrome de SINDING-LARSEN-JOHANSON.
El niño se queja de dolor en la zona anterior de la rodilla, especialmente con la práctica deportiva y es localizado en la
parte más inferior de la rótula. Los deportes que más pueden dar este sindrome son los de salto (básquetbol, voleibol,
gimnasia, atletismo (saltadores), etc.) y los de impacto (trote, fútbol, tenis, etc.) en especial en cancha dura.
Por la sobrecarga al entrenar o al hacer deporte, muchas veces en condiciones no adecuadas (calzado deportivo, calidad
del entrenador, falta de elongación, malos periodos de descanso, etc.), ocurren microtraumas repetidos esta zona del
tendón rotuliano, sin reparación adecuada y que van dejando cambios crónicos en los tejidos, es presentada con mayor
facilidad en niños por su falta de desarrollo muscular (Sajuria, M. 2007).
El dolor se va repitiendo cada vez que se practica deporte y puede llegar incluso a una etapa en que el dolor es
permanente o con actividades menores como subir escaleras, caminar rápido, etc.
La gran mayoría de niños y jóvenes pueden mejorar este problema si consultan temprano. El bajar la carga de deporte o
el reposo deportivo es fundamental, junto con la elongación del tendón rotuliano. A esto se suman una serie de medidas
como el evitar un entrenamiento temprano.
Conclusión
Podemos entender con este articulo que el deporte mal direccionado puede ser el peor acompañante del niño en sus
primeros años, aunque si analizamos a fondo esta situación, encontraríamos que el deporte no es el problema; y
podríamos decir que la realidad está dada por un mal direccionamiento deportivo para estas edades en las cuales los
niños deberían estar disfrutando de juegos y expresiones variadas de movimientos que ayuden a estimular sus
capacidades condicionales y coordinativas; y no en rigurosos entrenamientos que lo lleven a sentir disgusto por el
deporte.
Las anteriores consecuencias osteoarticulares ya mencionadas podrían ser suprimidas si nos concientizáramos como
padres, educadores del movimiento, instructores y entrenadores deportivos que la edad temprana en el niños es una
etapa en la cual el infante está conociendo su cuerpo y que debería estar explorando sus posibilidades motoras, sin pensar
en ese momento que va ser el deportista campeón en “x” deporte, y más bien entender lo campeón que ya es este niño
por estar conociendo un campo de movimientos del cual va a depender toda su vida futura.
Concluyo así que tenemos que dejar de pensar por ellos y dejar de verlos como deportistas, para más bien brindarles un
programa en el cual ellos obtengan un gran repertorio de movimientos que sirvan para su desarrollo psicomotor, que lo
disfruten, que sea adaptado para su edad, y sus cualidades especiales sean aprovechadas y estimuladas al máximo.
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Lic. Juana del Carmen Ortega Ferreira
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Lic. En Educación Física Recreación y Deportes
Candidato a Magister en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte
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