En defensa de nuestras instituciones

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En defensa de nuestras instituciones
El objetivo que nos ha congregado hoy en Bilbao para participar en la manifestación cívica
“Euskal Erakundeen Alde- En defensa de nuestras Instituciones”, es el de manifestar
nuestra solidaridad con el Lehendakari y expresar nuestro compromiso con la democracia,
el diálogo, las libertades, los principios del estado de derecho y el ejercicio de la política.
Una democracia se asienta en el principio de división de poderes, en virtud del cual se establece
un sistema de controles mutuos que tienden a garantizar la limitación de tales poderes, el
sometimiento de su ejercicio al ordenamiento jurídico y la salvaguarda de los derechos y
libertades de los ciudadanos. Pues bien: este equilibrio está siendo claramente violentado en el
Estado español por algunas actuaciones como la que queremos públicamente denunciar.
Reconocemos la capacidad de control del Poder Judicial sobre la actuación de los otros poderes
del Estado, aunque afirmamos, así mismo, que dicho control nunca puede realizarse para impedir
a nuestros representantes sus derechos fundamentales y el ejercicio democrático de la política.
Una cosa es controlar que las actuaciones de los políticos, como las de cualquier ciudadano, se
ajusten a derecho y otra impedir que quienes nos representan vean seriamente limitada su
capacidad de actuación a la hora de resolver los problemas que les confiamos. En este sentido, la
actuación de la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco constituye una
clara interferencia política que, a través del ejercicio de la acción penal, condiciona la actividad
democrática y el cumplimiento de las responsabilidades que le competen a un gobernante, en
este caso, del máximo representante institucional de Euskadi. Llamar al Lehendakari a declarar
como imputado en esta causa penal por haber dialogado en busca de la paz, constituye una falta
de respeto institucional y supone un ataque al conjunto de la sociedad vasca, que él representa.
El ejercicio de la política, en democracia, va intrínsecamente ligado al diálogo, al debate y al
acuerdo. Entendida y practicada de este modo, la política constituye el mejor instrumento para la
resolución de los problemas. Una sociedad civilizada es una sociedad en la cual la política ocupa
un lugar central, entendida como el conjunto de procedimientos para expresarse en libertad,
debatir y dirimir entre los proyectos y propuestas divergentes. Los representantes políticos están
especialmente obligados a preservar ese espacio de deliberación pública y a protegerlo frente a
cualquier intento de invasión. Quienes aquí nos manifestamos expresamos también nuestra
resistencia frente a cualquier pretensión de impedir ese ejercicio libre y responsable de la
política, porque ello supondría también una limitación de nuestras libertades públicas.
Somos conscientes de las dificultades que lleva consigo la tarea judicial y las amenazas que han
sufrido jueces y magistrados. Aún sentimos el horror por el asesinato de ilustres miembros de la
judicatura a los que la violencia de ETA arrancó el único derecho cuya vulneración es
irreversible: la vida.
Sabemos también de muchos jueces que, en condiciones difíciles, llevan a cabo su tarea con una
integridad encomiable, desde la convicción de que el límite de su independencia reside en el
respeto a los principios del estado de derecho y a las reglas de la democracia. Tienen por ello
nuestro reconocimiento y el de toda la sociedad vasca.
Euskadi vive momentos de preocupación y de búsqueda de caminos de paz, lo que exige de
todos firmeza en los principios éticos, madurez democrática y serenidad de juicio. Por eso nos
preocupa especialmente la progresiva judicialización de la política, que ha sido llevada hasta un
extremo inimaginable al criminalizar al Lehendakari por haber afrontado con responsabilidad el
mandato encomendado por la ciudadanía vasca y que sólo ésta debería juzgar en lo que tiene
precisamente de decisión política.
Las personas que, procedentes de todos los rincones de Euskal Herria, nos hemos reunido hoy en
Bilbao,
1. Denunciamos la politización de la Justicia, que intenta coartar la función que corresponde a las
instituciones políticas y a los representantes directos de la voluntad popular y mostramos nuestro
apoyo firme y rotundo al Lehendakari en la causa penal abierta contra él por el Tribunal Superior
de Justicia del País Vasco, pretendiendo anular sus derechos fundamentales y su responsabilidad
institucional de dirigir la iniciativa política en nuestro País.
2. Reclamamos el ejercicio de la política sin la amenaza de su judicialización, ya que el diálogo y
las actuaciones institucionales y políticas para impulsar soluciones justas y democráticas a los
problemas, nunca pueden ser ilegales y, mucho menos, delictivos.
3. Conscientes de la gravedad del ataque judicial a los pilares de la democracia, al derecho del
ejercicio de la política y al valor de nuestras instituciones, exigimos el archivo inmediato de la
injustificable causa penal abierta contra el Lehendakari.
No se trata sólo de mostrar nuestra solidaridad a la persona de Juan José Ibarretxe. Se trata de
defender un principio democrático básico, el de la acción política frente a la amenaza de la
criminalización del diálogo, una línea roja que nadie, en democracia, debe cruzar. Ante este
atropello, no podemos ni debemos permanecer en silencio. Por eso, hoy más que nunca,
defendemos el sentido cívico y democrático de la justicia, al servicio del derecho y de la
ciudadanía y denunciamos este acto del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco por lo que
supone de intromisión en la tarea institucional encomendada al Lehendakari y de quiebra de los
principios de la democracia y el estado de derecho.
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