El problema (didáctico-subjetivo-económico)

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El problema (didáctico-subjetivo-económico) del masoquismo
“Extraño hombre el masoquista moral que, llevando contra su voluntad
una vida de perros, goza sin saberlo de la injusticia que padece y ello
incluso cuando denuncia lo injusta que es la suerte a su respecto”1
El presente escrito se constituye como el ensayo de una pregunta acerca de la dificultad
que representó la transmisión del concepto de masoquismo, en el marco de la primera
cursada de la cátedra en el año 2006.
a) Consideraciones preliminares
Situado en el módulo D (Síntoma y carácter. Represión y defensa.
Obstáculos a la conclusión de la cura) la lectura de “El problema económico…”) cuenta con
la apoyatura que brinda el trabajo sobre otros textos, fundamentalmente “Más allá del
principio del placer” (1920) y “El yo y el ello” (1923).
En el primero Freud nos indica lo siguiente “Pero entonces debemos decir que, en verdad,
es incorrecto hablar de un imperio del principio de placer sobre el decurso de los
procesos anímicos. Si así fuera, la abrumadora mayoría de nuestros procesos anímicos
tendría que ir acompañada de placer o llevar a él; y la experiencia más universal refuta
enérgicamente esta conclusión. Por tanto, la situación no puede ser sino esta: en el alma
existe una fuerte tendencia al principio de placer, pero ciertas otras fuerzas o
constelaciones la contrarían, de suerte que el resultado final no siempre puede
corresponder a la tendencia al placer” y en particular en el cap II mientras ubica como los
sueños en las neurosis traumáticas contrarían el principio del placer, sugiere “Suponiendo
que los sueños de estos neuróticos traumáticos no nos disuadan de afirmar que la
tendencia del sueño es el cumplimiento de un deseo, tal vez nos quede el expediente de
sostener que en este estado la función del sueño, como tantas otras cosas, resultó afectada
y desviada de sus propósitos; o bien tendríamos que pensar en las enigmáticas
tendencias masoquistas del yo.”.
Por último, las pulsiones van a ordenarse a partir de este texto en relación al par pulsión
de vida – pulsión de muerte.
1
Paul-Lauren Assoun: Lecciones Psicoanalíticas sobre el Masoquismo
En el segundo de los textos, “El yo y el Ello”, Freud va a fundar la segunda tópica y
establecer para el aparato la existencia de un inconciente no reprimido.
La instancia del yo va a estar avasallada por las exigencias del superyo y el ello y la cura
encontrará uno de sus mayores obstáculos en la reacción terapéutica negativa. Allí Freud
nos dice “Por último, se llega a la intelección de que se trata de un factor por así decir
«moral», de un sentimiento de culpa que halla su satisfacción en la enfermedad y no
quiere renunciar al castigo del padecer.”
Contamos con estos antecedentes para trabajar sobre el texto “el problema
económico….”, cuya publicación data de 1924.
Son antecedentes necesarios para su lectura y al mismo tiempo “el problema
económico…” viene a enriquecerlos, a complejizarlos.
Freud nos sitúa de entrada ante el carácter “enigmático”, “incomprensible” del
masoquismo, y va a necesitar referirse al modo de trabajo pulsional para enmarcar su
reflexión.
El masoquismo se le aparece en tres figuras, como si fuese “una pasión en tres
versiones”2.
Ordena su exposición comenzando por “la menos enigmática” el masoquismo femenino,
al que refiere las fantasías cuyas escenificaciones los perversos actúan. Sus contenidos
“ser amordazado, atado, golpeado dolorosamente, azotado, maltratado de cualquier
modo, sometido a obediencia incondicional, ensuciado, denigrado”, significan “ser
castrado, ser poseído sexualmente o parir”.
Las coordenadas que tenemos para pensarlo son las desarrolladas en “Pegan a un niño”
sobre todo en su segundo tiempo.
Continúa con el masoquismo erógeno, en el que se asienta el anterior.
Ubicado como testimonio de la liga inaugural entre pulsión de muerte y eros, consiste en
el resto de la pulsión de muerte que no fue posible trasladar hacia fuera: “El masoquismo
erógeno acompaña a la libido en todas sus fases de desarrollo, y le toma prestados sus
cambiantes revestimientos psíquicos. La angustia de ser devorado por el animal totémico
(padre) proviene de la organización oral, primitiva; el deseo de ser golpeado por el padre,
2

Paul-Lauren Assoun, Op. Cit.
Lo que constituye una modificación en relación a lo planteado en “tres ensayos…” en tanto el
masoquismo era una reversión del sadismo.
de la fase sádico-anal, que sigue a aquella; la castración, si bien desmentida más tarde,
interviene en el contenido de las fantasías masoquistas como sedimento del estadio fálico
de organización.”
Finalmente aborda aquella figura del masoquismo que en el comienzo del texto ubicó
como “la más importante”.
Si la primera forma expresaba la naturaleza femenina, y la segunda se constituía como
condición de la excitación sexual, la tercera se presenta más bien como “una norma de
conducta en la vida”: es el masoquismo llamado “moral”.
Teniendo como antecedente el “masoquismo ideal” de Krafft-Ebing, Freud ubica aquí la
prescindencia de un objeto amado: éste masoquista “parece haber aflojado su vínculo con
lo que conocemos como sexualidad” aunque enseguida nos advierte: “no obstante, debe
tener su sentido el hecho de que el uso lingüístico no haya resignado el vínculo de esta
norma de conducta en la vida con el erotismo, y llame también «masoquistas» a estos que
se infieren daño a sí mismos”.
Freud va a desarrollar en el texto una serie de consideraciones preliminares, en las que
retornará sobre la reacción terapéutica negativa, esa suerte de “alergia a la curación” 3 y la
pondrá en relación al sentimiento inconciente de culpa al que renombrará necesidad de
castigo.
b) La “alergia” a la castración
Casi como si hubiese existido un secreto acuerdo, las articulaciones conceptuales que se
produjeron durante los exámenes en relación a cuestiones como la “hipermoral” del
superyo, la satisfacción en juego en el síntoma, la reacción terapéutica negativa, pareciera
que se hubiesen detenido en este punto del texto. En lo que Freud, en la pg. 174 llama
consideraciones preliminares antes de poder retornar sobre “la apreciación del
masoquismo moral”.
¿Qué ubica a partir de allí?
Establece en principio una diferencia notoria entre la continuación inconciente de la
moral y el masoquismo moral: “En la primera, el acento recae sobre el sadismo
acrecentado del superyó, al cual el yo se somete; en la segunda, en cambio, sobre el
3
PLA op. cit.
genuino masoquismo del yo, quien pide castigo, sea de parte del superyó, sea de los
poderes parentales de afuera”
Párrafo a mi entender central que –sin borrar los enigmas y las dificultades que el texto y
el masoquismo mismo encierran- produce un avance en la comprensión del
comportamiento, de la conducta superyoica, que va más allá de lo deducible a partir del
texto “el yo y el ello”.
En íntima conexión con esto está lo que llama la “resexualización” de la moral:
Si la continuación inconciente de la moral surge como el resultado de la renuncia a los
objetos edípicos y supone el abandono de los lazos libidinales –desexualización- la
articulación de la moral sádica con la satisfacción masoquista supone la resexualización
de la moral –punto central que adelanta las elaboraciones de “inhibición, síntoma y
angustia” en relación a la satisfacción en juego en el síntoma4-.
Cuando Osvaldo Delgado trabaja en su teórico del 18/10/2006 la cuestión del crimen y el
castigo tomando como referencia a Dostoievski advierte a los alumnos acerca de abrirles
un “agujero en la cabeza”: el castigo se anticipa al crimen. El crimen constituye una
suerte de tramitación de esa necesidad de castigo anterior.
Pero es un “agujero” difícil de abrir.
En “Una dificultad del Psicoanálsis” (1917) Freud agrega a la afrenta cosmológica –
Copérnico- y la biológica –Darwin- la psicológica: la existencia del inconciente.
Pero una cosa es reconocer la existencia del inconciente y otra muy distinta poder
reconocer, tolerar, la idea de estar habitados por una demanda de satisfacción masoquista
que es primaria, en relación a la cual el Edipo opera brindando un argumento, una auto
interpretación y una veladura.
Sin dejar de resaltar las obvias diferencias entre un análisis y un año académico, tal vez
las “dificultades” con las que nos encontramos los docentes reproduzcan en alguna
medida aquel trayecto Freudiano que a él mismo lo llevó desde el inconciente hasta la
pulsión.
Marcelo F. Villano
“Constituye un triunfo de la formación de síntoma que se logre enlazar la prohibición con la satisfacción,
de suerte que el mandato o la prohibición originariamente rechazantes cobren también el significado de una
satisfacción” SF, Inhibición, Síntoma y Angustia (1926).
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