El Problema Económico del Masoquismo: tercer modelo pulsional

Anuncio
El Problema Económico del Masoquismo: tercer modelo pulsional, segunda tópica
freudiana.
En este trabajo me propongo realizar una breve exposición de los temas que pueden ser
abordados en el texto freudiano “El problema económico del masoquismo”, teniendo en
cuenta sus antecedentes en “Mas allá del principio del placer” y lo expuesto en “El Yo y el
Ello” en relación a las dos clases de pulsiones que distingue en la mezcla y desmezcla de
éstas.
En el texto “El problema económico del masoquismo” podemos puntualizar la problemática
que Freud plantea en “Mas allá del principio de placer” ubicando su tercera y ultima dualidad
pulsional (pulsión de vida y pulsión de muerte). Ubica la tendencia del aparato psíquico a
mantener en cero las cantidades (tensión de estimulo), pero esto lo lleva a una estabilidad
inorgánica, es decir, a la muerte. Se ponen en discusión los principios de placer y de
constancia. Se puede dar cuenta del origen de la lucha pulsional, la mezcla y desmezcla de la
pulsión de vida y la pulsión de muerte.
El masoquismo se presenta de tres formas en este texto 1) masoquismo primario o erógeno, 2)
masoquismo femenino y, 3) masoquismo moral.
Aparecen, en el masoquismo moral, el sentimiento inconciente de culpa y la necesidad de
castigo, y finalmente, se da cuenta de la función del Super Yo, heredero del Complejo de
Edipo, como conciencia moral.
“Se ofrece a nuestra observación en tres figuras: como una condición a la que se sujeta la
excitación sexual, como una expresión de la naturaleza femenina y como una norma de la
conducta en la vida. De acuerdo con ello, es posible distinguir un masoquismo erógeno, uno
femenino y uno moral.” (FREUD 1924, 167)
El masoquismo femenino (modo de satisfacción pasiva) se manifiesta en las fantasías de
personas masoquistas, o a las prácticas reales de los perversos masoquistas. El masoquista
quiere ser tratado como un niño pequeño, desvalido, dependiente. Freud hace referencia a las
practicas llevadas a cabo en estas fantasías que ponen a las personas en situaciones
características de la feminidad, ya que aclara que el material del que dispone es sobre
hombres, puntualmente significan ser castrados, poseídos sexualmente, o parir.
El masoquismo femenino tiene sus bases en el masoquismo primario o erógeno, para dar
cuenta de esto se tiene en cuenta que el masoquismo resulta incomprensible en tanto se
sostiene la teoría de que es el principio de placer quien gobierna los procesos anímicos, ya
1
que dolor y displacer se transformarían en metas en el masoquismo. Se define al masoquismo
primario o erógeno como el placer que se siente en el dolor, y Freud ubica esto como
constitutivo del aparato psíquico, con bases en lo biológico. Con este planteo Freud se separa
de lo expuesto anteriormente, modificando su teoría, sostiene ahora que el aparato psíquico no
es gobernado por el principio de placer, que hay algo que lo empuja mas allá del placer y ese
lugar no resulta placentero. Se encuentra, en la práctica clínica, con pacientes que pueden
repetir en transferencia fragmentos de su vida que resultaron penosos, encontrándose allí con
la compulsión de repetición, los sueños traumáticos que se repiten, el juego del carretel, en el
cual encuentra una insistencia en la practica del momento penoso.
En los seres vivos la pulsión de vida se enfrenta (mezcla pulsional – domeñamiento de la
pulsión de muerte por parte de la libido) con la pulsión de muerte, que es imperante en el
sujeto, y busca la estabilidad inorgánica (sadismo primordial). El trabajo de la pulsión de vida
(libido) seria volver inocua esa pulsión de muerte, empujándola hacia los objetos del mundo
exterior. El resultado de esta desmezcla de pulsiones seria el sadismo, que se expresa
mediante la función sexual. La otra parte que permanece en el interior del organismo, se liga
libidinosamente, y allí Freud ubica el masoquismo erógeno, originario, constitutivo del
aparato psíquico.
El masoquismo moral puede entenderse desvinculado de la sexualidad, es el padecer en si
mismo lo que importa, no quien no inflija el castigo. Freud se encuentra con una dificultad en
la cura, lo que llama reacción terapéutica negativa, pacientes que no quieren resignar su
condición de enfermos, hay una ganancia en la enfermedad, se encuentra cierto nivel de
satisfacción pulsional que no quiere renunciar al castigo del padecer. Encuentra en estos
pacientes un sentimiento inconciente de culpa; de nada sirve comunicar esto al enfermo ya
que no hay aceptación de su parte, por lo que Freud se corrige y habla de una necesidad de
castigo en estos pacientes. “Toda solución parcial, cuya consecuencia debiera ser una mejoría
o una suspensión temporal de los síntomas, como de hecho lo es en otra personas, les provoca
un refuerzo momentáneo de su padecer; empeoran en el curso del tratamiento, en vez de
mejorar. Presentan la llamada reacción terapéutica negativa.” (FREUD 1924, 50)
Estos sentimientos inconcientes de culpa pueden ubicarse como una tensión entre dos
instancias psíquicas, el Yo y el Super Yo. La angustia de la conciencia moral, (sentimientos
de culpa) seria una reacción ante la percepción de que no se esta a la altura de las exigencias
del Ideal, el Super Yo. El Yo tiene la función de conciliar entre las tres instancias a las que
sirve (el Ello, la realidad exterior, y el Super Yo – vasallajes del Yo).
2
El Super Yo es una instancia psíquica (segunda tópica Yo – Ello – Super Yo) que debe su
génesis a la introyección de los primeros objetos a los que las primeras mociones libidinales
del Yo fueron dirigidas (padres). Al ser introyectados el vínculo con ellos es desexualizado,
posibilitando así la superación del Complejo de Edipo; tras su sepultamiento, el Super Yo
conservo, en su introyección, caracteres esenciales: su poder, severidad, inclinación a la
vigilancia y el castigo. La severidad de esta instancia se ve reforzada por la desmezcla
pulsional, y se torna despiadado hacia el Yo, cumpliendo con su rol de conciencia moral.
Esos primeros objetos que fueron introyectados siguen presentes, con una acción eficaz en el
Super Yo; han dejado de ser objeto de las mociones libidinales del Ello, y a la vez pertenecen
al mundo exterior real (tres instancias reguladas por el Yo). De esta manera el Super Yo se
vuelve un representante del mundo exterior real, como así también, el modelo al que el Yo
aspira.
Mediante el masoquismo moral, ésta es desexualizada, abriéndose una vía para una regresión
al Complejo de Edipo. El masoquismo crea la tentación de un obrar pecaminoso, que debe ser
luego subsanado con los reproches de la conciencia moral sádica. Freud ubica un grado de
peligrosidad en este masoquismo moral en tanto que desciende de la pulsión de muerte. “(…)
corresponde a aquel sector de ella que se ha sustraído a su vuelta hacia afuera como pulsión
de destrucción. Pero como, por otra parte, tiene el valor psíquico de un componente erótico, ni
aun la autodestrucción de la persona puede producirse sin satisfacción libidinosa.” (FREUD
1924, 176)
Podemos pensar que “El problema económico del masoquismo”, apoyándose en otros
escritos, “Más allá del principio de placer” (introducción de la pulsión de muerte y el tercer
modelo pulsional) y “El Yo y el Ello” (segunda tópica), surge como una exigencia clínica, al
presentarse nuevos obstáculos en la cura, para la terminación de un tratamiento analítico.
Ya no alcanza la triada inicial Conciente, Preconciente, Inconciente (primera tópica) para dar
cuenta de la complejidad del aparato psíquico. “(…) es de la doctrina de la represión de donde
extraemos nuestro concepto de lo inconciente. Lo reprimido es para nosotros el modelo de lo
inconciente. (…) Sigue siendo correcto que todo reprimido es icc, pero no todo Icc es, por
serlo, reprimido. También una parte del Yo, Dios sabe cuán importante, puede ser icc.”
(FREUD 1924, 17 – 19) Aquí puede ubicarse que, la segunda tópica, le permite a Freud,
encontrar ese núcleo no reprimido en el Yo, de donde parte la resistencia, el Ello; deja de
sostenerse al Yo como una instancia total y completa, para convertirse en mediador entre las
demás instancias, que entraran en juego en el análisis.
3
BIBLIOGRAFIA:
1. FREUD, S. (1920) “Mas allá del principio del placer” En Obras completas, Buenos
Aires, Amorrortu editores, 2007, XVIII, 3-62.
2. FREUD, S. (1924) “El Yo y el Ello” En Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu
editores, 2011, XIX, 1-66.
3. FREUD, S. (1924) “El problema económico del masoquismo” En Obras completas,
Buenos Aires, Amorrortu editores, 2007, XIX, 163-176.
4. DELGADO, O. (2006) Teóricos 23 y 25. Cátedra Psicoanálisis Freud l
4
Descargar