Revista Candidus Año 1- No.11 – Septiembre / Octubre 2000 EL DIRECTOR NECESARIO PARA LAS ESCUELAS BOLIVARIANAS Gerenciar una escuela altamente eficaz. Apuntes para la reflexión y el debate. Pablo Arellano García Para abordar el papel del director en el proyecto Escuela Bolivariana, es importante hacer mención a su formación para el ejercicio del trabajo gerencial, para luego arribar a las funciones que el mismo debe desarrollar en este proyecto. Si bien es cierto, que el compromiso del director de las instituciones educativas es un punto básico para el mejoramiento de la calidad educativa venezolana, no es menos cierto que la formación y capacitación del futuro director, también debe ser preocupación de los entes encargados para tal fin. Las universidades juegan un papel de vital importancia en la formación de un gerente activo y comprometido, para lo cual se requiere, que desde el momento de su ingreso a los institutos de formación docente, el estudiante de esta profesión debe estar en contacto directo con las escuelas para analizar el funcionamiento de las mismas. En la formación inicial del educador debe haber un fuerte componente para su capacitación como gerente. Es necesario hacer énfasis en que el estudiante de educación pueda abordar, desde la práctica la gerenciar y el cómo hacer de la escuela un espacio útil para la vida de los alumnos. De igual manera el futuro educador debe tener una formación ética y amplios conocimientos sobre el ser humano para poder integrar, como director, a los diversos actores que hacen vida en las instituciones educativas. Gran parte de la formación docente debe ocurrir en la práctica, combinando eficientemente el cuerpo de saberes socialmente construidos y con una buena inversión en la praxis pedagógica y gerencial, se puede formar desde sus inicios un buen educador, que pueda actuar eficientemente cuando asuma cargos gerenciales. Un director competente, al igual que cualquier profesional formado desde sus estudios iniciales, cuestiona y reflexiona en medio de la acción, diseña nuevas propuestas cónsonas con el personal que trabaja, confronta en la experiencia sus esquemas teóricos a fin de construir su propia teoría gerencial. El director, como profesional, y tal vez por razones más justificadas que en el caso de muchos otros, tiene el deber (y el derecho) de ser un estudiante en constante actualización. El esquema tradicional de formación universitaria de docentes resulta, a estas alturas, totalmente improductivo, particularmente en lo que atañe al aspecto gerencial. Por esta y otras razones, el maestro desde sus estudios iniciales deberá estar en condiciones de acceder permanentemente a programas de actualización y perfeccionamiento en todos los ámbitos (no sólo en aspectos gerenciales) del hacer pedagógico, si aspira a acceder a roles directivos. Los planteamientos de los gerentes educativos actuales recogen lo que pudiera considerarse como un acuerdo colectivo en torno al proceso de la formación de los directores en Venezuela. Pesa a la existencia de este acuerdo, las discusiones sobre ¿cuál debe ser la orientación de esta formación?, ¿quién define su contenido? y ¿cómo debe estar organizada?, no se han desarrollado en los escenarios nacionales en los que se ha dado un debate en torno a este tema. De hecho una de las observaciones comunes de los actores del sector educativo, es que a pesar de su mención en algunos documentos legales, no existe una real política de capacitación y mejoramiento de los directores y por tanto, una de las demandas más frecuentes, por parte de los mismos, es la creación de un sistema de formación permanente. Esta afirmación indica la falta de políticas efectivas para la formación permanente de los directores, que en tanto educadores requieren una formación sólida en todo sentido. Por ello es necesario tener en cuenta dos fenómenos caracterizadores de la dinámica sociopolítica: por una parte, la falta de continuidad de los programas que a nivel oficial para intentar producir cambios sustanciales en la estructura de la institución escolar y, por otra parte, la brecha existente entre los conocimientos que se comunican a los estudiantes en las universidades y otras instituciones formadoras de docentes y los saberes que la comunidad científica ha producido en los últimos años en el campo de la didáctica y de la gerencia. Exigencias y oportunidades son dos circunstancias que deben actuar al unísono, el director de las escuelas, es el destinatario de múltiples demandas que provienen tanto de los organismos rectores de la educación, como de la comunidad. Para avanzar en la tarea de contribuir a extender y profundizar la actualización de los directivos, se hace necesario concentrar esfuerzos en el fortalecimiento y ampliación de grupos de directivos facilitadores. La responsabilidad de formar estos grupos es una misión ineludible de las universidades, zonas educativas y otras instancias vinculadas directamente al ámbito educativo, si se aspira un director altamente operativo. El rol del director en las Escuelas Bolivarianas debe acercarse a una gerencia de calidad y ello tiene mucho que ver con su formación. El director de calidad requerido para el proyecto Escuela Bolivariana es (a mi juicio) aquel que: • Se actualiza día a día, lee, busca, investiga, avanza en su proceso de formación. • Conversa con sus docentes, alumnos, obreros, directivos y comunidad. Ama a su escuela y respeta a su personal. • Establece un verdadero encuentro entra la escuela y la comunidad. • Diseña, junto a su personal, proyectos para la construcción de una escuela cercana a la vida del niño y la comunidad. • Valora el proyecto de escuela y lucha para hacerlo realidad. • Abre nuevos senderos de formación y actualización para todo su personal (obreros, secretarias, docentes y comunidad). • El director de calidad se lanza en la organización de un centro comunitario escolar, conducente a la formación de verdaderos profesionales con sentimientos, con valores, con calidad. • Es el que evoluciona y construye junto a su equipo una escuela proyectada a los niños, a la vida, a la comunidad. • Dirigir con calidad implica abordar la gerencia con sensibilidad, donde los ideales educativos de cada uno se transforman en ideales educativos de todos. Tal y como puede observarse, en la gestión de un director para una escuela eficaz, como se aspira sea la Escuela Bolivariana, el papel del director pareciera ser fundamental para dar coherencia e integración a la labor escolar. Sin la función organizadora del director, la gestión del plantel dejaría de ser colectiva para convertirse en acciones aisladas de algunos docentes o del personal directivo. Las instituciones educativas del mundo actual requieren de una excelente calidad en la gestión del gerente, la cual debe ir acompañada de nuevas formas de pensar, decidir y actuar, acordes con los nuevos supuestos de la gerencia de recursos humanos y de los procesos de desarrollo organizacional. Las escuelas actuales que aspiran ser instituciones destacadas y con proyección de futuro, deben contar con un gerente que se apoye en fundamentos teóricos que le permitan llevar a la organización escolar hacia un punto altamente competitivo, pues la concepción teórica probablemente le ayudaría a avanzar hacia esos logros. En la actualidad, los cambios que debe propiciar dar el gerente de las organizaciones educativas deben hacerse bajo un contexto científico, es decir, que la incorporación de nuevos modelos teóricos para el manejo de la organización, deben responder a las necesidades tanto personales como institucionales. Al respecto Senge (1999) plantea que ya no es posible capotear el panorama y dar ordenes a los demás para que las sigan. Las escuelas con un gerente que descubra como sacarle provecho al entusiasmo y la capacidad de trabajo de las personas en todos los niveles de la organización se convierten en instituciones de éxito. Este experto en gerencia presenta (entre otros aspectos) algunos postulados para una mayor eficacia de las organizaciones, los cuales pueden servir para la discusión y análisis del personal directivo: • Pensamiento Sistemático. El pensamiento sistemático es un marco conceptual, un cuerpo de conocimientos y herramientas que se ha desarrollado para que los patrones totales resulten más claros, y para ayudar a clasificarlos. Las empresas humanas también son sistemas, que en todos los acontecimientos están distanciados en el espacio y el tiempo, pero todos están conectados dentro del mismo patrón. El pensamiento sistemático es una disciplina para ver totalidades. Es un marco para ver interconexiones en vez de cosas, para ver patrones de cambios en vez de instancias estáticas. También es un conjunto de herramientas y técnicas especificas que se origina para aprender a crear. La esencia del pensamiento sistemático radica en un cambio de enfoque: ver procesos de cambios en el tiempo, en vez de instantáneos. Significa organizar la complejidad en una institución coherente que ilumine las causas de los problemas y el modo de remediarlos de forma duradera. • Dominio personal El dominio personal es la expresión que se usa para denominar el crecimiento y el aprendizaje personal. El dominio personal trasciende la competencia y las habilidades, aunque se basa ellas. Trasciende la apertura espiritual, aunque requiere crecimiento espiritual, significa abordar la vida como una tarea creativa. Sugiere un nivel especial de destreza en cada aspecto de la vida, personal y profesional. El dominio personal es algo que no se posee por un momento determinado, es un proceso, es una disciplina que dura toda la vida. Como disciplina aborda una serie de prácticas y principios que se deben aplicar para ser útiles: visión personal, sostener la atención creativa, conflicto estructural, compromiso con la verdad, usando el subconsciente. • Modelos Mentales Los nuevos conceptos no se llevan a la práctica porque chocan con profundas imágenes internas acerca del funcionamiento del mundo. Imágenes que nos limitan a modos familiares de pensar y actuar. Los modelos mentales no sólo determinan el modo de interpretar el mundo, sino el modo de actuar, Pueden ser simples generalizaciones o teorías complejas, pero lo más importante es que los modelos mentales son activos, pues moldean nuestros actos. Es necesario que cada directivo desarrolle su propio enfoque, empezando con la construcción de aptitudes: aptitudes para la reflexión y actitudes para la indagación. Las primeras se relacionan son desacelerar los procesos de pensamiento para cobrar mayor conciencia de cómo formamos los modelos mentales y cómo estos influyen sobre nuestros actos. La segunda concierne al modo de operar en interacciones directas con los demás, sobre todo cuando se abordan temas complejos y conflictivos. • Teoría expuesta y teoría en uso: Es vital reconocer la brecha entre las teorías que guían (lo que decimos) y las teorías en uso (las que justifican los actos). • Visión Compartida Una visión compartida que no es una idea. Es una fuerza en el corazón de la gente, una fuerza de impresionante poder. Pocas fuerzas humanas son tan poderosas como una visión compartida despierta el compromiso de mucha gente, porque ella refleja la visión personal de esa gente. Los lideres que poseen una visión, pueden comunicarlas a otros para alentarlos a compartir sus propias visiones. Este es el arte del liderazgo visionario: cómo se construyen visiones compartidas a partir de visiones personales. • Aprendizaje en Equipo El aprendizaje en equipo es el proceso de alinearse y desarrollar la capacidad de un equipo para crear los resultados que sus miembros en conseguir lo que realmente desean. Se construye sobre la base de una visión compartida, sobre el dominio personal y esencialmente sobre el saber trabajar juntos. El aprendizaje en equipo implica dominar las prácticas del diálogo y la discusión. En el diálogo existe la exploración libre, creativa, de asuntos complejos y sutiles, donde se escucha a los demás, se presentan y defienden diferentes perspectivas y se busca la mejor para respaldar las decisiones que se deben tomar. Para avanzar en la construcción de un personal directivo de calidad se requiere inicialmente un fuerte compromiso con la educación y particularmente con la escuela. Se requiere un director íntegramente desarrollado en todas sus potencialidades profesionales y personales, pues de él depende, en gran parte, el éxito o fracaso de la escuela. Por ello es necesario desde las instancias de capacitación y formación docente, asumir con seriedad la actualización de este profesional con miras a la búsqueda de una escuela formadora de hombres y mujeres útiles para la vida. Se requiere una propuesta formativa que responda al perfil del director necesario para una escuela con proyecto propio. La experiencia confirma que una capacitación (del directivo) alejada de los centros escolares sirve de muy poco para incrementar los niveles de autonomía, compromiso y liderazgo del personal directivo. La actualización que se limita a impartir una serie de cursos y/o talleres, descon-textualizados de la realidad concreta del director, y por supuesto, de todo su entorno y sin seguimiento, sirve de muy poco. Los procesos formativos no sólo deben enmarcarse en la parte profesional, es más necesario partir de la persona, con sus valores, avances y conocimientos, para, a partir de allí, abordar la formación del ser y hacer profesional, es decir, formar primero el ser humano, para luego apostar al ser profesional. Lo planteado anteriormente, llevaría a directivos a reconocerse como individuos productivos, que valoran su propio trabajo y el de los otros como fuente de avance personal, y por ende, de sus escuelas. REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA Senge, P. (1999) La Quinta Disciplina. Edit. Gránica. www.revistacandidus.com © Copyright 2000 CERINED, ONG