Publicado en MÓN JURÍDIC. DICIEMBRE 2014 - ENERO 2015, pág. 14-15 http://www.icab.cat/files/242-474995-DOCUMENTO/293b.pdf La reforma de la Ley de Propiedad intelectual: ¿entre la necesidad, la oportunidad y la inviabilidad? Raquel Xalabarder El pasado 4 de noviembre se aprobó la Ley 21/2014, de reforma del Texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual.[1] La tramitación de esta ley se inició el pasado febrero y desde entonces ha ido acompañada de críticas y sorpresas varias. Se trata de una reforma amplia, que toca temas muy diferentes: algunos necesarios; otros, simplemente de oportunidad, y otros, totalmente prescindibles y cuestionables. Veámoslos. Entre los primeros, se cumplen dos directivas de la UE que era preciso transponer y que, aunque han supuesto cambios importantes, han pasado bastante desapercibidas: la Directiva 2011/77/EU, que amplía el plazo de protección de los fonogramas de 50 a 70 años desde su publicación, y la Directiva 2012/28/EU, que permitirá a los museos, bibliotecas y archivos de titularidad pública digitalizar las obras “huérfanas” en sus colecciones y ponerlas a disposición del público a través de las respectivas webs. La OAMI ya tiene operativa la base de datos para recoger los resultados de las “búsquedas diligentes” que realicen estas instituciones para localizar a los titulares de esas obras antes de calificarlas de “huérfanas” y poder gozar del nuevo límite legal en toda la UE. En la sección de oportunidades, la reforma introduce un nuevo límite que podría paliar el maltrato histórico de la ley española respecto a los fines docentes y de investigación, pero que, como veremos, ya nace insuficiente. Tradicionalmente, la ley española solo ha permitido, sin autorización del titular, la “cita” para fines de investigación y educación y, desde 2006, el uso de “pequeños fragmentos” por parte del “profesorado de educación reglada”. Con este nuevo límite, universidades y centros públicos de investigación podrán utilizar partes de publicaciones, a cambio de una remuneración equitativa sujeta a gestión colectiva. Con ello se pondría fin al enfrentamiento judicial de CEDRO con el sector universitario y que ha condenado a la UB y la UAB a pagar elevadas indemnizaciones por infracción.[2] Resulta fundamental para el crecimiento cultural de una comunidad que la ley ampare los usos docentes y de investigación frente al derecho exclusivo que permite al titular autorizarlos, pero también prohibirlos, directamente o a través de precios o condiciones exorbitantes. La propuesta es, sin embargo, insuficiente, porque solo beneficia a la educación superior (universidades) y queda restringida a las publicaciones —no ampara el uso de otro material protegido (música, películas, obras de arte, fotografías, etc.), igualmente fundamentales para la educación y la investigación—. Si se hubiera querido hacer bien, el gobierno podría haber tomado ejemplo de los límites más completos y amplios que existen en otros países europeos. Aprovecha también la reforma para exigir mayor transparencia a las entidades de gestión y establecer un mayor control por parte del gobierno. Algunas medidas han sido muy criticadas, por las propias entidades, especialmente porque en breve será necesario modificar de nuevo este régimen, al transponerse la Directiva 2014/26/UE, sobre gestión colectiva y música en línea, pero hay que decir que las medidas adoptadas ahora se acomodan plenamente. Pocos milagros, a la vista de los resultados obtenidos hasta el momento, pueden esperarse de la ampliación de competencias de la Comisión Sinde en la lucha contra la infracción P2P y que le permitirá actuar no solo contra el propietario de la web infractora, sino también contra los anunciantes y los proveedores de servicios de pago. En cambio, puede que sea más efectiva la introducción de criterios de responsabilidad “secundaria” (copiados de la jurisprudencia norteamericana) con la intención de condenar a los intermediarios de Internet por las infracciones que cometan sus usuarios o la revisión que también se efectúa de la LEC a fin de que los titulares de la propiedad intelectual puedan obtener, en algunos casos, datos personales del supuesto infractor y así poder demandarlo en vía civil —posibilidad restringida hasta ahora en la vía penal, donde el P2P no es considerado delito—. Por último, es comprensible, pero quizá desleal e incorrecta, la restricción de la copia privada a su mínima expresión (copias hechas a partir de soportes adquiridos en compraventa o emisiones de TV), con lo cual se justifica —una vez desmantelado el canon aplicable a los equipos y soportes “idóneos”— la drástica reducción de su compensación con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Queda por ver si la prevista armonización europea de la compensación por copia privada o alguna de las cuestiones prejudiciales que en la actualidad se encuentran pendientes de resolución ante el Tribunal de Justicia de la UE (Copydan C-463/2012, Reprobel C-572/2012, EGEDA C470/2014) confirman o desautorizan el sistema de compensación con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Y finalmente, en la zona de lo prescindible y altamente cuestionable, la denominada “tasa Google”, que autoriza a los motores de búsqueda y los agregadores a enlazar a páginas de noticias en Internet, a cambio, en este segundo caso, de una remuneración equitativa. La medida es criticable porque, casi el mismo día que el gobierno aprobaba el proyecto de ley, el Tribunal de Justicia de la UE resolvía (caso Svensson C-466/12) justamente lo contrario: enlazar a obras (en este caso, también, artículos periodísticos) libremente accesibles en línea no es un acto de comunicación pública que requiera la autorización del titular, con lo que no es necesaria (ni queda justificada) la autorización legal ni la remuneración —al menos, no al amparo del derecho de autor—. Por otra parte, el texto de la disposición resulta tan ambiguo que puede ser aplicable, más allá de los agregadores que el legislador parece tener en mente, a cualquier web (o página) que enlace a contenidos protegidos en línea. La mayoría de los servicios de agregación de noticias son empresas (algunas, muy lucrativas), pero no se puede negar el tráfico que aportan a las webs de los diarios. Es fácil culparlos solo a ellos de la pérdida de ganancias del sector de la prensa, pero pervertir la LPI, sin fundamento jurídico, para ayudarlos a compensar estas pérdidas resulta un grave error. Además, hay que tener en cuenta que en este punto no solo hablamos de propiedad intelectual, sino también del derecho y la libertad fundamental de los ciudadanos a recibir y dar información. Incluso un informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia recordaba los efectos anticompetitivos que puede tener esta medida en el mercado. Medida que, en principio, entrará en vigor el 1 de enero de 2015. Hasta entonces veremos cómo evoluciona el tema, con el precedente de que una reforma similar ya fracasó en Alemania el año pasado. En resumen, se podría haber hecho menos y posiblemente mejor, y dejar para más adelante la reflexión pausada de los temas más difíciles. Y hay que decir que se trata una reforma transitoria, puesto que en el plazo de un año se prevé empezar a trabajar en una “reforma integral” de la LPI (disposición final 4). Esto sin tener en cuenta el peligro de que lo transitorio se convierta en permanente... [1] Ley 21/2014, de 4 de noviembre, por la que se modifica el Texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, y la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil; http://www.congreso.es/constitucion/ficheros/leyes_espa/l_021_2014.pdf. [2] La Audiencia Provincial de Barcelona (sección 15), el 29 de octubre de 2014, confirmó la sentencia condenatoria del Juzgado Mercantil número 2 de Barcelona, de 2 de mayo de 2013, y elevó la cuantía de indemnización que deberá pagar la UAB. En cuanto a la sentencia del Juzgado Mercantil número 8 de Barcelona, de 2 de septiembre de 2013, que condenaba a la UB por infracción, las partes han llegado a un acuerdo y la apelación ha sido retirada.