Os doy un mandamiento nuevo

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EL EVANGELIO, NORMA SUPREMA DE LA VIDA MONÁSTICA.
(XXIX Semana de Estudios Monásticos. Salamanca 29 Agosto – 6 Septiembre)
OS DOY UN MANDAMIENTO NUEVO
Reflexiones sobre el amor al hilo del Evangelio de San Juan
y del “Libro del Amigo y del Amado” de R.Llull
*******
A.- INTRODUCCIÓN: ESCUCHAR
5. Digué l’Amic a l’Amat: -Tu que omples el sol de resplendor,
omple el meu cor d’amor. Respongué l’Amat: -Sense plenitud
d’amor ja no estaries ací, davant meu. 1
5. Dijo el Amigo al Amado: - Tú que llenas el sol de resplandor, llena mi corazón de
amor. Respondió el Amado: - Sin plenitud de amor no estarías aquí, delante de
mí.
Es importante, más: yo diría que es necesario y fundamental para vivir con
sentido nuestra vida de fe, y no digamos nuestra vida monástica, ser
conscientes de que tenemos el corazón lleno de amor. Que nuestro corazón
es bueno. Que Dios nos ama. Y que este amor de Dios quiere poner en
nuestra vida un fuerte dinamismo de amor, creador de vida, de esperanza…
Por ello hemos de pedir cada día un corazón que escucha, un corazón
abierto a los demás, a la vida, a las palabras y a los hechos de los demás.
Porque este gesto de escuchar despierta nuestra capacidad de amor. Hemos
de pedir también la capacidad de saber discernir, discernir entre el bien y el
mal, para pasar por último a la acción: para llevar a cabo la palabra que
hemos escuchado. Saber escuchar. Escuchar la vida. Para saber
gobernar y discernir entre el bien y el mal. Esto es lo que pide Salomón
cuando empieza a reinar (1Re 3,5-12). Esto es el arte de saber vivir. ¡Qué
pocos saben vivir! Me entusiasma la fuerza que tiene la Palabra, al
principio de una historia de amor, que nos narra Ezequiel en el capítulo 16,
cuando pasa Dios y dice: ¡Vive!, ¡sigue viviendo y crece como brote
campestre.
1
Ramón Llull, Llibre d’Amic i d’Amat, nº 5, Edic 62, Col. Blanquerna, Barna,66, p.113. Y también la
edición en frances editada por el Instituto Ramon Llull, Barcelona 2003
1
Vive, ama, crece… en tu preciosa historia que ha iniciado el amor de Dios.
Y que te llama a compartir esta historia de amor como protagonista
importante.
Escucha. Saber escuchar, es esencial para entrar a tomar parte, como
protagonista, de esa historia, de ese diálogo de amor con el mismo Dios y
con el mundo. Esto hizo sobre todo Jesús durante su vida humana: 30 años
en el silencio de Nazaret. Contemplando, gozando del amor del Padre; y
contemplando el mundo que le rodeaba. Si Jesús no hubiese hecho otra
cosa, éste sería el evangelio para nosotros. Escuchar. El silencio que
escucha. Jesús escuchó en esos 30 años a la sociedad que le rodeaba; dejó
que las personas, los acontecimientos, la belleza de la creación
impresionase su espacio interior y dejará su preciosa huella en aquel
prolongado silencio. ¡Qué hermosas y sabias palabras las suyas, que nacen
de aquel singular silencio…Son las palabras de quien permanece en el
Amor, de quien permanece en el Amado. Dice el poeta:
25. Digueren a l’Amic: -D’on véns?-. –Vinc del meu Amat-. –On vas?-.
-Vaig al meu Amat-. –Quan tornaràs?-. –Estaré amb el meu Amat-.
-Quant de temps estaràs amb el teu Amat?-. –Tant com estaran en
ell els meus pensaments.
25. Dijeron al Amigo: -¿De dónde vienes?-. –Vengo de mi Amado-.
-¿A dónde vas?-. –Voy a mi Amado-. -¿Cuándo volverás?-.
-Permaneceré con mi Amado-. -¿Cuánto tiempo estarás con tu Amado?
-Tanto cuanto mis pensamientos estarán en Él.
Este texto me trae el recuerdo de las palabras que más adelante nos
enseñará Jesús: Yo y el Padre somos uno. Mi alimento es hacer la
voluntad del Padre. Yo no puedo hacer nada sino lo que veo hacer al
Padre. (Jn 10,30; 4,34; 5,19)
Escuchar, acoger…Para permanecer en el amor, para ser uno con el Amor.
Con esa palabra empieza la Regla de San Benito. Escuchar. Escuchar para
obedecer y seguir las prescripciones del Maestro. (R Pr.1) Para edificar
una comunidad. Escuchar permanentemente en un camino de búsqueda,
que es lo que constituye el camino del monje. Monje es el que busca a
Dios.(R 58,7) El hombre que dedica, consagra su vida, a buscar a Dios; a
buscar a Alguien que, por su parte, está ya buscando al hombre. Dios que,
desde la plenitud de su vida que es amor, se derrama en la vida y en la
historia del hombre, para incorporarlo a su dinámica espiritual, que es una
dinámica de amor.
2
B.- REVELACIÓN DEL AMOR
El amor es difusivo de sí mismo. El amor es siempre creativo. De aquí que
la plenitud de amor que tiene ad intra el misterio de Dios hace que se
desborde derramándose ad extra. Dios busca incorporar al hombre a la
comunión del amor divino trinitario. Que sean todos uno, como tu Padre
estás conmigo y yo contigo; que también ellos estén con nosotros, para
que el mundo crea que tú me enviaste. (Jn 17,21)
El evangelio de San Juan, donde nos encontramos con la formulación del
Mandato Nuevo, (Jn 13,34-35) como una invitación del mismo Jesús a
vivir el amor, gira en torno a este misterio del amor divino, que en
definitiva quiere llevar al hombre a una divinización. La obra de Dios, su
acción de cara a los hombres, viene a ser una acción inspirada por el amor,
pretendiendo que también la vida del hombre sea un gran acto de amor, a
través del cual este hombre va siendo asumido e incorporado a la gran
dinámica del amor trinitario.
Entre el principio del evangelio: Al principio ya existía la Palabra,
mediante ella se hizo todo…Ella contenía vida y esa vida era la luz del
hombre…(Jn 1) hasta el final en que esa Palabra se despide: No te pido
solo por estos, sino también por los que van a creer también en mí
mediante su mensaje…, que sean uno como nosotros; así sabrá el
mundo que tu me enviaste y que los has amado a ellos como me has
amado a mí…(Jn 17, 20.23) hay todo un proceso de revelación del
proyecto divino, que es todo un proyecto de amor. Y pienso que
precisamente todo este proyecto, tal como se presenta en la persona y la
vida de Jesús, o tal como lo presenta el evangelista San Juan en su obra,
sería el verdadero Mandato Nuevo: Amad como yo os he amado…
El amor de Dios, de un Dios encarnado en la persona de Jesucristo, se
derrama de una manera impensable para el hombre, con el objetivo de
llevar a los hombres hacia el abrazo con Dios. En este sentido el obrar de
Dios en el mundo para su gloria y buscar la felicidad de los hombres sería
lo mismo. O dicho de otra forma: la gloria de Dios coincide con la felicidad
de los hombres. O podríamos recordar a San Ireneo cuando afirma:
la gloria de Dios es que el hombre viva, y la vida del hombre consiste en la
visión de Dios: si la revelación de Dios a través de su creación da vida a
todos los seres, cuanto más la manifestación del Padre por medio del
Verbo dará la vida a quienes ven a Dios! 2…
2
San Ireneo, Adversus haereses, L.IV, 20,7, SC, 100, Ed.Du Cerf, Paris 65, p.649
3
Y también:
La gloria del hombre es Dios; el hombre, en cambio, es el receptáculo de
la actuación de Dios, de toda su sabiduría y su poder. Como el médico
hace sus pruebas en quienes están enfermos, así Dios se manifiesta en los
hombres…El hombre que guarda, sin jactancia, un pensamiento verdadero
sobre las cosas creadas y sobre quien las ha creado, el hombre que
“permanece en su amor” recibirá una gloria grande y progresará hasta
ser semejante a Aquel que ha muerto por él. 3
Lo que Dios desea descendiendo a nuestra humanidad, revestido de nuestra
humanidad es hacer de nosotros sus amigos, colaboradores dignos de Él,
estando entre nosotros en comunión, como un principio de reflejo de la
comunión divina trinitaria. Y, en definitiva, elevarnos, con Cristo hasta
Dios con una propuesta concreta en el horizonte de nuestra existencia: una
vida de amor vivida eternamente con Dios. Este amor de Dios ofrecido
primeramente a un pequeño grupo de amigos de Jesús, el Amado, que
quiere hacer arraigar primero su amor en el corazón, para que pueda luego
abrirse generosamente a un horizonte universal.4
248. L’Amat es desprengué de l’amor, i donà llicència a les gents
que en prenguessin segons llur voluntad; i a penes trobà
l’amor ningú que la posés en el seu cor. I per això plorà
l’Amic i tingué tristesa de la deshonor que l’amor
pren ací baix entre nosaltres, per falsos amadors i per homes ingrats.
248. El Amado se desprendió del amor, y dio libertad a las gentes para
que tomaran el que quisieran; pero no encontró a ninguno que pusiera esa
voluntad en el corazón. Y por ello el Amigo llora y tiene tristeza por el
deshonor que el amor tiene aquí abajo, a causa de los falsos amadores y de los
hombres ingratos.
El Padre lleva la iniciativa de este amor. El Padre quiere poner el fuego de
su amor en el corazón de su Amigo, el hombre. Para ello culminará su
diálogo de amor con el hombre mediante el Hijo: Tanto amó Dios al
mundo que dio a su Hijo único para que tenga vida eterna y no perezca
ninguno de los que creen en Él (Jn 3,16).
Luego, nos manda el Espíritu Santo para culminar la obra del Hijo. El
Espíritu es el que nos lleva la verdad plena, el que nos va guiando,
porque no habla en su nombre, sino que os comunicará lo que le digan
y os interpretará lo que vaya viniendo (Jn 16,12) El Espíritu es el que
3
4
San Ireneo,
id
L.III, 20,2, SC, 34, Ed. Du Cerf, París 52, p. 343
Cfr. A. Feuillet, Le Mystère de l’amour divin dans la théologie johannique, Ed.Gabalda, París 72, p.256
4
nos enseña interiormente, el que interioriza la obra y le persona del Hijo, el
que despierta el amor y pone en nuestra vida el dinamismo del amor divino.
Esto es ofrecernos un horizonte apasionante que sintoniza perfectamente
con nuestra naturaleza, abierta a una dinámica de vida y de amor infinitos.
El amor divino gratuito es el punto de partida. Este amor se da siempre en
su plenitud. Por ello bien puede afirmar Llull que sin esa plenitud de amor
que hay en nosotros como punto de partida no estaríamos ante Él. No le
buscaríamos si no estuviésemos encontrados por Él mismo. (cfr 1Cor
13,12)
Pero por otro lado esto pone ante nuestros ojos un horizonte insondable de
crecimiento permanente, de creciente interiorización. Por esto nos dice
Llull:
1. Pregunta el Amic al seu Amat si havia quedat en ell alguna cosa
per a amar; i l’Amat respongué que allò per què l’amor
de l’Amic podia créixer, era per a amar.
1. El Amigo preguntó al Amado si todavía había en El alguna virtud que no
hubiera amado. Y el Amado respondió que todo aquello que su amor
podía multiplicar en el Amigo estaba por amar.
Y para esto viene al Amado: para volcar sobre nosotros sus riquezas de
amor, para hacernos oír el rumor de las fuentes del amor y despertar a
través de nuestra nostalgia una sed infinita que llevamos ya en nuestro
corazón. Nos dice Llull:
277. L’Amat i l’Amor vingueren a veure l’Amic, que dormia.
L’Amat cridà el seu l’Amic, i l’Amor el despertà.
I l’Amic obeí l’Amor, i respongué al seu Amat.
277 El Amado y el Amor vinieron a ver al Amigo, que dormía. El Amado llamó a
su Amigo, y el Amor le despertó. Y el Amigo obedeció al Amor, y respondió a
su Amado.
El Amigo dormía. Efectivamente, creo yo que estamos dormidos. Escuchad
este trozo de una carta de un Abad amigo. Dice así:
No entiendo cómo podemos comportarnos con tan poca coherencia con lo
que hemos profesado. Se hace problema de todo, no nos soportamos unos a
otros. Se protesta de todo y de todos; y el caso es, que todo son quejas de
que la situación esté así; (Normalmente comunidades mayores en edad y
con falta de vocaciones); pero nadie reconoce que para que las cosas
cambien y mejoren, hemos de empezar cada uno por sí mismo. Siempre son
5
los otros los culpables de que las cosas no vayan bien. Te piden que se
corrija más, pero quienes más pregonan esto, luego cuando a ellos les
llega la ocasión en que tienes que advertirles algo, son los primeros que no
aceptan y que no les puedes decir nada. Sin más te preparan un problema,
tratas de resolverlo de la mejor manera y cuando ya parece solucionado,
salen por otro lado personas que no están conformes con aquello. Yo, es
que me siento incapaz para poder actuar, pues no encuentro
disponibilidad, ni buena disposición en las personas. Te piden que actúes y
no encuentro apenas colaboración. ¿Qué hacer?
240. S’adormí l’Amic i morí l’Amor, car no tingué res per a viure.
Es desperta l’Amic i reviscolà l’Amor en els pensaments
que l’Amic trameté al seu Amat.
240. El Amigo se durmió y el Amor murió, porque no tenía de qué alimentarse. El
Amigo se despertó y el Amor resucitó en los pensamientos que el Amigo
transmitió a su Amado
¿Qué hacer? Me pregunta el abad amigo. Está claro: despertar el amor.
Pero a la vez que este amor despierte al Amigo. Y el amigo del Amado
debe ir despertando con las armonías y sonidos de la Palabra de Dios
acogida en el corazón y alimentando todos nuestros pensamientos, de modo
que nos vaya envolviendo como un manto de luz que nos va seduciendo. O
podríamos decirlos de otra manera: Enamorarse del Amor. Cantar con el
salmista: Mi garganta tiene sed de ti, mi carne tiene ansia de ti, como
tierra reseca, agostada sin agua… Canto con júbilo; mi aliento está
pegado a ti (mi alma esta enamorada de ti ) (Sal 63)
261. Fa el Amat per al seu Amic dos Amats semblants a si mateix
en honraments i valor. I s’enamora l’Amic de tots tres
igualment, bé que l’Amor sigui una tan solament, en
significació de la unitat, una en tres Amats essencialment.
261 El Amado hace por su Amigo dos Amados semejantes a si mismo en honra y
valor. Y se enamoró el Amigo, igualmente, de los tres, aunque el Amor sea
solamente uno, una unidad que es la esencia de los tres Amados.
El Amado no solamente nos muestra los otros Amados, es decir revelarnos
el Misterio de Dios, el Misterio Trinitario, el Misterio del Amor, sino que
es la fuente misma del amor que se derrama sobre la humanidad. El
misterio se abre para hablarnos y enseñarnos esta dinámica del amor. Este
misterio divino nos los va proponiendo Jesús con su enseñanza, con sus
gestos, con su vida toda, a lo largo del Evangelio de Juan. Por ello,
lógicamente, podrá invitarnos al final: Amaos como yo os he amado…
6
258. Sobre l’Amor està, molt per damunt, l’Amat, i sota l’Amor
està molt per dessota, l’Amic. I l’Amor, que està al mig,
davalla l’Amat a l’Amic, i puja l’Amic a l’Amat.
I en el davallament i l’ascensió té el seu principi l’Amor,
per la qual llangueix l’Amic i és servit l’Amat.
258 Sobre el Amor, muy por encima, está el Amado, y bajo el Amor, muy por
debajo, está el Amigo. Y el Amor, que está en medio, baja el Amado al
Amigo, y sube el Amigo al Amado. Y en la bajada y la ascensión tiene su
principio el Amor, por el cual languidece el Amigo y es servido el Amado.
El Amado baja. Cristo ha iniciado con sus discípulos un diálogo de amor.
Así nos habla de manera elocuente de la novedad del Amor de Dios. Un
Dios que espera de los discípulos una respuesta de amor. Así es en toda
amistad verdadera: inicia aquel que tiene una riqueza y generosidad mayor
y busca y espera una respuesta adecuada a aquella iniciativa.
Y nos preguntamos ante esta iniciativa de Dios en Cristo: ¿Qué es el amor?
Y nos responde el poeta:
352. L’Amor és una mar agitada d’ones i de vents, que no té port ni ribatge.
Mor l’Amic en la mar, i en el seu naufragi moren els seus turments i
neixen els seus assoliments.
235. El amor es una mar agitada de olas y vientos, que no tiene puertos ni
playas. Muere el Amigo en esta mar y con él perecen sus sufrimientos
y comienza su felicidad.
O también:
236. Digues, foll: què és amor? -. Respongué : Amor es concordança de
teoria i de pràctica a una fi, a la qual tendéis l’acompliment
de la voluntad de l’Amic, per tal de fer honrar i servir el seu
Amat a les gents-. I hi ha debat si la fi s’adiu més fortament
amb la voluntad de l’Amic que desitja ésser amb el seu Amat
236. Di, loco: ¿qué es amor? – Respondió: Amor es la concordancia de
la teoría y la práctica (intención y acción) hacia un objetivo al
que tiende la voluntad del Amigo, para servir y alabar al Amado,
y ser testimonio para que otros lo hagan también. Y me pregunto
si el amor se armoniza mejor con la voluntad del Amigo, cuando
aspira a confundirse con su Amado, o cuando desea que otros lo
hagan.
El destino, pues, es morir en esta mar. Nadie puede aspirar a vivir en serio
el amor sin estar dispuesto a pagar un precio: el de su propia muerte.
7
Nadie puede ver al amor y seguir viviendo…(Cfr Ex 33,20) Nadie puede
reivindicar una experiencia de amor y del Amor y pretender seguir igual,
como si nada hubiera pasado. No. Por ello, no son estos los espacios y los
tiempos del amor. Nos ahogamos en el mar del amor, necesitamos perder la
vida desde el impulso del amor, porque la vida es para darla, porque todos
queremos un suplemento mayor de vida, y este suplemento, esta añadidura
de vida solo se alcanza dando desde la generosidad del amor la que ahora
tenemos. Este pensamiento lo deberíamos estar alimentando de modo
permanente, porque nos empieza a poner en sintonía con el dinamismo de
la Trinidad donde hay este darse permanente y un nuevo recibir que
engendra un insondable dinamismo de amor que nos quiere alcanzar a toda
la humanidad.
Buscamos, pues, el amor más grande, el más pleno. Nuestra naturaleza más
genuina, más íntima nos pide dar la vida, para plenificarla. Esto supone
también un sufrimiento, pero en esta mar del amor perecen todos nuestros
sufrimientos y alcanzamos el nuevo nacimiento, la felicidad, la
resurrección.
Este amor, por otra parte, tiene un componente de testimonio. Servir y
alabar a Dios sí; pero, también, hacer que otros sirvan y alaben a este
mismo Dios. Ambas cosas nos ponen en sintonía con el verdadero Cristo,
del cual nos dice San Ignacio de Antioquia que es:
Una sola plegaria, una sola súplica, un solo espíritu, una sola esperanza
en caridad, en una alegría y gozo sin tacha, eso es Jesucristo, mejor que El
no hay nada. 5
De esta manera se nos va clarificando el amor y las circunstancias que
ayudan a sintonizar con el amor de Cristo. ¿Es este Cristo, tu Amado? ¿Es
tu Amado, éste del que habla el poeta?
237. Preguntaren a l’Amic qui era el seu Amat. Respongué que allò
que el feia amar, desitjar, llanguir, suspirar, florar, ésser escarnio
i morir.
237 Preguntaron al Amigo quien era su Amado. Respondió que quien
le hacía amar, desear, languidecer, suspirar, llorar y morir. Quien hace la
muerte más dulce que la vida, las burlas más queridas que los honores, los
lloros y los suspiros más deliciosos que la vida y la alegría.
5
San Ignacio de Antioquia, Carta a los Magnesios, 7, Ed. C. Nueva, bilingüe, Madrid 91, p.133
8
238. Preguntaren a l’Amat qui era el seu Amic. Respongué que aquell
qui per honrar i lloar els seus honraments no temia res, i renunciava
a totes les coses per obeir els seus manaments i els seus consells.
238. Preguntaron al Amado quien era su Amigo. Respondió: mi Amigo es aquel
que por honrar, amar y alabar mis perfecciones no duda ni teme nada y
renuncia a todo por seguir mis mandamientos y mis consejos.
Por el Amado se ama, desea, suspira, llora, muere… Todo es dulce, todo es
soportable…porque el Amigo intuye de manera vital que ahí halla el
sentido de su existencia.
El Amigo muestra su amor en su capacidad de cualquier renuncia, incluso
la vida misma, para llegar a tener la experiencia de sentirse querido por el
Amado.
Pero la fuente de este amor es Dios. Dios nos ha amado el primero. El ha
tomado la iniciativa. Nosotros estamos llamados a secundar y responder
positivamente a esta iniciativa a Dios. Por esto dirá Jesús:
Como el Padre me ha amado así os he amado yo. Manteneos en ese
amor que os tengo, y para manteneros en mi amor cumplid mis
mandamientos (Jn 15, 9-10).
Y añadirá:
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he
amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Seréis
amigos míos si hacéis lo que os mando…(Jn 15,12-13)
En un principio esto puede parecer un tanto extraño, pues la caridad más
grande sería dar la vida por lo enemigos. Pero hemos de considerar esta
enseñanza de las palabras y de los gestos de Jesús dentro de un progresivo
camino de manifestación y enseñanza, y también de exigencia del amor.
Todo empieza en la plenitud del amor trinitario. Este Dios Trinidad nos
abre los tesoros de su amor mediante la revelación del Verbo Encarnado; y
esta obra se interioriza por la acción del Espíritu de Amor. Con esta
primera revelación llama a sus amigos, los discípulos, a alabar el amor y
ser testimonio de él para que todos los hombres alaben este Amor
Trinitario.
135. Deia l’Amat que en aquells llocs o nés més perillós de lloar-lo, el lloés
i defensés. Deia l’Amic que el fornís d’amor. Responia l’Amat que
per amor d’ell s’havia encarnat i l’havien penjat i mort.
9
135. El Amado decía al Amigo: ¡Alábame y defiéndeme en aquellos
lugares donde no soy alabado ni defendido! Y el Amigo respondía:
Primero haz fuerte mi corazón en el amor. –Y el Amado le dijo:
Acuérdate que para amarte yo me he encarnado, y para rescatarte he
muerto en la cruz.
136 Deia l’Amic al seu car Amat que li mostrés la manera de poder-lo
fer conèixer, i amar i lloar per les gents. L’Amat omplí el seu Amic
de devoció, paciencia, caritat, tribulacions, pensaments, sospirs i plors;
i en el cor de l’Amic hi hagué audacia per a lloar el seu Amat, i en la
seva boca hi hagueren llaors del seu Amat, i en la seva voluntad
hi hagué menyspreu dels blasme de la gent que jutja falsament.
136
Decía el Amigo a su querido Amado que le enseñará la
manera de darlo a conocer, y amar y alabar por parte de todas las gentes. El Amado
llenó a su Amigo de devoción, paciencia, caridad, tribulaciones, pensamientos, suspiros
y lloros; y en el corazón del Amigo hubo audacia para alabar a su Amado, y en su boca
hubieron alabanzas a su Amado y en su voluntad menosprecio por el repudio de la gente
que juzga falsamente.
La maravilla del amor divino es que se dirige a unos hombres pecadores e
indignos para hacer de ellos otros muy distintos, dignos de amor, amigos
de Dios, capaces de devolver a Dios amor por amor. Dios mismo da gran
importancia a esta respuesta humana queriendo hacer de nosotros
colaboradores asiduos del amor. Dios se toma en serio al hombre. 6 Por
ello Juan hablará bastante de la reciprocidad del amor después de la Ultima
Cena: A quien me ama será amado de mi Padre y yo le amaré (Jn
14,21.23).
Jesús cuando llega su Hora, esa Hora en la que ofrecerá su vida con la
generosidad más plena, hace el signo expresivo de lo que ha querido ser su
vida, y de lo que quiere que sea la vida de los discípulos: El servicio del
amor. Jesús sirve el amor trinitario. Lo sirve a lo largo de toda su vida
humana. Y lo refrenda con el gesto del lavatorio, plenificado horas
después con su muerte en la cruz. Y quiere primero que sus amigos vivan
ese mismo amor en toda su fuerza, para que sean un signo para todos los
hombres. La medida del amor nos la da la persona de Cristo. No es una
medida humana, sino que se transforma en una medida divina. Amar como
ha amado Cristo, es amar al modo de aquel que es Dios y se ha hecho
hombre.7
6
7
A. Feuillet, id, p. 242
Galot, El empeño del amor fraterno en la comunidad, Cuad. Monásticos 85 (1988)
10
Jesús no viene solamente a ser un modelo, sino principio de amor nuevo, en
cuanto que comunica la fuerza y energía de su mismo amor y hace a sus
discípulos capaces de seguir el camino del amor más perfecto, del amor
nuevo, que primero precisa de superación de las mezquindades de los
mismos discípulos, vivir el amor trinitario en aquella primera comunidad
de los amigos de Jesús, para luego ser un reflejo a través de su vida de
comunión de la comunidad de las personas divinas de cara a todas las
gentes, llamadas también a la plenitud de ese mismo amor trinitario.
El amor fraternal, pues, en la comunidad cristiana, el amarse entre los
hermanos de la comunidad, entre los discípulos del Señor, no es una
cerrazón al mundo. Los cristianos, toda comunidad debe ser un signo de
salud para todos los hombres; un signo del amor de Dios, que ama a todos
los hombres y a todos los quiere salvar. En este sentido la Iglesia, y por
tanto toda comunidad, viene a ser el espejo del Hijo, como el Hijo es el
espejo del Padre.8
La vocación sobrenatural de los hombres es, aquí abajo, permanecer en
Cristo y por Él en el Padre bajo la acción del Espíritu Santo, y formar en la
Iglesia una comunidad de hermanos, unidos entre ellos por lazos de caridad
verdadera, que tiene su fuente primera en Dios mismo y su fuente
inmediata en la Encarnación de este Dios y en el amor redentor del
Calvario.
C.- LA RESPUESTA DEL AMOR
Para que los hombres puedan hallar a Cristo, recibir de Él su fuerza y su
energía de amar, y permanecer en Él aquí, esperando permanecer con él en
el más allá, deben buscarle.
¿Qué buscáis? (Jn 1,38) Es la primera palabra de Jesús en el evangelio de
Juan
Ser cristiano es ante todo, encontrar la persona de Jesús. Este Jesús que
Juan dice haber oído, visto, contemplado y palpado (1Jn 1,1-3).
Si entre el principio y el final del Evangelio de Juan hay una progresiva
revelación del proyecto de Dios, que es un proyecto amoroso que ofrece al
hombre, hay, también, todo un recorrido de fe entre esta primera pregunta y
la confesión con la que termina el evangelio de Juan con las palabras de
Tomás: ¡Señor mío y Dios mío! (Jn 20,28)
8
A. Feuillet, id, p.246
11
Hay, en este intervalo, toda una revelación del amor a través de la persona
de Jesús que justificará el mandato Nuevo: Amaos como yo os he amado.
El evangelio de Juan nos abre, pienso yo, a un horizonte de trabajo, o
quizás sería más apropiado decir de servicio, para llevar a su realización el
cumplimiento de ese Mandato de Jesús. Jesús, como nos lo muestran los
últimos capítulos del evangelio tiene un profundo interés en la comunión
de los hombres con la vida divina y en su inserción en la misma familia
trinitaria de Dios.
Los primeros doce capítulos predominan los signos con los cuales Jesús
manifiesta el amor del Padre, pero a partir del capítulo 13, cuando llega su
Hora, Jesús empieza a deletrear con fuerza ante los discípulos su Mandato,
por medio de unas enseñanzas y unos signos, a través de los cuales invita a
participar de su misma gloria, vida, amor… En una palabra: de su unidad
con el Padre. Como el Padre me ha amado también yo os he amado.
Permaneced en mi amor... (15,9-10) Hay una continuidad entre el amor
del Padre por el Hijo, y el amor del Hijo por los discípulos. Y así como hay
una correspondencia del Hijo hacia el Padre, debe haberla de los discípulos
hacia su Maestro, viviendo el Mandato Nuevo.
La mirada de Jesús sobre las almas pone al desnudo las miserias
espirituales y mentiras; provoca el odio de quienes no desean cambiar;
aporta la alegría a las almas de buena voluntad haciéndoles tomar
conciencia de sus aspiraciones más profundas. Jesús partiendo de las
preocupaciones diarias de sus oyentes quiere despertar y estimular en ellos
el deseo de los bienes superiores (Nuevo nacimiento del Espíritu de
Nicodemo, Agua de la Samaritana, el paralítico de la piscina, el Pan de
vida, la adúltera...).
Jesús va llamando. Todas sus llamadas son individuales. Llamada a un
individuo concreto, en sus circunstancias concreta. La llamada de Jesús,
estrictamente personal exige, pide por parte del creyente el don total del ser
y su actuar. La llamada de Cristo compromete a la persona en lo que tiene
de más profundo. Pero las llamadas de Jesús nos muestran también su
profundo respeto por la persona. Como dándonos a entender que la llamada
de Jesús, que pide siempre la respuesta de la fe siempre va a favorecer el
desarrollo de la personalidad de cada uno, el hacer fructificar los talentos
recibidos de Dios. Jesús no ahoga a las personas. Acoge a cada en su
originalidad. Luego querrá, es evidente, que todas ellas, diferentes en sus
dones, en su peculiaridad personal, vivan unidas. Que todos estén unidos y
firmemente religados a su persona.
12
El evangelio de Juan, en realidad, es una sucesión de búsquedas de Jesús, o
de encuentros con Jesús, que pone de relieve el fondo de las vidas de estas
personas que se encuentran con Él a la vez que va poniendo de relieve el
amor divino.
Hallar o no hallar a Jesús es fundamental. El nos invita a amar como El
nos ha amado. Luego, si hemos de amar como un ejercicio que dé sentido
pleno a nuestra existencia, necesitamos ese encuentro con quien se nos
manifiesta como el punto de referencia para nuestro amor, a la vez que
como la fuente de nuestro mismo amor
Por otra parte, Jesús se esconde cuando tiene delante personas mal
dispuestas: la muchedumbre que desea hacerle rey, (6,15); quienes le
buscan en la sinagoga de Cafarnaum después de la multiplicación de los
panes, (6,26-27); los judíos que discuten con Él sobre la luz (12,36)…
Se busca a Jesús para permanecer en Él, gozar de su reposo y de su
presencia. Permanecer en Él viviendo el mandato nuevo…
Si alguno me ama guardará mi palabras, y mi Padre le amará y
nosotros vendremos a él…Permanecer en mí como yo en vosotros...Si
vosotros permanecéis en la enseñanza recibida desde el principio,
también permaneceréis en el Hijo en el Padre…Ya que su unción os
instruye (Jn 14,23; 1Jn 2,26)
El amor intratrinitario revelado por la vida muerte y resurrección de Jesús,
deviene a la vez la fuente y el modelo, bien de la respuesta de amor que los
discípulos deben dar al amor de Dios y de Cristo, bien de sus relaciones
mutuas, que deben caracterizarse como un amor de ágape.
Para hallar de manera permanente a Jesús es preciso “nacer de lo alto” (Jn
3,3)
El tema “buscar-encontrar” pone de relieve una ley esencial de toda vida
espiritual profunda. Ya desde los tiempos de los profetas. Buscad a Dios y
viviréis (Am 5,4-6). Pero Dios para dejarse encontrar reclama una
conversión de costumbres. Convertirse, en los profetas supone “volverse
hacia alguien”, hacia el Dios vivo. Esta es una tarea permanente en la vida
monástica, en su sendero de búsqueda de Dios, como nos lo sugiere la
Regla de San Benito (Pr 49; 73,1).
Y aquí no iría bien considerar que a medida que avanzamos en años en
nuestra vida y experiencia monástica, tendríamos que crecer en sencillez y
en el recuerdo más vivo y profundo de los tiempos del noviciado. Escribe
Guillermo de Saint Thierry:
13
Los perfectos y espirituales al llegar por la virtud de la obediencia y la
sumisión a la firmeza y fortaleza de la virtud, procuran rebajarse y
permanecer como principiantes; de aquí que rebajándose a sí mismos
crecen; y humillándose, los que tienen las sublimes alturas de la
contemplación como fruto de la soledad, avanzan más, juzgando que no ha
de despreciarse la práctica de la sumisión voluntaria, la vida común y la
dulzura de la caridad fraterna.9
El monje, la monja, en su “espacio exterior” debería ir quedando sumergida
en la naturalidad de la vida ordinaria, en la sencillez de la vida comunitaria
movida por el Espíritu de Amor. Vivir, amando el Amor, como quien ha
incorporado la bondad y la belleza, la energía y generosidad del servicio a
su existencia. Y vivir todo ello con sencilla naturalidad. Con una sencillez
que pone poesía en la vida de quien busca la experiencia de Dios, como
sugiere el verso de Rilke:
Tienes que saber que Dios sopla a través de ti
desde el comienzo,
y si tu pecho arde y nada denota,
entonces está Dios obrando en él.10
D.- UNAS PINCELADAS CONCRETAS NECESARIAS, PARA UNA
RESPUESTA DE COLOR COMUNITARIO EN EL AMOR .
Dios revela su misterio de amor. Lo nuestro es responder a la llamada del
Amor. El hombre debe responder con su fe y su vida de amor a este
misterio y entrar en un dialogo de vida hasta ser asumido por este misterio
de amor. Además nuestro corazón está configurado para dar esa respuesta y
llegar a reposar en el Amor.
Pero tenemos la experiencia de que no nos resulta fácil ese diálogo, de que
nos cuesta entrar en una comunión de vida y de amor con ese Dios
Trinitario.
Hasta aquí he puesto de manifiesto aspectos importantes para despertar y
vivir esa respuesta de amor.
Ahora, simplemente quiero terminar con unos pensamientos de Ramón
Llull, que vienen a ser, verdaderamente, unas pinceladas concretas muy
importantes, necesarias diría yo, para ayudar a dar una respuesta de color
9
10
Guillermo de Saint Thierry, Epistola aurea, PL 184,339A
R.M. Rilke, Antología poética, Col. Austral, Madrid 76, p.41
14
comunitario en la vida, experiencia y testimonio del Amor. Porque esto nos
pide el Mandato Nuevo del Amor.
Creo que son sugerencias muy valiosas para ir haciendo camino en la vida
monástica hacia la plenitud de amor con el Amado, hasta ser asumidos en
la plenitud del amor trinitario que nos manda vivir este amor con la
autoridad de un Mandato. Pero sobre todo con la autoridad de su Amor.
Porque Él mismo se pone delante como modelo, y también dentro de
nosotros como fuente y energía viva de ese amor.
82/83. Preguntaren a l’Amat sobre l`amor del seu Amic. Respongué que
l’amor del seu Amic és barreja de plaer i malaurança, i de temor
i ardiment.
Preguntaren a l’Amic sobre l’amor de l’Amat. Respongué que
l’amor de l’Amat és irradiació d’infinita bonesa, eternitat, poder,
saviesa, caritat i perfecció; la qual irradiació va de l’Amat
a l’Amic.
82
Preguntaron al Amado: ¿Cómo es el amor de tu Amigo? Y
respondió: El amor de mi Amigo es una mezcla de alegría y de pena,
de temor y de iluminación.
Preguntaron al Amigo: ¿Cómo es el amor de tu Amado? Y dijo:
-El amor de mi Amado es una fuente de bondad infinita, de
eternidad, de poder, de sabiduría, de caridad y de perfección, que
salta constantemente del Amado al Amigo.
Dios es una irradiación de bondad, fuente de amor. El amor viene de Dios.
El que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Dios nos ha amado el
primero (1Jn 4,7ss). Vivir el Mandato de Jesús supone estar vueltos
previamente hacia esta fuente, hacia esa irradiación de Dios que quiere
envolvernos. Todo parte de la iniciativa de Dios. Entonces no puedes vivir
la llamada a amar, sin estar permanentemente con el oído abierto; oído y
lengua de discípulo. El Amado es la fuente, como sugiere el evangelio:
Quien crea en mí, que beba. Como dice la Escritura: “De su entraña
manarán ríos de agua viva. Decía esto del Espíritu que iban a recibir
(Jn 7,38) Es necesario estar a la escucha del rumor de esta aguas del
espacio interior.
70.
Els camins de l’amor són llargs i breus, per tal com l’amor es
clara, pura, neta, veritable, subtil, simple, forta, diligent,
resplendent, i abundosa de nous pensaments i de vells records.
70
Los caminos del amor son largos y breves, puesto que el amor es claro, puro,
limpio, verdadero, sutil, simple, fuerte, diligente, resplendente y abundante
en pensamientos nuevos y en recuerdos antiguos.
15
El camino del amor es LARGO y es BREVE. Es largo porque nos cuesta
aprender los movimientos del corazón, nos cuesta discernir acerca de
nuestros verdaderos y auténticos intereses. Es breve, porque lo puede hacer
así el don y la iniciativa divina. Es breve cuando entra de lleno Dios en el
“juego” de nuestra vida. Es largo cuando el hombre debe poner su esfuerzo
de colaborar con Dios, de aprender los movimientos de Dios en nuestras
vidas, en la mía y en la del otro.
El camino del amor es el camino de una relación personal profunda, de cara
a Dios y de cara a los demás; y pienso que es verdad la sugerencia de Llull
acerca de su complejidad; complejidad que pide en ocasiones una paciencia
en la relación con el otro que hace largo el camino, y una decisión de
entrega y de donación que hace breve e intenso el encuentro con el otro.
Yo soy al Camino, la verdad y la vida. Nadie se acerca al Padre sino
por mí. (Jn 14,6) La iniciativa en el amor, lo hemos repetido, la tiene Dios,
y esto puede hacer más breve el camino, pues Él actúa desde el espacio del
corazón y esto puede hacer fructificar con mayor rapidez. Pero también es
verdad que esa iniciativa de Dios pasa por Cristo, y el conocer la persona
de Cristo, asimilar sus enseñanzas…supone una colaboración por parte
nuestra que va incidiendo en nuestra experiencia de vida. Y no siempre
nuestro corazón está dispuesto.
Dice San Benito hablando de la escuela del servicio divino que instituye en
el Monasterio como camino en la búsqueda de Dios: Pero si es necesario
alguna cosa más rigurosa para corregir los vicios o conservar la caridad,
no abandones enseguida el camino de la salvación, que al comienzo ha de
ser necesariamente estrecho. (R Pr. 47)
Avanzando en la vida monástica y en la fe se ensancha el corazón y se
corre por el camino de los mandamientos de Dios en la inefable dulzura de
su amor. (R Pr.49)
246
Digues, foll: què és solitud?-. Respongué : -Solaç i companyia?Respongué : -La solitud que hi ha en el cor de l’Amic que no
recorda sinó tan solament el seu Amat.
246.
Dime, loco, ¿qué es la soledad? Y el Amigo respondió: es el dulce reposo y la
dulce compañía del Amigo y del Amado.
¿Y qué entiendes tú por reposo y compañía? Y respondió: - Es darse por
completo a los recuerdos del amor y guardar el alma para no pensar sino en el
Amado.
.
16
La soledad, el silencio son palabras, realidades, muy importantes a la hora
de vivir el amor. Ya digo al inicio que Jesús pasó 30 años en el silencio de
Nazaret. La calidad de una palabra dicha a otro depende de la soledad y
silencio que han acompañado a su preparación previa a su articulación
exterior. La soledad nos ayuda a tomar conciencia más clara de nosotros
mismos, de nuestras virtudes y de nuestros defectos. La soledad también
ayuda a arraigar el amor mediante el recuerdo del amor del Amado. Dios
nos ha amado primero. Pero nos conviene recordar y meditar mucho el
amor de este Amado. Por el Amor del Amado nos llama a vivir una amistad
con Él, vivir en comunión con Él, el solaz que recrea; vivir el recuerdo de
su amor, un recuerdo que haga más vivo nuestro enamoramiento, para vivir
luego Su amistad en la amistad con nuestros hermanos, su entrega en
nuestra entrega y servicio a los demás. Sin silencio no se puede crear. Ni
siquiera una relación personal importante con el otro. La amistad con Dios
la vivimos a través de la Palabra, pero la Palabra solo emerge como una
fuente de vida cuando se hace silencio. El silencio es el espacio de la
palabra. Solo a través del silencio puede nacer una buena palabra para el
otro. Solo a través del silencio puede llegar la palabra al corazón del otro.
118.
Discutiren l’Amic i l’Amat, i els pacificaren llurs amors;
i hi hagué debat sobre quina amor hi posa major amistat.
118.
Un día discutieron el Amigo y el Amado, pero el amor de cada uno
restableció la paz entre ellos; entonces discutieron buscando saber cual
de los dos amores puso más amor en la reconciliación.
En nuestras vidas también hay alejamientos de Cristo nuestro Amado, y
nuevas reconciliaciones. El amor siempre trae la pacificación. En nuestro
caso el amor de nuestro Amado, Cristo, tiene una grandeza y una
generosidad mayor. No hay mayor amor que dar la vida por los amigos.
Cuando nosotros éramos enemigos Él dio su vida por nosotros. El ha
puesto más amor, Él nos ha ofrecido mayor amistad. Además como confía
en nuestra amistad también nos dice: Amad como yo os he amado. Pero
nos conviene meditar la relación vital que existe entre el amor y la
reconciliación. El amor que nos pide vivir Cristo es un amor de comunión,
de ágape, un amor que nos hace vivir en amistad.
Y reconciliarse no se reduce a darnos de nuevo la mano, sino volver a
recuperar la amistad. Esto es lo que ha hecho Dios con nosotros,
reconciliándonos con Él, en Cristo. Y Cristo dejó en nuestras manos su
mismo mensaje de reconciliación.
29
Es trobaren l’Amic i l’Amat, i digué l’Amic: -No cal que em parlis;
fes-me només senyal amb els teus ulls, que són paraules per al meu
cor, per tal que et doni el que em demanis.
17
29.
El Amigo encontró al Amado y le dijo: No hables, pues tus ojos muestran
el lenguaje del corazón; cuando tú me miras yo te concedo lo que ellos me
piden.
La mirada es importante en la relación amorosa. Esa mirada que lleva toda
la interioridad del corazón. Cuando presentan Pedro a Jesús, éste se le
quedó mirando y le dijo: Tú te llamarás Cefás, que significa “Piedra”.
(Jn 1,42) La mirada que empieza a cambiar a Pedro. La primera llamada, la
primera mirada. Cuando Pedro niega a Jesús en la noche de su Pasión, el
Señor volviéndose le echó una mirada a Pedro y Pedro se acordó…(Lc
22,61) ¡Cuántas miradas se cruzarían entre Pedro y Jesús a los largo de sus
años de amistad aquí abajo. La mirada de Jesús, su palabra, irá cambiando
el mundo interior de Pedro y de sus compañeros discípulos.
El Evangelio de Juan es muy apropiado para detenerse en muchas escenas e
imaginar la mirada de Jesús cruzándose con la de sus interlocutores.
Siempre la mirada de Jesús es una palabra para el corazón. No siempre el
corazón del hombre esta abierto a la sabiduría y a la fuerza renovadora de
esa palabra. Aquí también tenemos que aprender. Dios no ve como los
hombres, que ven las apariencias. El Señor ve el corazón (1Sam 16,7)
No hables, dice Llull, no juzgues nos dice Jesús en el evangelio (Mt 7,1) Y
todo para dejar prevalecer la mirada contemplativa que es la deja hablar al
corazón.
47.
Estava l’Amic tot sol, sota l’ombra d’un bell arbre.
Passaren homes per aquell lloc i le preguntaren per què
estava sol. I l’Amic respongué que estigué sol quan els
hagué vistos i oïts, i que abans estava en companyia del seu Amat.
47.
El Amigo estaba solo, sentado a la sombra de un bello árbol. Unas gentes
pasaron por aquel lugar, le vieron absorto y le dijeron: ¿Por qué estás solo?
Él les respondió: no estaba solo, me he quedado solo cuando os he visto,
puesto que antes estaba con mi Amado.
Dice Guillermo de Saint Thierry: Nunca estoy menos sólo que cuando estoy
a solas con Dios. Entonces me dilato en Su gozo, dispongo de mí mismo
con toda amplitud para gozar de Dios en sí y de sí en Dios. Entonces, a la
luz de la verdad, en la limpia serenidad del corazón, la conciencia aparece
tersa y pura y el recuerdo henchido de Dios libremente se derrama en el
alma; la inteligencia se esclarece y la voluntad regusta el bien poseído o
llora los propios defectos y las debilidades de la humana naturaleza.11
11
Guillermo de Sain Thierry, Epistola aurea, PL 184, 313D-314A
18
Recuerda la palabra del Evangelio de Juan: -¿Ahora creéis? ¡Cuando se
acerca la hora o cuando ya ha llegado, de que os disperséis cada uno
por su lado dejándome solo! Aunque yo no estoy solo, está conmigo el
Padre (Jn 16,32). La vida de quienes aspiran a ser testigos del amor, de
quienes aceptan vivir el Mandato Nuevo necesita de amplios espacios y
tiempos generosos para estar, simplemente estar, con el Amado.
Jesucristo está siempre con el Padre, pero nosotros no. Nosotros
necesitamos hacer un esfuerzo de soledad, un esfuerzo de escucha y
búsqueda-acercamiento al Padre. Nuestro camino es cultivar la relación con
el Amado, con Cristo, el Camino al Padre.
29.
Desobeí l’Amic al seu Amat, i plorà l’Amic. I l’Amat vingué a
morir a la túnica del seu Amic, per tal quel’Amic recobrés
allò que havia perdut; i li féu major do que aquell que havia perdut.
30.
El Amigo desobedeció a su Amado y se hundió en un mar de lagrimas y
lamentos, y el Amado vino a morir en la túnica misma del Amigo,
para que recobrara el bien que había perdido. Y su agradecimiento
fue tan grande que la alegría excedió a las lágrimas.
Si estamos llamados a vivir el Mandato Nuevo, a amar como Él nos ama,
debemos tener muy en cuenta la palabra perdón.
Esta es una palabra muy necesaria en una vida comunitaria. El perdón
como una palabra y un gesto que nos sale de lo más profundo del corazón y
que necesita llegar hasta lo profundo del corazón del otro. El Amigo, el
hombre se enemistó con el Amado y el Amado para que el Amigo
recuperase lo que había perdido viene a morir en el regazo humano,
revestido de la frágil túnica humana.
Así actúa el amor de Dios. El amor de Dios es perdón. Cuando nosotros
todavía éramos pecadores, cuando estábamos enemistados con Dios, Éste
entregó a su Hijo Primogénito a la muerte por nosotros. Se contempla aquí
un gesto de amor y de perdón simultáneos. O aquella otra expresión tan
fuerte del Apóstol: Dios nos encerró a todos en el pecado para tener con
todos misericordia.(Rom 11,32) Parece una hermosa enseñanza que nos
muestra como Dios manifiesta su amor con el perdón, la misericordia.
Podemos repasar los capítulos del evangelio: la samaritana, la adúltera,
Pedro, sus mismos verdugos…Cristo abre su corazón al otro con una
palabra de perdón. Ofreciendo siempre reconciliación, amistad. Es muy
serio esto del amor-perdón en una comunidad. A nosotros nos falta destreza
en nuestra vida de relación a la hora de combinar esas dos palabras: Amor
y perdón.
19
36.
Pensarós anava l’Amic pels camins del seu Amat, i ensopegà
i caigué entre espines, les quals li semblà que eren flors, i
que el seul lit era d’amor.
36.
El Amigo iba pensativo por los caminos que conducen hacia el Amado.
Tropezó y cayó sobre zarzas y espinos; pero estas plantas le parecían
flores, donde se recostaba como si fuera un lecho de amores.
¡Cuantas espinas en el camino de la vida comunitária ! Yo diría: pequeñas
espinas, pues para quien ama no tiene en cuenta las espinas, sino la belleza
de los pétalos. Con todo es más dura la vida solitaria. Por la misma
naturaleza, pues estamos hechos a imagen y semejanza de Dios; y Dios no
es un solitario, sino comunión en el amor. Hemos de ser conscientes de que
nuestra realización personal y de nuestra vida de fe pasa por vivir una
relación de comunidad; pero sin olvidar las dificultades que nos van
poniendo en el camino las debilidades o ignorancias de nuestra naturaleza.
No puede haber una maduración humana sin la contribución de una buena
dosis de sufrimiento, de dominar y someter nuestro cuerpo, de una ascesis
que nos vaya permitiendo un control de nosotros mismos. Uno sólo puede
dar lo que tiene. Nuestra entrega amorosa a los demás sólo es posible a
partir de dicha maduración de nuestra persona. Y con frecuencia falta
maduración humana en las comunidades.
45
Dos són els focs que escalfen l’amor de l’Amic: l’un és bastit
amb desigs, plaers i pensaments; l’altre és compost de temor i
languiment, i de llàgrimes i de plors.
45.
Los fuegos que avivan el amor del Amigo son dos: el primero se nutre de
deseos, gozos y pensamientos; el segundo, de temores y desfallecimientos,
de lloros y lamentaciones.
El fuego aviva el amor, sobre todo a través del deseo. Las aguas de este
deseo las derrama en nosotros el mismo Amor, pero en nosotros está el
hacer su rumor más fuerte mediante el deseo.
Yo deseo amarte y amo desearte; y de este modo corro para alcanzar a
Aquel por quien he sido alcanzado, (Filp 3,12) es decir para amarte
perfectamente un día, a Ti que nos has amado el primero, (1Jn 4,10) y a
quien se debe amar porque eres digno de todo amor.12
Estamos llamados a amar el Amor que cuando lo proyectamos en nuestras
relación comunitaria nos va iluminando “de claridad en claridad” (2Cor
3,18) para ver la luz en la Luz y concebir el amor en el Amor.
12
Guillermo Saint Thierry, Contemplando Deo, PL. 184, 370C
20
Y todavía escribe Guillermo de Saint Thierry en su obra Contemplando
Deo, que aparece toda ella como un vivísimo deseo de Dios:
Aquí está la fuente de la vida, que siempre fluye y nunca se agota. Esta es
la gloria, estas son las riquezas en la casa del bienaventurado que te ama,
porque quien desea halla dispuesto lo que desea, y el que ama halla
dispuesto lo que ama; por esto, quien desea siempre ama desear, y quien
ama siempre desea amar. Así haces abundar, Señor, a aquel que desea y a
aquel que ama lo que desea y de lo que ama, de tal manera que ni la
ansiedad aflija al que desea y ni el disgusto o saciedad al que abunda.13
209.
Trobà l’Amic un home que moria sense amor. Plorà l’Amic la
deshonor que l’Amat prenia per la mort d’aquell home que
moria sense amor. I pregunta a aquell home per què moria
sense amor; I ell respongué que per tal como no hi havia ningú
que li hagués donat coneixença d’amor ni que l’hagués nodrit
per esser amador. I per això l’Amic sospirà tot plorant, I digué:
-Ah, devoció! ¿Quan sereu més gran, per tal que la culpa sigui
més petita i que el meu Amat tingui molts fervents i ardits lloadors
i amadors, que no vacil·lin a lloar els seus honraments?
209. El Amigo halló a un hombre que moría si amor. Y el Amigo lloró por la
ofensa que esta muerte hacía a su Amado. Dijo al moribundo: ¿Por qué mueres
sin amor? –El hombre respondió: Porque yo jamás he hallado a nadie que me
enseñara la doctrina del amor, porque nadie ha nutrido mi espíritu para hacer
de mí un enamorado. Y el Amigo dijo suspirando y llorando: ¡Oh devoción!
Cuando será lo bastante amplia para echar fuera el pecado y para dar a mi
Amado una legión de fervientes y valientes enamorados para cantar por
siempre sus perfecciones?
Pienso que son muchos en esta tierra que mueren sin amor. Muchos que
previamente viven sin amor. Y sin embargo toda criatura ha sido creada
para ser cantora del amor. Una comunidad monástica debe ser un coro
cantor del amor en el corazón del mundo. Así es como ayudará a dar a luz
en este mundo el Reino de Cristo.
Cuando vino para comunicar a los hombres la vida de Dios, el Verbo que
procede del Padre como esplendor de su gloria, “el Sumo sacerdote de la
nueva y eterna Alianza, Cristo Jesús, al tomar la naturaleza humana,
introdujo en este exilio terrestre aquel himno que se canta perpetuamente
en las moradas celestiales. Desde entonces resuena en el corazón de Cristo
la alabanza a Dios con palabras humanas de adoración, propiciación e
13
Guillermo Saint Thierry, Contemplando Deo, PL 184, 371CD
21
intercesión: todo ello lo presenta al Padre, en nombre de los hombres y
para bien de todos ellos, el que es príncipe de la nueva humanidad y
mediador entre Dios y los hombres14.
Pero para que ese himno vuelva a oírse con nuestras voces humanas en las
moradas celestiales es preciso recoger primero la invitación de Cristo a
vivir el Mandato Nuevo, a vivir el Amor como Él lo vivió. Este amor es el
que nos transformará en hombres nuevos que abren caminos a una
humanidad nueva. Solamente los hombres nuevos tienen un corazón nuevo.
Y solo desde un corazón nuevo se puede cantar un canto nuevo, que debe
ser el canto del Amor, un amor como lo contemplamos en el mismo Cristo.
Él nos invita a amar como Él ama, Él sigue estando con nosotros como
fuente del Amor para despertar permanentemente nuestra capacidad de
amar. Nosotros debemos cuidar nuestras voces, las voces del corazón para
trabajar cada día que el Señor nos concede la melodía de Dios en el
corazón de la Iglesia y del mundo. Para que nadie viva ni muera triste, sin
amor, debemos ser los cantores del amor.
José Alegre Vilas
Abad de Poblet.
14
Ordenación general de la Liturgia de las Horas, nº 3
22
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