POR LOS ENFERMOS Señor, acuérdate de todas las personas que sufren enfermedades. XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario - 10 de octubre Acompáñalos y ayúdales a superar el dolor. Dales fuerza para continuar sus tratamientos y mejorar su salud. Danos un corazón grande y compasivo, capaz de amar y trabajar por los enfermos, ayúdanos a aliviar sus dolores, y ofrecer lo mejor que tenemos para su alegría. Enséñanos Señor a verte en el enfermo y a tender una mano con cariño. Que así sea, buen Señor Jesús. Tu fe... te ha salvado Enséñales a descubrir tu rostro siempre presente en los momento difíciles. acción católica general SECTOR DE NIÑOS www.accioncatolicageneral.es ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios? Y endo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes». Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?» Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado». 7, Lucas 1 que celebremos la Eucaristía, que escuchemos su Palabra, que a menudo hagamos oración, que le visitemos en el Sagrario, que estemos atento a lo que pasa a nuestro lado, a quien necesite de nosotros, que seamos solidarios... Que vivamos como Él vivió. Tenemos que saber que cuando confiamos en Dios, cuando seguimos a Jesús... estamos en el camino de vivir en paz. En paz con nosotros mismos y con nuestros hermanos. Jesús está atento a lo que sucede en nuestro corazón... poco a poco nos va acompañando. Para que nos ayude a “curar” nuestras penas... tengamos una fuerte fe en Él. 11-19 P or aquellos tiempos, la gente pensaba que la lepra era un castigo de Dios... que al enfermo Dios le había rechazado y por eso había cogido aquella terrible enfermedad. Por eso mismo, y para no contagiarse, la gente no se acercaba a los leprosos. Aquel día diez leprosos suplicaron a Jesús -a voces para no acercarse- que les ayudara a sanarse. Y Jesús -sin prometer que les iba a curar- les dijo que se acercaran al templo, a ver a los sacerdotes. z se las cuentas? ¿Quién te ayuda a solucionar tus problemas? z Jesús no nos promete que va a sanar nuestras penas... solo nos pide que le hagamos caso y que le sigamos. Nos pide ¿Estás cosas... se las cuentas a Jesús? ¿Cómo lo haces? ¿Cómo notas que Jesús te ayuda? Con mucha fe, así lo hicieron... y por el camino quedaron curados de la lepra. Pero solo uno volvió a donde estaba Jesús para darle las gracias. Hoy la lepra casi no existe... pero todos tenemos alguna “enfermedad”, algo que nos causa “dolor”. Y nos gustaría estar “sanos”. Sanos del cuerpo... y sanos del espíritu. ¿Qué cosas te preocupan o no te dejan ser feliz? ¿A quién z ¿Sabes qué es lo que preocupa a la gente que tienes a tu lado... a tus padres, a tus hermanos, a los amigos del cole...? ¿Qué puedes hacer para que noten tu cercanía y apoyo?