VI domingo del Tiempo Ordinario • AÑO / B • Mc 1, 40-45 ● Primera lectura ● Lv 13, 1-2.44-46 ● “El leproso tendrá su morada ● Segunda lectura ● 1 Cor 9, 16-19.22-23 ● “Seguid mi ejemplo, como fuera del campamento”. yo sigo el de Cristo”. ● Salmo responsorial ● Sal 31 ● “Tú eres mi refugio, me rodeas de ● Evangelio ● Mc 1, 40-45 ● “La lepra se le quitó, y quedó limpio”. cantos de liberación ”. Marcos 1, 40-45 En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: - «Si quieres, puedes limpiarme.» Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: —«Quiero: queda limpio.» La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: —«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.» Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes. Para situar el Evangelio ● Según la Biblia, bajo el término traducido por «lepra» se refiere a un conjunto de enfermedades diversas que afectan la piel. La lepra –la enfermedadhacía que la persona entrase en estado de impureza ritual. Esto los apartaba del culto y del trato y relación habitual con los demás –marginación social y religiosa-. Cuando el mal desaparecía, hacía falta practicar un rito de purificación (Lv 13,1-23). La lepra obligaba el enfermo a vivir fuera poblado y los leprosos habían de advertir a los demás de su presencia para que nadie se les acercara (Lv 13,45-46; Lc 17,11-19). Era una enfermedad que los judíos consideraban como un castigo divino. El libro de Isaías había anunciado que en Jerusalén o por el camino que conducía a dicha ciudad no pasaría cabeza impura (Is 35,8; 52,1). Las curaciones de leprosos que hace Jesús, anuncian que la salvación de Dios ha llegado (Mt 11,5). ● En este texto volvemos a encontrar a Jesús que prohíbe (44) revelar su identidad o divulgar los hechos extraordinarios que él realiza; (1,25.34.44; 3,12; 5,43; 7,24.36; 8,30; 9,9.30). Jesús actúa así, probablemente, para que su mesianismo no sea mal entendido y para poder mostrar poco a poco a sus discípulos y a todos quien es él: no el Mesías guerrero, triunfador y glorioso que muchos esperaban sino el Mesías pobre y humilde que tiene que pasar por el sufrimiento y la muerte antes de resucitar (Mc 8,31; 9,31; 10,33-34). ● Marcos tiene mucho interés que sus lectores, la comunidad para la que escribe, no se equivoque sobre la identidad de Jesús. El riesgo de los cristianos de segunda generación en lo sucesivo es el de quedarse con los aleluyas de la Pascua olvidando la cruz, la muerte, que es tan pascual como la resurrección. Notas para fijarnos en el Evangelio ● Jesús se pone al alcance de quienes viven al margen de la sociedad (40 y 45). El “leproso” (40) es un impuro, es decir, un excluido de la comunidad. El “leproso” era el herido por Dios; prácticamente quedaba excluido del pueblo elegido y le esperaba una vida miserable. Este hombre con fe no se resigna a su suerte y acude a Jesús. ● Jesús se compadece (41) de la persona oprimida por el mal. Algunos manuscritos del evangelio de Mc lo traducen por “indignación” en vez de “lastima” o de “compadecido”; en este caso haría falta entender que Jesús se indigna ante la presencia del mal; su acción es fruto de una “compasión” que de verdad es lo que significa la palabra: sufrir con el que sufre... hasta rebelarse contra la injusticia. Así se nos habla del corazón compasivo de Jesús. El amor no margina a nadie, sino que sale al encuentro del otro. ● Jesús “tocó” (41) a aquel a quien nadie quiere tocar por miedo a contaminarse, tanto físicamente como espiritualmente, puesto que es pecador. Afronta la problemática implicándose del todo en ella, no a distancia. Pero, sobre todo, valora la persona por encima de cualquier consideración. ● La Acción –“extendió la mano y lo tocó”– y la Palabra –“le dijo”– (41) siempre van juntas en Jesús. Expresa, con su palabra, la voluntad que el leproso “quede puro” (41). Es la voluntad salví- fica de Dios, el único que puede regenerarnos con su misericordia. Pero que nos regenera “tocándonos”, actuando con nosotros y haciéndonos actuar (4345). Por esto podemos decir que su palabra es eficaz (Heb 4,12): hace lo que dice (42). ● Jesús ¿evita la publicidad? Jesús invita al hombre a hacer aquello que puede reincorporarlo a la sociedad según la Ley (44): cuando el sacerdote ratifique oficialmente que aquel hombre ya no tiene la lepra (Lv 14,2-32), podrá ser un ciudadano entre los demás. Según la ley, es al sacerdote, al que le compete rehabilitarlo y readmitirlo en la comunidad. Lo que aquí se ha traducido diciendo “esto los servirá de prueba”, hay quien lo traduce diciéndolo como acusación contra ellos: “para que les sirva de condenación”. En todo caso tal declaración no sólo atestiguará la curación del leproso, sino también la autoridad y el poder salvador de Jesús (superior a la ley mosaica). ● Si nos fijamos en “el leproso” (40), vemos que se acerca a Jesús con humildad: “de rodillas” (40). Su petición expresa la fe en el poder de Jesús: “si quieres puedes” (40). Y da testigo de Jesús, de lo que ha hecho con él (45). Su alegría y testimonio es señal viviente que la salvación de Dios ha llegado para todo el mundo. “El Evangelio en medio de la vida” (Domingos y fiestas del ciclo-B) José María Romaguera Colección Emaús Centro de Pastoral Litúgica • Ruego para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor • Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado • Leo el texto. Después contemplo y subrayo. • Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...veo. • Me puedo poner en la piel del leproso y descubrir algo de mi fe, de mi relación con Jesús. También puedo contemplar como Jesús se acerca a tantas personas que están a los márgenes de la sociedad. • Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo? • Puedo darme cuenta que no siempre acción y palabra van unidas: ¿conozco experiencias en un sentido y en el otro? ¿van unidas en mi vida? • Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y • compromiso. Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo... Pon tus manos sobre mí, Jesús, Pon tus manos sobre mí, Jesús, tus manos humanas, curtidas y traspasadas: comunícame tu fuerza y energía, tu anhelo y tu ternura, tu capacidad de servicio y de entrega. Pon tus manos sobre mí, Jesús, y abre en mi ser y vida surcos claros y ventanas ciertas para el Espíritu que vivifica: líbrame del miedo y de la tristeza, de la mediocridad y de la pereza. Pon tus manos sobre las mías, Jesús, que están sucias y perdidas; dales ese toque de gracia que necesitan: traspásalas, aunque se resistan, hasta que sepan dar y gastarse y hacerse reflejo claro de las tuyas. Déjame poner mis manos en las tuyas y sentir que somos hermanos, con heridas y llagas vivas y con manos libres, fuertes y tiernas, que abrazan. Ulibarri, Fl. oder” “Quereres p VER S olemos emplear la frase “querer es poder” tanto para animar o animarnos a hacer algo que de entrada nos parece muy difícil, como para reprochar que si alguien no ha hecho algo, no es porque no haya podido, sino porque en el fondo no ha querido. De ahí que también decimos: “hace más el que quiere que el que puede”. Siendo a veces discutibles estas afirmaciones, debemos reconocer que hay cosas que hacemos con una actitud u otra según el destinatario, que hay cosas que hacemos por interés o porque nos gustan, y personas por las que hacemos mucho aunque nos cueste, porque “queremos”. Y que hay cosas que hacemos por obligación, y otras personas por las que nos cuesta mucho hacer algo, y nos excusamos con “es que no puedo”. de hoy nosotros debemos compadecernos y actuar con obras y palabras, y nos pide que “queramos” hacerlo para poder hacer que “queden limpios”. ACTUAR ¿H JUZGAR L a semana pasada decíamos que Jesús nos invita a hacernos “esclavos del Evangelio” para que lo prediquemos de palabra y obra y así participemos nosotros también de sus bienes. Por tanto, para responder coherentemente a su invitación, en nuestra acción y testimonio no debemos guiarnos por nuestros gustos o por nuestros intereses y afectos. Como decía san Pablo en la 2ª lectura: Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. Porque si nos dejamos llevar por nuestros gustos o intereses, el Señor nos podrá decir: Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?... Si hacéis el bien a quien os lo hace a vosotros, ¿qué mérito tenéis? (Lc 6, 32-33) Nuestro actuar, lo que hagamos, no debe dar motivo de escándalo a nadie, y hacer lo que debemos aunque no nos guste, o aunque el destinatario no nos caiga bien. Y aunque nos cueste, debemos “querer” hacerlo para poder hacer lo que debemos y el Señor espera de nosotros. Y la 1ª lectura nos ha presentado un ejemplo de destinatarios que, de entrada, no nos gustan, los leprosos. Pero no debemos quedarnos en los que sufren esa enfermedad, sino en todos aquéllos que, por diferentes circunstancias, podrían considerarse así, por el trato que se les da, y que hemos escuchado: el sacerdote lo declarará impuro… andará harapiento y despeinado… vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento… ¿Quiénes son los “leprosos” de hoy? ¿A qué personas “tratamos como leprosos”, y los mantenemos marginados, apartados, de diferentes maneras, y no queremos tener trato o relación con ellas, y ponemos cualquier excusa para ello? Pero esas personas quizá acuden a nosotros como el leproso del Evangelio acudió a Jesús: Si quieres, puedes limpiarme. Y de nuevo el Señor nos da ejemplo de cuál debe ser nuestra actitud coherente: Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Quiero, queda limpio”. Jesús nos enseña tres pasos: compadecer, actuar y hablar, tras los cuales La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Como Jesús, ante los “leprosos” e dicho o me han dicho alguna vez “querer es poder”? ¿Hago distinciones en mi actuar, según quien sea el destinatario? ¿Hay algunas personas o grupos a los que trato “como leprosos”? ¿Quiénes serían, socialmente, los “leprosos” de hoy? En ambos casos, ¿siento compasión por ellos? ¿Quiero acercarme, “tocarles”, para que puedan “quedar limpios”? Hoy la organización católica Manos Unidas celebra su campaña anual. Esta Organización nació de una iniciativa de las Mujeres de Acción Católica que, siguiendo el ejemplo del Señor, ante el drama del hambre en el mundo se sintieron conmovidas y “declararon la guerra al hambre” como ellas mismas proclamaron. Desde hace 53 años, Manos Unidas realiza campañas de sensibilización en nuestro país, para que caigamos en la cuenta de quiénes hoy son tratados “como leprosos” y están privados de poder llevar una vida digna. Pero además de compadecerse y hablar, Manos Unidas actúa, luchando contra la pobreza, el hambre, la malnutrición, la enfermedad, la falta de instrucción, el subdesarrollo y contra sus causas. La Campaña de este años es: “La salud, derecho de todos: ¡ACTÚA!”. Los voluntarios de Manos Unidas nos demuestran que, siguiendo a Jesús, “querer es poder”. Y nosotros, ¿queremos actuar para que los “leprosos” de hoy puedan quedar “limpios” y tengan una vida digna?