Las Raíces Espirituales de las

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Las Raíces Espirituales de las
Enfermedades
VI
“Envió su palabra y los sanó” Salmo 107:19-22
Las enfermedades que tienen raíces Espirituales son el resultado de una
separación en uno de los siguientes niveles:
1). Separación de Dios, su palabra y su amor.
2). Separación de nosotros mismos.
3). Separación del prójimo.
Hoy vamos a conocer el origen, procesos y consecuencias de la:
AMARGURA.
Si tenemos algún conflicto con alguien, - ni el, - ni tu son, es el enemigo, sus
pecados sí son nuestros enemigos, no ellos. Hay que separar a la persona del
pecado. Dios no nos creó pecadores desde antes de la fundación del mundo.
El nos creó santos ante El, como hijos e hijas para siempre. Por el pecado
fuimos separados de El, pero aún después de convertirnos tenemos muchas
cosas que arreglar y corregir.
La amargura es un principado que opera en las siguientes fases:
1. Falta de Perdón (Hebreos 12:15)
Cuando hay una raíz de amargura, lo primero que hace la persona es una
lista de cosas que le han hecho o errores que ha cometido. ¿Cuántos de
nosotros tenemos recuerdos vivos de cosas que nos han hecho? Si
mensionan el nombre de alguna persona, probablemente podría darle 15
razones por las que esa persona no me agrada. Eso es falta de perdón. En la
falta de perdón se crea un “récord” de errores que da base o fundamenta una
dinámica espiritual que lleva al resentimiento.
2. Resentimiento:
Es llevar todo ese récord de errores y cosas malas que nos han pasado y
alimentarla con sentimientos donde empezamos a meditar en ellos y a darles
vueltas y vueltas, cayendo en un círculo vicioso. Es increíble que cuando
experimentas el resentimiento, al pensar en esa persona en nuestra mente,
sentimos en el corazón. ¿Porqué? – Porque tu mente está donde tu alma está
y tu espíritu está donde tu corazón está. Nosotros somos seres espirituales
que vivimos en un cuerpo. El resentimiento es un problema espiritual no
psicológico. Este es la clave que nos hace entender como resolver nuestros
conflictos espirituales. Esto nos llega directo al corazón, pues esto es lo que
nos separa de otros y es la base del temor que vendrá más adelante, temor al
hombre, al rechazo, a fracasar, abandono y desesperanza.
3. Deseo de Venganza:
Después del resentimiento viene la venganza o revancha, en la que queremos
encontrar la manera de hacer pagar a la persona las cosas que nos ha hecho.
4. El Enojo:
Después del deseo de venganza llega el enojo. La falta de perdón, el
resentimiento y la venganza ahora han construido un verdadero y fuerte
sentir de enojo.
5. La Ira:
Después del enojo viene la ira. Al estar dándole vueltas a las cosas que me
hicieron, se quiere cobrar para “estar parejos”. Es como una olla de presión
que va a estallar, pues en esta etapa, la ira dice: “No hay ninguna razón para
que esa persona exista más… menos que esté en mi presencia”…
6. Violencia:
La violencia dice: “Antes que te elimine vas a sentir mi dolor, vas a escuchar
todo lo que te voy a decir, vas a experimentar mi odio, lo vas a sentir…
7. Asesinato:
Una vez que la violencia explota, el fruto final de la amargura es el
asesinato. Puede ser abuso verbal, psicológico o físico. Siempre que
aparecen estos sentimientos en una persona desde la mente hasta el corazón.
Si no se tratan se van a quedar allí y comienzan a pensar que tienen una
justificación para hacer lo que están haciendo. La psicología trata el
problema en la mente, por eso no pueden resolverlo, ya que el verdadero
problema está en el corazón (espíritu). (Hebreos 4:12)
Enfermedades que traen la amargura: El cancer y la artritis entre otras.
¿Porqué tengo que perdonar? Porque Dios nos perdonó primero.
(Mateo 18:21-22).
// La única razón por la que alguien no podría perdonar a una persona es si a
esa persona le hubiesen hecho algo peor de lo que le hicieron a Jesucristo.//
Si el día de hoy estás dispuesto a perdonar a alguien que te hirió, a ti mismo,
alineandote al principio de Dios, haz esta oración:
“Señor te pido que me perdones por haber tenido amargura en mi vida, me
arrepiento y renuncio a toda raíz de amargura, en el nombre de Cristo te
pido que me perdones y tomo autoridad en el nombre de Jesús para sacar
toda raíz y cierro la puerta a la amargura en mi corazón, y en mis
generaciones en el nombre de Cristo Jesús”.
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