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http://www.obela.org/
¿Cerrando brechas? Las mujeres en el mercado laboral latinoamericano.
Óscar Ugarteche1
Valentina Ballesté2
Sin prisa, pero sin pausa, de acuerdo al informe Panorama Laboral 2012 de la
OIT,
la participación
de las mujeres en el mercado
laboral viene
experimentando un acelerado crecimiento desde las década de los 70’s. Se
observa un gradual cierre de las diferencias de participación entre hombres y
mujeres en la fuerza de trabajo. La tasa de participación femenina en la región
latinoamericana a 2012 fue de 49.8%, la de ocupación de 40.2% y la de
desempleo 7.7%; mientras que la masculina presentó una tasa de participación
de 71.4%, de ocupación de 59.8% y de desempleo de 5.6%.3
Mujeres que antes pertenecían a la población clasificada como inactiva
ahora están ocupadas o en busca de un trabajo remunerado. Sin embargo, la
capacidad de respuesta del mercado laboral es insuficiente ante estas
demandas crecientes, lo que se refleja en que el empleo informal sea mayor y
las tasas de desempleo femenino sean mayores a las masculinas.
En Latinoamérica desde la década de los 70 se han incorporado al
mercado de trabajo alrededor de 80 millones de mujeres, sin embargo la PEA
sigue siendo predominantemente masculina con 138 millones de varones.
Cabe notar que en la actualidad hay 1.4 hombres por cada mujer activa aunque
1
Economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México.
Miembro del SNI/Conacyt. Coordinador del Observatorio Económico de América Latina
(OBELA) www.obela.org y presidente de ALAI www.alainet.org
2
Miembro del proyecto OBELA, IIEC-UNAM.
3
OIT en base a encuestas de los países. http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---rolima/documents/publication/wcms_195884.pdf
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se prevé que disminuirá a 1.2 en 2030. También, la OIT estima que entre 2005
y 2020 se insertarán 1.3 mujeres al mercado laboral por cada hombre.
De otro lado, según datos de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), referidos a las zonas urbanas de la región, las
mujeres tuvieron un salario ponderado anual equivalente al 68% del ingreso
laboral masculino en 2011. Medido por horas trabajadas las mujeres ganaron el
equivalente al 72% del ingreso de los varones siendo la brecha menor para las
mujeres con mayor educación ya que percibieron el equivalente del 83% del
ingreso laboral masculino por hora.4
Las féminas con mayor grado de escolarización, en efecto tienen más
participación económica, en cambio los hombres independientemente del nivel
de instrucción alcanzado mantienen esta tendencia alta. Además CEPAL
señala que mientras el 5.2 por ciento de los trabajadores varones llega a
puestos directivos, apenas lo hacen 3.9 por ciento de las mujeres,
observándose un cierre de la brecha desde los años 70, en que no habían
mujeres en puestos directivos.
Las mujeres en América Latina se pueden agrupar en tres grandes
categorías: 1) el 53% pertenece a la población económicamente activa; 2) 31%
están dedicadas a los quehaceres domésticos; 3) y el 16% estudia. En el
promedio urbano regional, se observa una diferencia aproximada de siete
horas semanales en las horas trabajadas por hombres y mujeres. Las mayores
brechas entre la jornada remunerada femenina y la masculina son las que
existen en Argentina, Costa Rica y Perú, países en los que difieren cerca de 10
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CEPAL 2012. http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---rolima/documents/publication/wcms_195884.pdf
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horas, muchas veces a consecuencia del número de mujeres jefas de familia
monoparentales que deben proveer a sus hogares.
Debe señalarse que, si bien las mujeres trabajan más que los hombres,
el número de horas que ellas destinan al trabajo remunerado desciende a
medida que aumenta el número de hijos/as menores de cinco años en el hogar.
Luego se reincorporan a tiempo completo.
Esto conlleva una alta presencia de mujeres en trabajos informales que
suelen ser más flexibles y les permiten conciliar su vida laboral con la familiar,
aunque
implique,
en
muchos
casos,
someterse
a
esquemas
de
subcontratación, condiciones de trabajo inestables y bajos salarios.
Argentina
México
Población Total 1990
32.63 millones
86.01 millones
Población Total 2000
36.91 millones
103. 88 millones
Población Total 2012
41.09 millones
120.85 millones
Argentina
México
PEA 1990
Hombres
Mujeres
26.17%
13.73%
24.14%
12.16%
PEA 2000
Hombres
Mujeres
26.36%
17.61%
25.77%
13.03%
PEA 2012
Hombres
Mujeres
28.06%
23.44%
25.32%
14.23%
FUENTE: OIT / CEPAL en BADEINSO 2012. http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---
americas/---ro-lima/documents/publication/wcms_195884.pdf
Dos ejemplos de lo señalado son México y la Argentina. México casi
triplica a Argentina en población pero en lo que se refiere a la PEA femenina, el
país más sudamericano tiene una participación más alta que México en las
décadas analizadas. Esto sucede porque en México las mujeres están
mayoritariamente ubicadas en el sector informal, como reflejo de la creciente
informalidad de la economía en su conjunto y no están incluidas en la PEA.
También debe tomarse en cuenta la alta tasa de fecundidad mexicana en
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contraste con la baja tasa argentina. Finalmente, el nivel educativo de las
mujeres en Argentina es en promedio mayor que en México.
Visto así, es de notar que siguen habiendo desigualdades al momento
de entrar al mercado laboral, lo que se explica por la persistencia de los
estereotipos sexo-genéricos que conllevan a las inequidades de género al
momento de contratación y asignación de actividades. Lo que esto parece
indicar es una falta de estrategia y política de conciliación trabajo-familia de
parte del Estado. Tampoco hay en América Latina políticas de equidad de
género que sirvan para evaluar el proceso de convergencia en curso.
Finalmente se aprecia que hay una participación femenina creciente en
el medio económico, social y político en América Latina desde los años 70. Hay
evidencia de más mujeres en el mercado de trabajo y de una sobreexplotación
mayor medida en horas de trabajo y salario, donde trabajan más y ganan
menos que los hombres, como regla. De otro lado, se constata que a mayor
nivel educativo se están cerrando las brechas. Por último está puesto de
manifiesto la falta de políticas públicas específicas para atender los niveles de
discriminación a los que son sometidas las mujeres tanto en el medio de
trabajo como en la vida política.
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