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Editorial1
Septiembre, 2012
La crisis financiera que inició en 2007 con epicentro en las economías del
capitalismo maduro, se ha prolongado cinco años sin que los distintos gobiernos
logren encontrar salidas de mediano y largo plazo acordes con el interés de sus
poblaciones. Por el contrario, hay inconformidad y rechazo crecientes con respecto a
la aplicación de políticas económicas de austeridad fiscal que pretenden adelgazar
más lo que queda del ya de por sí debilitado Estado de Bienestar. Las proyecciones
sobre la situación de la economía global van a la baja: Naciones Unidas ajustó su
proyección en la tasa de crecimiento económico en 2.5%, inferior al 2.8% de 2011; la
OCDE apuntó hacia la desaceleración generalizada de sus miembros – con la
excepción de Brasil y el Reino Unido -, la OMC, prevé una expansión del comercio
mundial de 3.7% para este año - inferior al 5.1% sostenido durante los últimos veinte
años -, y finalmente, parece seguro que el FMI reajustará a la baja sus proyecciones
de crecimiento en octubre próximo – en su último reporte estimó en 3.5% el
crecimiento del PIB mundial.
En Estados Unidos, la tasa de crecimiento económico se ha mantenido
estancada – con una proyección de la Reserva Federal (Fed) entre 1.7 y 2% para este
año - y la tasa de paro está a punto de alcanzar el 9% - desde febrero de 2009 se
mantiene superior al 8% -, por ello, dada la débil recuperación en el empleo – 96,000
empleos en agosto, inferiores a los 100,000 necesarios para absorber los nuevos
ingresos en la fuerza de trabajo - el presidente de la Fed Ben Bernanke decidió a
mediados de septiembre emprender un tercer ejercicio de flexibilización cuantitativa
(Quantitative Easing 3) – los anteriores tuvieron lugar en noviembre de 2008 y 2010
respectivamente - mediante la compra de hipotecas del sector inmobiliario (mortgage
based securities) por 40,000 millones de dólares por mes – de prolongación indefinida
- para reactivar la economía y de paso ayudar a Barack Obama rumbo a su eventual
reelección en noviembre próximo. Dicho programa devaluará el dólar con la
pretensión de incrementar la competitividad de Estados Unidos en el comercio
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Texto redactado con colaboración de Ariel Noyola Rodríguez, miembro del proyecto OBELA,
Universidad Nacional Autónoma de México: Instituto de Investigaciones Económicas.
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internacional vía abaratamiento de las exportaciones, encarecimiento de las
importaciones, reequilibrio del déficit de comercio exterior y disminución de la deuda.
Mientras, los efectos para el resto Mundo se observarán vía incremento sustantivo en
la cotización de los mercados de renta variable, alza en el precio de los alimentos –
sumado el factor de la sequía al Oeste de Estados Unidos –, materias primas, en
particular del petróleo – la inestabilidad geopolítica en torno a Siria e Irán y la
especulación en el mercado de futuros sostienen al alza su precio y dificultan aún más
la recuperación económica mundial -, y finalmente, con la apreciación cambiaria de
las monedas nacionales que mantengan altos diferenciales en sus tasas de interés léase especialmente América Latina y el Caribe - con respecto a Estados Unidos y la
consecuente guerra de divisas de alcance global (Guido Mantega, ministro de
Hacienda de Brasil dixit).
En Europa, se insiste en la aplicación de políticas económicas a favor de la
disciplina/superávit fiscal como condición para asegurar el reembolso de la deuda, sin
embargo, los mercados financieros han entrado en una especie de esquizofrenia:
mientras los gobiernos de las economías en problemas han aplicado al pie de la letra
las medidas de ajuste, cada proyección a la baja en la tasa de crecimiento económico
hace que el mercado eleve la prima de riesgo y con ello el costo de la deuda se
incremente. Se gestiona la crisis apuntalando la rentabilidad del sistema bancario de
los países del núcleo europeo – Alemania y Francia – y se profundiza la crisis de la
periferia.
El plan anunciado por el presidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi de
comprar bonos de deuda de corto plazo – préstamo que supone que la venta del bono
debe retornarse en un periodo no mayor a tres años - en el mercado secundario
consiste en un auténtica transferencia público-privada: se presta dinero a bajas tasas
de interés (inferiores al 1%) a la banca privada por medio del BCE mientras estos
mismos bancos compran bonos públicos a intereses altísimos (hasta cuatro veces
superiores), un negocio redondo que nada tiene que ver con el interés público y el
bien común. En cuanto al “rescate” mediante la compra de bonos público de largo
plazo, se condiciona a que el país en problemas “solicite” la “ayuda” al Fondo Europeo
de Estabilidad Financiera (FEEF) y al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MED),
organismos con la facultad de imponer criterios de austeridad – en el caso griego se
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ha procedido ya a la privatización de infraestructura y a la reducción de la jornada
laboral: un círculo vicioso que ya ha sido abordado en entregas anteriores. La
cobertura mediática entorno a la “difícil” resolución del parlamento alemán de permitir
el “rescate europeo” logró ocultar con éxito las contradicciones de clase entre el sector
industrial y el sector financiero de origen germano: los intereses de la industria se han
visto afectados en los últimos meses por la aplicación de los programas de austeridad
que han debilitado la capacidad importadora (exportadora) de la periferia (centro)
europea. De ahí la relevancia del plan Draghi.
En Asia, la locomotora china se enfría. Pekín registró un superávit comercial de
8% con respecto al PIB en 2007, éste se ha contraído hasta menos del 2% en 2012,
principalmente por el menor consumo de las economías industrializadas – Estados
Unidos y Europa – y la apreciación del yuan (reminbi), y un notable incremento del
precio de las materias primas durante el periodo 2008/2012 de las que China es
importador neto. Con todo, cabe recordar que el componente mayor del PIB chino
continúa siendo la inversión - que representa poco más del 40% del total -, sin
embargo, habrá que preguntarse hasta qué punto este indicador podrá mantenerse en
su nivel actual: las inversiones procedentes tanto de Estados Unidos como de Europa
se han caído – 4.1 y 2.85% entre enero y agosto internanual -, mientras las
provenientes de Japón van en ascenso – 16.2% con respecto a 2011 y 50% entre
2011 y 2010. Lo anterior permite poner en su justa dimensión la disputa territorial por
las islas Diaoyu y las afirmaciones exageradas en torno a un “rompimiento” de las
relaciones sino-japonesas y un conflicto militar que desataría una “tercera guerra
mundial” y debilitaría aún más el contexto económico regional. Pese a todo, China
continuará privilegiando su ascenso económico (pacífico) frente a colisiones políticas
(militares), mientras Estados Unidos sigue mostrándose incapaz de reconocer que la
influencia asiática seguirá abarcando en lo sucesivo una mayor parte del mundo: Asia,
África, Sudamérica y hasta Norteamérica (Canadá).
En América Latina, hay desaceleración: los precios del mercado de
commodities han experimentado en los últimos meses un descenso paulatino – habrá
que seguir de cerca su repunte eventual vía el QE3 - lo que ha derivado en una menor
captación de ingresos fiscales, especialmente por la menor demanda de la región
Asia-Pacífico. La crisis de la Euro Zona impactó negativamente en 5% las
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exportaciones regionales y disminuyó el nivel del envío de remesas desde Europa –
Ecuador y Colombia ameritan especial atención por el importante peso que guardan
las remesas: la teoría del “desacople” del Sur respecto al Norte aparentemente se
está viniendo abajo – incluyendo BRICS.
En conclusión, no hay recuperación en la economía mundial. Resulta improbable que
la medicina monetarista de la Fed alcance a reactivar la dinámica económica
estadunidense – en
realidad
ha
beneficiado
a
exportadores
los
de
materias primas y
tres
fondos
inversión
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de
: Pacific
Investment
Management
Company,
DobleLine Capital y
TWC -, en especial
el empleo, que no
ha logrado recobrar
sus niveles previos
a
la
crisis
(ver
gráfico). La situación económica actual ha puesto de manifiesto el estancamiento
permanente producto de la dinámica de acumulación del capital monopolista
financiero3 lo que no hace sino evidenciar el carácter sistémico de la crisis.
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CNN Expansión. “QE3 beneficia a tres fondos de inversión”, [en línea]. 20 Septiembre 2012.
Disponible en Web: http://www.cnnexpansion.com/economia/2012/09/20/qe3-beneficia-a-tresfondos-de-inversion
3
Bellamy Foster, John y Magdoff, Fred. La gran crisis financiera: causas y consecuencias. 1ª
edición. México: FCE (2009).
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