Las guías de arquitectura como representación de la ciudad.

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Las guías de arquitectura como representación de la ciudad
Miguel Madera Donoso
ciudad viva
ciudad viva
Entrevista
Paulo Mendes da Rocha
Foros y Encuentros
Centros históricos
Arquitectura industrial
Barriadas
Hacia Cádiz 2012
Ciudad viva
Artículos
Mario Coyula
Ramón de Torres
José María Ridao
Miguel Madera
Proyectos de Cooperación
Internacional
El Salvador
Chile
Marruecos
Ecuador
Proyectos en Andalucía
Tomares
Bahía de Cádiz
Granada
Conil de la Frontera
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Las guías de arquitectura
como representación de la ciudad
Miguel Madera Donoso. Arquitecto
“....lengua
que es el órgano de la recreación
del reconocimiento
pero no el de la resurrección de algo ”
“todo lo que se puede decir es mentira”
“En esta noche, en este mundo”
Textos de sombra y últimos poemas, Alejandra Pizarnik
Stevenson caligrafió un mapa. Una carta sobre
latar la suma de nuestro disfrute, nidio de
la que desplegó un perímetro insular enfilado
palios y fantasmagorías. Pevsner observaba
por los rayos de una rosa náutica, prendedor
que no nos fijamos en los edificios si no es a
de fingidos alisios que asperjaron las magnitu-
través de un esfuerzo extraordinario, una com-
des de calado como si no se hubieran insinua-
pulsión, y solo aquellos que arriesgaban cruza-
do lo bastante las ensenadas del creador.
da o excursión lograban aprender que esa
Tramó floresta y relieve, traspasados por tres
mirada podía ser juego, lección, una emoción y
vectores de ronda divergentes del istmo que
epifanía propias de la búsqueda del tesoro. Así
acusaba una isla de mentira. Obligó la derrota
nació el proyecto de la Penguin: las primeras
tirando fajas de esteros y mares de vainica. Y
guías de arquitectura del mundo moderno, tal
plantó la cruz. Entonces brotaron naos y perso-
y como hoy las conocemos.
najes, buscando el tesoro. El mapa cesó en su
Andalucía se compuso coral como el sentido
corografía para representar las relaciones en
del plano, un conjunto de voces diversas pero
las que nunca se había pensado.
inseparables en signos más que vocabularios,
Pevsner anticipó sus propósitos de exploración
flujos más que dicción: música. Con este ser
del patrimonio arquitectónico de Inglaterra en
alumbró sus Guías de Arquitectura, indiferen-
sus artículos publicados bajo el epígrafe La
tes al ansia de respuesta en sus itinerarios de
Búsqueda del Tesoro. Anhelaba ofrecer su
pistas caliginosas:
Mapa de la Isla del Tesoro, Stevenson, primera edi-
deambular por el primor de lo edificado, reve-
procurar el recorrido, quizás convocar, acaso
ción alemana de 1883
lando lo que significa la contemplación históri-
iniciar la magnitud de cada universo, su breve-
Principales rutas marítimas desde el puerto de
ca, social y estética de la obra. Todo por aqui-
dad al compartir nuestra distancia
Valparaíso. Chile
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Las guías de arquitectura como representación de la ciudad Miguel Madera Donoso
indagar en los clavos del tiempo sobre el terri-
cruces efervescentes venteaban un propósito
torio habitado, sostener el tenaz ejercicio fun-
de huella para justificar el crimen. Nunca supe
dador de quienes actuaron para hacer de la
cuán a menudo él, ellas, lograron cobrar su
vida un lugar sobre formas reconocidas o ima-
bien ganado sobresalto en los picos de una
ginadas: la crónica de los personajes que ani-
calle, el tacto ceñido a tal o cual número de
maron el espacio
gobierno, la fe de un lance de alegría, decep-
conjugar con violencia la sumisión al papel, alba-
ción o alivio. Pero siento que la topografía
rán o billete, ficha o cupón, cédula o volante,
ambulante de esos seres amados, tesoro de
recorte, confeti, octava, secante, atlas o esquela
secretos y remotas afinidades, se encuentra al
fracturar el imperio de la vista sobre los demás
origen de estas Guías:
sentidos: elevar las ciernes de la respiración en
el espacio material y poético de la Medina de
el dibujo, el sonido de nombre y naturaleza, el
Tetuán, sus héroes sobre el troquel aéreo del
sabor tocado de la especia que anuncia el
Blad: la cooperación y la participación como
deceso de una civilización
valores estratégicos, laylah,
a veces construir un pasado, otras salvar la
andando como en Córdoba argentina por el
referencia, la ciudad como esfuerzo narrativo
patrimonio modesto, íntimo, la mirada despier-
Presagian los nahuas tlayol-teohuiani que
ta, arquitecturas y princesas de espelunca
cada vez que se cumplen veinte encuentros
Quito, un templado degustar por los cursos
entre el Sol, Venus y la Luna, los elementos se
derramados del Pichincha, las cuadras según
rebelan contra la humanidad que los manipu-
órdenes, el paseo desde la margen opuesta del
la. Los edificios se agrietan, las esculturas que-
encintado y de súbito el ingreso, la importancia
dan lisiadas, los frescos vierten sus cadmios y
de acceder (la planta en las hojas, su disposi-
azafranes, y los códices se vuelven polvo. Hay
ción en las horas) señalando el devenir del uso
que empezar de nuevo, extraer los fonemas y
sobre cada elemento (un hallazgo) y Zaldumbi-
las letras. Volver a dibujar,
de: amar lo propio por ser propio, sin pedirle
describir un lugar duradero en la superficie de
más...volver al primer amor,
la tierra.
el Valle de los Ingenios de Trinidad, flor de azú-
Puede que ya fuera arquitecto mi pana Fico
car endecha; el sitio de las Leyes de Indias, el
cuando resolvía cortejos sobre episodios de
sometimiento de dios, rey y patria al lugar, la
callejero. Negando esquina, umbral o afiche, se
gente y el recurso, modelo para fabricar un
citaba en derredor de alguna hora en punto
territorio, sultanes yorubas, guerreros del Sene-
incierto del graneado urbano. Asechanza o per-
gal, corsos,
Vista aérea de Tetuán. Marruecos
secución, la ocurrencia no tenía nada de ino-
y Oriente, cinco territorios maxilares en la cabe-
Imágenes históricas de La Habana. Cuba
cente, ya que en todos los lugares posibles dos
za del caimán, mascando tiranía y clamando
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libertad, tejidos en serafinas de chaguaramas
se siente con deleite su cubierta gomosa, en la
jaqueladas por las cubiertas de quienes sueñan
primera guarda sonríen angelotes trigueños
donde trabajan: las cerezas del cafetal como
ante zócalo de escalinatas; al final espacio para
únicos luceros, los cuerpos el bagazo si hubo
tirar notas sobre filigrana de mar y bohío
zafra, las estancias caladas en solares sin ape-
La Habana siempre,
llido, urbanizar el campo y rurizar la ciudad,
espacio transversal y sincrético, adelantada de
mentira
los flujos modernos del terciario y de la esgri-
Por todas partes los machetes mambises y
ma contra la destrucción por la búsqueda del
Martí desesperando de vivir, boca arriba en Dos
prestigio, de la reacción frente a la ciudad
Ríos mientras Miguel Ángel de la Guardia Bello
como valor de cambio
juraba morir en Las Tunas, antes quemada que
nos enseña lo que representa el patrimonio
esclava, allí redimido el ultramar,
arquitectónico como evolución y progreso, la
Manatí Sugar Company
bondad de un modelo dirigido a comprender y
y la primera vez, una sospechosa alineación pos-
liderar procesos más que a la obtención de una
terior, un patio fermentado, delante el porche
imagen, la sal inflamada de relaciones y signi-
con mecedora desde el que la cachimba de mi
ficados
abuelo me buscaba entornando los ojos verdes,
la descripción es militante: prepara en todo
enseguida la extensión ecléctica, trópico refoci-
momento lo que debe llegar
lo con vestido de alamares Decó
el hecho de la urbanización como existencia de
Caribbean Sugar, otra vez la caña los huesos,
la ciudad, su parentesco con la norma y, sin
de nuevo Dahlmann empuñando con firmeza el
embargo, la superación de ésta por la noción
cuchillo, que acaso no sabrá manejar, saliendo
del clima, el sitio
a la llanura
Streamline Moderne, everyone, un libro escrito
Las Tunas, Santiago, Holguín, Guantánamo,
en cubano... ya no se puede más
Granma: mandaron parar
en Valparaíso el espacio urgente, entraña de lo
la revolución entendió el brote de lo urbano
que perdura bajo la cruz, edificios nómadas,
como consecuencia del lugar, una sinestesia de
náufragos, aristados de bruma en los atraques
territorio
(desencanto, no desesperanza) del puerto, la
se cumple esta Guía con voz hermosa: los
pauta para regresar a nuestros sueños; piratas,
rubros documentales, que celebran la memoria
navegantes, poetas, tren tren vilú.
de los arquitectos que contribuyeron, que ima-
Andalucía, todas, la presencia en el discurrir del
ginaron, que quisieron: que supieron interpre-
morador y el visitante, localizar, identificar, pon-
tar en Oriente que crear no es un acto de
derar y construir la referencia, la arquitectura
poder, sino de reconocimiento
como un bien, el producto histórico en icono-
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Imágenes históricas de Cádiz
Las guías de arquitectura como representación de la ciudad Miguel Madera Donoso
grafías orientales, azules postales en las bahí-
las formas de una ciudad: Sana’a, Madinat as-
as, cromos de barrio, la ciudad empleada, los
Salam, Ein Gannim, las que vendrán, mil y una,
hijos de Shahryár y Shahrazad, en los diecisiete
orbe y avatar.
nombres de la noche de Cansinos,
Mi pana Fico y yo aprendimos de Carlos Fuen-
Espuman la plenitud de todo lo observado y
tes que en la ciudad, como en la novela, todo
gozado, la melancolía de lo que se puede per-
es contiguo. Las casas, los parques, las calles,
der; el vigor lento de quien es íntegramente lo
los comercios, las azoteas, los drenajes, la cin-
que escribe, dibuja, para afirmar otra verdad
tura amurallada. La ciudad circula, su tiempo
posible. Sentir los episodios de lo que fue cons-
también. Peor aun, en el reposo, la contigüidad
truido, como si estuviese aconteciendo en
rige. En su obra Aura (uno de los más bellos
tanto se arrambla la mirada. Rendir las identi-
relatos de amor jamás escritos), son cautivos
dades transidas, adquiriendo sobre ellas el ser
del deseo los amantes del pasado en una anti-
de cada tiempo, sin cancelarlas.
gua casa, consumidos en un pensamiento
linternas por las que se cala como el alcanfor el
intemporal dentro de la ciudad moderna.
Imágenes de la guía del Oriente de Cuba
aliento de Kamal, llamado luna de las lunas,
Plano de recorridos patrimoniales. Guía de Valparaíso.
con el sueño sin conciliar al galope de su mon-
Chile
tura de ébano, reconociendo antes que nadie
Artículo
Eternamente.
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