PERFIL TOPOGRÁFICO El perfil topográfico representa las formas del relieve a lo largo de la línea entre los Pirineos y la depresión del Ebro. Entre los puntos A y B se suceden las siguientes unidades del relieve: – Pirineos. Constan de tres partes. La zona axial, de roquedo paleozoico, corresponde al antiguo macizo herciniano de Aquitania rejuvenecido en la orogénesis alpina. Está formado por materiales paleozoicos y tiene formas abruptas y altitudes elevadas. Los prepirineos se formaron a partir del plegamiento en la era terciaria de los materiales secundarios depositados por el mar en la fosa pirenaica. Son de formas más suaves y menos altos que el Pirineo axial. La roca principal es la caliza y existen ejemplos de modelado cárstico. La depresión media es una larga y estrecha depresión, de materiales margosos que separa las dos unidades montañosas. – Depresión del Ebro. Es una fosa prealpina de forma triangular que, tras la orogénesis terciaria, quedó entre los Pirineos, la Cordillera Costero-Catalana y el Sistema Ibérico. La depresión estuvo primero ocupada por el mar, pero luego se cerró, transformándose en un gran lago hasta finales de la era terciaria, cuando el Ebro se abrió paso a través de la Cordillera Costero-Catalana hasta el mar. Por ello tiene depósitos marinos y continentales, gruesos en los rebordes montañosos o somontanos, donde la erosión ha formado mallos y hoyas; y más finos en el centro de la depresión donde se han constituido mesas o planas sobre los estratos duros y badlands en los materiales más blandos. – Sistema Ibérico. Es una cordillera intermedia, formada en su mayor parte por materiales secundarios calizos depositados por el mar en el borde oriental del zócalo de la Meseta, que se plegaron en la orogénesis alpina. Los materiales paleozoicos solo existen en algunos sectores donde la cobertera sedimentaria depositada sobre el zócalo era menos potente y permitió el afloramiento de bloques del zócalo rejuvenecidos en la orogénesis alpina. El Sistema Ibérico cuenta también con materiales terciarios en la fosa de Calatayud, que lo divide en dos ramas a partir del sureste de Soria. – Submeseta sur. Es una cuenca sedimentaria, formada en la era terciaria cuando la orogénesis alpina provocó el hundimiento de algunos bloques de la Meseta que se rellenaron después con sedimentos terciarios. Los materiales son de diferente dureza, arenas, arcillas, yesos, margas y calizas. Las formas del relieve predominantes son los páramos (superficies estructurales planas y elevadas coronadas por estratos calizos); campiñas (llanuras bajas suavemente onduladas recorridas por ríos en los lugares donde los páramos han sido erosionados) y cuestas (zonas inclinadas entre los páramos y las campiñas). – Montes de Toledo. Surgieron en la era terciaria por la rotura y levantamiento de un bloque de la Meseta. El roquedo es paleozoico y las cumbres suaves y aplanadas. – Sierra Morena. Surgió en la era terciaria como un brusco escalón flexionado y fallado en muchos puntos que separa la Meseta del valle del Guadalquivir. Se debió a los empujes producidos desde el sur sobre el zócalo de la Meseta al formarse las Cordilleras Béticas. El roquedo es paleozoico y las cumbres suaves y redondeadas. – Depresión del Guadalquivir. Se formó en la orogénesis de la era terciaria paralelamente a las Cordilleras Béticas. Primero estuvo ocupada por el mar, luego se convirtió en un lago litoral y más tarde, por colmatación, en marismas pantanosas. Se rellenó con arcillas, calizas y margas marinas. El predominio de los materiales arcillosos da lugar a campiñas suavemente onduladas. Cuando surgen los mantos de caliza se forman mesas y cerros testigo.