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La comunicación educativa en los diferentes modelos de enseñanza
En cualquiera de los casos, estas actividades implican una transformación en la
concepción de la enseñanza, superando el modelo tradicional basado únicamente
en la transmisión de información desde el profesor al alumno, y con una concepción
receptiva de los aprendizaje, hacia modelos o paradigmas (no diremos nuevos)
articulados por la capacidad de diálogo o interacción y el grado de estructuración del
programa formativo (Moore, 1991). Las nuevas modalidades educativas vienen
entonces determinadas no por la separación física entre profesores y alumnos entre
sí, como tradicionalmente se han contemplado los sistemas de enseñanza a
distancia, sino por la cantidad y calidad de presencia continuada en red, del diálogo
entre profesores y estudiantes y en la flexibilidad del propio diseño o estructura del
curso. Moore (1991), y More y Kearley (1996), ya definieron este nuevo concepto de
distancia como distancia transaccional.
El diseño metodológico del curso y el conjunto de estrategias didácticas que se
movilizan pueden dibujar, por una parte un curso totalmente a distancia con una
frecuente relación entre profesores y alumnos, pero también, por otra parte, un curso
presencial con un modelo de comunicación unidireccional, del profesor hacia los
alumnos con escasa posibilidad para diálogo y participación entre ellos.
Retomando los conceptos de diálogo y estructura mencionados, Moore (1991, 1993)
define:

el diálogo como el intercambio de palabras, acciones y ideas, o como el
conjunto de interacciones entre profesores y alumnos con un propósito
determinado y sentido constructivo, a saber, incrementar el conocimiento de
los alumnos, y que es valorado por los participantes.

la estructura, como el grado en que un programa educativo presenta la
posibilidad de acomodarse a las necesidades individuales de aprendizaje, en
sentido de rigidez o flexibilidad en los objetivos, en las estrategias de
aprendizaje y métodos de evaluación.
A partir de estos conceptos podemos dibujar diferentes posibilidades metodológicas,
en torno al grado de abertura del programa y las posibilidades de diálogo que este
ofrezca. Aumentando desde modelos de aprendizaje autónomos con materiales
interactivos y una estructura altamente cerrada y dirigida que ofrece vías de
comunicación únicamente entre profesor y alumno focalizadas al apoyo y
autorización; hasta modelos basados en dinámicas colaborativas basadas en el
trabajo en grupo cuyas metas son compartidas y estructuras didácticas altamente
abiertas, flexibles y acomodables a las necesidades de los alumnos.
En la misma línea Bartolomé (1995) clasifica que los procesos de aprendizaje a
través de las redes en torno a los modelos magistral, participativo y investigador, y
Mason (1998) en:
●
Modelo de “contenido con apoyo”. Se basa en la distribución de materiales preproducidos y no-modificables, que se pueden llevar a cabo o tutorizar por
profesores distintos a los diseñadores del contenido. Los alumnos trabajan a
partir del material y actividades de aprendizaje, con poca interacción con los
compañeros y solo en forma de comentarios o asesoramiento a través de
sistemas de conferencia electrónica. El componente telemático, indica Mason, no
representa, en este caso, más de un 20% del tiempo de actividad de los
estudiantes.
●
Modelo Wrap Around. Junto a los materiales de aprendizaje se combinan otros
recursos: guías didácticas, documentos de apoyo al trabajo de los estudiantes,
tutoriales, demostraciones, simulaciones, casos…). Se suele utilizar software
compartido para la solución de problemas; el profesor interviene tanto a nivel
individual como en pequeño grupo; la distribución de clases se da en formato
multimedia, texto, vídeo o audio; la interacción entre alumnos y el profesor se da
por correo electrónico y raramente en forma sincrónica. Este modelo ofrece
mayor libertad y responsabilidad a los alumnos para interpretar el curso por sí
mismos, a la vez que exige un rol del profesor más activo, ya que, en
comparación con el modelo anterior, se reducen los materiales pre-producidos, y
el desarrollo del curso se da a partir de las actividades de grupo. Como puede
apreciarse, cobra importancia la comunicación entre los participantes a través de
actividades de aprendizaje sobre la transmisión de los contenidos. La
interacción, en este caso, ocupa un 50% del tiempo de estudio y el resto se
dedica al trabajo con los materiales.
●
Modelo Integrado. Se basa en la realización de actividades en grupo, de forma
colaborativa, con recursos de aprendizaje, indicando las tareas o problemas que
deben resolverse. Los contenidos son fluidos y dinámicos y vienen determinados
tanto por la actividad individual de cada alumno como del grupo. Este modelo,
apunta Mason, disuelve las distancias entre contenido y apoyo, y depende de la
capacidad de creación de una comunidad de aprendizaje. La interacción se da,
no como respuesta a la actividad de aprendizaje propuesta sino que se
estructuran en la búsqueda, la localización y análisis de información y creación
de conocimientos basándose en metas compartidas. La comunicación se
produce, desde diferentes modalidades -síncrona o asíncrona-, en vídeo, audio o
texto. Requiere de herramientas de trabajo colaborativo.
El diseño de situaciones de aprendizaje basadas en la comunicación interpersonal
mediada, requiere tomar en consideración diferentes elementos:
●
unos relacionados con el planteamiento didáctico en si, e incluye decisiones
como: qué se pretende con dicha situación o actividad, capacidades que se
esperan trabajar, las características de los participantes, evaluación, rol docente,
rol del alumno y qué actividades se espera que realice el alumno.
●
otros relacionados con el proceso de comunicación y espacio tecnológico.
Consideramos,
también,
las
necesidades
específicas
del
proceso
de
comunicación; si la comunicación es privada, en grupo, en gran grupo; las
necesidades interactivas de la tarea (intercambio de documentos, necesidad de
reflexión frente a la inmediatez, necesidad de disponer de utilidades
compartidas); cantidad de intercambios esperados, etc.
●
finalmente, otros relacionados con las adecuación de las decisiones anteriores
con las características y potencialidad de las herramientas de comunicación, que
nos permita seleccionar la herramienta más adecuada a la actividad.
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