Manual de Mística del MJC

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Constitución Fundamental MJC
MANUAL DE MISTICA DEL M.J.C.
INTRODUCCION
El dinamismo propio del joven que lo impulsa a buscar y seguir mejores caminos para lograr sus
metas, es el mismo que ha impulsado al Movimiento de Juventudes Cristianas a través de su historia a
ser un grupo cada vez mejor, a ser una comunidad donde todos trabajemos por el mismo objetivo, dando
este esfuerzo juntos. Frutos que permanezcan.
Hemos querido elaborar este trabajo para tener todos, el mismo punto de partida, la misma
esencia. De estas hojas debe brotar una misma Mística, que se haga presente por medio de nosotros en
la Iglesia y en nuestro ambiente.
Cada miembro, Equipo, Zona, debe ir haciéndola suya y viviéndola a su manera. Así como la
unidad de la que se es parte se enriquece gracias a la diversidad de carismas de cada uno.
Estas páginas servirán a todos nosotros como alimento a nuestro trabajo, y apostolado.
Orientarán a los Equipos de coordinación zonal a seguir una unidad de organización y a cada dirigente le
servirán para renovar su compromiso, todo esto con el fin de dar mayor y más eficaz servicio a todos los
muchachos y muchachas que esperan y necesitan tanto de sus dirigentes.
Lo más importante es que las vivamos intensamente cada día de muestro trabajo M.J.C., cada
día de nuestra vida.
¡UNIDOS CON CRISTO...
... PARA SIEMPRE!
Constitución Fundamental MJC
CAPITULO I
OBJETIVO DEL MOVIMIENTO DE JUVENTUDES CRISTIANAS.
Todo grupo tiene un objetivo, el cual condiciona su ser de grupo. El Movimiento de Juventudes
Cristianas no es una excepción, pero como grupo cristiano está condicionado por algo mayor que su
propio objetivo, es mas, el objetivo del M.J.C. está enfocado a eso, es decir, a la misión: la construcción
del reino de Dios lo empecemos a vivir aquí y ahora. El Movimiento, como grupo cristiano dentro de la
Iglesia, tiene como objeto el mismo que la Iglesia misma: La Evangelización, como lo marca el
Documento de Puebla.
El gran ministerio o servicio que la iglesia presenta al mundo y a los hombres en él, es la
Evangelización (ofrecida con hechos y palabras), la Buena Nueva de que el Reino de Dios, Reino de
justicia y de paz, llega a los hombres en Jesucristo (DP 679).
Que en resumen es el continuar la tarea de Jesús de empezar el Reino del Padre aquí en la
tierra.
El M.J.C. expresa su objetivo de la siguiente forma:
" FORMACION INTEGRAL DE LIDERES CRISTIANOS EN LA ACCION PROPAGADORA DE LA
PALABRA DE DIOS QUE SE
REFLEJE EN UN COMPROMISO DE VIDA ".
En esta frase se manejan los conceptos que son base de toda actividad y Mística del Movimiento.
Entendemos por formación, en su sentido más amplio, todas aquellas actividades que buscan el
desarrollo y promoción de todos los miembros del grupo. El Movimiento, primeramente, busca la
formación de sus miembros, pues todos los laicos, en la medida en que participen en la vida de la Iglesia
y en la misión de ésta en el mundo, tienen la urgente necesidad de una sólida formación humana,
doctrinal y apostólica (DP 794). Y una característica importantísima de la formación que busca el
Movimiento de Juventudes Cristianas, es que sea integral, es decir, completa, que cubra todos los
aspectos humanos que requiere un joven.
Un Joven está sumamente interesado en cuestiones sexuales, en cuestiones políticas, en
cuestiones ideológicas, en decidir su carrera, etc., y el M.J.C. busca ofrecer una formación que abarque
toda esta complejidad del joven. Los miembros del Movimiento logran fundamentar su fe e irse formando
un criterio en cuanto a cuestiones socio-políticas, ideológicas, económicas; buscan superarse, y sobre
todo, aman y aprenden que el amor no es algo teórico sino algo que se manifiesta día con día a los
demás; buscan relaciones humanas profundas y en general, ir al fondo de las cosas en todo, a la vez que
ser más humildes; adquieren cierta capacidad para diferenciar lo que conviene o no al Plan de Dios
dentro de su realidad Juvenil.
Buscando la formación integral de líderes cristianos, del M.J.C. retomando su propia experiencia,
y las enseñanzas de otros movimientos y grupos eclesiales, proyecta la formación de sus miembros en
cinco aspectos básicos: Religioso, Humano, Técnico, Físico, y Cultural; en la perspectiva de la unidad
fundamental de la persona humana.
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ASPECTO ESPIRITUAL- RELIGIOSO
Conscientes de nuestro ser Cristiano, y nuestra misión evangelizadora dentro de la Iglesia,
asumimos la responsabilidad, de la formación de los miembros de nuestro movimiento en el aspecto
religioso cristiano, como pilar fundamental de nuestra vida. A la formación cristiana de cada uno de ellos
se ordenan todas las demás actividades de muestra vida en común, y por ella cobra sentido el
Movimiento entero, sabiendo que aclararemos tanto mejor nuestro objetivo propio, y serviremos tanto
mejor a la Iglesia, cuanto mas importante sea el espacio que dediquemos, en nuestra Organización y en
nuestro m‚todo de acción, a una seria formación religiosa de nuestros miembros (CT 70).
ASPECTO PSICO - SOCIAL
En la unidad de un cuerpo y una alma - nos enseña el concilio -, el hombre, por su misma
condición corporal, es una síntesis del universo material el cual alcanza por medio del hombre su más
alta cima y alza la voz para la libre alabanza del creador (GS 14). Esta unidad fundamental nos muestra
que la fe no puede subsistir separada de la realidad total del hombre, y sabiendo que Dios nos da la
existencia en un cuerpo por el que podemos comunicarnos con los demás y ennoblecer el mundo; y que
por ser hombres necesitamos de la sociedad en que estamos inmersos, y que vamos transformando y
enriqueciendo con nuestro aporte en todos los niveles desde la familia y los grupos intermedios, hasta el
estado , cuya función indispensable a de ejercerse al servicio de las personas y la misma comunidad
internacional (DP 336), procuramos la formación humana de los miembros de muestro movimiento, en tal
manera noble, que lo mismo a nivel personal que social, se vaya desarrollando en una visión objetiva de
su propia dignidad, y de la realidad que lo rodea.
ASPECTO TECNICO
No podemos olvidar que el hombre con su acción, no solo transforma las cosas y la sociedad,
sino que se perfecciona a si mismo. Aprende mucho cultiva sus facultades, se supera y se trasciende. Tal
superación rectamente entendida, es mas importante que las riquezas exteriores que pueden acumularse
(GS 35); es por ello que dentro de la misión formadora de nuestro movimiento contemplamos el aspecto
técnico como importante en la promoción humano - cristiana de sus miembros. Cada uno de los
elementos técnicos que conforman este aspecto, están, no en orden así mismos como finalidad última,
sino en orden a un completo desarrollo de la persona.
ASPECTO FISICO
Todo hombre tiene en conciencia el deber de proteger su salud. En el M.J.C. promovemos el
sentido de la responsabilidad para cuidarla, buscando el desarrollo armónico del cuerpo humano, por ello
contemplamos el aspecto físico como uno de los constitutivos de la formación integral de cada uno de
sus miembros.
ASPECTO INTELECTUAL -CULTURAL
Con la expresión cultural, en general, se indica todo aquello con lo que el hombre afina y
desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales; procura someter el orbe terrestre con
su conocimiento y trabajo; hace mas humana la vida social, tanto en la familia cono en toda la sociedad
civil mediante el progreso de las costumbres e instituciones; finalmente a través del tiempo formula,
comunica y conserva en sus obras grandes experiencias espirituales y aspiraciones hará que sirvan de
provecho a muchos (GS 53). De ahí que el aspecto cultural forme parte de la integridad de la formación
que el movimiento busca.
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Pero toda esta formación no tendría sentido por si sola, sino que busca que cada miembro del
grupo se forme como líder cristiano y que actúe correctamente como tal en su realidad. El liderazgo es un
concepto que manejamos mucho en el movimiento, sin embargo, buscamos que el liderazgo que
ejercemos en el M.J.C. no se quede dentro del grupo. Los miembros del movimiento, vamos adquiriendo
aptitudes de líderes para serlo en todos los ambientes en que nos movemos durante toda nuestra vida.
La Iglesia Latinoamericana reconoce que es necesario estimular la capacidad creadora de la juventud
para que ellos mismos encuentren medios de llevar a cabo su misión y lo trasmitan a los demás a través
de un trabajo de animadores, asesores o líderes juveniles (DP 1199 y 1203).
Y así como el Documento de Puebla lo pide, Jesús ya había definido la misión de sus seguidores,
como los portadores de su Palabra: 'y les dijo: Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a
toda la creación. El que crea y se bautice se salvará' (Mc. 16,15-16).
Nosotros, jóvenes cristianos, tuvimos la gran oportunidad de conocer el evangelio a través de un
grupo juvenil y tenemos la obligación de propagarlo a los demás. En el objetivo del Movimiento
contemplamos esta misión a dos niveles:
1.- Cuando formamos parte del grupo, al transmitir el mensaje en nuestros campos, realizando
una labor de formadores y llevando a cabo un apostolado en una de las cuatro líneas de trabajo que
forman el M.J.C.
2.- Cuando salimos del grupo, al transmitirla durante toda la vida a través de un testimonio
coherente con el Evangelio, luchando por la justicia y la paz, y sobre todo, amando a los demás,
haciéndonos hermanos con ellos.
Desde luego, el punto medular de esta propagación de la Buena Noticia es que cada día, en cada
momento, expresemos esa vivencia como apóstoles en todo lo que hagamos, en todos los lugares que
estemos y con todas las personas que tratemos.
Que cada día participemos en forma directa en esa gran empresa que es la construcción del
Reino de Dios, de acuerdo a la gracia que cada quien recibió de Cristo. (cf.. Ef.4,7).
Si el objetivo del M.J.C. se queda dentro de los límites del grupo o dentro del período en que
participamos en él, podemos considerarlo como mediocre y pobre. El objetivo debe trascender nuestra
estancia y convertirse en una constante lucha por el amor y por la justicia en la sociedad en que
trabajamos y participamos, y a esto se refiere a la tercera parte de nuestro objetivo.
En efecto, el laico se ubica, por su vocación en la Iglesia y en el mundo, miembro de la Iglesia,
fiel a Cristo, está comprometido en la construcción del Reino en su dimensión temporal (DP 787-788).
De modo que la Iglesia vaya siendo una comunidad de fe, oración y de caridad fraternal.
El Movimiento nos inicia en nuestro compromiso cristiano de una forma muy accesible a la
juventud, y poco a poco nos hace comprometernos más y más con nuestra realidad como jóvenes, como
cristianos y como mexicanos. Y este compromiso debe manifestarse en cada detalle de nuestra vida, en
nuestro trato con las personas, en la salud de nuestras relaciones humanas y en la conciencia de nuestro
papel en la sociedad, actuando concretamente como profesionistas; como personas conscientes de su
ser como cristianos; esto es, participes de la gran obra de Jesús, la construcción del Reino de Dios,
centro de su Evangelio. Un Reino de amor donde todos los hombres seamos hermanos y vivamos la paz
y la justicia. Solo así podremos llamarnos verdaderamente discípulos de Jesús, así como El mismo dijo:
'Ahora les doy mi mandamiento: ámense unos a otros, como yo los amo a ustedes' (Jn. 15,12).
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CAPITULO II LOS INSTRUMENTOS BASICOS
Para que los miembros del M.J.C. alcancemos el objetivo del grupo, se nos ofrece y propone el
uso de una serie de instrumentos que nos permitirán ir madurando gradualmente, además de que nos
hace sentir cariño y orgullo por nuestro grupo.
A continuación se hará una descripción de cada uno de ellos para que de esta forma tengamos
una idea común de aquello que nos identifica y nos mantiene unidos con Cristo para siempre.
1. Vida de Equipo.
En el Movimiento sabemos que, inmersos en un mundo donde el egoísta prevalece en sus
múltiples manifestaciones, tenemos la urgente necesidad y tarea de aprender a ser Iglesia y
contemplándola constituida por Cristo para ser comunión de vida, de caridad y de verdad (LG 9),
proyectamos su fisionomía en nuestra propia Organización en equipos de vida, de oración y trabajo.
Todo el M.J.C. está organizado en equipos, formados por pequeños grupos de personas que, con
una misma inquietud, nos reunimos periódicamente con el deseo de progresar y dispuestos a dar y
recibir. A través del equipo, de la vida en equipo, es como vamos conociendo, comprendiendo y viviendo
nuestro objetivo como Movimiento, y aprendiendo al mismo tiempo, a proyectar entre nosotros mismos, el
sentido de Iglesia.
Llamados a vivir el equipo, descubrimos que su mayor riqueza es que todos somos diferentes, y
esto nos ayuda a que nos aceptemos y nos complementemos, como nos lo enseña San Pablo: 'Los
miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la mano: no te
necesito; y la cabeza no puede decir a los pies : no lo necesito. Más aún, los miembros que parecen los
mas débiles son los mas necesarios' ( 1Cor 12,20-23). El equipo es mucho mas que una simple reunión
de sus miembros, es un compromiso de vida, de vida comprometida en la que todos queremos aprender
a ser uno, como Cristo y el Padre son uno. (cf.. Jn. 17,21).
El testamento espiritual del Señor nos dice que la unidad entre sus seguidores no es solamente
la prueba de que somos suyos, sino también la prueba de credibilidad de los cristianos y del mismo Cristo
(EN 77); conscientes de ello, a pesar de la gran diversidad de equipos, y de servicios dentro de los
mismos, la vida que en ellos procuramos busca la unidad alrededor de Cristo, para que todos, grupos,
equipos, zonas, líneas, el movimiento entero seamos, juntamente con la Iglesia, la señal de que el
Evangelio puede ser vivido unidos con Cristo para siempre, en una actitud sincera y constante de
servicio. Así, la vida del Movimiento está en los equipos, pues en ellos lo mas importante son las
personas, a quienes buscan formar para que den fruto y ese fruto permanezca (cf.. Jn 15, 16).
2. Apostolado del joven por el joven.
Los jóvenes, - dice el concilio Vaticano II -, deben convertirse en los primeros apóstoles de los
jóvenes, ejerciendo el apostolado personal entre sus propios compañeros, habida cuenta del medio social
en el que se viven (AA 12). Esta exhortación, continua por el Papa Pablo VI que nos dice : Es necesario
que los jóvenes, bien formados en la Fe, y arraigados en la oración, se conviertan cada vez mas en
apóstoles de la juventud (EN 72), nos impulsa vivamente dentro de nuestro compromiso cristiano a
buscar cada d¡a formas nuevas de propagación de la palabra de Dios en nuestro ámbito juvenil,
reflejándolo, también en ello, nuestro compromiso de vida.
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Nuestra identificación personal y como movimiento, con Jesucristo eternamente joven es laque
nos proporciona la verdadera juventud, la faculta de alegrarse con lo que comienza, de darse sin
recompensa, de renovarse, y de partir para nuevas conquistas. (msc 8).
Nuestra misión evangelizadora, en el medio social concreto de nuestro país y en nuestro
continente, nos hace una vez mas, en el contexto de nuestra opción preferencial por el joven, aceptar
nuestra responsabilidad de presentar a la juventud que nos rodea un evangelio que sea capaz de dar
sentido a la vida, y por consiguiente de inspirar actitudes de otro modo inexplicables: renuncia,
desprendimiento, mansedumbre, justicia, compromiso, reconciliación, sentido de la responsabilidad, Fe,
est., aprendiendo así a ser esa juventud verdaderamente dinamizadora del cuerpo social y especialmente
del cuerpo eclesial. (DP 1186).
3. Amistad Cristiana.
Amistad es la expresión y consecución de una afinidad. El amigo cree en el amigo, espera de él.
Pero la amistad cristiana es un compromiso de vida; implica y quiere mucho mas que una relación. La
amistad cristiana busca la santidad del amigo; quiere vivir con él en su proceso de crecimiento la fe. El
amigo cristiano... 'es un refugio; el que lo encuentra ha encontrado un tesoro' (Eclo 6,14).
El M.J.C. nos va enseñando a ser amigos con el espíritu de Cristo, es decir, con el espíritu del
servicio, la ayuda, confianza y amor comprometido. Ello nos permite aceptarnos, encontrarnos como
personas, así es más fácil trabajar por un objetivo.
Una de las cosas mas bonitas que podemos llevarnos del Movimiento es un amigo para toda la
vida.
El mejor amigo: Cristo, está presente con nosotros cuando en su nombre todos nos reunimos (Mt.
18,20). Así es como a través de los demás es Señor vive con nosotros; y el medio es la amistad.
4. Liderazgo Cristiano.
En el M.J.C. no podemos entender que un cristiano no sea líder; pero desgraciadamente rara vez
se le da al cristiano connotación de liderazgo.
San Pablo cuando se refiere a como deben ser los obispos y los di conos (1tim 3, 1-13), nos
ofrece algunas características perfectamente aplicables a lo que es un líder cristiano; apto para enseñar,
amigo de la gente, cumplido, desinteresado del dinero, que guarde el misterio de la fe, sensato, etc.
El líder es un guía al que todos siguen confiados en que los llevar por un camino adecuado. La
responsabilidad de ser líder es muy grande. De ahí que en nuestro papel como tales debemos ser
cautelosos, prevenidos y medidores. El líder debe conocer a todos para poder hablarle a todos. El líder
reúne, suma, concluye y madura las opiniones del grupo, haciéndolas una sola, que será la que el grupo
seguirá.
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El líder debe tener fe en su misión, es decir, debe creer que es posible realizarla y que en sus manos
está hacerlo.
Nosotros como laicos estamos llamados a hacer presente y operante la Iglesia para que pueda
ser sal a través de sus líderes (cf.. Mt. 5,13; LG 33).
El grupo mediocre que tiene un líder capaz y enamorado de su misión, sale adelante. Sin
embargo un grupo valioso que carece de la voz del líder, se desmorona poco a poco.
En el Movimiento, el liderazgo cristiano es nuestro objetivo, es algo que vamos logrando paso a
paso, con base en la superación personal, siempre ayudados por todos los que nos rodean.
5. Formación la acción.
La formación en la acción es la forma de trabajo de los grupos del M.J.C. , significa quetoda la
formación integral que se recibe, va acompañada de una serie de actividades -apostolado- al que
llamamos acción. Es claro que al actuar brinda efectos formativos y viceversa.
El trabajo del miembro del Movimiento es el mismo que el que Jesús encomendó a sus
apóstoles, transmitir la palabra para construir el Reino (Mc. 16,20). El trabajo que se da en todo equipo
del M.J.C.:, se siente como un trabajo común que se refleja en un compromiso de vida, en un testimonio
sólido y permanente. Debemos aprender a cumplir la misión de Cristo y la Iglesia, siendo cada uno de
nosotros participes e instrumentos de la Redención, siempre movidos por el Espíritu Santo que impulsa a
los hombres a amar a Dios, a amar la justicia y la fraternidad, a ser agentes de evangelización constante.
Esta formación debe ser fundamento y condición de todo apostolado fecundo (cf.. AA 29).
La formación en la acción no es solo la práctica de actividades, sino la
consiente y fundamentada) de algo atrayente con un mismo espíritu.
praxis
(Práctica
Los miembros del M.J.C. reunidos en el equipo, debemos examinar los métodos y los resultados
de nuestra acción apostólica y enriquecer con el Evangelio nuestro modo de vida diario (cf.. AA 30).
No olvidemos nunca que la única eficacia de la acción es la del Señor; El es quien triunfa, el que
logra. Nosotros solo somos instrumentos de El, y por ello debemos formarnos.
6. Misa comunitaria y Oración.
Dios no es algo lejano. Es una persona muy cercana a mí. Es muy necesario que dejemos que
nos llegue su Palabra, a través de todas las cosas que hacemos, para así poco a poco ir descubriendo la
misión que el nos ha confiado, y de esta forma, toda nuestra vida ser oración.
Dentro del M.J.C. la misa Comunitaria es un elemento muy importante de muestra Mística, pues
en ella encontramos un ambiente que nos une, es un momento en que nos sentimos alegres y podemos
compartir la Eucaristía todos juntos. En esta Eucaristía encontramos la oportunidad de profundizar a la
luz de la Palabra, en un ambiente comunitario, la necesidad de que nuestro servicio tenga todo el
dinamismo humano y sepamos dejar el espacio para la eficacia que solo el Señor puede dar. Además
sentimos la Misa como nuestra porque participamos en su preparación, en la liturgia, en lo Organización,
en los cantos, en cualquier servicio que sea necesario. Nuestra vida como grupo y alimento para nuestro
trabajo apostólico; nos reúne como grupo ante el Señor para que juntos vivamos nuestra fe.
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7. Signos externos de la Mística.
El hombre, interesado por su propia naturaleza en el mundo de lo sensible, necesita se signos
palpables que le hablen de las realidades que físicamente no contempla. Todo signo externo, a la vez
que une e identifica a aquellos que comprenden su significado, los distingue entre todos los demás.
Entendemos por eso, todo lo que demuestra en público, a la luz, nuestro deseo de ser
Movimiento de Iglesia. En esta categoría entran porras, himnos, lemas, banderines, escudos, etc. que
son parte esencial de cualquier equipo de trabajo del M.J.C., que hacen que un equipo se distinga.
Conocer la historia de nuestro equipo, carreta, eslabón, escuadra o grupo juvenil y del M.J.C. , es
aprender a quererlo. Es repetir aciertos y evitar errores. Es seguir una huella impresa por nuestros
fundadores y antecesores. No es seguir ciegamente una tradición, sino renovar fielmente un compromiso.
Como signos externos de la Mística del M.J.C. tenemos los siguientes:
A) Oración.
CORAZON DE CRISTO...
... Roca, fuerza y salvación nuestra, queremos vivir para ti, queremos que nuestras
acciones, sufrimientos y alegrías sean para ti, para que unidos nuestros corazones con el
tuyo, en amistad perfecta nuestra vida entera sea un consuelo para tu corazón tan
injustamente ofendido.
Haz que sepamos vivir intensamente nuestro sacerdocio de bautizados participando
activamente en la sagrada liturgia, que es tu sacrificio y actuando como apóstoles del mundo
de hoy, como Tú nos has mandado hacer para que el espíritu santo reine, por la gracia y la
caridad en los corazones de todos, especialmente en los de tus sacerdotes.
Concédenos sentir siempre a nuestro lado la presencia maternal
dolorosa, como la tuviste Tú, al pie de tu gloriosa cruz. Amen
de María, la virgen
B) Lema.
Unidos Con Cristo….
… Para Siempre
C) Distintivos.
Aquí entran porras, himnos, lemas, banderines, escudos, etc. que son parte esencial de
cualquier equipo de trabajo del M.J.C., que hacen que un equipo se distinga.
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