LAS NOTICIAS TELEVISIVAS ESPAÑOLAS

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LAS
NOTICIAS
TELEVISIVAS
ESPAÑOLAS
EN
LAS
CADENAS
GENERALISTAS Y LA TEMÁTICA DEL ACOSO
Mª LUISA IBÁÑEZ MARTÍNEZ y BEGOÑA GUTIÉRREZ SAN MIGUEL.
Departamento de Sociología y Comunicación
Universidad de Salamanca
RESUMEN
Los medios de comunicación, la web, las redes, denuncian y muestran, cada vez
con mayor frecuencia, una gran variedad de situaciones en las que se violenta al ser
humano y entre ellas el acoso a través de la red (ciberacoso), el acoso entre menores o
“bullyng”, el acoso en el trabajo bien sea éste psicológico o “mobbing”, acoso sexual o
el acoso por razón de género.
Con el fin de conocer el reflejo que estas problemáticas puedan tener en la
sociedad se realizó, a través de una metodología que utiliza una mezcla de técnicas
cualitativas y cuantitativas, un estudio de investigación en el que se analizaron el total
de noticias que sobre esta temática se emiten en los informativos de televisión en
España en el periodo comprendido de enero 2012 hasta abril de 2013.
Lo más significativo de los resultados obtenidos es que la mayoría de las noticias
denunciadas en los informativos, que han conformado la muestra, están relacionadas
con el bullying, seguidas de las de acoso sexual y finalmente las de mobbing. En
consecuencia hay una evidente vulneración de los derechos de dos sectores de la
población aún desfavorecidos que son los/as menores y las mujeres.
Las situaciones de acoso parecen multiplicarse cada vez con mayor frecuencia
amenazando así, los valores de una sociedad democrática, dado que todo individuo tiene
derecho a la integridad física, sexual y moral, tanto en la escuela como en la vida
familiar, social o laboral. Este principio lleva a cuestionarse, a las investigadoras, si el
ser humano una vez culturizado y socializado, tiende a presentar estos comportamientos
como roles distintivos de la época de la trasmodernidad.
Palabras clave: medios de comunicación, televisión, acoso, género, menores.
1.- CLASES, TIPOS DE ACOSO EN EL CONTEXTO LABORAL Y
EDUCACIONAL
Existen múltiples formas de ejercer violencia entre ellas “el acoso” entendido
éste como un repertorio de conductas de índole física, verbal, psicológica, sexual o
social que uno o más individuos realizan, de forma reiterada, metódica y sistemática, a
lo largo de un tiempo determinado, para hostigar, asediar, cercar, bloquear, intimidar de
forma repetida y persistente a otro individuo sumiéndole en un grave sufrimiento, que
puede llegar incluso a desenlaces trágicos, ello en un numerosas ocasiones con la
indiferencia cuando no con la complicidad de las personas que lo presencian
(compañeros/as, jefes/as, adultos,..).
Diferentes estudios han señalado la existencia de un amplio repertorio de
“modos de acosar”, pudiéndose combinar varios de ellos, circunstancia que permite
establecer, en función del escenario en el que se produce y por una serie de
comportamientos, la existencia de un acoso entre menores en la escuela (“bullying”) y
en el ámbito de las relaciones laborales destacan el acoso de carácter sexual, el acoso
por razón de género y el acoso psicológico o moral; éste último constituye un problema
de creciente importancia en países como Austria, Dinamarca, Alemania, Reino Unido,
Suecia (en este país se ha estimado que el hostigamiento psicológico en el trabajo es
causa del 10 al 15% de los suicidios)1. Debemos hacer notar que en la legislación
española no se recoge este tipo de acoso como “delito autónomo” a pesar de la creciente
preocupación social y científica sobre esta tipología de hostigamiento en la esfera
laboral.
A continuación se ofrecen diferentes definiciones sobre cada uno de los tipos
de acosos estudiados en el presente trabajo.
2.-CONCEPTUALIZACIÓN DEL ACOSO SEXUAL EN EL TRABAJO
A partir de la segunda mitad del siglo XX la entrada de mujeres en el mercado
laboral en un ritmo sin precedentes dio lugar a reacciones contradictorias. Por un lado,
su presencia fue apreciada como una amenaza por los sectores más conservadores hacia
los “trabajadores habituales” (hombres), cuya resistencia al gradual peso femenino en el
trabajo remunerado, y que como es sabido habitualmente se producía y se produce una
minusvaloración de las mujeres en el trabajo extra doméstico traduciéndose en una
“Cuando el trabajo resulta peligroso” en Revista Internacional Del Trabajo (RIT), nº 26, Septiembreoctubre, 1998.
1
remuneración inferior a la de sus compañeros varones por la realización de un mismo
trabajo, en ocasiones, adoptaba una forma de discriminación sexual, relegándolas a
funciones de apoyo y poniéndolas al servicio de los trabajadores masculinos,
asignándoles los trabajos de bajos salarios y de menor promoción. Y no faltaron
empresarios que se sintieran con derecho a exigir “favores sexuales” y sometimiento a
comportamientos sexualmente ofensivos, imponiéndolos como condiciones inherentes
al empleo y condicionando su otorgamiento, desde la contratación, a la conservación del
puesto laboral o a la promoción.
El término acoso sexual (harassment) fue acuñado por los grupos feministas
norteamericanos para denunciar una conducta usualmente tolerada en el ambiente de
trabajo, romper con el disimulo y dejar al descubierto este problema social no fue hasta
los años 80, especialmente a partir de algunas resoluciones judiciales, provenientes
principalmente de Estados Unidos, que reconocían el acoso como un tipo específico de
delito, cuando, tanto por parte de organismos internacionales, europeos, nacionales, de
la comunidad científica internacional como de los medios de comunicación y de la
sociedad en general, se ha intentado conocer el alcance real del problema y cuantificar
los costes personales, sociales y económicos que de él se derivan.
En general se puede determinar que existen para el acoso sexual una serie de
definiciones, la mayoría de ellas provenientes del mundo académico norteamericano, en
el que encontramos dos posiciones: a) aquellas que consideran el acoso como una
solicitud sexual y resulta ofensiva o humillante; b) las que lo consideran como una
conducta que discrimina o minusvaloran a las mujeres por el mero hecho de serlo.
El Parlamento Europeo, el Consejo, en su Directiva 54 de 5 de julio de 2006
considera como tal conducta de acoso: “la situación en que se produce cualquier
comportamiento verbal, no verbal o físico no deseado de índole sexual con el propósito
o el efecto de atentar contra la dignidad de una persona, en particular cuando se crea un
entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante u ofensivo”. Y lo diferencia del
acoso laboral por razón de sexo al señalar que sería “la situación en que se produce un
comportamiento no deseado relacionado con el sexo de una persona con el propósito o
efecto de atentar contra la dignidad de la persona y de crear un entorno intimidatorio,
hostil, degradante, humillante y ofensivo”.
Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y
hombres en su Art.2 Constituye acoso por razón de sexo cualquier comportamiento
realizado en función del sexo de una persona, con el propósito o el efecto de atentar
contra su dignidad y de crear un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo. Y en el
Art.3. Se considerarán en todo caso discriminatorio el acoso sexual y el acoso por razón
de sexo. Siguiendo en el Art.4. El condicionamiento de un derecho o de una expectativa
de derecho a la aceptación de una situación constitutiva de acoso sexual o de acoso por
razón de sexo se considerará también acto de discriminación por razón de sexo.
Carmen Saco Dulanto en 1996 propone, considerar el acoso sexual en el trabajo
como toda conducta de naturaleza sexual, desarrollada en el ámbito de organización y
dirección de una empresa, o en relación o como consecuencia de un trato de trabajo,
realizada por un sujeto que sabe, o debe saber, que es ofensiva y no deseada por la
víctima, determinando una situación que afecta al empleo y a las condiciones de trabajo
y/o creando un entorno laboral ofensivo, hostil, intimidatorio o humillante”. Por lo que
se distinguen claramente tres elementos:
1.-Conducta basada en el sexo que afecte a la dignidad de hombres y mujeres y
que resulte ingrata, irrazonable u ofensiva para el que la recibe.
2.- Cuando el rechazo a tal conducta se emplea de forma explícita o implícita
como base para una decisión que afecta al trabajo de esa persona (continuidad en el
empleo, ascensos, salario, etc.).
3.- Y que esa conducta propicie un ambiente de trabajo intimidatorio, humillante
u hostil para la víctima y que el agresor/a sabe o debe de saber que el/la destinatario/a
de su actuación lo considera ofensivo.
Pero ¿qué es “lo que sabe” o “debe de saber” el/la acosador/a para ampararse en
lo que es el galanteo o el cortejo y lo que es una conducta de acoso? Para resolver esta
cuestión podemos señalar que en general lo que diferencia el acoso sexual de la
conducta social estándar, es que los comportamientos asociados con el hostigamiento
sexual son no solicitados y no son bienvenidos por quien los recibe. La atención sexual
se convierte en acoso sexual, si continúa, una vez que la persona objeto de la misma ha
indicado claramente que la considera ofensiva. El/la acosador/a sabe que no es bien
acogido/a, y es conocedor/a del rechazo, por consiguiente esta condición eliminaría la
situación de intercambio social de conversaciones, coqueteo, gentilezas, romance,
charla y uso de bromas de naturaleza corriente, etc.
La problemática del acoso sexual en el trabajo ha levantado y aún sigue
haciéndolo comentarios apasionados basados, en considerables ocasiones, en mitos
socioculturales que justifican el acoso sexual en el trabajo, especialmente aquellos que
hacen referencia a la provocación por la forma de vestir de la víctima y si tuvo o no una
relación anterior con el/la agresor/a, y que han influido tanto en la apreciación judicial2
como en la social.
A continuación se presenta una gama de creencias socioculturales y la
justificación social que se hace sobre el acoso sexual en el ámbito de las relaciones de
trabajo.
Cuadro 1.- Mitos y justificación social del acoso sexual en el trabajo
CREENCIAS-MITOS
JUSTIFICACIÓN SOCIOCULTURAL
A las mujeres les gusta.
-Hay mujeres a las que les gustan los
hombres agresivos.
Son ellas las que comienzan a -Son las mujeres las que provocan a los
seducirles
hombres con escotes, minifaldas... y luego
tergiversan las cosas.
-Es privilegio de los hombres el decir
Es algo natural.
piropos, chistes.
-El acoso es una extensión de la sexualidad
masculina
-Son ellos los que deben de llevar la
Forma parte del cortejo
“iniciativa sexual”.
- Es el inicio para comenzar un romance.
-Los casos “reales” son pocos y aislados y se
Son unas exageradas
dan sólo en ciertos empleos y a “ciertas”
mujeres.
-Seguro que ella consintió.
La mujer se lo inventa.
-Probablemente denuncia a sus compañeros o
jefes para enmascarar su falta de preparación
o incapacidad para el puesto.
-Sólo buscan algún beneficio.
-Es mejor guardar silencio y no perder el
No hay otro remedio
trabajo.
-Ya se le pasará.
Fuente: LORENTE ACOSTA, M., y LORENTE ACOSTA, J. A., Agresión a la mujer: maltrato,
violación y acoso, Granada, Comares, 1998, pp.180-182. LOBEL, S. A., Sexualuality at work: where do
we go from here,?, y STOCKALE, M.S., “The role of sexual misperceptions of women’s friendliness in
an emerging theory of sexual harassment”, en Journal of Vocational Behaviour, 1993, pp. 136-152 y 84102, respectivamente.
2
Baste recordar la Sentencia de 17 de febrero de 1989, de la Audiencia de Lérida, popularmente conocida
como “la sentencia de la minifalda.” Por la que un empresario es absuelto de acoso sexual a una de sus
empleadas al considerar, el citado tribunal, que la trabajadora era la que provocaba con su forma de vestir
a su empleador, al llevar minifalda, por lo que la conducta presuntamente acosadora del empresario podía
ser considerada “normal” y no se apreciaba comportamiento acosador cuando el empleador intentaba
deslizar su mano bajo la “escueta” falda de la mujer.
2.1.- El acoso sexual en el Código Penal español
La Ley Orgánica de 30 de abril de 1999 núm. 11/1999, modificó, el Título VIII
del Libro II del Código Penal de 1995, en lo relativo a delitos contra la libertad e
indemnidad sexuales y en las referencias a los delitos contra la libertad sexual incluye,
dentro de la citada reforma, el Capítulo III-“Del acoso sexual” que en su artículo 1843,
apartados 1 y 2, regula el acoso sexual, entendiéndose éste como:
“Art. 184. 1. “El que solicitare favores de naturaleza sexual, para sí o para un
tercero, en el ámbito de una relación laboral, docente o de prestación de
servicios, continuada o habitual, y con tal comportamiento provocare a la
víctima una situación objetiva y gravemente intimidatoria, hostil o humillante,
será castigado, como autor de acoso sexual,….” (Con la pena de prisión de tres
a cinco meses o multa de seis a 10 meses).
Art. 184 .2. “Si el culpable de acoso sexual hubiera cometido el hecho
prevaliéndose de una situación de superioridad laboral, docente o jerárquica, o
con el anuncio expreso o tácito de causar a la víctima un mal relacionado con
las legítimas expectativas que aquélla pueda tener en el ámbito de la indicada
relación,….la pena será de prisión de cinco a siete meses o multa de 10 a 14
meses”.
Finalmente, establece en el apartado tercero una agravación de la sanción
cuando la “víctima sea especialmente vulnerable, por razón de su edad, enfermedad o
situación” que puede aplicarse a las dos modalidades de acoso que tipifica.
Por lo que en esta delimitación del acoso sexual se incluye como potenciales
acosadores tanto a clientes, a compañeros de trabajo como superiores jerárquicos.
Siguiendo esta línea diversas investigaciones (entre las que destacamos “las raíces del
acoso sexual,” citado por el sindicato Comisiones Obreras en su Guía sindical: el
acoso sexual) se ha clasificado este tipo de hostigamiento en función de la posición en
la jerarquía laboral del sujeto activo, considerando: “Chantaje Sexual”, cuando el sujeto
activo (acosador/a) es el propio empleador/a o una persona de jerarquía superior a la del
3
La citada LEY ORGÁNICA 11/1999 de 30 de abril (BOE 1 de mayo de 1999, entrada en vigor el 21 de
mayo de ese mismo año), modificó el Código Penal de 1995 en lo relativo a “Delitos contra la libertad
sexual”, incluyendo el artículo 184 en su apartado 1, que regula el acoso sexual ambiental. Modifica, así
mismo, el epígrafe del Título VIII del Libro II del Código Penal, aprobado por Ley Orgánica 10/1995, de
23 de noviembre, que pasa a denominarse “Delitos contra la libertad e indemnidad sexuales”.
sujeto pasivo (víctima, acosado/a). Se produce, por tanto, en relaciones asimétricas de
poder, cuyas consecuencias para la víctima, bien de forma explícita o implícita, podrían
manifestarse en despidos, represalias, privación de ascenso laboral u otras.
Denominándose: “Acoso ambiental”, cuando el sujeto activo es un compañero/a o
terceros relacionados con el trabajo (clientes, pacientes, etc.) de la víctima, por
consiguiente no mantiene con ésta una relación de poder, ni ejerce sobre ella una
potestad de coacción, sin embargo se crea un ambiente de trabajo intimidatorio o
humillante, vulnerando la igualdad de trato.
2.2. El acoso por razón de género ¿un concepto difuso?
El punto de arranque para delimitar lo qué se entiendo por “acoso por razón de
género” lo constituye la Directiva 2002/73/CE de 23 de septiembre, cuando por primera
vez la Comunidad Europea lo distingue del acoso sexual, dándole carta de naturaleza.
De la que se ha hecho eco la normativa española. En efecto recordemos que Ley
Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres
(LOI) en su artículo 7.2 señala que: “Constituye acoso por razón de sexo cualquier
comportamiento realizado en función del sexo de una persona, con el propósito o el
efecto de atentar contra su dignidad y de crear un entorno intimidatorio, degradante u
ofensivo”. Articulado que deja lugar a ambigüedades en su diferenciación con otro tipos
de acoso en el seno de las relaciones laborales.
En este sentido Laura Zuñiga (Zuñiga, 2011) aboga por que este tipo de
hostigamiento tenga un tratamiento autónomo y diferenciado de otros tipos de acoso ya
que , “el acoso por razón de sexo reúne todos los elementos del acoso moral en el
trabajo con el ingrediente que se trata del acoso relacionado con el sexo de una persona,
por lo que la denominación “acoso moral por razón de sexo” aunque también se puede
dar por orientación sexual ese hostigamiento debido al sexo puede llevar a vejaciones
reiteradas y a un trato hostil” Y razona que: “Igualmente el acoso por razón de sexo
posee elementos comunes con el acoso sexual, dado que en ambos casos se trata de la
imposición de un comportamiento antagonista o humillante, solo que en el caso del
acoso sexual la finalidad del autor es conseguir un acercamiento con la víctima de
contenido sexual (tocamientos o relaciones sexuales) pero no en el acoso por razón de
género”. Esta investigadora también muestra su desacuerdo con el artículo 7.3. de la
LOI de considerar en todo caso discriminatorios el acoso sexual y el acoso por razón
de sexo afirmando que “es posible que existan casos de coincidencia, es decir, acoso por
razón de sexo de carácter discriminatorio, cuando las circunstancias de género son el
motivo del acoso, pero no todos los casos de acoso por razón de sexo tienen carácter
discriminatorio, pues puede existir incluso acoso moral frente a mujeres en posición
jerárquica superior, cuando, por ejemplo, ejercen funciones de dirección y los
subordinados no aceptan o rechazan las órdenes de su superior por su condición
femenina (acoso vertical ascendente)”. Añadiendo que: “Sólo el acoso del superior
jerárquico o de quien tenga poder sobre la víctima puede realizar un acoso
discriminatorio”. Aunque reconoce que: “las mujeres pueden estar expuestas a
especiales riesgos por razón de su género. Nos referimos al acoso por misoginia y el
caso de acoso por embarazo. En el primer caso podría coincidir con el acoso
discriminatorio claramente. En el segundo como es sabido de varios casos de mujeres
que son hostigadas cuando deciden tener un hijo y las bajas, permisos y demás riesgos
que ello conlleva molestan al empleador, quien decide hostigarla para que la
embarazada deje libremente su puesto de trabajo ante la imposibilidad de despedir a una
mujer embarazada”. Por consiguiente en estas situaciones afirma la profesora Zuñiga
que: “Los elementos del acoso por razón de sexo son los propios del acoso moral, con la
particularidad de que dicho comportamiento tiene su fundamento en el sexo de la
víctima”.
2.3. Acoso psicológico o mobbing en el ámbito de las relaciones de trabajo.
El vocablo mobbing fue acuñado por primera vez por el profesor sueco Heinz
Leymann al principio de la década de los 80 del siglo XX para describir las agresiones
psicológicas en ámbito de las relaciones de trabajo llegando a diferenciar 45
comportamientos hostiles que un individuo que padece en esta situación de mobbing
siendo posible sufrir simultáneamente varios tipos de hostigamiento.
Según, la psiquiatra francesa, France Irigoyen se entiende por acoso moral o
psicológico como “toda conducta abusiva, (gesto, comportamiento, actitud) que atenta,
por su repetición o sistematización contra la dignidad integridad psíquica o física de
una persona, poniendo en peligro su empleo o degradando el ambiente de trabajo”.
Se afirma en diferentes estudios (entre otros Piñuel Zabala, 2001, 2007, 2009)
que la finalidad del mobbing es la "autoeliminación del trabajador" (sea mediante su
abandono de la empresa, su baja laboral…). En lugar de plantearse su resolución
conforme a las reglas laborales tales como la indemnización, extinción pactada..., se
busca un conflicto para que el trabajador dé por finalizada su relación laboral sorteando
así su amparo legal.
Aunque no es un fenómeno nuevo resulta especialmente preocupante que haya
aumentado, como indica el tercer estudio europeo sobre las relaciones laborales,
elaborado por la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de
Trabajo (Fundación de Dublín), que se publicó en diciembre de 2000. 1,6 millones de
españoles sufren el acoso laboral según Piñuel Zabala en el 2001. O en declaraciones al
periódico El País la “Asociación Gallega contra el Acoso Moral en el Trabajo”
(Agacamt), afirmaba que este tipo de acoso ha aumentado de forma considerable tanto
en el sector público como en el privado y han constatado un incremento del 30% en el
número de afectados por acoso laboral desde el inicio de la crisis en 2008.
En la actualidad un problema creciente en todo el territorio de la Unión
Europea. Por lo que en algunos Estados miembros hay ya (por ejemplo en Suecia,
donde las normas en vigor en la materia datan de 1994, y posteriormente en Bélgica y
Francia), o se está preparando la promulgación de una normativa destinada directamente
a combatir el acoso moral en el lugar de trabajo. En otros países se ha preferido recurrir
a la legislación ya existente y que pueda aplicarse al acoso, así por ejemplo en la
jurisprudencia española hay algunas sentencias que recogen esta problemática y la
vinculan al derecho a la seguridad y salud de los trabajadores en el ambiente de trabajo,
en otros casos se alude a “Códigos de Buenas Prácticas” y la “cooperación entre las
partes” y que según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha estimado en
unos veinticuatro millones de euros el coste anual, directo e indirecto, del acoso
psicológico en nuestro país.
En España la inexistencia de una definición legal de mobbing provocó en un
primer momento un cierto desconcierto ante la disparidad de definiciones y términos
utilizados para referirse a esta figura llamándose acoso psicológico, acoso moral,
mobbing. En nuestra opinión la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad
efectiva de mujeres y hombres perdió una gran oportunidad al no incluir una definición
sobre esta problemática a la vez que lo hacía para el acoso por razón de género y el
acoso sexual.
Actualmente parece que existe un cierto consenso entre la magistratura ejemplo
de ello es una sentencia de finales del año 2010 del Juzgado de lo Social de Santander
que establece un “concepto uniforme de mobbing”, siguiendo los criterios aceptados ya
en múltiples sentencias. De acuerdo con esta Resolución, por mobbing debe entenderse
“aquella presión laboral tendente a la autoeliminación de un trabajador mediante su
denigración”. De esta definición podemos extraer los requisitos que comportan tales
conductas. En primer lugar, se exige la existencia de una “presión”, que la víctima debe
percibir como un “ataque”. La presión deberá ser “severa”, descartándose así las meras
disensiones derivadas del trabajo cotidiano. Es irrelevante, a estos efectos, que esta
presión genere o no bajas laborales, con independencia de la importancia que éstas
puedan tener en materia de prueba. En segundo lugar, la presión debe ser consecuencia
de la actividad laboral y producirse en el lugar de trabajo. Esto implica que tiene que
ser cometida por miembros de la empresa, entendidos en un “sentido amplio”
incluyéndose a las personas que dependan funcionalmente de la empresa, aunque
orgánicamente formen parte de otra entidad. La presión debe ser además “tendenciosa”.
Es decir debe de “obedecer a un plan”, que se mantiene en el tiempo de forma reiterada.
Ello evidencia que el mobbing es “doloso” ya que el sujeto activo (el/a acosador/a)
lleva a cabo su comportamiento consciente y voluntariamente. Se reconoce que es
posible que quien ejerza el acoso crea que no está haciendo nada “ilegal”, que está
ejerciendo su trabajo de forma diligente, pero esta creencia (muy frecuente) no vale para
eximirle de responsabilidad (Extractado de Lastras, 2010)
En cuanto al arquetipo de víctimas de este tipo de acoso las investigaciones
según la Agencia de Salud y Seguridad en el Trabajo, los datos nacionales sobre el
acoso moral en el lugar de trabajo, desglosados por sexos, no ofrecen una visión unitaria
ya que en algunos países las mujeres son víctimas de acoso en mayor proporción, en
otros los hombres. Por su parte el dictamen del Comité Económico y Social francés
(CES), adoptado el 21 de abril de 2001, considera que es posible, según las
investigaciones nacionales e internacionales, establecer un retrato modelo del acosado
psicológicamente en el trabajo, que suele ser una mujer, y entre ellas las más acosadas
son las pertenecientes a minorías raciales, discapacitadas, con orientación sexual
diferente y embarazadas de edad superior a los 40 años, lo que plantea el problema de
que se trata de la última fase de la vida profesional; asimismo, dicho dictamen hace
hincapié en la suerte de los jóvenes trabajadores especialmente del colectivo
homosexual. Por su parte el Parlamento Europeo en su Resolución sobre el acoso moral
en el lugar de trabajo (Res. 2001/2339) reconoce el problema, destacando a las mujeres
y los trabajadores de carácter temporal como las principales víctimas de estos
comportamientos”. Mientras que el estudio Propuestas para la igualdad de género en la
negociación colectiva. Estudio a partir de la negociación colectiva en Castilla y León
(Sanguineti, R. et al, 2011) se señala que la mayoría de los/as trabajadores/as
entrevistados/as creen que el tipo de acoso más frecuente en el trabajo es el psicológico
y que éste es sufrido por igual por mujeres que por hombres y que va dirigido
especialmente hacia los/as más jóvenes y también hacia aquellos trabajadores- hombres
o mujeres -de más edad.
A modo de conclusión se puede afirmar que los diferentes estudios señalan que
el mobbing afecta tanto a hombres como a mujeres pero existe mayor riesgo en el grupo
femenino sin olvidar que el acoso sexual y el acoso por razón de sexo ya llevan
aparejado un daño psicológico importante
Al igual que otros tipos de acoso el hostigamiento psicológico se produce en
todo tipo de organizaciones, pudiendo provenir tanto de jefes o empleadores como de
compañeros o subordinados del/la acosado/a.
2.4.-Conceptualización del acoso escolar o bullying
Los estudios sobre acoso físico o psicológico entre escolares comenzaron a raíz
del suicidio, en 1983, de tres escolares noruegos hostigados con prepotencia y abuso de
poder por parte de sus compañeros. Y se ha identificado con la palabra anglosajona
bullying.
La definición mayormente aceptada en la comunidad científica es la del
psicólogo noruego Dan Olweus, el cual define este fenómeno como: “La victimización
o maltrato por abuso entre iguales es una conducta de persecución física y/o psicológica
que realiza el alumno o alumna contra otro, al que elige como víctima de repetidos
ataques. Esta acción negativa e intencionada, sitúa a las víctimas en posiciones de las
que difícilmente pueden salir por sus propios medios. La continuidad de estas relaciones
provoca en las víctimas efectos claramente negativos: descenso en su autoestima,
estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos, lo que dificulta su integración en el
medio escolar y el desarrollo normal de los aprendizajes” (Olweus, 1993)
Varios estudios demuestran que el acoso entre escolares en los ciclos de
enseñanza primaria y secundaria es un problema antiguo que ha sido invisibilizado tanto
por las víctimas y agresores que guardan silencio, entre los/as testigos del acoso se
impone la ley del silencio frente a los adultos: nadie quiere que le acusen de chivato/a,
así como por el profesorado que hasta poco tiempo hacían, relativamente, pequeños
esfuerzos para contrarrestar el problema, por los padres y madres que ignoraban tanto a
lo que sus hijos o hijas estaban expuestos/as o en los que sus vástagos participaban,
como por la sociedad en general que sólo tenía constancia de esta problemática a través
de las situaciones más graves (suicidios o intentos de suicidios) que se transmitían por
los medios de comunicación de masas4.
En España el primer estudio oficial sobre acoso escolar es realizado, en 1999,
por el Defensor del Pueblo en colaboración con el Comité Español de UNICEF
Posteriormente se realizó la investigación Violencia escolar: el maltrato entre iguales
en la ESO, publicado por el Defensor del Pueblo en el año 2000, basado en 3.000
entrevistas a alumnos/as de edades comprendidas entre 12 y 16 años y la opinión de 300
profesores/as, pertenecientes, todos ellos, a centros escolares de toda España. Señalando
que el acoso escolar afecta en su forma más leve, como el insulto, al 33,8% de los
estudiantes de la educación secundaria obligatoria (ESO)5. En los más graves, como la
agresión física, el 4,1% del alumnado expresa haberla sufrido alguna vez. En cuanto al
acoso sexual entre jóvenes en edad escolar los datos obtenidos, en el citado informe
reflejan que: “el 1,7% de las adolescentes españolas es acosada sexualmente por sus
compañeros”, a la vez, el citado informe, pone de relieve la existencia de que “un tinte
de pasividad o connivencia impregna siempre estos fenómenos, ya que el 30% de los
testigos quedan pasivos ante la situación”. Extrapolando estas cifras, el periódico El
Mundo calculó que, en España en el año 2000, unas 34.000 alumnas adolescentes
sufrirían acoso sexual en su colegio o instituto6.
En la investigación realizada por un equipo de psicólogos de la Universidad
Complutense de Madrid en colaboración con el Instituto de la Juventud titulada:
Prevención y lucha contra la exclusión desde la adolescencia. La violencia entre
iguales en la escuela y en el ocio. Se destaca que uno de cada tres estudiantes (el
34,2%) de ESO certifica que “nunca pediría ayuda a sus profesores/as si sufre
situaciones de violencia escolar”7. A estos estudiantes se les planteó, en el citado
estudio, un dilema moral en relación con la violencia de género: ¿Consideras que una
persona debe dejar a su pareja en caso de que ésta le agreda? El 94,5% respondieron que
sí. El 46% dijo que no si esa pareja estuviera casada y tuviera hijos. Además, en estas
Si bien es cierto que “Los niños de hoy en día están viviendo una nueva forma de acoso que se ha hecho
posible gracias a los nuevos avances tecnológicos, tales como el teléfono móvil e internet” (Kowalski et
al, 2008:79) conocida con el nombre de ciberacoso o cyberbullying, más complicada de identificar y
cuyas consecuencias son más graves. Como ya se ha indicado este tema será pospuesto para una posterior
publicación.
5
Etapa entre los 12 y los 16 años.
6
Véase El Mundo, 30-11-1999.
7
Pérez de Pablos, Susana. “Un 34% de los alumnos no pediría ayuda a sus profesores si sufriese acoso”.
El País - 01-10-2004.
4
respuestas, los alumnos en lo que se había observado la tendencia a ejercer bullying no
entendían por qué la víctima tenía que dejar al agresor. Díaz-Aguado afirmó que este
problema afecta mucho más a los chicos que a las chicas y que tiene muchos rasgos
comunes con la violencia de género. Por lo que la directora del estudio advierte que:
“La sociedad se manifiesta mayoritariamente contra la violencia pero luego cae en la
contradicción de considerar este tipo de violencia como un problema de chicos. Esto es
un error porque hay que entender que no podemos ser permisivos con sus formas menos
graves porque entonces crecen”.
En el año 2007 los psicólogos Araceli Oñate e Iñaki Piñuel confeccionaron el
Informe Cisneros X: Acoso y Violencia Escolar en España (Piñuel y Oñate 2007)
llevado a cabo en catorce Comunidades autónomas8 sobre una muestra de 24.990
escolares. Este estudio es el primero en incluir en la muestra a menores que cursan
estudios de primaria. En él se refleja que el 23’2% de los niños/as y jóvenes españoles,
de entre 7 y 17 años de edad, está viviendo de algún modo el acoso escolar. El informe
pone de manifiesto que únicamente son visibles el 10% del total de casos de bullying
(generalmente los que conllevan violencia física) frente al 90% que quedan ocultos y
que pasan totalmente desapercibidos para los adultos al ser de carácter psicológico
(hostigamiento verbal, amenazas, intimidación, exclusión…). Señalándose que los/as
menores que manifiestan sufrir comportamientos de acoso- en cualquiera de sus
variedades- presentan, con frecuencia, un porcentaje cuatro veces superior de riesgo de
sufrir estrés postraumático, cinco veces superior en el riesgo de tener ideas suicidas
recurrentes, cuatro veces superior de padecer ansiedad grave que quienes no sufren este
tipo de situaciones .
Por su parte el Ministerio de Educación, editó en el año 2010 el Estudio estatal
sobre la convivencia escolar en la educación secundaria obligatoria de cuyos datos se
desprende que los/as menores son frecuentemente víctimas de ciberacoso; los
acosadores “eligen” sus víctimas por varios motivos y entre ellos carecer de amigos, no
defenderse o comportarse de una forma diferente a la de la mayoría. Recalcando que el
papel de la familia es fundamental, la sensibilización de esta temática en la escuela, así
como la intervención, en general, de los Poderes Públicos a través de las
Administraciones competentes.
8
En todas las Comunidades Autónomas a excepción de La Rioja, la Comunidad Valenciana y las Islas
Baleares y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Conviene señalar que los estudios que se continúan realizando y las noticias que
aparecen en los distintos medios de comunicación, confirman que las situaciones de
acoso escolar continúan formando parte de la realidad actual. A juicio de Rosa Serrate
(Serrate, 2007: 8) “las estadísticas van en aumento en nuestro país y estoy segura que
hay muchos casos de los que no tenemos constancia porque se quedan en el silencio de
la noche en el que se sumerge el niño acosado”.
A modo de resumen de todo lo anterior se desprende que no se puede hablar de
acoso si se trata de una situación de violencia puntual sino que ha de producirse un
proceso de victimización caracterizado, entre otros, por los siguientes factores: a)
Intencionalidad de causar daño, bien por acción o por omisión, por parte del agresor; b)
La violencia ejercitada sobre la víctima ha de ser habitual, sistemática y prolongada en
el tiempo; c) Indefensión (o al menos poca “resistencia”) de la víctima ante la situación;
d) Desequilibrio de poder en la relación incluso cuando se produce entre iguales; e)
Conlleva de forma implícita para quienes lo padecen lesiones y secuelas a nivel físico,
psicológico, emocional, intelectual, social, sexual,….
Este tipo de conductas en el ámbito laboral o educacional tiene graves
consecuencias a) sobre la víctima ya que afecta a su dignidad, a su salud psíquica y
física con síntomas tales como estrés emocional, sentimiento de humillación, ansiedad,
depresión, pérdida de eficacia, impotencia, pérdida de autoestima, sentimientos de
culpa, pérdida de apetito, fatiga profunda, y en general disminuye su calidad de vida,
independientemente de que se cumpla o no la amenaza del acosador, y de que sea ésta
explícita o implícita. Entre las consecuencias potenciales del acoso sobre la persona que
lo sufre destacan el riesgo de perder el trabajo o la privación de promoción laboral, los
daños económicos por bajas laborales, la disminución de la productividad, cambios en
el comportamiento, en el atuendo (vestido, peinado) el modo de relacionarse. b) sobre la
empresa/institución ya que en la organización empresarial recaen los costes directos
derivados de las posibles pérdidas de tiempo en el trabajo, así como los costes indirectos
de la merma de eficacia, el absentismo laboral, la disminución de la productividad, la
sanción social de la opinión pública si fuera dañada la imagen de la empresa ante su
clientela potencial o efectiva, en el caso de que la víctima hiciese conocida la situación.
c) repercute finalmente sobre la sociedad en su conjunto. Este tipo de comportamientos
vulnera los principios sobre libertad sexual, salud en el trabajo, en efecto, los principios
fundamentales de no discriminación por razón de sexo, recogidos en la Constitución
española, ya que impide el logro de la igualdad en el trabajo entre hombres y mujeres y
en general menoscaba la dignidad de las personas y entorpece el desarrollo de la
convivencia pacífica entre los distintos actores sociales.
3.- RESULTADOS DEL ESTUDIO
3.1.-Hipótesis de partida
Las tres tipologías de acoso de las que partimos en el estudio, así denominadas,
entre otros por Ovejero Bernal (2006), y las obras del profesor Piñuel (2001, 2007,
2009), Hirigoyen (2001) Alemany Gómez (2001); la “ascendente” -cuando la persona
ocupa un alto cargo en la empresa y el hostigamiento es realizado por uno o varios
subordinados-, la “horizontal” -acosado y acosador están en un mismo nivel jerárquico,
pero el acosador suele casi siempre creer que tiene una posición superior al acosado- y
la “descendente”, también denominado bossing, que suele ser la más frecuente -la
persona que ostenta el poder abusa del acosado. Sus métodos son los desprecios, las
acusaciones falsas, encargos poco dignos, incomunicación con el resto, intentando
destrozar al acosado psicológicamente-,darán pie a la categorización de las noticias en
torno al abuso emocional en sus distintas formas, -dependencia emocional, económica,
negligencia emocional y/o física, abuso de poder, abuso intelectual, abuso sexual
emocional, abuso físico, abuso cultural…
3.2.-Metodología utilizada y su descripción
El presente estudio de investigación pretende a través de una metodología mixta;
cuantitativa y cualitativa, analizar en un primer momento el total de noticias que se
vierten en los informativos de televisión en las cadenas generalistas españolas, habiendo
utilizado una muestra correspondiente a un año y casi medio (Enero 2012 a Abril de
2913). A continuación se llevó a cabo un vaciado de contenidos y una tipología y
discriminación de dichas noticias. El objetivo más genérico fue el observar la presencia,
la importancia y la discriminación que se les da a las citadas noticias como proyección
de la sociedad que las sustenta.
3.3.- Descripción de datos
La muestra de partida fue recogida de las televisiones generalistas, incluyendo
los informativos de TVE1, TVE2, Canal 24 horas (en horario de PrimeTtime),
Informativos de Antena 3, Informativos Telecinco y los informativos de la Sexta
Televisión, del año 2012 al 2013 (hasta Abril).
Un porcentaje del 42% del total de las noticias emitidas en los citados años son
las que tratan la temática del acoso en las variables estudiadas; Bullyng, Mobbing,
Acoso sexual, Acoso moral e intelectual.
3.4.-Principales resultados
Como se observa en el grafico número 1, las noticias que las televisiones
españolas reflejan un porcentaje, en relación a la totalidad de las emitidas en los canales
generalistas, de un 16% en el año 2012 frente al 26% del año 2013. Significativo
resultado si se tiene en cuenta que la muestra tomada en este último año corresponde a
menos meses que en el 2012- de Enero a Abril-, lo que parece evidenciar un evidente
incremento de denuncia de la temática en los canales televisivos como reflejo de las
inquietudes que por el mismo se proyectan de la sociedad de la que surge, a la par que
un recrudecimiento de las mismas. Se evidencia por tanto un aumento del problema
social existente en relación a los temas de acoso.
Grafico 1.-Total de noticias de diferentes tipos de acoso en la TV Generalista.
España 2012-2013
Noticias Acoso TV Generalista en
España
30
20
Noticias
10
0
2012
2013
Fuente: Creación propia partiendo de los datos recabados de los canales TV
generalistas citados
Parece importante discriminar el porcentaje del tratamiento de las citadas
noticias en torno a dos variables; la primera, las cadenas de televisión que tratan esta
temática y en segundo lugar las variables o modalidades de acoso que se denuncian
derivadas de los acontecimientos cotidianos.
Las noticias que las televisiones españolas reflejan un porcentaje, en relación a
la totalidad de las emitidas en los canales generalistas, de un 16% en el año 2012 frente
al 26% del año 2013. Significativo resultado si se tiene en cuenta que la muestra tomada
en este último año corresponde a menos meses que en el 2012- de Enero a Abril-, lo que
parece evidenciar un evidente incremento de denuncia de la temática en los canales
televisivos como reflejo de las inquietudes que por el mismo se proyectan de la
sociedad de la que surge, a la par que un recrudecimiento de las mismas. Se evidencia
por tanto un aumento del problema social existente en relación a los temas de acoso.
Parece importante discriminar el porcentaje del tratamiento de las citadas
noticias en torno a dos variables; la primera, las cadenas de televisión que tratan esta
temática y en segundo lugar las variables o modalidades de acoso que se denuncian
derivadas de los acontecimientos cotidianos.
Grafico 2.- Noticias sobre Mobbing en la TV Generalista. España 2012-2013
Noticias TV sobre Mobbing
La Sexta
4
3
2
1
0
TVE
Antena 3
2012
2013
Tele 5
Fuente: Creación propia partiendo de los datos recabados de los canales TV
generalistas citados
Todas las noticias encontradas y referidas al denominado acoso por Mobbing
(Gráfico 2), en el que se incluye el acoso psicológico y moral en el trabajo,
corresponden en su totalidad al año 2013. Televisión Española y Antena 3 son las dos
cadenas que muestran estas noticias a diferencia de las otras, en las que no aparecen de
ninguna manera reflejadas.
Dato revelador y que pone de manifiesto la problemática que subyace,
evidenciando la inquietud que suscita este problema cada vez es más patente y evidente
en el ámbito laboral y que está causando una inseguridad tanto de bajas laborales como
de consecuencias más graves. Por contra aún no se considera un problema de suficiente
calado e importancia pues el porcentaje de denuncias del total de las noticias analizadas
corresponde casi a un 7%.
Grafico 3.- Noticias sobre acoso sexual en la TV Generalista. España 2012-2013
Noticias TV Acoso Sexual
La Sexta
8
6
4
2
0
TVE
Antena 3
2012
2013
Tele 5
Fuente: Creación propia partiendo de los datos recabados de los canales TV
generalistas citados
El segundo bloque de noticias (Gráfico 3) que sigue en los porcentajes
corresponde al acoso sexual correspondiendo a un 17% del total de las noticias sobre
acoso. De ellas un 5% corresponde al año 2012 y un 12% al 2013. Los informativos de
Televisión Española lo reflejan en un porcentaje de un 9% y Antena 3 y la Sexta, con
un 4% cada una.
Resulta, al igual que en el caso anterior, significativo destacar que el incremento
de noticias en relación a este tipo de acoso (en ningún caso hemos incorporado en este
grupo las noticias de “violencia de género” dado que consideramos evidente entra
dentro de otro estudio), sufre un incremento en el año 2013.
Grafico 4.- Noticias sobre bullyng en la TV Generalista. España 2012-2013
Noticias TV sobre bullyng
6
TVE
4
2
La Sexta
0
Antena 3
2012
2013
Tele 5
Fuente: Creación propia partiendo de los datos recabados de los canales TV
generalistas citados
Y finalmente el bloque más significativo de las noticias de acoso gira en torno al
bullyng o acoso entre menores (Gráfico 4), incorporándose la variable de ciberacoso.
Resultado de la muestra analizada se puede decir que el total de noticias rastreadas
corresponde a un porcentaje del 18% sobre el total. Curiosamente en este tipo de
noticias lleva el porcentaje más elevado en los informativos de Telecinco con un 7%
sobre el total de esta tipología de noticias, seguido de Antena 3 con un 5% y de
Televisión Española y la Seta con un 3% cada una. Un 9% en el año 2012 y un 7% en el
2013.
Dos cuestiones significativas; la primera es que esta tipología de noticias es la
que se difunde principalmente por Tele5 (que no emite por el contrario los otros tipos de
acoso) y en segundo lugar una disminución del acoso en los porcentajes emitidos en el
año 2013 a diferencia que los casos anteriores.
El gráfico más equilibrado de todos los analizados resulta este, en el que las 4
cadenas de televisión analizadas, muestran casi unas inquietudes semejantes, más
cercanas al ideal de las coordenadas del gráfico en donde se daría el equilibrio si los
resultados siguiesen las líneas motrices (grises) en la coincidencia temática a la hora de
denunciar este tipo de acoso.
Adentrándose en el análisis algo más especulativo, cabría decir que podría ser
consecuencia de la propia tipología de la noticia, vinculada a la infancia y adolescencia
y de ahí la sensibilización de la población en torno a estos temas sensibles.
Y por otra parte el tratamiento más sensacionalista a la hora de construir las
noticias de esta índole. Un vaciado de contenido y el tratamiento que se ha analizado en
relación a las citadas noticas, lleva a evidenciar que en TVE suelen tender a una
presentación de la noticia más cercana al concepto tradicional de “información”, más
aséptica, mostrando pero no opinando y Tele5, en concreto, relacionado directamente
con la “opinión”, dan la versión del periodista, del
redactor o del grupo de
comunicación que está tras la cadena a la hora de construir la noticia, intentando incidir
en la opinión pública.
CONCLUSIONES
Lo más revelador de los resultados obtenidos es que la mayoría de las noticias
denunciadas en los informativos, que han conformado la muestra, las más significativas
están relacionadas con el Bulling, seguidas de las de Acoso Sexual y finalmente las de
Mobbing que son escasamente significativas. En consecuencia hay una evidente
vulneración de los derechos de dos sectores de la población aún desfavorecidos que son
los/as menores y las mujeres. La mayoría de los descriptores analizados sobre los
abusos parecen conllevar una pérdida de autoestima del/a agredido/a y, en ocasiones, el
desarrollo de enfermedades psíquicas y físicas.
Pese a ello las situaciones de acoso parecen multiplicarse cada vez con mayor
frecuencia confrontando con la sociedad democrática y del bienestar a la que en
principio se sujetan las motivaciones vitales de las mismas, las situaciones de acoso
parecen multiplicarse cada vez con mayor frecuencia amenazando así, los valores de
una sociedad democrática, dado que todo individuo tiene derecho a la integridad física,
sexual y moral, tanto en la escuela como en la vida familiar, social o laboral. Este
concepto llevaría a cuestionarse, a las investigadoras, si el ser humano una vez
culturizado y viviendo en una potencial “sociedad del bienestar”, tiende a presentar
estos comportamientos como roles distintivos de la época de la trasmodernidad?
La situación de esa vulneración en los derechos fundamentales del ser humano
en la red, se deja para una segunda parte en la investigación dado que su complejidad
desbordaría este artículo.
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