Venezuela entre Jesucristo y Carlos Marx

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13. Venezuela entre Jesucristo y Carlos Marx
En este capítulo analizaremos los problemas claves referentes a la conciencia de clase, la crítica a la religión y
al socialismo como respuesta a varias cartas de nuestros lectores de Vheadline que recibimos diariamente.
Un canadiense y simpatizante de la Revolución Bolivariana hizo el siguiente comentario:
„Hola Franz, otra contribución muy necesitada para orientarla lucha. No estoy seguro si tiene resonancia fuera
de las clases intelectuales, sin embargo, aquí fue bien recibido. Así que dediquémonos a la tarea de añadirle a la
categoría demasiada abstracta del ‘Socialismo del Siglo XXI’ un contenido verdaderamente marxista y
socialista“.
También pasó inmediatamente de la teoría emancipatoria ‘demasiada abstracta’ a la práxis revolucionaria
concreta: „P.S.: Esta semana se acaba de crear un nuevo foro en una página web para discutir este mismo asunto
(porque en otra lista tal discusión fue disuadida)“. (1)
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(1) http://iists.riseup.netlwwwlinfo/21stcenturysocialism.
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Una discusión seria sobre el marxismo hoy, es oportuna y bienvenida. A nivel nacional e internacional, como
podíamos presenciar en la conferencia de Mar del Plata en Argentina, igual que en otras partes, donde quiera
que aparece el Presidente Chávez en un discurso o una rueda de prensa, la Revolución Bolivariana inspira y
capta la imaginación emancipatoria del mundo oprimido.
Sin embargo, el capitalismo es una realidad muy específica, compleja, poderosa, global e histórica. Desde el
punto de vista práxico y teórico de aniquilar su esencia explotadora y de borrarlo de la faz de la Tierra, sólo una
ciencia y filosofía específica ha estudiado su proceso histórico, sus leyes, su dialéctica, su carácter parasitario y,
a nivel internacional, cómo eliminarlo por medio de una práxis científica y una teoría filosófica, o sea, a través
de la lucha de clase de los trabajadores a nivel global y la revolución mundial. Esta ciencia y filosofía viviente
es el socialismo o el marxismo; reemplazó y superó la ideología de la religión que prefiere cambiar el mundo
pasiva y `pacíficamente’ por medio de la `gracia de dios’.
Aunque nadie ha regresado todavía para darnos un informe de las condiciones de vida en el cielo, no obstante,
ningún cristiano firme nunca pondría en duda la ‘teoría’ de ir al cielo algún día después de la muerte. De
manera similar el marxismo será refutado a nivel teórico únicamente cuando en el cielo todos juntos cantemos
„Más cerca o dios de ti“. Pero tiene que ser en el cielo y no en nuestro universo, ni en nuestro sistema solar, ni
en el planeta Tierra.
Naturalmente el marxismo se ha convertido en el medidor de quién o qué es revolucionario de verdad, quiere
realmente emancipar los millones de personas pisoteadas en la Tierra. Los cristianos `humildes y dóciles’
alrededor del globo aman a Chávez y a fin de cuentas necesariamente también tendrán que amara Marx, por
ende, para ser invencibles tendrán que amar incluso más la verdad misma.
Todas las revoluciones del siglo XX que perdieron su esencia y su momento original socialista durante la lucha
de clases, por varias razones terminaron degenerando o en sus propias caricaturas o se convirtieron en trágicos
ejemplos de fortines neocoloniales e imperialistas. Esto es una lección de la cual vale la pena aprender.
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Aquí sólo resaltaremos un problema complejo en cuanto a la educación marxista, a la conciencia de clase en un
país neocolonial del ‘Tercer Mundo’ y a los actuales estudios socialistas dentro de la Revolución Bolivariana.
El Gobierno del Presidente Chávez, tanto aquí en Venezuela como en el extranjero, ha logrado mucho en cuanto
al esclarecimiento informativo sobre asuntos capitalistas e imperialistas, sus operaciones abiertas y encubiertas
y sus maquinaciones dominantes beligerantes. Sin embargo, cuando se trata de una educación verdaderamente
marxista y socialista en nuestras escuelas y universidades queda mucho por hacer.
Aquí en Venezuela, donde enseño sobre el marxismo ya desde hace un cuarto de siglo en la Universidad de Los
Andes en Mérida en la Facultad de Ciencias Políticas, se ha revelado como auto-evidente uno de los principales
problemas sociales de la Revolución Bolivariana. Muchos de mis ex estudiantes son bolivarianos en posiciones
claves gubernamentales a través de toda Venezuela; todos experimentan problemas similares con respecto a la
educación revolucionaria y la concientización socialista de los camaradas, de los compatriotas, del soberano, del
poder ciudadano.
A nivel continental, concerniente a la integración latinoamericana, como fue resumido en las actuales
conferencias en Argentina, estos mismos problemas aumentaron y piden a gritos soluciones científicas y
teóricas inmediatas.
¿Qué sentido tiene organizar cumbres contra el fascismo norteamericano sin mencionar el socialismo, el
marxismo, la lucha de clases y la abolición de la propiedad privada de los medios de producción y
comunicación?
¿Trataremos asuntos tan urgentes como lo son las ‘venas abiertas’ de América Latina (Eduardo Galeano) y la
tumba abierta de la humanidad? En un sentido revolucionario y emancipatorio, ¿son realmente exitosas nuestras
gigantescas cumbres internacionales?
Durante las últimas décadas observé en mis clases un fenómeno en la superestructura muy extraño que siempre
se repitió. Me di cuenta que fue fácil explicarles a mis estudiantes el carácter explotador de la
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conquista colonial física y de sus horrendos y abominables crímenes llenos de tortura y terror. Generalmente
estaban totalmente de acuerdo conmigo.
Sin embargo, el momento cuando comienzo a tocar y a revelar científicamente el holocausto mental y espiritual
colonial, el despiadado saqueo mental religioso europeo y el actual vandalismo mesiánico norteamericano que
desde la Inquisición bárbara hasta hoy sigue acechando en nuestras iglesias, preescolares, escuelas y
universidades, entonces ocurre de repente un bloqueo mental.
Esta inercia intelectual, esta resistencia mental, también puede detectarse en los grandiosos esfuerzos
liberatorios, como lo es, la ‘teología de la liberación’. Generalmente, al parecer desde la nada, surge toda una
unión mística colonial pandémica, una mentalidad esclavista programada para atacar inmediatamente al
‘materialismo’, al marxismo. Como en todas partes del capitalismo, la mayoría de las veces esta agresión
antimarxista está acompañada por unos argumentos ideológicos bien primitivos que favorecen una ‘raza
superior’ y un ‘pueblo escogido’ con una misión mesiánica; todo esto es mezclado con un odio social y racial
dirigido contra los paganos, `negros’ y ‘terroristas tercermundistas’. Como explica Frantz Fanon en Los
Condenados de la Tierra, esta patología alienadora ha afectado a amplios sectores de todos los estratos sociales
y ha llegado directamente al alma mater.
Mientras más introducimos y estudiamos la práxis y teoría marxista, más ponemos en peligro las mentiras, las
campañas de difamación, los asesinatos morales y el ostracismo académico de la clase dominante. Pero también
ponemos en peligro la eterna adoración religiosa de todos los amos terrenales y celestiales (a veces incluso a
Hitler cuando se aprecia su grandeza militar alemana y hoy incluso a Bush). Esta ‘madre de todas las bombas’
religiosa ideológica está configurada para desfigurar cualquier esfuerzo sincero, científico, socialista y no
alienado, dejando atrás solamente las sombras virtuales perversas de su posible existencia y energía libertadora.
Esto no es un fenómeno específicamente venezolano, sino es una plaga social global.
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A través de los años, por ejemplo en el momento cuando comencé a aplicar los principios del socialismo
científico, es decir, cuando comencé a explicar la matriz de la crítica social, académica, religiosa e ideológica,
entonces se desató un tumulto en el aula. Al igual que la mayoría de los compatriotas que temen ser
identificados como ‘castro comunistas’ o ‘ateos’, casi todos mis estudiantes, con todos los medios intelectuales
necesarios, estaban defendiendo desesperadamente su `espiritualidad’ contra el ‘materialismo’ marxista, estaban
tratando de rescatar su delgado hilo de vida, sus queridas creencias feudales, su galaxia implantada de angelitos
blancos, santos, vírgenes inmaculadas y papas infalibles; su San Nicolás con sus colores de Coca-Cola, los
árboles de navidad, sus pesebres, el niño Jesús, la virgen Maria y los tres reyes magos, ¡que nadie se atreviera
de tocar esas `vacas sagradas’!
¿Qué sería Venezuela sin esas costumbres tradicionales coloniales y esas creencias religiosas? Bueno, el
sabotaje petrolero por parte de la créme de la créme capitalista en diciembre de 2002, nos robó todas esas
cositas bonitas y nos enseñó durante las infinitas colas día tras día que Venezuela sí puede sobrevivir y puede
vivir con otras delicadezas, con práxis y teoría revolucionaria por ejemplo, según las medidas socialistas nuevas
y entonces todavía desconocidas que tomó. Meses antes, en abril de 2002, en una lucha de clases feroz, ya nos
habíamos agarrado por los propios cabellos para sacarnos del hoyo capitalista puntofijista golpista sin fondo.
Así que ¡cuidado yanquis!
En otras religiones del mundo pasan las mismas cosas a millones de esclavos asalariados, a casi 90% de la
población mundial, de la humanidad entera. En ninguna parte del mundo, tampoco en Venezuela, el marxismo
es una materia favorecida en el currículo oficial de colegios y universidades y ni siquiera es tratado como una
disciplina especial de relevancia internacional.
¡Esto es lo que yo llamo un verdadero holocausto mental!
Esto es el miedo burgués del marxismo, trasmitido ideológicamente a todos nosotros, una piedra de tranca seria
en el camino hacia la desalienación humana y algo de lo cual muy poca
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gente y muy pocos revolucionarios se dan cuenta; algo que no interesa a los grandes medios masivos
internacionales, que no interesa a los programas de las Naciones Unidas, a las miríadas de organizaciones no
gubernamentales, a las ‘Nuevas Tribus’ en la Amazonia o a las docenas de cumbres mundiales anuales.
El verdadero daño intelectual y la magnitud de la alienación total (irónicamente del hombre ‘pensante’ que vive
en la ‘era de la información’ y en la era de los ‘derechos intelectuales’ en el tercer milenio), la posible
destrucción de la especie humana entera por parte del capitalismo e imperialismo (ahora de la ‘globalización’ y
en el futuro del ‘post-capitalismo’ o del ‘socialismo computarizado’), está más allá de cualquier medida
espiritual y de cualquier reparación material financiera.
Solamente en el caso de África, referente al Comercio Trasatlántico de Esclavos, cualquier verdadera reparación
para las víctimas africanas expresada financieramente, superaría miles de millones de dólares, y de hecho,
costaría toda la riqueza acumulada de la clase dominante entera en este planeta. La única razón por qué pasó
todo esto es porque ninguno de los gobernantes jamás creyó en sus propias supersticiones y fabricaciones
religiosas divinas. Además, no suelen pagar reparaciones a las ‘herramientas que hablan’, a los ‘negros’. Los
nazis alemanes y sus actuales sucesores sabían y saben muy bien esta verdad ‘nacional-socialista’:
„¡Preferiblemente muerto que rojo o negro!“.
Cuando estaba explicando esas cosas a mis estudiantes, los cuales estaban convencidos que pertenecen a la
‘clase media’, aprendí más que una verdad revolucionaria psicológica; de hecho, comencé a entender y a
sentirme como Platón, quien fue lanzado al mercado de esclavos, como Sócrates quien tenía que beber la cicuta
revolucionaria, como Anaxágoras quien dijo que la diosa Selena, que era la luna, simplemente era un pedazo de
roca y por eso fue botado de la ciudad de Atenas.
Además, en la medida en que se profundizó la cualidad revolucionaria de nuestras clases durante los últimos
años, aproximándonos al siglo XXI presenciando el renacimiento fascista de
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la religión del Herrenvolk de Bush en los EE.UU., de su Ley Patriota del apartheid y luego su realidad
`mesiánica’ brutal en Afganistán e Irak, me sentí como el filósofo ‘ateo’ Giordano Bruno, quien, ya ardiendo en
la hoguera, le dio la espalda a la cruz ensangrentada y les dijo a sus asesinos del Orden Dominicano y de la
Inquisición católica romana, que ellos le temían más de lo que él jamás podría temer a ellos.
En otras palabras, les dijo que al final la `historia lo absolvería’, igual que hizo con Galileo Galilei y Fidel
Castro. En fin, hoy día comienzo a sentirme como mi profesor de filosofía, Ernst Bloch, quien (al igual que
Sócrates en Grecia Antigua), fue acusado por la Alemania oriental ‘comunista’ a seducir la juventud con su
principio de la esperanza.
Era en esta tradición histórica que mis estudiantes muy interesados pero todavía confundidos de Alemania,
Nigeria y Venezuela gritaban desesperadamente:
„Profesor, estamos de acuerdo con toda su crítica social contra el capitalismo y el imperialismo, sin embargo,
como socialistas cristianos y cristianos socialistas firmes que somos, por favor, deja en paz nuestros Papas,
nuestros Santos y nuestra religión“.
¿Cómo podríamos erradicar esta alienación que nos fue impregnada a través de cinco siglos?
Tendremos que crear las condiciones emancipatorias, crear un mundo que no necesita a esta gigantesca aureola
sagrada, esta virtualidad fantástica, este valle de lágrimas humanas, este corazón de un mundo sin corazón, esos
suspiros de millones de personas oprimidas. La inmensidad de la diseminación religiosa y de la alienación
indica precisamente el alto grado de la explotación capitalista y de la dominación y el racismo imperialista.
No hay ideología religiosa oficial alguna que podría ayudarnos a borrar estas nubes académicas oscuras que
alimentan todo tipo de contrarrevolucionarios y peligrosos traidores que sabotean la `profundización’ de la
revolución dentro de la revolución.
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El cristianismo nos convirtió en nuestros propios opuestos y no tenemos que ‘re-vertirnos’, sino más bien
‘contra-vertirnos’, para concientizarnos, más precisamente para crearnos, emanciparnos. Por lo tanto,
necesitamos exactamente el opuesto de lo que se conoce hasta ahora como ‘educación’ o ‘socialización’.
Una misión revolucionaria que utiliza los mismos viejos métodos coloniales misioneros y contenidos
neocoloniales está condenada al fracaso y sólo va a generar más ‘escuálidos’, más ‘chavistas sin Chávez’.
El problema es que nuestra era emancipadora y creativa empieza a terminar, sólo quedan algunos años para
erradicar rápidamente lo que se había sembrado ya durante siglos.
Para colmo, de manera similar, la misma cosa pasa cuando queremos explicarla esencia del capitalismo
explotador, dominador y discriminador a la mayoría de nuestros camaradas y al mundo.
También en este caso, todo está bien mientras identificamos el único método que puede analizar al capitalismo,
como la dialéctica, y les explicamos a nuestros estudiantes o lectores, que la única verdadera ciencia y filosofía
que todavía puede revelar la esencia del socialismo (o sea la negación del capitalismo), es un marxismo nutrido,
cultivado y protegido muy cuidadosamente,’ y que ciertamente, no son sus docenas de caricaturas burguesas,
corruptas, revisionistas, reformistas y estalinistas.
Así que una de las tareas más pertinentes de los bolivarianos en América Latina es enseñar nuestra propia
filosofía acompañada por un marxismo, lo cual es un producto transhistórico directo del capitalismo mismo. Al
igual que el capitalismo (A), el ‘no-A’, el ‘no-capitalismo’, es decir, el socialismo, se globalizó, como una
especie de ALBA emancipatorio, como nuevo amanecer en el horizonte humano.
Sin embargo, haciendo precisamente esto, aparecen de repente en nuestros aulas o en Internet, los eslóganes
‘diabólicos’ no bien reflexionados, las quimeras religiosas y la paja vieja ideológica automatizada fascista y
‘anticomunista’ de la Guerra Fría, es decir, fenómenos como el nacional-socialismo (nazismo), el ‘socialismo
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cristiano’, el ‘cristianismo social’ o la ‘teología de liberación’. No hacen más que sintonizar las ondas
propagandísticas de la sinfonía beligerante global de Goering y Goebbels contra lo que millones de personas
empobrecidas, de esclavos asalariados, desposeídos y parías campesinos han defendido con su propia sangre
sagrada en el nombre del marxismo alrededor del planeta durante ya 150 años.
En sus valientes esfuerzos, millones de personas pisoteadas, un millón de comunistas solamente en Indonesia,
dieron sus vidas en defensa del marxismo y todos fueron masacrados como víctimas de la civilización cristiana
mediante todo tipo de ostracismo feudal y exorcismo capitalista.
Bolivarianos, quizás estamos demasiado adelantados, o peor, incluso demasiado retrasados. Pero, ¡la lucha
continúa!
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