Evaluación de los profesores

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Revisión Crítica: Evaluación de programas de formación permanente para la función directiva.
La evaluación del sistema educativo se orienta a la permanente adecuación del mismo a las demandas sociales
y a las necesidades educativas y se aplicará sobre los alumnos, el profesorado, los centros, los procesos
educativos y sobre la propia administración.
(MEC, 1990).
Toda evaluación es necesaria para una posible mejora, un posible cambio. El profesor como transmitidor de
conocimientos, precursor de procesos de enseñanza y aprendizaje, adaptador de un curriculum a la
variabilidad de las situaciones socioeducativas, colaborador con otros profesionales... necesita una reflexión
pedagógica sobre su trabajo. Una evaluación de sí mismo que le permita progresar, perfeccionarse a sí mismo
y a su trabajo docente.
El evaluador en general al ámbito docente, nos lleva a un proceso de reestructuración, de mejor de la cultura
profesional del centro educativo. Necesitamos para ello profesores que posean autonomía y responsabilidad.
Podríamos continuar del mismo modo que lo hace el texto que no ocupa en este análisis:
que mejoren la preparación y la actuación de los equipos directivos de dichos centros.
(art. 58, LOGSE)
Pero cómo llevar a cabo tan difícil proceso. Ante la actitud escéptica de los directivos sobre el futuro de su
labor. Escepticismo provocado quizás por los distintos acontecimientos, entre los cuales destacamos la tan
sonada reforma que sigue latiendo a gran velocidad.
Ante el riguroso estudio que ha llevado a evaluar un curso de formación permanente de campos directivos en
la provincia de Granada, queremos destacar lo siguiente:
El desempeñar el cargo directivo no es tarea fácil. Pero aún no se agrava más cuando se da la existencia de un
clima donde las relaciones entre profesor − profesores y profesor − padres no son las más adecuadas.
Dificultad también ... a la hora de hacer cumplir las del centro y conflictos surgidos por la administración....
¿Qué clima sería el adecuado?
Como esta investigación propone sería aquel donde existiera un ambiente de colaboración entre todos los
miembros del centro y junto con los miembros del equipo del centro y junto con los miembros del equipo
directivo.
Pero despertamos con la realidad que nos llena de preguntas.
...sufre el sistema educativo español la desvertebración de los centros docentes como consecuencia de la crisis
de la función directiva y, unido a ello, la falta de expectativas de desarrollo profesional...
Señalando algunas de las implicaciones de la función directiva consideramos que:
Existe una necesidad, por parte de los directivos, a tener una mayor autonomía a la hora de tomar decisiones
sobre el funcionamiento del centro. Existe una falta de participación y colaboración entre el profesorado y el
equipo directivo. De este modo la tarea no queda compartida como se demanda en este y otros aspectos de
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esta investigación. No se puede lograr de este modo un trabajo y formación en equipo.
Quizás ha quedado excesivamente cargada de funciones la intervención del Director. Funciones que no
deberían recaer en un miembro o en varios sino el todo que forman los docentes del centro.
Es así como proponen que deben llevarse a cabo la formación permanente de los profesores. A veces queda
limitado por el desgano, por la preocupación por parte de los profesores.
No es fácil desempeñar la función de los cargos directivos. Por ello se manifiesta la necesidad de una
formación básica para ello. Responsabilidad atribuida a la Universidad y inspección permanente.
Nos encontramos quizás con aquellos profesores cubiertos bajo el manto de la meritocracia. Es aquí donde se
da la lucha constante por conseguir puntos para incluir en su curriculum. Pero no podemos olvidar a todos
aquellos docentes preocupados y que sienten la necesidad de renovarse, perfeccionarse, reciclarse.
Quién cede su tiempo libre teniendo en cuenta la cantidad de cosas que hacer y la escasez de tiempo.
Proponen que deberían hacerse estos cursos en verano o en su tiempo de actividad docente. Pero en este
segundo término nos podríamos encontrar con la picaresca maestril. Donde sería una gran opción para
evadirse de su trabajo.
No se deben caer en el error de una moda de cursillos de contenidos burocráticos y Lopsémicas (relativos a la
LOGSE). Hay que considerar las distintas necesidades y ansiedades que manifiestan tanto asistentes como
ponentes de este curso.
Manifestaron distintos problemas y acaecieron durante el curso: no era homogéneo, falta de adaptación de
contenidos, incompatibilidad horaria, falta de coordinación entre ponentes, repeticiones.
Quedó bastante limitado a cargos directivos. No pudiendo implicar a aquellos profesores preocupados por su
reciclaje y por el conocer los problemas que le pueden afectar tanto indirectamente como directamente en
otros casos.
De este modo no podrán implicarse en la cultura participativa pretendida en todo momento .
Aunque la metodología fue variada prevaleció la lección magistral. Sin embargo las condiciones materiales
pudo influir en esa falta de metodología que integra teoría y práctica. Notaron la ausencia de temas como
participación, colaboración, didácticos, organizativos, legislación, más práctica, relaciones humanas, etc...
Tanto ponentes y asistentes hicieron una larga lista de cualidades personales muy variadas del perfil del
directivo ideal. En algún momento lleva a pensar que proponen un director prefabricado. Ante el deseo y no
realidad, nos encontramos con seres humanos que desempeñan dicho cargo y que precisan de formación
(como mencionamos con anterioridad) para resolver, entre otras funciones, aquellos problemas que, como es
conocedor por todos, no son determinados ni resueltos a priori.
Pero ocurre como en la fábula de los ratones y el gato. ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Quién se
compromete a formar parte del equipo directivo? ¿Quién responde a esas cualidades tan deseadas en todo y en
cada momento de su trayectoria profesional?
Quizás deban de arriesgarse y considerar que el no poner el cascabel tampoco soluciona nada.
. Las citas han sido tomadas de: Villa Angulo. Evaluación de programas de formación permanente para la
función directiva.
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