EL HABEAS DATA EN ARGENTINA

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EL HABEAS DATA EN ARGENTINA
Invasión a la Privacidad
Por Sergio Sorin
BUENOS AIRES, 21 de mar. 2000
(artículo publicado en El Sitio Argentina)
¿Por qué no admitir que la paranoia es además de un síntoma de
una persona emocional o mentalmente desequilibrada, un reflejo
patente de esta sociedad moderna?.
La Argentina incorporó en 1994 el uso del Hábeas Data para que
los ciudadanos ejerzan su derecho a rectificar la información que
tanto el Estado como entidades privadas posean sobre uno. Pero la
ley ha caído en letra muerta debido al fuerte lobby del poder
financiero en el Congreso.
Mientras tanto, las empresas de riesgo crediticio y los servicios de
inteligencia estatales y privados siguen devorando en sus bancos
de datos información sobre los argentinos. Aunque la Constitución
no lo permite libremente, no tienen que rendirle cuentas a nadie.
El poder voyeur
Desde que nació la informática y el procesamiento de datos,
comenzó la preocupación sobre su uso y control. La posibilidad de
registrar un sinfín de datos personales, permite reconstruir hasta los
detalles más recónditos de cualquier vida. Entonces, no es ridículo
pensar que con una computadora no muy diferente a la que tenés
frente a vos se pueda espiar la vida de -para citar sólo un ejemplotoda la clase media argentina.
Quizás por estar acostumbrada a los atropellos, la sociedad
argentina sigue mostrando un preocupante desinterés político por el
tema. Una herramienta fundamental para defenderse de las
intromisiones del Estado y los curiosos profesionales es el Hábeas
Data, pero las presiones por razones políticas y económicas
lograron frenarlo en el Parlamento año tras año.
Pero hay veces que el poder también tiembla y se siente
desprotegido. El mismo Carlos Menem se sorprendió cuando sus
asesores admitieron la posibilidad de que una base de datos
consigne que el ex presidente sea en realidad un ex presidiario y
que la legislación no prevé ningún mecanismo para rectificar una
información falsa.
Sin embargo, a pesar del retraso escandaloso, la Constitución
consagra el derecho a la privacidad y la preservación de los datos.
Será un problema a resolver el derecho a negarse a aportar datos
sin que ello implique ningún tipo de sospechas u obligaciones sobre
el individuo.
Las preferencias sexuales, fe religiosa, ideología política, afiliación
partidaria, actividad gremial o profesional viven bajo una amenaza
constante. Y nada parece decir que en los próximos años los
argentinos se libren del peso de ser observados, ni mucho menos
de saber al menos, quien es el que detenta la lupa.
¿Se acuerdan de la privacidad?
"En Argentina no hay ninguna legislación que impida, por ejemplo,
que cualquiera me ponga un sistema de micrófonos
unidireccionales y que por ejemplo estén grabando esta
conversación. No hay ley que reprima esa conducta, sin importar
que el que haga espionaje sea un particular o un agente del
Estado". La afirmación es de Mario Ganora, un abogado experto en
derechos humanos que trabajó codo a codo con el Fiscal Julio
Cesar Strassera en el Juicio a las Juntas.
En una prueba de resistencia sobre el poder arbitrario del Estado,
Ganora llevó adelante su propio caso que finalmente sentó la
jurisprudencia que hoy la Argentina posee sobre el Hábeas Data.
Contrariando a la dilapidación de la norma -que aún hoy el
Congreso se niega a reglamentar- Ganora interpuso en 1998 ¿?
ante la Justicia un recurso de hábeas data con el fin de conocer lo
que decían los archivos de la inteligencia estatal sobre él. Aunque
en sucesivos fallos los tribunales rechazaron el pedido por
considerar que se "afectaba a la seguridad nacional", finalmente la
Corte admitió conceder este derecho reconocido en la Constitución.
Los magistrados entendieron que no podía negarse el derecho de
que el Estado garantice la libertad y el honor de los ciudadanos.
En Argentina, las fuerzas de seguridad públicas luchan por
recuperar su prestigio perdido tras la dictadura. Pero en vez de
hacer un culto de los deberes y garantías de los ciudadanos, usan
su poder como una herramienta clave para la supervivencia del
establishment político y económico. "Así como existe un Veraz que
suele remitir información financiera sobre las personas, de la cual el
ciudadano no tiene conocimiento y se entera de ello por las
consecuencias (pérdidas de créditos, de negocios, etc.) hay
también una suerte de Veraz de los servicios de inteligencia que a
uno le hacen perder puestos públicos, cargos y acceso a
determinadas posiciones políticas", afirma Ganora.
Su recurso de Hábeas Data logró un primer paso: plasmar un
control a los atropellos del Estado (hasta la reforma de 1994, los
servicios de inteligencia podían sortear a gusto y placer las
normativas judiciales). Sin embargo, estos derechos no están
amparados desde el punto de vista penal. En Francia la ley prohibe
determinadas actividades de espionaje de la vida particular de un
ciudadano, excepto en los casos que estén justificados en una
orden judicial.
Ganora propuso hace algunos años en el Congreso penalizar el
espionaje ilegal, pero se encontró con una sorpresa: el riesgo de
que estas leyes sean utilizadas para perseguir a la prensa. Es que
en esta Argentina de hoy la prensa -y sus "cámaras ocultas"parece ser el único contrapeso a la arbitrariedad del Estado.
Qué es el Hábeas Data
La acción de hábeas data es una modalidad de amparo que permite
a toda persona interesada acceder al conocimiento de los datos que
consten en registros o bancos de datos públicos o privados
destinados a proveer informes, y a exigir su supresión, rectificación,
confidencialidad o actualización, en caso de falsedad o
discriminación. Esta información debe referirse a cuestiones
relacionadas con la intimidad y no puede ser utilizada por terceros
sin el derecho reconocido a hacerlo.
Hasta el momento, cualquier ciudadano puede interponer un
recurso de Hábeas Data, pero no podrá entablar una demanda
debido a que el Congreso Nacional aún no reglamentó la norma.
La humanidad autorregulada
El Hábeas data es el hijo natural del hábeas corpus, un concepto
que los libros de derecho reconocen a partir de una ley inglesa del
año 1679. Al día de hoy, sus alcances siguen manteniéndose
vigentes, en el sentido de los rasgos referidos a su carácter
garantizador y de urgente tramitación.
En la Argentina no existía legislación especial sobre los datos
personales, contrariamente a lo que ocurrió en Europa, donde en la
década del 70 ya se había comenzado a legislar sobre el tema
luego de una ley precursora de los Estados Unidos.
El país tuvo que esperar hasta el retorno de la democracia. En
1986, el gobierno de Raúl Alfonsín comienza a trabajar en un
proyecto de ley que hoy casi nadie recuerda. Luego la hiperinflación
y la histeria financiera se encargaron de colmar la paciencia de los
argentinos. Las sucesivas crisis económicas (como el Tequila, el
"efecto arroz" y la devaluación de Brasil) dejaron a muchos
pequeños empresarios y particulares sin poder pagar sus deudas,
que fueron registradas en bancos de datos y que ya nunca más,
aunque las saldaran, quedarían condenados a aparecer por
siempre en los bancos de datos, sin tener el derecho a rectificarlos
mediante un Habeas Data.
Por su parte, el poder económico no iba a quedar satisfecho luego
de que Alfonsín y Menem sellaran en Olivos un acuerdo que
permitió la reforma constitucional de 1994, y de movida la admisión
en la legislación del derecho a la protección de los datos personales
y su correlato mediante el Hábeas Data.
1996 fue un año clave. En agosto, Diputados aprueba la
reglamentación de esta norma. Pero el lobby de los bancos y las
consultoras de riesgo crediticio lograron que el Senado demore su
tratamiento, e incluso hiciera fracasar varias veces su discusión en
el recinto.
En octubre, la Cámara Alta le otorga media sanción al proyecto,
liberando el acceso a archivos que contengan datos personales.
Pero un mes después Diputados rechazó las reformas que se
habían introducido.
Los esfuerzos legislativos fueron fútiles, ya que Carlos Menem vetó
la ley en diciembre, luego de que varias entidades empresarias
enviaran una carta a Balcarce 50 advirtiendo que la medida frenará
la expansión del crédito.
Perón solía decir: "si quieres que una iniciativa fracase, crea una
comisión"; y eso fue justamente lo que aplicó al pie de la letra su
posmoderno discípulo, Carlos Menem cuando decretó la creación
de una Comisión Bicameral de Seguimiento de Protección
Legislativa de Datos.
En 1998, el Senado inicia otro proyecto que fue aprobado en
setiembre. Desde entonces nunca más se trató en la Cámara de
Diputados. A partir de allí, la ley se convirtió a lo largo de los años
en un caballito de batalla reiterado en los períodos ordinarios del
Congreso.
Aunque varias revistas económicas especializadas hablaron
insistentemente durante todo 1999 sobre que la influencia de la
Internet exige a las compañías un manejo cuidadoso de los datos
personales, cuatro años pasaron y la democracia argentina aún no
logra doblegar al poder financiero que se ha mostrado como el
principal interesado en el fracaso de esta norma.
Los porqué del Hábeas Data
Para el derecho el mundo cambió, aunque sólo una pequeña parte
de la humanidad goce del privilegio de contar con las nuevas
tecnologías de la comunicación para fomentar el desarrollo de su
vida.
La inmediatez en el traspaso de la información demuestra en la
práctica la inexistencia de las fronteras, en los términos políticos
que conocíamos hasta ahora. Los humanos realizamos cientos de
registros. La individualización y anotación con un nombre, el
otorgamiento de un documento de identidad numerado, la
extracción de fichas dactiloscópicas, la obtención del pasaporte, la
confección de la ficha de ingreso laboral, la apertura de cuentas
corrientes o cajas de ahorro bancarias, las fichas de ingreso a un
club, la historia clínica y tantas otras más, implican la existencia de
una serie de datos personales que, merced al avance tecnológico,
se encuentran interconectados.
Entendido como el derecho del individuo a ser dejado a solas por el
Estado, la privacidad asegura la determinación autónoma de su
conciencia cuando toma decisiones para la formación de su plan de
vida; aspectos que incluyen la religión, la moral o la filosofía. Sólo
razones que demuestren, en base a muy rigurosos juicios, que se
encuentra en juego la convivencia social pacífica, admitirían por una
vía excepcional la intromisión estatal en esa dimensión individual.
Los datos, informes y noticias existentes en los archivos inciden
sobre los bienes de la personalidad de los ciudadanos y habitantes.
Es así que la intimidad personal y familiar se puede ver afectada y
agredida por una sociedad que, en su actual estructura demanda y
consume informes de todo tipo.
Existe un aforismo para esto: "tener información es poder". Por ello
fue necesaria la extensión del concepto de intimidad o privacidad y
el establecimiento de acciones legales para poder ejercerlo
respecto de los datos contenidos en archivos oficiales y privados.
Las circunstancias históricas hicieron que la información se
convirtiera en un bien jurídico de enorme relevancia para múltiples
actividades e iniciativas públicas y privadas.
Una carrera de éxitos, para el fracaso
Por segunda vez en cuatro años, la Ley de Habeas Data perdió en
marzo estado parlamentario debido a que la Cámara de Diputados
dejó vencer los plazos reglamentarios sin darle tratamiento. El
proyecto ya contaba con media sanción en el Senado e intentaba
regular, entre otras cosas, la actividad de los bancos de datos
públicos y privados.
Ahora la iniciativa perdió nuevamente la oportunidad de
establecerse como norma para controlar por ejemplo el registro de
deudores por moras crediticias, inhibiéndolas para obtener nuevos
préstamos.
El senador riojano Jorge Yoma le hecha la culpa "al feroz lobby y la
presión ilegítima que ejercen los intereses económicos vinculados
con las empresas de datos comerciales". Su voz a coincidido con la
de muchos otros legisladores nacionales.
En el código penal actual no hay normas penales que tutelen la
intimidad. La insuficiencia de la legislación permite la actividad de
espionaje para invadir la intimidad. Sin embargo, el ciudadano
puede utilizar algunas pocas herramientas legales vigentes como el
artículo 1071 bis del Código Civil (acción de daños y perjuicios), o el
capítulo de Violación de Secretos del Código Penal.
Pero la antigüedad y ambigüedad de la norma inmediatamente
condenan que todo intento sea en vano: una acción de daños y
perjuicios, por la vía ordinaria, tarda al menos 5 años en resolverse,
según varios expertos. Recién tras este período, y con mucha
suerte de su parte, el ciudadano puede lograr que dejen de espiarlo.
Pero no podrá pretender una indemnización por daños y perjuicios
ya que no existe un criterio claro para pedirla en un caso de estas
características.
Frente a la tecnología actual y los sistemas de espionaje moderno,
la letra de la ley se asemeja a una broma.
El día que Menem tuvo miedo
La ex subsecretaria de derechos humanos Alicia Pierini cita en su
libro "Hábeas data" un ejemplo que sensibilizó al menemismo
durante la reforma de la Constitución de 1994: "Podría consignarse
que Carlos Saúl Menem, es un ex presidiario. Dicho así y sin aclarar
las fechas, circunstancias, quienes eran los acusadores y qué se le
atribuía, significa dar una versión parcial y hasta falaz de la verdad".
Bajo la misma concepción, la ley que amnistió en 1973 a
centenares de presos políticos debería haber tenidos su correlato
registral. Amnistiar implica borrar, olvidar; por tanto, no deberían
permanecer esas anotaciones y deberían actualizarse las fichas
personales, de manera tal que no quede rastro de aquello.
Habeas Data insólito
El juzgado en lo Contencioso Federal No.10 rechazo el pedido de
Habeas Data presentado por Dinamarca, quien pretendía que sus
antecedentes fueran borrados de los archivos de la Conadep. El
fallo dice que "lo que en esencia agrava al actor es el contenido de
las publicaciones periodísticas y además, esta no es la vía apta
para anular testimonios, cuya falsedad, por lo demás, tampoco ha
sido probada". (Pagina 12, 19-03-99).
* Sergio Sorin es periodista especializado en derechos
humanos y Director de Prensa de Derechos Human Rights
Argentina. Además, es miembro de Amnesty International
Argentina y parte del staff de noticias de El Sitio.
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