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Hasta lo último de la tierra: Los Moravos
por Alice Scott-Ferguson
Los moravos se nos presentan con el más increíble emprendimiento misionero en la
historia de la iglesia. Mucho antes de que el pueblo protestante hubiera captado la
visión de enviar obreros hasta lo último de la tierra, este extraordinario grupo de
cristianos asumió un compromiso radical con la tarea de extender el reino. Adoptaron
metodologías y procedimientos que establecieron patrones para la gran expansión
misionera del siglo XIX.
¿Sabía usted, que…
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en 1727 los moravos comenzaron, una vigilia de oración que continuó, sin
interrupción durante cien años?
a sesenta y cinco años de haber comenzado esta vigilia de oración, más de
50% de la comunidad había salido al campo misionero?
el día que enviaron sus primeros dos misioneros era tal el gozo de la
congregación que cantaron más de 300 himnos?
los misioneros moravos eran enviados solamente con el pasaje de ida?
Una vez que llegaban a su destino, debían procurar su propio sustento.
veintidós de los primeros veintinueve misioneros fallecieron a pocos meses
de haber llegado a los países donde habían sido enviados?
todos los integrantes de la comunidad morava se incluían en células donde
se discipulaban los unos a los otros?
la devoción y sencillez de los moravos fueron de las características que
más profundamente influyeron en el gran predicador inglés, Juan Wesley?
Breve reseña del movimiento
Los moravos se nos presentan con el más increíble emprendimiento misionero en la
historia de la iglesia. Mucho antes de que el pueblo protestante hubiera captado la visión
de enviar obreros hasta lo último de la tierra, este extraordinario grupo de cristianos
asumió un compromiso radical con la tarea de extender el reino. Adoptaron metodologías y
procedimientos que establecieron patrones para la gran expansión misionera del siglo XIX.
Esta historia comienza en 1722 cuando un hombre, Cristian David, se presentó ante el
Conde Nicolás Ludwig Zinzendorf. David venía en búsqueda de refugio para un pequeño
grupo de moravos, quienes venían sufriendo persecuciones en varias regiones de Europa.
Había caído en buenas manos pues Zinzendorf, uno de los hombres más ricos de
Alemania, era profundamente devoto y piadoso. Este Conde por largo tiempo había
soñado con la formación de una comunidad de fe radical. Accediendo al pedido de David,
permitió que él y un grupo de moravos se establecieran sobre sus extensas propiedades.
Zinzendorf inmediatamente se sintió atraído a la sencilla vida espiritual del grupo y les
brindó su pleno apoyo. En la medida en que la comunidad creció, empezaron a
incorporarse personas de otros trasfondos: anabautistas, católicos, luteranos, separatistas
y reformados. Todos compartían algo en común: venían huyendo de la persecución y la
intolerancia religiosa. Hacia fines de 1726 la comunidad contaba con unas 300 personas.
Empero, con tanta diversidad entre los miembros los conflictos no tardaron en
manifestarse. Las diferencias doctrinales y de idioma se convirtieron en una constante
causa de fricciones. Zinzendorf por su parte trabajaba para unir al grupo, pero un hereje se
infiltró y comenzó a enseñar que el conde era la gran bestia de Apocalipsis. Causó un
enorme revuelo antes de sucumbir a un colapso mental. Para salvar al grupo, Zinzendorf
dejó su mansión y se instaló en la comunidad de creyentes. Comenzó una verdadera labor
pastoral, la cual eventualmente dio sus frutos. Se nombraron doce ancianos y se organizó
mejor la vida de los residentes. Al poco tiempo el grupo experimentó, como resultado de
las intensas oraciones de sus líderes, su propio «Pentecostés». Un extraordinario espíritu
de unidad y amor se instaló en medio de la comunidad.
Zinzendorf tenía una carga por los pueblos no alcanzados, la cual compartió en forma
permanente con los moravos. Animó a un grupo de moravos, con la visión de futuros
proyectos, a que dedicaran tiempo a estudiar medicina, teología y geografía.
En una ocasión, cuando viajó a Holanda, conoció a un esclavo liberado, quien le rogó que
enviasen personas a predicarle a los cautivos en el Nuevo Mundo. El conde creía que la
hora para enviar misioneros había llegado y compartió con la congregación la carga. Dos
hombres respondieron al llamado y se les pidió a estos dos que esperaran por un año, a
fin de confirmar la legitimidad del llamado.
Finalmente, en 1732, llegó el momento de enviarlos. Los hombres emprendieron un viaje
en el cual se enfrentaron a toda clase de oposición. Cuando llegaron a Holanda no
encontraron una sola congregación que estuviera dispuesta a apoyarlos. Al contrario,
nadie creía que era válida una misión que predicara las buenas nuevas a esclavos. Los
dos, sin embargo, estaban dispuestos a ser vendidos como esclavos, si fuera necesario, a
fin de llegar a este pueblo tan sufrido.
Llegaron al Caribe luego de un largo viaje, solamente para enfrentarse a nuevas
desilusiones. Ni la iglesia blanca ni los esclavos estaban interesados en ellos. No obstante,
perseveraron contra viento y marea, padeciendo hambre y enfermedad. En 1734 llegaron
diecisiete voluntarios, nueve de los cuales fallecieron en los primeros tres meses. No
obstante, la oleada de misioneros había comenzado. En los próximos diez años más de
setenta personas habían salido a decenas de los lugares más remotos de la tierra, un
hecho que no ha sido repetido por ningún grupo desde entonces.
Por su parte, Zinzendorf también experimentó creciente oposición a la manera como
estaba conduciendo al grupo. Sin embargo, viajó continuamente para compartir la visión
con otros. En el transcurso de un solo año (1747) movilizó a más de doscientas personas
para las misiones.
Falleció en 1760, luego de veintiocho años de incansable labor por la extensión del reino.
Además, el movimiento sobre el cual había precedido dejó un imborrable legado de
dedicación y sacrificio para el pueblo de Dios.
Principios dignos de imitación
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La extensión del reino es una de las prioridades del pueblo de Dios.
El compromiso con las misiones es de la iglesia toda.
La oración es el «motor» con el cual se moviliza al pueblo y se conquistan
los proyectos de Dios.
Los resultados obtenidos en el ministerio dependen del grado de entrega
del que ministra.
La extensión del reino se produce cuando la iglesia está dispuesta a
dispersarse y no a permanecer en un solo lugar
Apuntes Pastorales – Desarrollo Cristiano
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