. La componente social en un Plan de Iluminación

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La componente social en un Plan de Iluminación
Mima Puigvert i Flotats
Febrero 2014
Mucho han evolucionado los planes de iluminación de las ciudades igual que han evolucionado los planes
urbanísticos de esas mismas ciudades. Los planificadores se han dado cuenta que sin la participación ciudadana
los planes de iluminación no daban los resultados deseados debido a que en este tipo de planes la interaccióndialogo entre espacio publico y privado es primordial. Por mucho que legislemos niveles, tipos y ambiente de
iluminación deseado por una ciudad o parte de ella si no se tiene en cuenta la iluminación proveniente de los
comercios, por ejemplo, difícilmente se logra el efecto deseado.
No todo se limita a esta parte práctica, existe una cuestión más de fondo, la componente que hace que los
ciudadanos se apropien del plan para hacerlo evolucionar y crecer. Dicha componente es la componente social
que se deriva de los usos, de la sensación de seguridad de los ciudadanos de la sensación de pertenecer y
participar del espacio público y de las soluciones propuestas para este…
Así, cuando una municipalidad se plantea la elaboración de un plan de iluminación se distinguen básicamente
tres o cuatro fases: diagnostico, concepción y anteproyectos que se convertirán luego en proyectos que
finalmente se acaban, o no, realizando. Es con la ayuda de la participación ciudadana ya en la fase de
diagnóstico y concepción que se consigue una coherencia entre todas las fases.
La primera fase de diagnostico exige entender perfectamente el territorio, los usos y el alumbrado publico para
llegar a un retrato global pero matizado del lugar. Mientras el tercer componente es estrictamente técnico, de fácil
comprensión y definitivamente objetivo, los dos primeros contienen un grado de subjetividad y son sujetos a
múltiples interpretaciones. Es pues sobre estos dos componentes que la vivencia del usuario, de la colectividad
enriquece esta comprensión.
La segunda fase es la formulación de propuestas específicas para dicho lugar, sobre la base de las
características identificadas en la fase anterior. Estas propuestas se refieren y dan respuesta, mediante la
componente técnica (tipo de alumbrado público), a la creación de las iluminaciones deseadas, creando los
puntos de referencia del ciudadano.
Claro está, pues que entender los usos y los lugares de actividad nocturna según los diferentes tiempos de la
noche será el gran objetivo y la clave del éxito del plan. Lugares, usos y tiempos. Los lugares de actividad
nocturna, que habrá que definir y sobre los cuales habrá que centrar la reflexión luminosa. Con el objetivo de
identificar los lugares de actividad nocturna y estudiar su importancia luminosa actual para adaptar las
recomendaciones luminosas a los usos. Se suelen hacer distintos mapas de tiempos de la noche en función de
los horarios laborales y comerciales identificando los lugares de actividad. Como lugares de actividad, hay que
entender no solo los lugares de encuentro sino también los itinerarios que los unen así que los acontecimientos
puntuales y festivos.
Para experimentar los usos del espacio público durante la fase de estudio del plan de iluminación se ha
demostrado muy beneficioso invitar a los actores locales a una cita directa con la noche a través de la
experiencia colectiva que proporciona un paseo explorativo nocturno. Esta exploración nocturna consiste
normalmente en formar grupos de alrededor 10 o 20 personas usuarios del espacio a estudiar (residentes,
comerciantes, trabajadores, representantes de las autoridades públicas, policías, etc). Recorrer la noche del área
a analizar, junto con los planificadores- urbanistas que recogen los sentimientos y sensaciones expresadas por
los participantes. Todos los participantes comparten e intercambian sus experiencias libremente para intentar
encontrar conjuntamente la mejor respuesta para mejorar el entorno urbano nocturno experimentado.
La marcha en sí, como una experiencia colectiva, es ya una herramienta para la mejora de la convivencia. Para
los habitantes, mirar su entorno con otra mirada es en si un primer paso en la reapropiación de la vecindad
mediante el conocimiento que además hace aumentar la sensación de seguridad. Esta mirada nueva del entorno
junto a otros usuarios del espacio permite experimentar e integrar o intercambiar usos diferentes. Se busca,
entre otros objetivos meter en relación la historia, el pasado, el presente y el futuro mediante un análisis de los
actos cuotidianos de los usuarios.
Los lugares de estudio serán pues los lugares sentidos como neurálgicos para el funcionamiento de la ciudad,
pero también los lugares de conexión o de transito. La reflexión se centrará en cómo mejorar la calidad de la luz
para poder así mejorar no sólo dichos lugares sino los lugares subsidiarios.
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