Enrique Márquez le vendió su alma al Diablo, y por poco monto. Apenas 400 bolívares le bastaron a Manuel Rosales para sobornarlo, lo que le permitió al gobernador del Zulia administrar mejor el dinero de la Lotería de su Estado, y comprar así a más funcionarios públicos y dueños de medios de comunicación. En el período 2000– 2005, Márquez llegó a la Asamblea Nacional con los votos de los seguidores del chavismo. Sin embargo, durante ese tiempo se opuso abiertamente a las leyes revolucionarias promovidas desde el Gobierno Nacional. Pronto Enrique comprendió que podía aspirar a un puesto más alto. Soñó, por ejemplo, con ocupar una cartera de gobierno en un hipotético mandato de Manuel Rosales, y emprendió junto a él el camino de campaña para las elecciones presidenciales del 2006. Según sus amigos más cercanos, todavía no logra recuperarse del fiasco. Fue entonces cuando decidió convertirse en alborotador profesional. Durante la Reforma Constitucional del 2007, algunos le recuerdan llamando a la violencia y al desacato de la autoridad frente a las cámaras de Globovisión. Antes, en el 2003, había puesto su granito de arena para incendiar más el ambiente del paro petrolero. “Apoyamos a la Coordinadora Democrática. El paro cívico continúa”, dijo entonces. En el 2010, Enrique Márquez vuelve a ser candidato a la Asamblea Nacional, como marioneta al servicio de la más extrema derecha fascista zuliana. Para muchos, esta candidatura es, más que todo, un premio de consuelo a su servilismo. Enrique Márquez alias: El Don Nadie