Oración compartida

Anuncio
Oración
Grupo de matrimonios
Pautas para la reflexión
El hijo menor
 Algunas veces hemos sido rebeldes, traicionando nuestros
valores, desafiando a los demás, caprichosos en la
consecución de nuestros deseos. Hemos abandonado el
“hogar espiritual”, sordos a la voz del Padre que nos
llama “hijo amado”.
 Cuanto más nos alejamos de la realidad espiritual, más nos
enredamos en las manipulaciones y juegos de poder
del mundo. ¿A quién pertenecemos a Dios o al mundo?
¿Quién da sentido a nuestra vida? El amor del mundo es
condicional y nos vuelve adictos al poder, a las riquezas,
al logro de un status social, nos hace vivir en un mundo de
engaños. ¿Porqué seguimos ignorando el lugar del amor
verdadero y nos empeñamos en buscarlo en otra parte?
 Cuando nos sentimos perdidos como el hijo menor ¿a
quién recurrimos? ¿Intentamos redescubrir nuestro “yo”
más profundo? ¿Nos sentimos hijos del Padre?
¿Confiamos en su amor?
Ambientación:
En algunos momentos de nuestra vida nos hemos
sentido probablemente como el hijo menor, perdidos,
desesperados, ofensores y necesitados de abrazo y de
perdón. Otras veces nos habremos identificado con el hijo
mayor obedientes, serviciales, cumplidores pero heridos en
nuestro orgullo, resentidos por el trato que nos dan, nos
sentimos ofendidos. Pero como nos dice Henri Nouwen en
su libro : “Tanto si eres el hijo menor como si eres el hijo
mayor, a lo que estás llamado es a ser el padre.”
Canto: nº 5 Amaos
Introducción:
Trata de introducirte en la parábola que nos cuenta
Jesús, en cada uno de los personajes que aparecen
podemos vernos reflejados y de cada uno podemos sacar
más de una lección. La parábola del Hijo pródigo es un
ejemplo estupendo de conflicto y reconciliación.
Lectura Lc 15,1-3.11-32:
«Había un hombre que tenía dos hijos. El menor dijo a
su padre: "Dame la parte de la hacienda que me
corresponde." Y el padre repartió sus bienes entre los
dos.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se
acercaba a la casa, oyó la orquesta y el baile. Llamó a
uno de los muchachos y le preguntó qué significaba todo
aquello. Él le respondió: «Tu hermano ha regresado a
casa, y tu padre mandó matar el ternero gordo por
haberlo recobrado sano y salvo».
El hijo mayor se enojó y no quiso entrar. Su padre
salió a suplicarle. Pero él le contestó: «Hace tantos años
que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de
tus órdenes, y a mí nunca me has dado un cabrito para
hacer una fiesta con mis amigos. Pero ahora que vuelve
ese hijo tuyo, que se ha gastado tu dinero con prostitutas,
haces matar para él el ternero gordo».
El padre le dijo: «Hijo, tú estás siempre conmigo y todo
lo mío es tuyo. Pero había que hacer fiesta y alegrarse,
puesto que tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la
vida, estaba perdido y ha sido encontrado».
Silencio y reflexión
Canto nº 359
Gesto:
Escribimos en un papel
 Aquello que nos aleja y nos hace más individualistas.
 Aquello que nos impide pedir perdón
 Aquello que no nos deja perdonar
Oración compartida
PadreNuestro
Canto nº341
El hijo mayor
 ¿Cuántas veces nos hemos sentido como el hijo mayor y
como el fariseo presentando méritos y exigencias desde
nuestro orgullo y aparente “perfección”? ¿Cuántas veces
creemos estar en posesión de la verdad y que la culpa la
tienen siempre los demás? ¿Cuántas veces exigimos el
cambio en los demás? El hijo mayor o el fariseo están
radicalmente impedidos para entender y practicar la
misericordia y el perdón.
 Cuando estamos resentidos nos volvemos insensibles a
la alegría, las quejas nos paralizan y la oscuridad nos
envuelve. ¿Cómo se puede volver cuando se está perdido
en el rencor, atrapado en los celos, prisioneros de la
obediencia y del deber?“
El Padre

El Padre deja marchar a su hijo menor en libertad y no lo
retiene por amor. Deja a su hijo encontrar su propia vida.
“Soy amado en la medida que soy libre para dejar el hogar”
“Tu eres mi hijo bien amado en quien me complazco”

El amor del Padre es inagotable e ilimitado y hemos de
procurar que este amor dirija nuestra vida diaria
“Si soy capaz de mirar al mundo con los ojos del amor de
Dios y descubrir que la visión de Dios es la del Padre que
todo lo da y todo lo perdona, que no mide al amor que siente
hacia los hijos según lo bien que se comportan, entonces
veo que mi única respuesta es la de una profunda gratitud.”
El Padre no sólo perdona sino que entrega lo mejor e
invita a la alegría.
“Dios desea encontrarme tanto como yo deseo encontrar a
Dios.
Dios no es el padre que espera que sus hijos vuelvan a él,
que pidan perdón sino que abandona la casa, ignora las disculpas
y las promesas de cambio y los conduce a la mesa
magníficamente preparada para ellos.”


Es a través del perdón constante como llegamos a ser
como el Padre. Perdonar de corazón es muy difícil.
“El perdón de Dios es incondicional. Surge de un corazón
que no reclama nada para sí, de un corazón que está
absolutamente vacío de egoísmo. Es su divino perdón lo que
tengo que practicar en mi vida diaria.”
Descargar