Proyecto Semilleros de paz Centro Internacional Club Colombia Ref. Expresión de los sentimientos, memorias 18/02/2016 LA EXPRESIÓN DE LOS SENTIMIENTOS Por Amalia Piedrahíta Vélez Asomaba a sus ojos una lágrima, y a mis labios una frase de perdón, habló el orgullo y enjugó su llanto y la frase en mis labios expiró. Yo voy por un camino, ella por otro, pero al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: "¿Por qué callé aquel día?" Y ella dirá: "¿Por qué no lloré yo?". Gustavo Adolfo Bécquer. Lo que nos diferencia de los animales y de la inteligencia artificial es la capacidad para emocionarnos. Los sentimientos nos hacen humanos, sentir es estar vivos y lo sano es permitirnos expresar la alegría, la tristeza, el miedo, la ansiedad, la rabia, el amor, sin temer el qué dirán o a hacer el ridículo. Reprimir lo que sentimos nos bloquea, nos frustra, impide cerrar las heridas, entre otros malestares. Los hombres no lloran, Hazte la indiferente y serás amada, Ríase pasito, Bien guapita; la cultura que relega la ternura a lo privado, a las mujeres y los niños; el machismo que produce madres y padres duros y rudos con sus hijos hombres para que sean machos, para que no se dañen; las mujeres que queremos un hombre sensible y cariñoso y con nuestro trato creamos uno rudo y violento; los medios de comunicación que nos hacen creer que el amor es algo fácil de conseguir, dejar y ‘reponer’; y finalmente, una mal entendida libertad que pretende eliminar los lazos afectivos con la pretensión de no limitar las posibilidades de crecimiento y realización personal; todos atentan contra lo que hemos dicho. Expresar lo que sentimos sirve para conocernos mejor, para que nos entiendan. Hablar claramente, decir qué quiero, qué opino, qué me gusta o me choca, como soy, facilita vivir con uno. Es sorprendente como nos capacitamos para desempeñar cualquier oficio, tres, cinco o más años, aunque para establecer y mantener relaciones afectivas no. De allí la paradoja que sea precisamente con las personas más significativas de nuestra vida con quienes tenemos los mayores conflictos. El amor es un alimento para el espíritu, como la comida para el cuerpo. Una criatura sin amor, se atrofia, enferma o muere. Es preciso expresarlo, con palabras, hechos y caricias. Se aprende a decir “Te quiero”, “Me gusta estar contigo”, “Me haces falta”. Todo el cuerpo, el tono de la voz, la mirada, los ademanes, contribuyen a transmitir energía, paz, fortaleza, solidaridad, seguridad y ternura. Facilitan la convivencia: saludar al levantarse y al regresar a casa o al trabajo; despedirse antes de acostarse por las noches y al partir; conversar diariamente un poco; pedir perdón y perdonar; discutir y arreglar los problemas cuando aun están frescos. Con el amor no se manipula. El amor no es un juego, un arma ni un escudo. No se dosifica, no es un premio ni un castigo. No otorga derechos, no acapara, ni oprime. Nadie puede crecer a la sombra.