Dormir y despertar

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TEMA MÉDICO N° 90
DORMIR Y DESPERTAR
(Capítulo 2)
Describiremos en este capítulo los trastornos del sueño denominados:
pesadillas, terrores nocturnos y sonambulismo.
Se caracterizan por la presencia de comportamientos anormales que
tienen lugar durante el sueño o en la transición entre el dormir y el
despertar.
Pesadillas.
Entre un 10 y un 50% de los niños entre los 5 y 12 años suelen presentar
pesadillas, a veces de suficiente intensidad como para preocupar a los
padres. Entre la población adulta, hasta un 45% refiere haber tenido
pesadillas en alguna ocasión.
Son caracterizadas por la aparición reiterada de sueños terroríficos,
angustiosos, atemorizantes o persecutorios, que despiertan a la persona
con un alto grado de angustia. El contenido de las mismas suele centrarse
en peligros físicos inminentes o situaciones de imposible resolución.
Los despertares nocturnos son frecuentes y el individuo evita dormir por
temor a que las pesadillas puedan aparecer. Esta situación genera
depresión, irritabilidad y puede afectar las actividades diarias de
concentración.
Los conflictos que durante el día provocan ansiedad en el niño, pueden
llevarlo a padecer pesadillas (por ejemplo: situaciones familiares, películas
violentas).
La conducta a seguir ante un niño que padece pesadillas, consiste en
tranquilizarlo, dándole seguridad y afecto, desestimando la importancia
de lo soñado, explicando la falta de realidad del mismo.
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Terrores nocturnos
Existen pocos datos estadísticos sobre la frecuencia de aparición de
terrores nocturnos en la población en general. Algunos datos refieren la
aparición de este trastorno del sueño en un 6% de los niños y menos del 1%
en los adultos.
La persona se despierta bruscamente, pudiendo gritar o llorar
previamente, con un intenso estado de ansiedad o desasosiego. Cuando
no despiertan espontáneamente, a quien acude en su ayuda por los gritos
o el llanto, le resulta difícil despertarlos o calmarlos.
Al despertar, habitualmente no recordará nada de lo acontecido en el
evento o quizá solo fragmentos o imágenes aisladas. En la mayoría de las
ocasiones, no se recupera el estado vigil completo, volviendo a dormir no
recordando, por la mañana, nada de lo ocurrido durante la noche.
Sonambulismo
Las personas que presentan sonambulismo, también llamado
noctambulismo, desarrollan actividades motoras automáticas que pueden
ser sencillas o complejas. Un individuo sonámbulo puede salir de la cama,
caminar, orinar o incluso salir de su casa, mientras permanece inconciente
y sin probabilidad de comunicación. Es difícil despertarlos aunque, en
contra de lo que se cree comúnmente, no resulta peligroso. Es más
frecuente en niños y adolescentes. Por lo general, los episodios son
aislados, aunque pueden aparecer en forma reiterada en el 1 al 6% por
ciento de los pacientes. Su causa es desconocida y no existe ningún
tratamiento eficaz. A la persona que presenta estos síntomas se le
denomina sonámbulo o sonámbula.
Los sonámbulos realizan sus actividades con los ojos abiertos de manera
que pueden explorar sus alrededores, y no con sus ojos cerrados y sus
brazos extendidos, como se los muestra a menudo en parodias de dibujos
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animados o películas. Las víctimas de esta afección pueden tener los ojos
de apariencia vacía y si son interrogados, el sujeto responderá lentamente
y será incapaz de responder en una manera inteligible.
Los sonámbulos corren más riesgo de dañarse así mismos que a otros.
Cuando los sonámbulos son un peligro para ellos mismos o para otros (por
ejemplo, cuando suben o bajan escaleras o tratan de usar una
herramienta potencialmente peligrosa), es aconsejable alejarlos del
peligro y llevarlos nuevamente a la cama.
A menudo la mejor manera de ayudar a los sonámbulos de forma segura
es dirigirlos directamente de vuelta a su cama. Sin embargo, la persona
puede continuar levantándose hasta que haya cumplido con la tarea que
disparó el episodio en primera instancia. Por ejemplo, si un sonámbulo está
limpiando - una actividad común en el sonambulismo – colaborar con el
en la limpieza, puede ayudar a terminar el episodio. Decirle a la persona
"Parece que has limpiado todo" puede ayudarle a sentir como pensar que
la tarea "necesaria" ha sido completada. Dado que los sonámbulos
tienden a no recordar nada de lo dicho o hecho durante el
sonambulismo, no hay necesidad de preocuparse de situaciones
vergonzosas por su parte o por parte del protagonista del episodio.
Los sonámbulos son muy sugestionables. Todo lo que ven y escuchan
pueden activar otro comportamiento. A menudo, algo dicho por una
persona o incluso en un programa de televisión hará que el sonámbulo
quiera participar en las actividades mencionadas, siempre que sea una a
la que él o ella estén acostumbrados a oír hablar o hacer. Si el sonámbulo
también habla, puede resultar útil preguntarle que está tratando de lograr.
Esto varía de persona a persona y en cada episodio. Los sonámbulos no
son conscientes de su actual entorno, aunque es muy difícil que un
sonámbulo revele información a quien no se lo diría estando despierto.
También pueden exhibir comportamientos que se consideran vergonzosos,
como orinar en lugares inapropiados, tratar de comer alimentos invisibles,
limpieza de muebles invisibles, o incluso intentar bañarse.
Cuando se presenta en los niños, una de las dudas más comunes en todas
las madres es la manera de tratarlo cuando lo encuentra caminando por
la casa o sentado en la cama con los ojos abiertos.
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Lo más indicado y adecuado es conducir al niño cuidadosamente a su
cama sin despertarlo, intentando hacerle el camino de regreso más
placentero y tranquilo por si el niño se despierta y pueda llegar a sentirse
desorientado.
No existe tratamiento para el sonambulismo ya que se considera un
trastorno inofensivo y nada perjudicial, ya que lo único que hace es
manifestar sus propios sueños de manera distinta a otras personas.
Si en algún caso persistiera y llega a convertirse en una situación difícil, se
debe acudir a un especialista para ayudar a controlar la etapa por la que
el niño está viviendo.
Algunas sugerencias para luchar contra el insomnio.
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Consulte siempre a su médico si esta recibiendo tratamiento
farmacológico, dado que algunos medicamentos pueden producir
alteraciones del sueño.
El ejercicio físico realizado con regularidad, permite reducir el
desajuste horario y la intensidad de sus efectos sobre el cuerpo y la
mente. Hágalo durante el día, evitando las últimas horas del mismo,
ya que la actividad aeróbica puede generar demasiada energía
como para conciliar el sueño con facilidad.
Trate de establecer un horario fijo para levantarse y acostarse.
Evite las bebidas alcohólicas. El alcohol luego de su ingestión,
produce un efecto sedante pero luego produce insomnio y sueño
no reparador, superficial y despertares frecuentes.
El baño caliente antes de dormir suele ayudar a la relajación y
sensación de bienestar que inducen a conciliar el sueño.
Cene liviano, trate de no acostarse inmediatamente después de
ingerir alimentos.
Controle el ruido, luz y temperatura de su habitación.
Si no se puede dormir, levántese y vuelva a acostarse cuando tenga
sueño. No se obsesione cuando no pueda dormirse.
Evite tomar bebidas con cafeína, si fuma no lo haga antes de
dormir, el tabaco es estimulante.
Trate de no usar el dormitorio para otras actividades que no sea
dormir.
Evite las siestas.
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