¿es ud. sonambulo?

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RKVISTA CUKANA 1)K PSICOLOGÍA
Vol. 12, No. 2-3, 1994
¿ES UD. SONAMBULO?
Eduardo Cairo Valcárcel, Facultad de Psicología, Universidad de La Habana
RESUMEN
En el trabajo se presenta una breve caracterización del sonambulismo destacándose las causas que lo provocan
y la prevalencia del mismo según los criterios de diferentes investigadores. Finalmente, se muestran algunos de
los resultados obtenidos en un estudio con 25705 sujetos y se señalan diversas medidas preventivas y
procedimientos terapéuticos que suelen adoptarse con dichos pacientes.
ABSTRACT
Throught this work it is presented a brief characterization of somnambulism. Initially it is pointed out about its causes
and about its predominance according to the opinions of some investigators. Finally, there are shown some of the
results obtained in a study with 25705 subjects and there are presented different preventive measures and
therapeutic procedures that are usual in the treatment of such patients.
INTRODUCCIÓN
sonámbulos es banal y esterotipado y, en general,
mientras transcurre el episodio de sonambulismo
comúnmente es muy difícil, casi imposible, la
comunicación con él y si se logra está limitada a algunas
palabras.
Un sonámbulo es una persona dormida que abandona
su cama y lleva a cabo actividades simples, casi siempre
sin propósito como actos repetitivos o comportamientos
más complejos tales como: caminar por la habitación,
abrir y cerrar puertas, encender o apagar la radio,
vestirse, abrir y cerrar el refrigerador o algún gabinete
buscando alimentos o bebidas (White y Kavey 1990),
abandonar su habitación y caminar por el vencindario o
incluso hasta conducir un atomóvil, (Hartmann, 1983)
regresar voluntariamente a su hogar, acostarse
nuevamente en su cama, continuar durmiendo y después
de despertar no recordar nada de lo ocurrido. Sin
embargo, el comportamiento más usual en los
En la literatura se reportan muy raros casos de
comisión de delitos aunque algunos autores refieren o
comentan actos de exhibicionismo y agresión física.
(Buchanam 1991, Sleepwalking and Guilt 1970, Tarsh
1986, Bartholomew 1986, Oswald y Evans 1985, Fenwick
1986)
La situación sonambúlica es un comportamiento que
puede prolongarse desde unos segundos hasta varios
117
minutos aunque episodios más prolongados pueden
también suceder (Lishman, 1978) y ocurren con mayor
frecuencia en los niños (Kales and Kales, 1974) y los
adolescentes en comparación con las personas adultas.
Se estima que alrededor de un 3 % de la población adulta
lo padece y es, según algunos autores, mayoritaria entre
los varones en comparación con las hembras. Aunque
hay autores como Kales et al. (1980) quienes plantean
que parece que ambos sexos están igualmente
afectados.
Asimismo, el ambiente familiar inadecuado que
produce o favorece la aparición del stress y la tensión
emocional y el daño cerebral (Reyes Sánchez 1985) son
factores frecuentemente referidos pero dado que esta
dolencia disminuye significativamente o desaparece,
generalmente, con la edad, algunos investigadores la
consideran, esencialmente, como resultado de una
inmadurez del sistema nervioso central.
Autores como Berlin y Qayyum (1986) consideran que
las causas varían significativamente acorde con la edad
del sujeto.
El sonambulismo se produce, por lo general, en las
primeras dos horas de sueño y, a veces, va antecedido
por algún episodio de terror nocturno. Asimismo,
algunos investigadores plantean que los trastornos
sonambúlicos van precedidos con un año o más de
duración de episodios de somniloquio.
Sours y cois. (1963) consideran en su trabajo con 14
pacientes que sufrían de sonambulismo que el mismo es,
frecuentemente, un síntoma de patología que nos señala
una fragmentación del yo y una profunda regresión.
Este trastorno del dormir aparece, generalmente, en los
estadios 3 y 4 del sueño NREM. (Jacobson et al. 1965,
Whyte y Kavey 1990, Broughton 1968,Kales et al. 1966)
La ingestión de medicamentos, a veces, combinada
con alcohol es sugerida, en ocasiones, como un factor
propiciador del sonambulismo (Luchins et al. 1978).
Aunque el papel del alcohol por sí solo no ha sido
establecido con certeza (Hartmann 1983), en ocasiones,
ha estado presente en situaciones criminales durante el
período sonambúlico. (Bonkalo 1974)
Causas que provocan el sonambulismo
Las causas del sonambulismo son muy variadas aunque
se refiere con cierta frecuencia que este desorden del
dormir está vinculado con trastornos psiquiátricos y
epilepsia. (Meló 1953, Sweetwood etal. 1980)
Huapaya (1976, 1979) llamó la atención sobre la
prescripción de algunos medicamentos y la sensibilidad
de los mismos en determinados pacientes que
presentaban problemas psiquiátricos (psicosis
esquizoafectiva, depresión involutiva f endógena,
reactiva, ansiedad crónica, alcoholismo xetc.) y reportó
siete casos de sonambulismo que fueron
aparentemente, el resultado del uso de drogas
hipnóticas,
neurolópticas,
antidepresivas,
antihistamínicas, estimulantes, etc.
Bakwin (1970) investigando la posibilidad de una
predisposición hereditaria al sonambulismo en gemelos
encontró que el grado de concordancia en los gemelos
monocigóticos con el síntoma era seis veces más
frecuente que en los dicigóticos. Asimismo, mostró que
aumentaba la incidencia del sonambulismo cuando los
padres habían sido sonámbulos.
Otros autores también destacan los antecedentes
patológicos familiares similares.(Abe y Shimakawa 1966,
Abe et al. 1984, Kales et al. 1983, Velabueno et al. 1987)
Charney et al. (1979) reportan que de un total de 114
pacientes (69 con un diagnóstico de trastornos afectivo
bipolar y 45 con un trastorno esquizoafectivo y sin historia
anterior de sonambulismo que fueron tratados con una
combinación de Lithium y drogas neurolópticas en el hospital
Yale New Haven, 10 de ellos tuvieron un comportamiento
sonambúlico, producido aparentemente por el
medicamento. El mismo ocurrió en las primeras dos-tres
horas después de haberse quedado dormidos y se
caracterizó por confusión y un caminar tranquilo pero
incoordinado con amnesia posterior del hecho. Ellos
consideran que estos hallazgos brindan la posibilidad de
concluir que el medicamento utilizado pudo inducir el
sonambulismo y que sus resultados son consistentes con las
observaciones reportadas por otros investigadores en
Kale:s et al. (1980) estudiando las familias de 52
p a c i e i t e s (25 de ellos con manifestaciones
sonambúlicas) concluyeron entre otros aspectos que: el
sonambulismo y el terror nocturno comparten una
predisposición genética común siendo el sonambulismo
ei más prevalente y menos severo. Y agregan: los
factores hereditarios predisponen al individuo a
desarrollar -jl sonambulismo y/o el terror nocturno pero
la expiesiún del mismo puede estar influido por factores
ambientales.
L18
cuanto a que el sonambulismo ocurre durante el sueño de
ondas lentas y ciertos neurolépticos y el Lithium aumentan
dicho tipo de sueño. Portal motivo, recomiendan, entreoíros
aspectos, como útil eliminar la dosis nocturna de dichos
fármacos.
et al. (1990) consideran que el sonambulismo es
predominante en la adolescencia (hasta el 17 %) con un
pico de incidencia a los once-doce años siendo también
común entre los adultos (2.5 %).
Schenck et al. (1989a) en su estudio polisomnográfico
de 100 pacientes adultos durante un período de un año
encontraron que el 54 % tenían terrores nocturnos /
sonambulismo, así como en una muestra ampliada a 150
pacientes hallaron el 56.7 %. (Schenck et al. 1989b)
Nadel (1981) reporta un caso de una mujer de 35 años
con una historia de enfermedad esquizoafectiva, donde
relaciona el sonambulismo, la sobre ingestión de
alimentos y la medicamentación.
Asimismo, Millman et al. (1991) reportan el caso de un
hombre de 33 años con una larga historia de roncador,
con episodios apnéticos, somnolencia diurna excesiva y
un estudio polisomnográfico que demostró
evidentemente una apnea del dormir obstructiva y severa
que durante el tratamiento de presión respiratoria
continua positiva nasal (CPAP nasal) se puso de pie
abruptamente y comenzó a caminar a través de la
habitación observándose que estaba en el estadio 4 del
sueño durante este episodio y otro suceso similar ocurrió
durante el estadio 3. Subrayan los autores que este
paciente no tenía una historia anterior de parasomnias
del estadio NREM.
Thomas y Pederson (1963) en su estudio de 1122
sujetos, adultos jóvenes y sanos, de ambos sexos,
descubrieron utilizando el método de encuesta, que el
sonambulismo como trastorna aislado o, junto con el
somniloquio o el haber padecido pesadillas apareció en
el 2.4 % de los hombres y en el 1.1 % de las mujeres. Por
su parte Parkes (1986) considera una prevalencia del 15
% en los niños sanos y de un 0-5 % en los adultos.
Reimao (1992) piensa que el sonambulismo es mucho
más común en la infancia que en la adultez y plantea que
alrededor del 35 % de los niños en edad preescolar o
escolar han padecido de algún episodio de
sonambulismo. Asimismo, plantea que la frecuencia
disminuye hacia la adolescencia desapareciendo
prácticamente en el adulto.
Hay autores como Guirguis (1986) quienes consideran
al sonambulismo como un síntoma de bulimia aunque
esta afirmación no es compartida completamente por
otros investigadores. (Bell and Tomkinson, 1986)
Hay autores como Castillo Meléndez (1986) quien
estudiando 21 niños con el diagnóstico de terror
nocturno encontró que el 42.8% de ellos presentaban,
además, sonambulismo entre otros trastornos más del
sueño.
También hay investigadores (Kales et al. 1979) quienes han
subrayado que los estados febriles pueden ser un factor
precipitante del sonambulismo o del terror nocturno. Estos
autores sustentan sus conclusiones a partir del estudio de
cinco casos en los cuales las digresiones sonambúlicas se
presentaron o bien durante el período febril activo o ya en el
momento de la recuperación. Asimismo, sustentan sus
análisis sobre la base de que los trastornos se desarrollaron
durante la infancia tardía o temprana adolescencia (9-12
años) lo cual es el momento cuando el SNC está aún
desarrollándose y es posible que durante esta etapa de
maduración el individuo esté más propenso a presentar un
episodio sonambúlico en relación con un estado febril. Por
otra parte, añaden los autores indicados, (pag. 1215) que el
trastorno puede ser explicado a partir del efecto de la fiebre
sobre el sueño y, particularmente, sobre las ondas lentas de
los estadios 3 y 4 del sueño NREM.
Reyes Sánchez (1985) en su trabajo dedicado a realizar una
caracterización epidemiológica de los pacientes que
presentaron diferentes trastornos del sueño encontró en una
muestra de 99 pacientes (niños hasta 14 años) que el 79 % de
ellos presentaron sonambulismo. Asimismo, señala esta autora
que el 89.7 % de estos pacientes eran varones y que la edad de
comienzo de esta patología fue de 1 a 4 años de nacido para 20
sujetos del total de la población estudiada (78 sonámbulos).
También es importante subrayar que sólo 19 de los 78 pacientes
referidos no tenían antecedentes de daño orgánico.
Un resultado semejante lo reporta Quirantes Terán (1984)
la cual encontró que el 73.7 % de sus pacientes sonámbulos
presentaban antecedentes de riesgo biológico pre, peri y/o
post natal.
Prevalencia del sonambulismo
Kales y Kales (1974) (referido por Buchanam 1991)
plantean que los rangos de prevalencia varían entre el 1
y el 6 % en la población adulta en general. Mahowald
Rodríguez Méndez (1976) en su estudio
epidemiológico de un sector con una población de 5774
119
habitantes se propuso, entre otros objetivos conocer la
frecuencia, incidencia y distribución de algunas
categorías (entre las cuales estaban incluidos algunos
trastornos del dormir) en la población infantil
comprendida entre 2 y 14 años y halló que 72 sujetos,
para un 6.4 %, padecían de sonambulismo siendo este
predominante en el sexo masculino y ligeramente
superior en el grupo etéreo de 7 a 11 años. En un estudio
semejante sobre la morbilidad oculta en un área de salud
Fomagueras (1982) descubrió en una población de 321
menores de 15 años que el 5 % de ellos padecían de
sonambulismo (3.1 % de los varones y el 7.0 % de las
hembras).
prevalencia que reportan los investigadores dependen
de un sinnúmero de variables las cuales han recibido
diferentes valoraciones acorde, entre otros aspectos, de
los marcos teóricos referenciales, procedimientos
investigativos, etc. con que han sido estudiados. Por
ende, es motivo de interés el problema que constituye
para nosotros el precisar algunos aspectos como son
entre otros: el conocer la magnitud de la incidencia de
este desorden del dormir en una muestra de nuestra
población así como la influencia de la edad, el sexo y la
escolaridad entre otras cuestiones. Por consiguiente nos
planteamos los objetivos mas abajo indicados.
Objetivos
Alien et al. (1992) en su trabajo, utiizando un cuestionario
sobre trastornos del dormir en niños de edades
comprendidas entre los 7 y los 14 años, encontró en los tres
grupos de pacientes por ellos investigados (Grupo A 57
pacientes con el síndrome de Gilíes déla Tourette (TS). Grupo
B 21 niños con trastornos por déficits de la atención con
hiperactividad (ADHD), Grupo C 89 enfermos con ambos
trastornos) y un grupo de control de sujetos normales
previamente estudiados con el mismo cuestionario (Ver Alien
y Harris, 1984) que el 8.2 % del grupo de control reportó
conductas sonambúlicas mientras que el resto de los grupos
mostraron por cientos mucho más elevados (20.0,23.9 y 25.0
% respectivamente).
a- Presentar un breve resumen de las características,
causas y prevalences según los puntos de vista
de diferentes investigadores acerca del
sonambulismo.
b- Mostrar y analizar algunos de los resultados más
relevantes alcanzados por nosotros.
c- Señalar y comentar varios de los procedimientos
más utilizados en la prevención y el tratamiento Je
esta patología.
Sujetos y métodos
Gutiérrez Manso (1988) en su investigación sobre los
trastornos del sueño en niños y adolescentes con
patologías psiquiátricas encontró que de los 100
pacientes estudiados 21 de ellos padecían de
sonambulismo.
Descripción de la muestra: Nuestra investigación fue
realizada en una población de 25705 sujetos con una edad
media de 38.45 años, una desviación standard de 16.73 y un
rango de edad comprendido entre los 16 y los 99 años,
residentes en diferentes provincias: Pinar del Río, Ciudad de
La Habana, Habana, Matanzas, Hdguín, Granma.
Díaz Lago y Bázquez López (1991) en su estudio
epidemiológico de las alteraciones del dormir en 459 atletas
comprendidos, esencialmente, enlasedadesde
11 a 25 años pues 6 eran mayores de 25, de la Tabla I. Distribución de la muestra segú n la e<lad y e! sexo
Escuela Superior de perfeccionamiento atlético
— —
(ESPA) de provincia Habana encontraron que el Edad
X
DS Hembras % Mujeres % Total
6.97 % de la población total presentaban a veces
(5.44 %) o frecuentemente (1.53 %) conductas <21
9.7 4369 16.9
17.40 1 66 1860 7.2 2509
sonambúlicas.
Bixler etal. (1979) en su estudio de prevalence
de los desórdenes del dormir en un área
metropolitana de Los Angeles hallaron, entre
otros aspectos, que el 2.5 % eran o habían sido
sonámbulos.
De esta forma podemos apreciar por lo
referido que tanto las causas que provocan
el sonambulismo así como el nivel de
21-30
31-40
41-50
51-60
61-70
> 70
25.81
35.95
45.69
55.08
65.33
77..51
2.81
2.73
2.81
2.79
2.86
5.24
2789 10.9
2331 9.1
2389 9.3
1463 5.6
801 3.1
647 2.5
2904
2580
2555
1496
786
595
Total 38.45 16.73 12280 47.7 13425
X= Edad promedio
120
DS= Desviación standard
11.2
10.0
9.9
6.0
3.1
2.4
5693
4911
4944
2959
1587
1242
22.1
19.1
19.2
116
6.2
49
52.3 25705 100.0
Materiales y métodos: En la investigación
realizada, se utilizó un cuestionario elaborado con
el propósito de obtener información acerca de
diferentes trastornos del dormir. Este instrumento
consta de 22 items o preguntas cuyas respuestas
deben ser clasificadas atendiendo a varios
parámetros fundamentales y entre ellos: La
frecuencia conque aparece o se expresa el
trastorno. Este fue a su vez clasificado atendiendo
a tres posibilidades con el fin de facilitar su
procesamiento. Ellas son: Frecuentemente, a
veces o nunca.
Tabla II. Distribución de la rriiiestra según la ed ad
y la escolan dad
Edad
Prim. Secund. Preuni Univer . Egresados Total
<21
21-30
31-40
41-50
51-60
61-70
>70
36
150
380
823
1200
1109
1022
729
1279
1300
1602
986
319
137
2604
2503
1843
1554
537
112
56
993
896
286
131
44
7
6
7
865
1102
834
192
40
21
4369
5693
4911
4944
2959
1587
1242
Total
4720
6352
9209
2363
3061
25705
Todo el personal que participó en la recogida
de la Información fue debidamente entrenado
en el manejo de la encuesta y eran estudiantes
universitarios o licenciados en psicología
Procesamiento de los datos
y tratamiento estadístico
de los resultados
Tabla III. Distribución de la muestra según la escolaridad y el sexo
Escolaridad
X
DS
Hombres
%
Mujeres
Primaria
Secundaria
Pre-Univers.
Universit.
Egresados(*)
58.35
39.56
31.14
25.32
37.59
14.68
14.65
12.96
9.25
9.71
2143
3047
4241
1139
1710
8.3
11.9
16.5
4.4
6.6
2577
3305
4968
1224
1351
Total
38.45
16.73
12280
47.7
13425
X= Edad promedio
%
Total
10.1
12.8
19.3
4.8
5.3
52.3
%
4720
6352
9209
2363
3061
18.4
24.7
35.8
9.2
11.9
25705
100.0
DS= Desviación standard (*) Graduado Universitario
Tabla IV. Incidencia del sonambulismo según la edad y el sexo
(En por cientos)
Hombres
Mujeres
*
Edad
A
F
T
<21
21-30
31-40
41-50
51-60
61-70
>70
4.9
3.0
2.7
4.0
2.2
2.6
2.2
2.9
1.8
1.2
1.1
1.0
1.2
1.4
Total
3.3 1.6 4.9
7.8
4.8
3.9
5.1
3.2
3.8
3.6
A
F
4.8
2.7
3.3
3.2
1.9
2.3
2.7
Total
T
2.5
1.1
1.5
0.7
0.9
0.6
0.7
A
7.3
3.8
4.8
3.9
2.8
2.9
3.4
3.2 1.3 4.5
4.9
2.8
3.0
3.6
2.0
2.5
2.4
2.7
1.5
1.4
0.9
0.9
0.9
1.1
La información obtenida a
través del cuestionario fue
sometida a interrogatorio
siempre que así fue necesario
con el fin de concretar y/o
precisar algunos aspectos que
pudieran haber quedado no
claros o evidentes en el
momento de la respuesta a las
preguntas. Posteriormente,
fueron clasificadas mediante
una clave apropiada para el
procesamiento estadístico
mediante paquetes computacionales.
Diferencias
F
T
7.6
4.3
4.4
4.5
2.9
3.4
3.5
3.2 1.4 4.6
A
F
T
N
S
0.1 0.4 0.5
0.3 0.7 1.0
(0.6)(0.3)(0.9)
0.8 0.4 1.2
0.3 0.1 0.4
0.3 0.6 0.9
0.5 0.7 0.2
N
N
N
N
N
N
N
0.1 0.3 0.4
N
A=A veces F= Frecuentemente T= Total NS= Nivel de significación
121
Finalmente, en todos los
casos que se consideró
indispensable se utilizó la
prueba Chi Cuadrado para
determinar el nivel de
significación de las diferencias
establecidas.
RESULTADOS
En nuestra investigación con
25705
sujetos
hemos
encontrado que el 4.6 %
padece de este trastorno (3.2
% a veces y 1.4 %
Ta bla V . Incidencia del sonamhul ismo según la escolarid, id v el sexo
(En jor cientos)
Hombres
Escol.
A
F
T
Primar.
Secund.
Pre-Uni.
Univer.
Egresado
2.6
2.7
4.2
1.9
3.5
1.1
1.9
1.6
1.7
1.5
3.7
4.6
5.8
3.6
5.0
"1"otal
IV u¡eres
A
F
1.9 0.6
1.1
1.6
2.1
1.3
3.2
3.7
3.8
3.1
Diferencias
T
A
F
T
A
F
T
2.5
4.3
5.3
5.9
4.4
2.2
3.0
3.9
2.8
0.8
14
1.6
1.9
1.4
3.0 0.7 0.5 1.2
4.4(0.5)0.8 0.3
5.5 0 5 0.0 0.5
4.7(1.9)(0.4)(2.3)
4.7 0.4 0.2 0.6
NS
N
0.05
N
0.05
N
promedios encontrados por
otros autores en poblaciones
abiertas lo cual indica, en
cierta medida, como la
incidencia de esta patología
es, generalmente, bastante
reducida por una parte y
distribuida muy semejantemente en poblaciones
incluso muy diferentes en
cuanto a hábitos, costumbres,
estilos de vida e incluso
latitudes.
Kales y Kales 1974 (referido
por
Buchanam 1991) plantean
N
que en la población adulta
varía entre el 1 y el 6 %
N=No significativo
NS=Nivel de si unificación
mientras Mohowald et al.
(1990) consideran como
incidencia
promedio al 2.5 %
obtenidos
Tabla
comparativa
de
los
resultados
Tabla VI.
en
la
población
adulta lo cual
entre los distintos grupos etáreos (N iveles de
pudiera
llevarnos
a pensar en
significación entre las diferen cias).
la posible causa multifactorial
de esta patología donde el
70
Edad 21 21-30 31-40 41-50 51-60 61-70
componente
biológico
vinculado, tal vez, con
0 0 0 1 0.001 0.001 0.001 0.001 0.001
<21
antecedentes de riesgo pre,
peri y/o post natales o con una
N
N
N
0.01
0.05
21-30
inmadurez del sistema
N
N
0.05
0.01
31-40
nervioso fuera el rol decisivo.
N
N
0.001
4Í-50
No obstante, si bien es cierto
N
N
51-60
que disminuye de 7.6 % en
N
61-70
nuestros sujetos menores de
>70
21 años a 3.5 % en los
mayores de 70 años hay
N= No significativa
grupos de edades intermedias, donde las fluctuafrecuentemente) y que el grupo etéreo de mayor
ciones
no
siempre
siguen
un
ritmo
decreciente. Quizás, por
incidencia es el menor de 21 años con 4.9 % a veces y
esta
razón,
la
explicación
vendría
más bien a través de
2.7 % frecuentemente como puede apreciarse en la Tabla
entender las causas que lo propician considerando que las
No. 4 que insertamos a continuación:
mismas varían con la edad según refieren Berlin y Qayyum.
(1986)
Asimismo, podemos apreciar como indica la Tabla No.
5 que los sujetos con un mayor nivel de incidencia en esta
Si analizáramos el nivel de significación de las
patología son los del grupo escolar de preuniversitario
diferencias obtenidas entre los diferentes grupos de
(5.5 %) y los de menor incidencia los de primaria (3.0 %)
edades investigados (Ver Tabla No. 6) encontraríamos
para un total general de 4.6 % como ya se había señalado
que el grupo etáreo de menos edad se diferencia
con anterioridad.
significativamente del resto de los grupos y a medida que
avanza la edad disminuye evidentemente el nivel de
DISCUSIÓN
significación de las diferencias entre los mismos.
Total
3.3 1.6 4.9
3.2 1.3 4.5
3.2 1.4 4.6 0.1
La preva'encia del sonambulismo por nosotros referida
(Ver Tabla No. 4) ascendente a un 4.6 % (3.2 % a veces y 1.4
% free; ¡entórnente) se encuentra realmente entre los rangos
0.3 0.4
Otro elemento, tal vez, menos importante pero que
creemos oportuno señalar, acorde con nuestros
122
objetivos es la vinculación del sonambulismo con el sexo
ya que las diferencias que encontramos (Ver Tabla No.
4) no son realmente significativas en ninguno de los
grupos etéreos estudiados, aspecto este que concuerda
con los resultados presentados por otros autores. (Ver
Kales et al. 1980)
También habíamos señalado que el 3.2 % del total de los
sujetos reportaron que a veces sufrían de sonambulismo y
ahora resulta que de ellos el 17.9 % padece de somniloquio
frecuentemente, el 38.9 % lo refiere a veces y el 43.2 % informa
no padecerlo todo lo cual nos hace pensar en un posible
estrecho vínculo entre ambas patologías.
El grupo escolar que mayor incidencia reportó fue el de
preuniversitario con un 5.5 % según se aprecia en la Tabla
No. 5 y lo continúan los universitarios (4.7%) y los
egresados (4.7 %) lo cual está determinado, a nuestro
juicio, por ser los grupos con edades promedios
inferiores (Ver Tabla No. 3). Sin embargo, las diferencias
más significativas entre todos los grupos se encuentran
entre los sujetos de primaria que son los más añosos (X =
58.35) y el resto de los grupos como puede observarse
en las Tablas No. 3 y 7.
Procedimientos más frecuentemente utilizados
en ia prevención y el tratamiento del sonambulismo.
I. ALGUNAS MEDIDAS PREVENTIVAS QUE DEBEN
ADOPTARSE ANTE EL PACIENTE QUE PADECE
SONAMBULISMO
Aunque estas siempre estarán en función de las
características específicas del enfermo en cuestión es
recomendable.
Tabla Vil. Tabla comparativa de los resultados alcanzados
entre los distintos niveles escolares. (Niveles
de significación entre las diferencias).
Escolaridad Primaria Secund. Preuniv. Univers. Egresados
Primaria
-
Secundaria
PreUnivers.
0.01
0.001
0:001
N
-
0.001
N
N
-
0.05
0.001
Universit.
N
Egresados
-
• Protegerlo de autolesiones por lo que
se aconseja evitar que duerman en
literas o camas muy altas.
• Eliminar, en lo posible, de su alcance
todos aquellos objetos que pudieran
constituir algún peligro para él o para
las demás personas.
- Cerrar las ventanas y las puertas
con llaves.
- Evitar períodos prolongados
de privación de sueño.
- Mantener bajo los niveles de stress.
- En las condiciones de albergue
deben ser informados los compañeros
más cercanos y, especialmente, los
responsables del cuidado nocturno
en el caso de instituciones infantiles.
N=No significativa.
Asimismo, consideramos relevante analizar la relación
del sonambulismo con el somniloquio por cuanto hay
autores que plantean que este padecimiento
generalmente va precedido de una historia de
conversador nocturno.
- Aunque no es una medida preventiva se recomienda,
para enriquecer la valoración del especialista, que
alguna persona cercana al sonámbulo lleve un diario
de los episodios, noche por noche, durante un
determinado período de tiempo.
Anteriormente habíamos indicado que el 1.4 % de la
población general estudiada padecía frecuentemente de
sonambulismo y ahora queremos destacar que de ellos
el 46.0 % padece frecuentemente de somniloquio, el 19.7
% lo manifiesta a veces y sólo ei 34.3 % no reporta
conversación nocturna durante el sueño lo cual nos
indica que casi 1 de cada dos sonámbulos es también un
conversador habitual durante el período de sueño.
- Algunos sonámbulos adultos refieren que se atan una
cuerda a la cintura que los une a la cama de forma
tal que les dificulte el libre movimiento y se despierten
cuando intentan desplazarse. Esta medida realmente
nogoza de consensus entre los especialistas.
123
- Asimismo, existe la creeencia popular de que el
sonámbulo no debe despertarse porque algo malo
acontecería, sin embargo, este mito no tiene
fundamento (Reimao, 1992). Más bien, sería prudente
tomarlo del brazo y conducirlo de regreso a su cama
sin necesidad de despertarlo.
paciente, elaborar una estrategia de penetración en el
mundo psicológico del enfermo más que en la utilización
de uno u otro método de inducción.
III. Las técnicas de relajación
Estos procedimientos de uso muy común en la clínica
psicológica constituyen también terapéuticas que
contribuyen a la atenuación de los trastornos
sonambúlicos y en nuestra experiencia hemos utilizado
tanto el Entrenamiento Autógeno de Schultz como la
Relajación Progresiva de Jacobson los cuales tienen
resultados muy similares de efectividad aunque hay,
naturalmente, preferencias por uno u otro entre la
comunidad de especialistas.
II. La hipnosis
En la terapia hipnótica se sabe que se aprovecha la
posibilidad de la disminución o estrechamiento de la
conciencia la cual va acompañada de cierta inercia y
pasividad para desarrollar en el paciente determinada
disposición o capacidad para llevar a cabo o ejecutar una
acción dada. De esta forma se puede preparar al sujeto,
entre otras muchas cosas para eliminar síntomas o
elaborar defensas contra los mismos.
IV. La farmacoterapia
Hurwitz (1986) y Hurwitz et al. 1991 reportan este
procedimiento como efectivo. Ellos (1991) utilizaron la
misma en 27 pacientes adultos (19 hombres y 8 mujeres
en edades comprendidas entre 18 y 51 años) con este
padecimiento (sonambulismo y terrores nocturnos)
logrando que el 74 % reportara una manifiesta mejoría.
Esta técnica milenaria de múltiples usos en la clínica ha
sido también muy utilizada para curar los problemas del
dormir. Los trabajos efectuados por González Chirino
(1989,1990,1991,1992) tanto en la atención de pacientes
con diversas patologías como en atletas de alto
rendimiento constituyen una experiencia valiosa que ha
tenido resultados satisfactorios.
Reidetal. (1981) reportan que en su investigación con once
sujetos quienes padecían de sonambulismo severo pero
libres de otras patologías psiquiátricas respondieron bien al
tratamiento de seis breves sesiones de hipnoterapia
especializada. Este mismo autor (Reid) había informado en
el año 1975 una significativa mejoría en la atención de varios
pacientes con sonambulismo mediante la hipnosis e
incorporando algunas ideas básicas sugeridas por Dillahunt
(1971). Ellas en síntesis eran:
V. La farmacoterapia
Muchos han sido los medicamentos utilizados como
tratamiento del sonambulismo y entre ellos aparecen con
mucha frecuencia la imipramina. No obstante, el uso de
¡os fármacos requiere siempre del especialista un
seguimiento óptimo pues los efectos secundarios no
deseables como los referidos al inicio de este trabajo
sugieren una extrema vigilancia.
1. Que el paciente aprendiera a controlar sus
síntomas mediante un método de aprendizaje de
control y autorealización.
Hay autores como Reid et al. (1981) quienes
consideran que los enfoques farmacológicos para el
tratamiento del sonambulismo se ubican generalmente
en dos categorías. Cuando el sonambulismo está
relacionado con un fenómeno ictal y otros cuando se
tiene en consideración la naturaleza NREM del
comportamiento.
2. Que para el fin o propósito del tratamiento el
sonambulismo fuera considerado como un
"trance" y como tal podría ser exonerado y tratado
en la consulta del terapeuta.
3. Que una señal específica aprendida podría
establecerse como indicio inconsistente con el
desarrollo o continuación del comportamiento
sonambúlico.
Finalmente, hay autores que afirman que el tratamiento
fundamental consiste en la adopción de medidas que
prevengan al sujeto de algún daño físico. (Parkes 1986)
De esta manera consideramos que las posibilidades de
éxitos con la utilización de esta técnica pueden venir
dadas en la medida en que se pueda, junto con el
En conclusión, y de acuerdo con Hartmann (1983), el
enfoque multimodal de abordar la terapia de este
124
padecimiento partiendo de las características propias del
sujeto y, entre ellas de su condición de niño o adulto nos ha
llevado a pensar que la psicoterapia y el tratamiento
farmacológico junto con la disminución de los factores
^pitantes o f a c i H ^
víasasegUrenestepotencWmerrtepeligrosopadedmiento.
Así, por todo lo referido, creemos que tanto lo
relacionado con las características de estos pacientes
que van desde comportamientos muy simples a
conductas que revisten, evidentemente, una amplia
gama de acciones muy complejas, a las posibles causas
tanto biológicas como sociales y a los marcos teóricos o
encuadros referencias a veces tan distintos planteados
por los diferentes autores hacen lógicamente que
propongamos que se encare esta situación con suma
prudencia, que se consideren los trastornos del dormir y
el sonambulismo, entre ellos, como algo que requiere de
una cierta especializaron y se trate de ver en cada
paciente estudiado en primer lugar una individualidad
que necesita de una minuciosa investigación causal que
permita establecer un diagnóstico preciso y multifactorial
u n a ^ ¡ a adecuada. Y, por ende, los resultados
numóricosqueofrecenuestraencuestaqueseenmarca.
, _ * . . .
x .
_., .
por cierto, entre los parámetros medios alcanzados por
distintos investigadores en diferentes latitudes, deben ser
só,
° " I » ™ * * » ™ cuanto contribuyen a caracterizar, en
certa medida a un grupo poblacionai.
Finalmente, ^eremos subrayar que los pacientes
terapéuticos mencionados así como otros con los cuales
hemos traba ado
J
< P a d r o n * S a n d e z . 1990 y Núñez
A l v a r e z 1991 s o n ú t i l e s sók e n l a m e d W a e n
>
>
* » se
a u s t a n a ,a
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carecen d e valor c u a n d o n o s o n los
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P atolo 9 ía -
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