El último cambio de gabinete, no significa que los ejes originales del... desaparecido.

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Un falso dilema
Jueves, 07 de Febrero de 2008 14:43
El último cambio de gabinete, no significa que los ejes originales del diseño presidencial hayan
desaparecido.
Por María de los Ángeles Fernández - Directora Ejecutiva, Fundación Chile 21 e
integrante del Observatorio de Género y Equidad
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El último cambio de gabinete, más orientado hacia competencias políticas, no significa
necesariamente que los ejes originales del diseño presidencial hayan desaparecido. Se afirma que la paridad, la ¿no repetición del plato? y el gobierno ciudadano habrían sido desterrados.
Una revisión cuidadosa cuestiona esta apreciación. La paridad, planteada como un tipo de
acción positiva en que los dos géneros tienen la misma representación en todas las
actividades, especialmente en los puestos y cargos políticos, se aplica de dos formas: en una
versión extrema, de 50 a 50 (con la que la Presidenta estrenó su gabinete) o flexible, que es
la que se mantiene en la actualidad, en la que ningún género tiene menos del 40%. A ello se
suma el hecho de que se mantienen rostros nuevos, así como en el equipo de asesores de la
mandataria. .
El espíritu original de pluralizar la composición de las elites y de promover su circulación, por
tanto, sigue vigente y ha permitido colocar nuevas dimensiones en la sociedad chilena lo que
permite preveer un impacto simbólico importante, pero difícil de captar empíricamente en lo
inmediato. En cuanto a la idea de ¿gobierno ciudadano?, su impulso vino de la mano de los
?opinión makers? que caricaturizaron una idea que, por lo demás, traducía más la relación de
la candidata, luego Presidenta, con la ciudadanía en base a atributos personales intransferibles
de semejanza y proximidad, que a un premeditado diseño institucional. 1/2
Un falso dilema
Jueves, 07 de Febrero de 2008 14:43
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Este falso dilema vendría a complementarse con la antinomia planteada, en el debate público,
entre los técnicos y los políticos. No es algo nuevo. Basta recordar cuando José Pablo Arellano
asumió la cartera de Educación, años atrás y las críticas hacia la débil o casi nula vinculación
con su partido. Sin embargo, en este gobierno, cobró una forma más orgánica a través del
supuesto rol que cumpliría Expansiva, azuzado por análisis que contabilizaban -un tanto
provincianamente- la cantidad de títulos obtenidos en Estados Unidos que la nueva elite en el
poder acumulaba. Por suerte, el equilibrio ha vuelto a restablecerse a través del rol que los
partidos están llamados a cumplir, no sólo en Chile sino en cualquier democracia moderna.
Bien sabemos qué sucede cuando los partidos desaparecen. La tentación de sustituir el
gobierno de los políticos por el de los técnicos, que se consideran más competentes y capaces,
está siempre latente agrediendo, de paso, los principios de la teoría democrática. Con el
Transantiago ya ha sido más que suficiente. 2/2
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