.net ECOFIN NZ S

Anuncio
ECOFIN NZ S .net
CONSULTORA EXANTE. ECONOMÍA, FINANZAS Y NEGOCIOS CORPORATIVOS
19 de setiembre de 2003
NO SEREMOS PIRATAS, PERO TAMPOCO DIGNOS: DEBERÍAMOS ESTAR
ARREPENTIDOS 
Por Santiago Gallichio
Las negociaciones que derivaron en el acuerdo entre el director gerente del FMI y el
presidente de la Nación tuvieron diversas interpretaciones. Si bien dentro de la opinión
pública nacional hubo un marcado consenso positivo, tanto acerca del modo en que las
negociaciones fueron conducidas como del contenido de lo acordado, la opinión pública
internacional no coincide del todo con estas apreciaciones. Está creciendo una corriente
muy crítica del Fondo y de su nuevo papel respecto de países en problemas, a la vez que
varios de esos países están revisando sus antiguas estrategias, para incorporar a sus
demandas logros como los concedidos a la Argentina. Todo esto presagia seguramente
tiempos difíciles para el organismo, de negociaciones más duras y reclamos por varios
frentes.
Sin embargo, llama la atención una discrepancia radical respecto de la actitud argentina
que media entre la comunicación oficial, que difundió la idea de que por primera vez la
Argentina había negociado “con dignidad”, y la opinión que publicó la revista
norteamericana Newsweek, que califica a nuestro país como un “estado financiero
pirata”. Es evidente que la figura del pirata no puede ser compatible de ningún modo
con la de alguien digno.
Dignidad y piratería
Veamos qué puede significar la alusión a la dignidad que hizo el Presidente. Lo que está
supuesto es la historia de anteriores negociaciones. En su interpretación de esas
negociaciones, el FMI, a cambio de entregar importantes sumas de dinero fresco a los
gobernantes de turno, exigía reformas que eran inconvenientes para el conjunto de la
población y convenientes para los acreedores internacionales y algunos socios locales.
De no acceder a ellas, el FMI se negaba a desembolsar esos fondos, lo que era vivido
como extorsivo. En el presente acuerdo, en cambio, si bien es cierto que el FMI no
desembolsó ni un centavo, al menos pondría su firma sin exigir cambios en la política
económica que el gobierno ha decidido encarar, la que privilegia el aspecto social por
sobre los convenientes al mundo de los negocios.

El siguiente artículo puede ser reproducido con previa autorización del autor.
Tucumán 637, 6º piso - 1409 – Buenos Aires – Argentina – Tel/Fax (54-11) 4393-4680 – Fax (54-11) 4393-4890 – e-mail: [email protected] .ar
Veamos ahora a qué aludiría el columnista Rich Thomas de Newsweek cuando califica
a nuestro estado nacional de “pirata”. Se estaría refiriendo a que las devoluciones de
dineros ajenos que el país adeuda, o bien no es realizada en el tiempo y la forma
libremente comprometidos, o bien es realizada de modo extorsivo, sólo si el acreedor
accede a determinadas exigencias del deudor. En el primer caso se incluyen todos los
títulos que están en default desde diciembre de 2001 y que, tras dos recambios
presidenciales, siguen en default. En el segundo caso, se refiere a los pagos retenidos y
desembolsados unos días más tarde de lo convenido, al Banco Mundial en noviembre de
2002 y al FMI la semana pasada, retrasos que fueron deliberadamente utilizados como
elemento de presión en el marco de una negociación.
Para las críticas relativas a los bonos en default, sólo queda una vía de defensa de la
posición oficial, la que remite a la invalidez de la deuda, en base a la puesta en cuestión
del verdadero grado de libertad que ostentaban los gobiernos que se endeudaron en el
pasado. De otro modo, no quedaría más que discutir si el término “pirata” es adecuado o
no, pero no se podrá disentir acerca de que el comportamiento de alguien que pide
prestado y después no paga en los términos acordados es un acto como mínimo inmoral.
Como se ve, considerar la antigua forma de negociar del Fondo como extorsiva es
funcional a la justificación del default.
En cambio, las críticas que aluden a nuestro uso extorsivo del incumplimiento con los
organismos multilaterales de crédito son más difíciles de defender. Incluso el término
“pirata”, si bien no es ajustado, luce mucho más cercano de una conducta extorsiva que
de un incumplimiento forzado por circunstancias económicas.
La clave del asunto radica en que no hay un verdadero acuerdo entre quienes así opinan
respecto del estatus de legitimidad que tiene la deuda pública argentina. El gobierno,
junto con aparentemente gran parte de la dirigencia política y, quizá, hasta de la opinión
pública, piensa que los acreedores han sido cómplices de nuestra situación crítica, la
misma que hoy les está impidiendo contar con los recursos que han invertido en el
pasado. Por este motivo, el que sufran ciertos perjuicios no está del todo injustificado, y
sólo se trataría de discutir el grado de perjuicio relativo que ellos merecen respecto de
los demás damnificados, principalmente, los ciudadanos argentinos y, en entre ellos, los
más desfavorecidos.
Sin embargo, esta concepción de las deudas públicas no es la que está vigente en el
derecho, ni en el internacional ni en el nacional. Si nuestra dirigencia piensa de esta
forma debería haberlo establecido en las cláusulas que constituyeron los acuerdos de
empréstitos vigentes. Ante esta observación, el contraargumento de la posición oficial
que esperaríamos encontrar es el que recurre a la divergencia de opiniones entre la
dirigencia actual (la que negocia dignamente) y la anterior (la que negociaba
indignamente). Sin embargo, con un desplazamiento en la argumentación como éste, se
pone en tela de juicio el principio de continuidad de la persona jurídica del Estado, que
debe ser independientemente de quien ostente ocasionalmente su gobierno. Como se ve,
la línea argumentativa oficial, si está bien representada en nuestra reconstrucción,
conduce a graves renunciamientos de principios básicos del derecho, por lo que debe ser
abandonada.
Tucumán 637, 6º piso - 1409 – Buenos Aires – Argentina – Tel/Fax (54-11) 4393-4680 – Fax (54-11) 4393-4890 – e-mail: [email protected] .ar
Incumplir con dignidad
No pagar deudas por insolvencia económica siempre ha sido comprensible. Pero debe
estar acompañado por una genuina voluntad de pago y por muestras de arrepentimiento,
debido al daño causado a terceros que, en el pasado, nos han confiado su propio dinero
en nuestro beneficio (independientemente de los usos que responsable o
irresponsablemente les hayamos dado). Sin estos elementos, los incumplimientos se
deben considerar actos incorrectos sin atenuantes.
En este aspecto actitudinal, el gobierno argentino sigue estando en deuda con millones
de acreedores del mundo entero, a los que habrá que convencer en los meses venideros
de que acepten nuestras inminentes propuestas de renegociación de pasivos. Y habrá
que hacerlo con la dignidad de quien, aunque ha fallado a su palabra, está
verdaderamente arrepentido de los daños causados. Sin rastro alguno de soberbia.
Confundir dignidad con soberbia es un grave error moral. Los negociadores argentinos
no son piratas, pero han actuado incorrectamente al utilizar dineros ajenos para
presionar por una negociación. Los US$ 2.900 millones en cuestión, a partir de las 16
hs. del día 9 de setiembre pasado, eran propiedad del FMI y no de la Argentina. Haber
ignorado ese derecho de propiedad para obtener un beneficio propio es actuar
incorrectamente. Y actuar incorrectamente no puede ser nunca considerado un actuar
digno, pues ello es palmariamente contradictorio. Es más, justamente ese mismo uso
extorsivo de los fondos es el que se le achacaba al FMI en el pasado. La reparación de la
dignidad dañada, aun si fuese el caso, no tolera la revancha del “ojo por ojo”.
El patriotismo es altamente loable, pero no se puede basar en la falta de respeto por los
extranjeros. La Argentina, tarde o temprano, deberá disculparse ante la comunidad
internacional por los desplantes a los que la ha sometido en los últimos dos años,
período en el cual produjo tres defaults de una envergadura inédita en la historia
mundial y, para peor, actuando muchas veces con soberbia. Las inminentes
negociaciones con los acreedores privados son una inmejorable oportunidad para que el
gobierno rectifique su actitud y exprese el arrepentimiento que deberíamos sentir todos
los argentinos. Sin este cambio de actitud no habrá verdadera reinserción de la
Argentina en el mundo.
Tucumán 637, 6º piso - 1409 – Buenos Aires – Argentina – Tel/Fax (54-11) 4393-4680 – Fax (54-11) 4393-4890 – e-mail: [email protected] .ar
Descargar