Cristianismo y Declaración Universal de Derechos Humanos Miguel Radrizzani No es extraño encontrarnos con católicos que cuando escuchan que alguien habla de derechos humanos, inmediatamente lo identifiquen como alguien materialista o alejado de principios cristianos..Quienes así piensan, identificando a los derechos humanos con concepciones materialistas, yerran tanto histórica como doctrinariamente.- Veamos: En el plano histórico doctrinal, la Iglesia condenó, en su momento, la “declaración de los derechos del hombre” de la revolución francesa. Pero posteriormente se produjo una creciente comprensión de este tema. Es cierto que Pío XII, como jefe del Estado Vaticano, se negó a adherirse a la declaración Universal de los Derechos Humano de la ONU (1948). Fundamentó su posición en que dicha declaración no se mencionaba a Dios, pero muy lejos estaba de adoptar, respecto de ella, la misma posición que respecto de la declaración de 1789.- Es mas, es el mismo Pío XII uno de los mas fervientes impulsores de una declaración de carácter universal. Recordemos que Pío XII1 llega al papado en 1939, es decir en pleno conflicto del mundo con Alemania y meses antes de la iniciación de la 2ª. Guerra mundial, luego de haber sido Nuncio Apostólico en aquel país y, luego, Secretario del Estado Vaticano.Paralelamente a ello, PÍO XI, su antecesor, mantenía conversaciones informales con su amigo Jaques Maritain2, un israelita que adhirió al cristianismo, y a quien se le atribuye algunas de las ideas que este Papa explayara en su encíclica Divini Redemtoris3, amistad que lo puso también en contacto con Pío XII, cuando este era Secretario de Estado, relación que continuó durante su papado. 1 A Pío XII, grupos minoritarios en América Latina, lo acusaron de haber concordado con el régimen nazi en su persecución a los judíos, mientras fuera nuncio apostólico en Alemania. Sin embargo la comunidad israelí, terminada la guerra, hizo público un documento donde le agradecía los servicios prestados a favor de las comunidades judías durante el conflicto bélico.Filosofo tomista a quien Juan Pablo II en el párrafo 74 de su Encíclica “Fides et Ratio” menciona como a una de la personalidades en materia de investigación de la filosofía cristiana, luego de recordar en el punto 52 la condena de la Iglesia al “ontologismo”.2 3 En círculos católicos se suele decir que en esa Encíclica Pio XI tuvo sólo por objeto la condena del comunismo. Y ello es cierto pero parcialmente, porque en ella el mismo Papa realiza también una severa autocrítica para dentro de la Iglesia, de clara inspiración Berdiaeviana (“el materialismo trabaja donde los cristianos no cumplen con su deber”).- 1 Pio XII era un fuerte defensor de una declaración a favor de los derechos de las personas, y así lo insinuó en su radiomensaje del 24 de diciembre de 1942: “Las últimas, profundas, lapidarias, fundamentales normas de la sociedad, no pueden ser violadas por obra del ingenio humano; se podrán negar, ignorar, despreciar, quebrantar, pero nunca se podrán abrogar con eficacia jurídica. Es cierto que con el correr del tiempo, cambian las condiciones de vida; pero nunca se da un vacío absoluto ni una perfecta discontinuidad entre el derecho de ayer y el de hoy, entre la desaparición de antiguos poderes y construcciones y el surgir de nuevos ordenamientos. De todas maneras, en cualquier cambio o transformación, el fin de toda la vida social, permanece idéntico, sagrado y obligatorio: el desarrollo de los valores personales del hombre como imagen de Dios y permanece la obligación de todo miembro de la familia humana de realizar sus inmutables fines, sea el que sea el y la autoridad a quien obedece. Subsiste, pues, siempre y no cesa por oposición alguna su inalienable derecho, que ha de ser reconocido por amigos y enemigos a un ordenamiento y a una práctica jurídica que sientan y comprendan su esencial deber de servir al bien común” 4 Principios estos que reiterará en el Congreso de estudios humanísticos, del 25 de setiembre de 1949, claro que acentuando su fundamento en la ley natural.-5 El motivo por el cual Pio XII hace hincapié en el fundamento de la ley natural, se da por dos motivos: 1) En la declaración Universal, no se hace mención a los fundamentos de los derechos que allí se declaran; 2) En Estados Unidos había surgido una corriente con cierto peso académico que sostenía que los derechos humanos se habían podido explicitar a partir de que la Iglesia no pretendiera fundamentar los derechos en la ley natural6 No olvidemos que PIO XII era el pontífice durante la 2ª. Guerra mundial.- y todos sus discursos y locuciones sobre la sociedad civil, hay que remontarlos a ese contexto. Decíamos antes que este Papa era partidario de una declaración de derechos, pero, siguiendo el pensamiento de J. Maritain, esa declaración, debía ser Universal, es decir con vigencia para todos los seres del planeta, coincidiendo así tanto con Roosvelt (EE.UU) como con Churchill (Gran Bretaña), y otras naciones, entre ellas las latinoamericanas. También se consideraba imperiosa la necesidad de crear un organismo internacional (no supranacional) que garantizara la paz. Ya la comunidad internacional sabia de la existencia de los comportamientos nazis respecto de los judíos, ciertos sectores de cristianos y respecto de los gitanos (lo que provocó que 4 Con sempre, parr.16. Documentos políticos, pag. 845, ed. BAC Ver “el grand coeur” o, su traducción “El Humanismo cristiano” del 25 de setiembre de 1949, documentos jurídicos punto 4, pag. 186, edic. BAC. 6 Ver el articulo de Samuel Maoyn “J. Maritain: lo orígenes de los derechos humanos y el pensamiento político cristiano”, ern “Bonante y Papaini, “los derechos humamanos y el diálogo intercultural, Club de lectores, pag. 97 y sig. 5 2 Pio XI diera a conocer su encíclica “Mit Brennender Sorge” que refleja el discurso que pronunciara ante el Sacro Colegio Cardenalicio de Alemania el 24 de noviembre condenando ya en 1937 al régimen nazi).Mientras tanto la historia sigue su camino, enseñando a los humanos que hay errores que no conviene repetir por lo injusto y así en agosto de 1941 se firma la denominada “Carta del Atlántico” por el cual los Estados Unidos y el Reino Unido (no asi la Unión Soviética) se comprometían a renunciar, entre otras cosas, a ganancias territoriales (aprendiendo las enseñanzas de la primera guerra mundial, que llevó a los alemanes a buscar a alguien –aunque fuere un loco como Hitler- para poner fin al ataque y al despojo que tuvieron que sufrir por la ambición de los aliados de ese entonces).Pio XII fallece en 1958 y le sigue en el papado Juan XXIII que publica, entre otras, dos Encíclicas de gran peso para la cristiandad: Mater et Magistra ( 1961) y Pace in Terris (1963), referida ésta, precisamente, a los derechos humanos. Demás está en decir que este fue el Pontífice que citó al Concilio Vaticano II.Fallecido Juan XXIII, le sucede Pablo VI, de quien se conoce su discurso a la ONU de 1969, el “Nunca Mas”7 donde insiste en la paz y su relación con el respeto a los derechos humanos.A Juan Pablo I, le sucede Juan Pablo II, quien n su discurso mundial por la paz en 1999, comienza diciendo “En la primera Encíclica, Redemptor hominis, que dirigí hace casi veinte años a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, ya puse de relieve la importancia del respeto de los derechos humanos. La paz florece cuando se observan íntegramente estos derechos, mientras que la guerra nace de su transgresión y se convierte, a su vez, en causa de ulteriores violaciones aun mas graves de los mismos”. Recordemos que su discurso lo denominó “El secreto de la paz verdadera reside en el respeto de los derechos humanos”.Creo que corresponde aquí destacar una conducta de Juan Pablo II, que no he visto ni siquiera insinuada en autores de distintas corrientes. Me refiero a que ni en Verbistky8, ni en Yofré9, se menciona la intervención de Juan Pablo II en la venida al 7 De ahí el nombre que tuviera el informe de la CONADEP en Argentina, precisamente llamado de igual manera.8 Este autor tiene varios trabajos publicados respecto del comportamiento de la Iglesia católica durante la dictadura militar, pero le es reprochable que cuando “hace resúmenes” de los discursos de Juan Pablo II, omite –en forma sistemática- toda referencia de Juan Pablo II a los derechos humanos. Así cuando se refiere a la Conferencia Episcopal latinoamericana, “Puebla” le hace decir palabras que él no dijera y se refiere sesgadamente a una parte de su discurso inaugural, pero omite todo comentario a la parte II donde Juan Pablo II se refiere al respeto y fomento de los derechos humanos. 3 país de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En efecto, ambos y otros autores están contestes en afirmar que cuando se requiere la intervención de Roma en el diferendo con Chile, dicen que Juan Pablo puso tres condiciones, por boca de su enviado Especial Cardenal Samoré, a saber: 1) Que ambos países (Argentina y Chile) no recurrirán a la guerra; 2) Que no tomarán ninguna medida, ni siquiera para el futuro, de carácter militar o de cualquier otra especie que pueda, de algún modo, lesionar la armonía de cualquier sector; 3) Que ambos países retornaran gradualmente a la situación militar normal y a un “status quo”. Y los autores omiten la cuarta condición: 4) Que ambos países permitirían la entrada a sus respectivos, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que se informara al mundo de lo que ocurría en cada uno de ellos, respecto del tema de los derechos humanos. Cabe aclarar que la plana mayor de las tres fuerzas armadas argentinas y la del país vecino se negaban al ingreso de dicha Comisión, pero Roma quería saber, sobre Argentina pues las versiones que llegaban allí eran totalmente contradictorias. Es decir, que aquello que el 12 de diciembre de 1978 las fuerzas armadas argentinas no aceptaban, ahora el Vaticano se lo imponía. Tanto Argentina como Chile aceptaron y Mons. Samoré viajó a Roma con el documento donde ambos países solicitaban la intervención papal en el conflicto del Beagle. Los autores no explican por qué tanto Chile como Argentina, después del conflicto aceptan la presencia de la CIDH en ambos países y el mundo conoció, por medio de un organismo internacional, la verdad, o al menos parte de la verdad de lo ocurrido, con la diferencia que el Episcopado Chileno había creado en su momento la Vicaría para los derechos humanos y en Argentina no existía ningún órgano eclesial, pese a los pedidos de muchos obispos, entre ellos Hesayne, Novak, De Nevares, Karlic y otros. Lo cierto es que vuelto el país a la democracia, Roma exigió, vía Nunciatura Apostólica, a los Obispos Argentinos que pidieran públicamente perdón, cosa que se cumplió bajo la presidencia de Mons. Karlic (en la CEA), en un acto público y reparatorio en Córdoba. Personalmente creo que después de los hechos expuestos no cabe duda que la doctrina de los derechos humanos integra la doctrina social de la Iglesia. Sin embargo, algunos tienden a acotarla por ejemplo, limitando el derecho a la vida al tema del aborto, cuando el derecho a la vida es mucho mas amplio que ello y no se limita a la protección del embrión, sino que incluye también el derecho al desarrollo (y no sólo al crecimiento) y a varios aspectos que hacen a los derechos económicos, políticos, culturales y espirituales tanto de las personas como de los pueblos.- Yofre (ex SIDE) en “Fuimos todos”, ed. Sudamérica. Este autor tiene varios trabajos, con buena, pero parcial, información sobre hechos ocurridos en Argentina durante el proceso militar pero omite decir, referido a la ley de amnistía dictada por el gobierno de Cámpora, que los guerrilleros condenados y liberados por esa ley, habían sido “sentenciados” por una Comisión Especial, conforme lo ha establecido la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso “Díaz Reynold”.9 4 5