UNA FORMA DIFERENTE DE VIVIR EL TRIDUO PASCUAL Desde hace muchos años en JMV se potencia que equipos formados por jóvenes mayores, Hijas de la Caridad y algún Padre Paúl vivan el Triduo Pascual ayudando a algún sacerdote que atiende pastoralmente a muchos pueblos y no puede celebrar en todos estos días. Este año la Provincia de San Vicente ha organizado dos Pascuas Rurales, una en la Diócesis de Zamora y otra en la de Ávila. El grupo que hemos ayudado en la zona de La Moraña (Avila) estaba formado por cuatro Hermanas, ocho jóvenes y un servidor. Vivíamos en la casa parroquial de Langa y otro salón de la iglesia y hemos ayudado a D. José Luis, sacerdote que sirve a siete pueblos, con poblaciones diferentes. D. José Luis con un grupo ha acompañado cuatro pueblos (Langa, Magazos, Palacios y Vinaderos) y el otro grupo atendíamos a los otros tres (Noharre, Nava y San Vicente). En estos pueblos misionaron los Padres Paules en los años 60 y quedan huellas como la presencia de La Milagrosa y alguna cruz de la Santa Misión. Llegamos el miércoles santo con la casa encima, limpiamos, nos situamos y preparamos la jornada siguiente. El Jueves Santo, después de rezar en comunidad los Laudes, nos desplazamos a los pueblos que íbamos a acompañar para saludar a sus gentes y ver si era necesario preparar algo para le celebración de la Cena del Señor. La tarde del Jueves Santo celebramos en los tres pueblos, corriendo de uno a otro y en la noche nos dividimos por parejas para celebrar la Hora Santa en todas las comunidades. El Viernes Santo acompañamos los Vía Crucis en los diferentes pueblos y por la tarde celebramos los oficios de la Muerte del Señor en los tres pueblos. Las Hermanas y los jóvenes animaban la liturgia y los cantos intentando hacer que el pueblo participara activamente. Para que no faltara detalle por la noche acompañamos las procesiones de La Soledad en San Vicente y Nava. El sábado mañana se vive más desde el grupo, aprovechando para tener algún rato de “desierto” y visitar alguna ciudad vecina. Por la tarde se preparó con cuidado la Vigilia Pascual, se ensayaron salmos y Pregón pascual y a las 9 estábamos en Vinaderos en torno al fuego para iniciar la Vigilia Pascual. Fue una celebración muy festiva y la gente sencilla agradeció mucho el compartir la fe con este grupo que les acompañó en la liturgia y en la vida. Al concluir la celebración y tras las felicitaciones pascuales nos dirigimos a Langa para celebrar allí también la Vigilia, que concluyó con la invitación de un chocolate calentito, que se agradecía a esas horas. El Domingo de Pascua a las 10,30 después de recoger la casa, comenzamos las celebraciones de la Eucaristía de Pascua en nuestros tres pueblos. En dos de ellos la Eucaristía estaba precedida de la procesión del Encuentro. Hombres con el Resucitado y mujeres con la Virgen iban por calles distintas y donde se juntaban, después de varias inclinaciones, la Virgen dejaba su manto negro para vestirse de blanco, regresando juntos al templo para celebrar la Eucaristía. Un año más la Pascua Rural ha sido una experiencia muy gratificante, tanto por la vivencia en ambiente familiar de la fe dentro del grupo, como por compartir con estas gentes sencillas la fe. Estos pueblos, a pesar del frío de los templos, viven con intensidad las celebraciones pascuales y se muestran muy agradecidos con el grupo que les acompaña. Son muy generosos y además de darnos su testimonio nos regalan lo que tienen: huevos, chorizo, torrijas,… Desde esta página deseo una Feliz Pascua de Resurrección a todos los que la visitan. P. Juanjo González, C.M.