“ESTA ES LA NOCHE” VIGILIA PASCUAL Lo que celebramos esta noche es el punto culminante de todo el año Cr istiano: la Pascua, la muerte y la resurrección de Jesús. La convocatoria de hoy es nocturna. La noche misma se convierte en el primer símbolo de lo que celebramos: Como en la noche de Egipto, cuando Dios liberó a los israelitas, como en la noche de la resurrección de Jesús, cuando Dios le hizo pasar de la muerte a la nueva existencia gloriosa, como símbolo de lo que Dios quiere hacer hoy: hacernos pasar de la oscuridad a la luz, del pecado a la gracia, de la muerte a la vida. “Vigilia” no significa aquí “víspera”, sino noche en vela. La comunidad cristiana vela junto a su esposo y Señor, Cristo Jesús en su paso de la muerte a la vida. ESTA NOCHE TODO ES ESPECIAL El rito de entrada empieza en torno al fuego, y se entra en la iglesia siguiendo y aclamando al Cirio, símbolo de Cristo, y escuchando el Pregón festivo de la noche: es el misterio de Cristo como luz; la celebración de la Palabra es más larga, con siete lecturas del Antiguo Testamento y dos del Nuevo, sobre todo del Evangelio de la re surrección: el misterio de Cristo como PALABRA; esta noche celebramos dos sacramentos: el BAUTISMO, el misterio de Cristo como agua que nos salva, y luego la Eucaristía más importante de todo el año: Cristo Resucitado se nos da como Pan y Vino; al final, la despedida es más solemne y festiva: Cristo espera que continuemos la fiesta en la Vida. EL RITO DE ENTRADA Cristo es la luz, simbolizada por el Cirio. Nosotros, con velas encendidas en las manos, salimos a su encuentro como las vírgenes prudente s del Evangelio acogieron a su esposo: Fuera de la iglesia se enciende una hoguera y se bendice el fuego; se enciende el Cirio, que tiene grabada la fecha de este año: la Pascua siempre es nueva y siempre sucede “hoy”; el sacerdote dice: “Cristo ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega, suyo es el tiempo y al eternidad, a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén”. Entramos en la iglesia con velas encendidas en la mano y aclamando: “Luz de Cristo. Demos gracias a Dios”. Y escuchamos el hermoso pregón que nos anuncia la fiesta de esta noche: “Exulten por fin los coros de los ángeles…” LA CELEBRACIÓN DE LA PALABRA Esta noche escuchamos un repaso de la Historia de la salvación, desde la creación del mundo a la resurrección de Jesús. A cada lectura le sigue un salmo, meditando su sentido, y una oración. Génesis 1-2: la creación del mundo Génesis 22: el sacrificio de Isaac Éxodo: la liberación de Israel y el paso del Mar Rojo Isaías 54: la misericordia de Dios para c on su pueblo Isaías 55: la alianza perpetua entre Dios y los suyos Baruc 3-4: la sabiduría de los que viven según Dios Ezequiel 36: Dios promete un agua pura y un corazón nuevo Después de cantar el Gloria, pasamos al Nuevo Testamento: Romanos 6: en el Bautismo somos incorporados al Cristo Pascual Y, preparado por un Aleluya solemne, escuchamos el Evangelio: Lucas 24 (o el evangelista del año): ¡la resurrección de Jesús! LOS SACRAMENTOS DE LA PASCUA La Palabra de Dios nos ha preparado para lo s sacramentos de la noche pascual. El Bautismo La fiesta de la Pascua -en esta noche o en las misas del domingo - es la fecha más expresiva para celebrar el bautismo. Cantamos las letanías de los Santos, si va a haber bautizos, el sacerdote bendice el agua bautismal; y se celebran los bautizos, si los hay; y la Confirmación, si los bautizados son adultos; la comunidad renueva sus promesas bautismales: “S í, renuncio”, “Sí, creo” y se hace la aspersión con el agua bautismal a todos, concluyendo con la oración universal. La Eucaristía La Eucaristía es el momento culminante de esta noche. El resucitado se nos da como alimento de vida eterna. Después de la procesión de ofrendas y preparación del altar, El sacerdote entona la plegaria eucarística: “…pero más que nunca en esta noche en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado…” Y nos invita a comulgar con el Resucitado: a ser posible bajo las dos especies de Pan y Vino. DE LA EUCARISTÍA A LA VIDA La celebración ha sido larga, festiva. Pe ro la Pascua no termina aquí: más bien empieza. Nos quedan cincuenta días -siete semanas de Cincuentena Pascual - que concluirán con el don del Espíritu en Pentecostés. El sacerdote nos bendice; a cada una de sus frases contestamos: “Amén”; Probablemente cantaremos aquí un saludo a la Virgen María, la madre del Resucitado: por ejemplo con la antífona: “Regina Coeli laetare, alleluia, quia quem meruisti portare, alleluia, resurrexit sicut dixit, alleluia, ora pro nobis Deum, alleluia”. Y el sacerdote nos despide festivamente: “Pueden ir en paz, aleluya, aleluya” “Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya”. podría prolongarse fraternalmente la fiesta con las pastas y alguna bebida, y al sentirnos así enviados a una vida más “pascual”, llena de alegría y de testimonio cristiano, no sólo durante cincuenta días, sino todo el año .