1.3. LA DESCRIPCIÓN DE LA LENGUA MATERNA Y SU APRENDIZAJE

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1.3. LA DESCRIPCIÓN DE LA LENGUA
MATERNA Y SU APRENDIZAJE
1.3.1.
Contenidos descriptivos del idioma
Para alcanzar este objetivo básico, y en conformidad con lo que es la
práctica y la experiencia de la mayoría de los profesores, la enseñanza de la
lengua materna ha de combinar la transmisión descriptiva de contenidos con
el adiestramiento, entrenamiento o ejercitación de las habilidades
idiomáticas. En todas las programaciones están previstos ejercicios variados
directamente destinados a que el alumno conozca, por ejemplo, los detalles
del español normativo y se perfeccione en determinadas técnicas. Además
de estos adiestramientos, las programaciones incluyen contenidos
descriptivos de la lengua que se estudia. Estos contenidos descriptivos
podemos clasificarlos en dos grupos.
a) Descripción del idioma en sus variedades
Se suele incluir como parte del conocimiento básico del idioma materno
una serie de informaciones externas a los mecanismos puramente
funcionales y comunicativos de ese idioma y que no tienen, en principio,
incidencia en la destreza que el estudiante pueda tener en el uso de su
lengua. Nos referimos a las noticias referentes a su extensión, variedades
espaciales y dialectales, sus registros internos, etc. Es la especie de reportaje
del idioma que se hace en los temas de dialectología y en los destinados a
describir someramente las características del nivel científico, jurídico, jergas y
otros registros.
b) Descripción de las estructuras lingüísticas
El saber que tengamos de las variedades espaciales y sociales del idioma
materno no es el que permite que nos entendamos cada vez que hablamos
o se nos habla. En cada momento, la comunicación es posible por el
conocimiento que los dos interlocutores tienen de un sistema lingüístico, el
que se esté utilizando en el momento de que se trate. La descripción del
idioma que se ofrezca a los estudiantes debe ser sobre todo la del sistema
lingüístico oficial, aunque se les dé la información de que existen otros.
Un sistema lingüístico consta de tres módulos básicos que deben estar
presentes y estructurados en los temarios de enseñanza media: son el
componente fonológico, el gramatical y el semántico. Estas son las tres cosas
qué hay que conocer para entender y emitir los mensajes de una lengua: la
forma de organizar el materia! sonoro de sus emisiones (fonología): la forma
que tienen los signos de esa lengua de coaparecer y fundirse en unidades
superiores en sus mensajes (gramática): y la manera en que la realidad que
se quiere comunicar se objetiva en esos mensajes por el valor referencial
que tienen los signos componentes a resultas de su valor inherente y del
que adquieren por su fusión gramatical (semántica).
1.3.1.1.
Fonología
La descripción del sistema fonológico de la lengua plantea pocos
problemas de concepción para la enseñanza. Por un lado, es un aspecto muy
parcial para la comprensión y generación de textos en la lengua materna, por
lo que siempre tendrá una representación pequeña en los temarios. Y, por
otro lado, el adiestramiento que tienen los sujetos en la escritura alfabética
casi abarca ya por sí el nivel ce análisis y capacidad de segmentación que el
estudio de este sistema debería procurar. Por lo demás, es la parte de la
descripción lingüística que mejor se deja exponer en clarificaciones y
taxonomías, por lo que los problemas referentes a las estrategias de
exposición son pequeños.
1.3.1.2. Gramática
La gramática en sentido amplio (partes del discurso y sus paradigmas más
morfemáticos, relaciones sintácticas, etc.) parece el verdadero núcleo de la
descripción idiomática. Consciente o inconscientemente, muchos
profesionales de la enseñanza del español reducen la lingüística a este
componente. Tal vez tenga que ver con esta reducción la baja formación.
que normalmente tienen en semántica los profesores de lengua y literatura:
tanto en la enseñanza media como en la universitaria es un hecho que la
semántica no forma parte del bagaje mínimo que se le supone a un lingüista
o un filólogo. La formación del profesorado de lengua y literatura suele ser
amplia y profunda en lo que se refiere a la gramática, mientras que los
conocimientos de semántica se han considerado siempre como propios de
una formación más específica y especializada. Por esta razón, los contenidos
descriptivos que incluyen los temarios de lengua española y los cursos de
reciclaje y actualización para profesores se ocupar, fundamentalmente de
cuestiones gramaticales. Con frecuencia los enseñantes identifican su
perfeccionamiento científico con un estudio más detallado de la gramática
del español para después comprobar el dudoso interés forma tiro que tiene
para sus alumnos el resultado de sus esfuerzos.
La gramática descriptiva (no sólo la nurmaiiva que se explica en las
actividades de adiestramiento) debe, en cualquier caso, mantenerse como un
componente básico del aprendizaje idiomático ai menos por tres razones.
 La gramática proporciona un lenguaje con el que el profesor
puede referirse al idioma en sus razonamientos y en sus prácticas.
Resultaría sumamente complicada cualquier práctica en
la que no pudiéramos utilizar palabras como “artículo”, preposición”, “nombre”… Esto puede parecer trivial porque es
parte de nuestra formación désele niveles muy elementales de
enseñanza, pero existen países (pocos) altamente desarrollados
donde se abandonó la gramática de la lengua materna en
la enseñanza media, con consecuencias negativas que merecen
ser tenidas en cuenta.
Cualquier actividad más o menos reflexiva sobre el idioma supone una
cierta
actitud
de
análisis
y
una
cierta
capacidad
de
segmentación de sus secuencias. No es esto una particularidad de las
asignaturas de lenguaje. Un profesor de ciencias puede distinguir unos
árboles de otros por ciertas particularidades de las ramas o de las hojas,
componentes ambas del árbol como un todo Es necesario que las piezas de
las que habla el profesor (ramas y hojas) sean percibidas por los alumnos
como partes evidentes del todo en el que aparecen (el árbol) y se sientan
resultado de una desmembración natural del árbol, hecha por sus juntas
naturales. Todos los hablantes alfabetizados de un idioma tienen ya una
cierta experiencia en la segmentación del discurso lingüístico. Al
ejercitarnos en la lectura y escritura, nos acostumbramos a despiezar las
secuencias en palabras y frases, precisamente por los hábitos que nos
imponen las normas de la escritura (espacios en blanco que median entre
las palabras, signos de puntuación, etc.).
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