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Primer Premio Adultos
“MUJERES ABRIENDO CAMINOS
CAMINOS”
CARTA A MI MEJOR LEGADO: “MIS HIJAS”
Entre sueños y realidad
“Mujeres que abren caminos”- Me viene a mi mente tantos y tantos
nombres de mujeres que desde su nacimiento, sencillez, nobleza, buen
ejemplo y entrega…han ido marcando mi vida y por ellas se me ha
ocurrido esta pequeña carta o historia, como se quiera llamar “entre
sueños y realidad” que va dirigida a mis hijas, el sueño hecho realidad
en mi vida.
Tratar de contar la experiencia que he tenido presente a lo largo de mi
historia, de mujeres que están, estuvieron y siguen estando presente
marcando mi existencia.
Si consultamos en las hemerotecas existen millones de mujeres célebres
que han destacado o siguen destacando o siguen destacando por su
gran labor a la sociedad, y doy gracias a Dios por ellas. Pero muchas
“otras” que no se mencionan, que no se habla, que no se sienten… son
aquellas que desde el anonimato tanto ayudan a cada se en particular,
empezando por nuestra propia “madre” y aunque es natural que las
madres cuiden de sus hijos. No todas lo hacen con el mismo esmero y
dedicación. Decimos que “madre” no hay más que una y yo siento
que no, que la madre no es solo la que te lleva nueve meses en su
vientre sino la que te cuida, la que vela por ti a lo largo de tu vida,
madre se es los trescientos sesenta y cinco días del año, es decir, toda
tu vida.
Cuando era pequeña, la primera persona que influyó en mi ida fue mi
madre, me inculcó la honestidad, el respeto a los demás y el sentido del
deber.
La segunda fue mi maestra y catequista, de ellas aprendí a conocer y a
amar a la santísima Virgen con más intensidad y a tenerla siempre
como modelo inalcanzable con su hijo en brazos, esta imagen de la
Virgen con su niño ha sido una constante en mi vida, hasta el punto que
desde niña mis juegos eran: una cajita de cartón de zapatos, hacer
trajecitos para mis muñecas.
Soñaba con ser, mamá… con el tiempo conocí y experimente que
aquello de ser madre, podía tener otro significado más amplio y que a
ejemplo de María, mi gran modelo, guía y ayuda, comprendí (con la
ayuda de “otros”) que se podría ser madre de muchos hijos e hijas
desde otra dimensión, la espiritual, desde la Consagración en cuerpo y
alma al servicio de los demás a Jesús a través de la dedicación, a la
niñez y la juventud.
Y después de mucho discernir, esfuerzos y obstáculos me aventuré y me
sumergí en esa hermosa tarea de cuidad, enseñar, atender y
comprender a los hijos e hijas de los demás desde la hermosa tarea de
la “Educación”, porque educar no es solo transmitir conocimientos etc.
Sino saber estar atento/a a cada necesidad que los niños/as puedan
tener. Sobre todo entregarle mucho cariño.
Pasaron los años y sin saber del todo el porqué vino el desencanto, la
desilusión,… y en medio de mis dudas de nueva la Santísima Virgen
interviene en mis ruegos en mi otra gran decisión “un cambio de vida”.
De nuevo me llega la nostalgia y el instinto maternal: “tener mis propios
hijos”, mis niños/as, aquellos que no viene o van sino que se queden
conmigo, sin esclavizarles, amarles, ayudarles, cuidarles…amarles con
un amor infinito, como siento yo el amor de María sobre mi.
Ella la “madonna” con su hijo en sus brazos y la niña acurrucada sobre
su regazo es la imagen perfecta de la madre que acoge en su infinito
amor, y la mirada de su hijo atenta a esa niña que acoge a todos los
niños/as del mundo sin distinciones.
Esta imagen del Patrocinio me ayudó a dar otro gran paso que por ser
importante no fue menos doloroso. Gracias a la Virgen que me ayudó
(siempre puse mi confianza en Ella) y me sorprendió la claridad, el
sosiego de mi espíritu al decidir a hacer realidad ese “sueño” que desde
pequeña llevaba dentro de mí y que de nuevo empezó a despertar.
Hoy soy madre de dos niñas, las dos junto al hombre bueno, cariñoso y
entregado a su familia formamos la familia que siempre soñé tener.
En el tiempo y en el camino han quedado y siguen quedando muy cerca
de mí muchas otras ”mujeres” que influyeron y siguen influyendo en mi
vida y que sus nombres no cabrían en estas páginas pero están en mi
corazón… Ellas me ayudaron a: decidir, discernir, concretar, aquello
que yo creía era relativo. Lo importante en la vida es saber estar cerca y
ser en cada momento lo que verdaderamente eres, a olvidarse cada día
de una misma y echar toda la carne en el asador.
Estas “mujeres” están en mi corazón y pensamiento desde mi sencilla
vida dedicada cada día a dar lo mejor que puedo de mi misma, con
mis virtudes y defectos, a los hijos propios y de los demás, en un mundo
tan consumista y materialista…intento cada día transmitir, desde mi
labor educativa, dejar algo positivo, que por lo menos no lo olviden: “lo
importante es amar, aceptar y sentirse aceptado y amado sin hacer
distinciones”, es difícil, pero no es imposible. Siempre contado con la
ayuda incondicional de la Mujer más grande y que sigue “ABRIENDO
CAMINOS”, Nuestra Madre la Virgen bajo distintas advocaciones.:
“Patrocinio”, “Remedios”, “Inmaculada”……
Un recuerdo muy especial por tantas “Mujeres” que han ido marcando
el camino de tantas personas que como yo le han ido guiando sus
pasos con sus consejos, su buen ejemplo…
Y a mis hijas, un deseo muy especial: para que sigan “ABRIENDO
CAMINOS”.
Virginia Pardo Moreno – 53 años
Vélez- Málaga
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