Lumbalgia

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TEMA MÉDICO N° 80
LUMBALGIA
Se establece el diagnóstico de lumbalgia cuando el individuo refiere
una sensación de incomodidad o dolor en la región inferior del dorso.
El dolor lumbar es extraordinariamente frecuente en la sociedad en que
vivimos.
Manifestaciones.
El historial de esta afección suele ser complejo y muchas veces
inespecífico. En algunas oportunidades no puede llegarse al hecho que
marcó el comienzo del dolor. El médico, entonces, debe investigar la
cronología de los acontecimientos que llevaron a la aparición del dolor
y sus características.
Es un dolor localizado en la zona lumbar, en la parte inferior de la
espalda donde se encuentran las vértebras lumbares, referido o no a los
glúteos o la parte proximal posterior de los muslos, y sin sobrepasar en la
inmensa mayoría de los casos las rodillas.
La mayor parte de dolor lumbar agudo es inespecífico, desde un punto
de vista del diagnóstico, y es autolimitado o bien responde
adecuadamente a un tratamiento conservador simple. Como mínimo el
90% de los pacientes documenta que el dolor desaparece al cabo de
20 días a dos meses y el 99% estará libre de dolor al cabo de un año. La
vuelta del dolor se produce en alrededor de un tercio de estos
pacientes, pero con episodios más breves y benignos.
Sólo entre un 15% y un 20% del dolor lumbar responde a una lesión
anatómica y únicamente un 2% es debido a causas graves.
LUMBALGIA AGUDA O DE COMIENZO SÚBITO, lumbago, sin irradiación o
lumbalgia simple: se puede definir como aquel dolor de espalda de
inicio súbito referido a la zona lumbar. El dolor puede ser de
características mecánicas, es decir, mejorar con el reposo y empeorar
con el movimiento, o no modificarse con el esfuerzo (no mecánico),
apuntando a una causa fuera de la columna. Es muy frecuente debido
a la falta de buenos hábitos posturales en la vida diaria y en el trabajo.
Comienza casi siempre de manera brusca al realizar un esfuerzo para
levantar un peso o al hacer un movimiento en falso. Esto produce un
bloqueo en la columna lumbar, con dolor y actitud o postura antiálgica
importante.
Por sus características se sospecha un origen músculo-esquelético
benigno y no visceral (es decir, no hepática, renal, ginecológica, etc.).
El dolor lumbar se acompaña de repuesta muscular refleja en forma de
contractura. Así se van acumulando las tensiones en la espalda, hasta
que en un momento inesperado un movimiento lesiona algún músculo,
nervio, ligamento o disco entre las vértebras, y ello provoca un dolor
paralizante.
LUMBALGIA CRÓNICA o LUMBALGIA AGUDA RECIDIVANTE: provoca un
dolor que puede ser continuo, intermitente o acentuado en ciertas
posiciones (sentado, de pie, acostado, en flexión anterior, etc.), dura
más de 30 días. A veces se manifiesta como un dolor difuso y vago
localizado en la región lumbosacra que suele empeorar por la noche.
No existe bloqueo como tal, así que la persona que lo padece puede
andar y moverse con cierta libertad, y son en realidad las posturas
estáticas prolongadas las que se hacen intolerables. En muchas
ocasiones la causa de este tipo de lumbalgias es un desequilibrio de
fuerzas en la columna en general, que puede ser provocado a su vez
por el sobrepeso y la mala postura.
Son dolores lumbares bajos, difusos y a menudo unilaterales, que se
irradian hacia las nalgas, que se incrementan con el esfuerzo y la fatiga
y disminuyen con el reposo.
LUMBALGIA PSICOSOMÁTICA O EMOCIONAL: es aquella que ocurre sin
causa aparente y no sigue ningún tipo de patrón lógico, por lo que la
persona que la padece no sabe explicar claramente el lugar del dolor
ni las situaciones en las que aparece o desaparece. La ansiedad y la
depresión son las emociones que con mayor frecuencia provocan
lumbalgias de origen emocional. Aunque la mayoría de las lumbalgias
tienen factores emocionales asociados.
Enfermedades más frecuentes que cursan con lumbalgia
Existe un espectro muy amplio de enfermedades con manifestación de
dolor lumbar.
 Mecánicas: esfuerzos, esguinces, desplazamientos.
 Degenerativas: de disco intervertebral, artrosis.
 Herniarias: hernia de disco intervertebral.
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Estrechez del canal espinal.
Fracturas.
Infecciones localizadas.
Inflamatorias postraumáticas.
Viscerales: infecciones urinarias, cálculos renales, cáncer de
páncreas, aneurisma de aorta abdominal, cáncer alojado detrás
del peritoneo.
Recomendaciones
En quienes presentan una lumbalgia secundaria a otra enfermedad
está indicada la explicación de la dinámica de la enfermedad de base.
Cuando el paciente tiene un problema de los de tipo mecánicos más
comunes, los aspectos educacionales del tratamiento son
extraordinariamente importantes. Se prestará atención a la correcta
manera de inclinarse, la posición para dormir, para levantar peso, para
conducir un vehículo y otras actividades diarias.
Se debe insistir en un programa de ejercicios continuados para
mantener el tono muscular y la flexibilidad.
Evolución
La lumbalgia es una de las principales causas de discapacidad
prolongada. Ocupa el segundo lugar precedida por las infecciones de
las vías respiratorias. Se ha calculado que la frecuencia en la población
adulta asciende alrededor del 80 %.
La historia natural de la enfermedad y el pronóstico a largo plazo
dependen de muchos factores. A menudo es difícil y desalentador
tratar de definir una causa básica precisa. Lamentablemente, esto lleva
a la consulta de muchos médicos, lo que complica aún más el
problema. Cualquiera que sea la causa, se producen períodos de
mejoría natural y reagudizaciones, más notorio en la enfermedad del
disco intervertebral o en los desplazamientos vertebrales.
Prevención
La lumbalgia secundaria o asociada con causas infecciosas,
metabólicas, neoplásicas (tumores malignos), no puede considerarse
pasible de prevención. Sin embargo, en individuos con lumbalgia
mecánica, sobre todo por esfuerzos, se puede reducir la recurrencia del
dolor y prevenir la discapacidad crónica
con un programa de
ejercicios convenientemente supervisados.
El principal objetivo es reestablecer la mecánica correcta a la cintura,
tratando de mantener las curvaturas normales de la columna con
fortalecimiento de los músculos dorsales, abdominales, estiramiento de
tendones, en forma periódica y estrictamente supervisada.
Una buena postura, no es solo una cuestión de “mantenerse recto”. Se
refiere al uso correcto del cuerpo en todo momento. De hecho, para
que el cuerpo funcione de forma sana no deben esforzarse los
músculos, articulaciones, huesos y ligamentos.
Aprender a vivir con una buena postura, hará que nuestros músculos
protejan y soporten la espalda en los esfuerzos intensos.
Algunos consejos:
1. Nunca doblarse por la cintura solamente, doblar caderas y las
rodillas.
2. Nunca levantar un objeto pesado más arriba de la cintura.
3. Hacer rodar el objeto que se quiere levantar.
4. Evita acarrear pesos no equilibrados, acercar los objetos pesados
al cuerpo.
5. Nunca acarrear nada pesado que no se pueda manejar con
facilidad.
6. Nunca levantar o mover muebles pesados, si debe hacerlo tenga
presente los conceptos de los principios de palanca.
7. Evitar movimientos o sobrepeso súbitos.
8. Aprender a mantener la cabeza en línea con la columna, cuando
se está sentado, de pie o estirado en la cama.
9. Sillas blandas y camas profundas en la lista de lo que no debemos
tener.
10. Llevar calzado con tacos moderados, evitar pasar de tacos altos
a bajos.
11. Colocar un reposapiés debajo de la mesa de trabajo.
12. Para colgar la ropa, no inclinarse ni extenderse, elevar la cesta de
la ropa y mantener el tendedero a una altura cómoda.
13. Una mecedora ayuda a descansar la espalda al cambiar los
grupos musculares utilizados.
14. Para una buena postura, concentrarse en fortalecer un “corsé
natural”, los músculos abdominales y glúteos. Los ejercicios de la
pelvis están especialmente indicados para corregir la relación
postural entre la pelvis y la columna.
15. Mantenerse activo todo el día.
16. Realizar ejercicio y estiramientos regularmente.
17. Conocer la enfermedad y plantearse expectativas realistas.
18. No cargar mochilas con más del 10% del peso corporal.
1. CARGA PESADA: Doblar las rodillas no la espalda, flexionar las rodillas
y colocar el objeto lo más cerca posible al cuerpo para evitar una
sobrecarga de la columna. Mantener los pies separados para
aumentar la base de sustentación y mejorar el equilibrio. Una vez
tomado, elevar el objeto, utilizando preferentemente la extensión de
las rodillas y extremidades superiores y nos levantamos evitando
siempre el movimiento de la columna, para evitar sobrecargarla.
Incorrecto: levantar los objetos flexionando la columna hacia
delante con las piernas extendidas. Elevar pesos mediante un gesto
brusco.
2. FRENTE A LA COMPUTADORA: Con la espalda apoyada en el respaldo
de la silla y las rodillas a la altura de las caderas, situar ambos
antebrazos y muñecas en el escritorio. El monitor nunca debe quedar
a un lado, siempre al frente y a la altura de los ojos. La mesa a la
altura de los codos, utilizar sillas con apoyo lumbar regulable, pies
apoyados en el suelo o reposapiés.
Incorrecto: doblar la columna hacia delante. Girar el tronco
lateralmente. Sentarse al borde de la silla.
3. DURANTE LA JORNADA: La columna se sobrecarga demasiado
cuando pasamos mucho tiempo de pie o sentados. Por eso es
conveniente caminar de vez en cuando, y no permanecer de
manera estática en una posición. Cambiar de postura
frecuentemente
4. ALCANZAR OBJETOS: Siempre que no podamos llegar a colocar o
coger un objeto, deberemos utilizar plataformas para ponernos al
mismo nivel.
Incorrecto: extender la espalda, girar y mantener un peso en alto.
CUANDO CONSULTAR AL MÉDICO
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Si es la primera vez que duele la espalda, para identificar la
posible causa del dolor y confirmar que sea un problema
mecánico de la misma y no una enfermedad general que se
manifiesta en ella.
Si las características del dolor que presentó en alguna
oportunidad varía en relación a episodios anteriores, para
confirmar que sigue tratándose de una afección mecánica.
Si el dolor se extiende a brazos o piernas, o se acompaña de
pérdida de sensibilidad o fuerza, para determinar si se debe a la
compresión de un nervio.
Si un episodio de dolor es especialmente intenso o persiste una
semana, para establecer el tratamiento necesario.
Si hay sensación de hormigueo, falta de sensibilidad, dificultad
para orinar, o trastornos intestinales.
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