UNIVERSIDAD AUTÓNOMA CHAPINGO DIRECCIÓN DE CENTROS REGIONALES UNIVERSITARIOS DIVISIÓN DE CIENCIAS FORESTALES CENTRO REGIONAL UNIVERSITARIO DE LA PENÍNSULA DE YUCATÁN PROGRAMA DE ENSEÑANZA, INVESTIGACIÓN, SERVICIO Y DIFUSIÓN CULTURAL: INGENIERÍA EN DESARROLLO AGROFORESTAL MAYO 2014 La experiencia académica, docente, investigativa, de servicio, difusión y producción de la UACh en sus 160 años de historia y en particular la del CRUPY en sus primeros 33 años, es amplia, rica, variada y suficiente para construir y ofrecer una nueva carrera, en el marco de la UACh, como la más importante y prestigiada universidad agronómica mexicana y latinoamericana. Retomamos la memoria histórica profunda campesina, maya y mestiza mesoamericana y andina, la de Chapingo y el agrarismo, la de centros regionales y la del CRUPY. Ante la crisis mundial, latinoamericana, nacional y peninsular, en especial de la agricultura, el campo y las comunidades campesinas, la universidad tiene el compromiso de participar activamente en la construcción de opciones alternativas de vida y trabajo rural, con programas educativos que atiendan las necesidades sociales rurales profundas, al menos de los grupos mayoritarios. Iniciamos la construcción colectiva del proyecto recuperando un diagnóstico peninsular educativo de 1992, para fundamentar y afinar la propuesta de la carrera de Zonas Tropicales. Se realizó un nuevo diagnóstico peninsular con elementos nacionales e internacionales, a 2011, que nos diera cuenta de cómo está la educación y las carreras referidas a la agricultura y el medio rural, en especial en la península yucateca. Con estos diagnósticos y tomando en cuenta los contenidos generales de las 24 carreras que se ofrecen hoy día en la UACh, se ha venido construyendo este programa. Desarrollo Agroforestal porque en todo México y en la Península de Yucatán, los grupos indígenas y mestizos campesinos y las familias rurales, han vivido y trabajado en armonía con la naturaleza y los recursos naturales, especialmente con una gran diversidad de árboles, plantas y animales de manera integrada e interactiva, sin llamarle a esto agroforestería. Creemos necesario retomar y revalorar todas esas ricas experiencias y tradiciones de manejo integrado de recursos naturales, sumando conocimientos de otras regiones de Latinoamérica y el mundo, impulsando procesos de desarrollo del medio rural y las familias campesinas, con bases agroforestales integrales, desde el buen vivir y la autodeterminación campesina y comunitaria. Objetivo general: Formar profesionales con nivel licenciatura para el desarrollo agroforestal, preferentemente comunitario. Con una carrera integrada a la investigación, servicio universitario y difusión, donde la comunidad sea capaz de recrear campos interculturales de negociación entre los saberes tradicionales y científico-técnicos, para construir conocimiento en el manejo preciso del enfoque y los sistemas agroforestales, en estrecha vinculación con el medio ambiente y los recursos naturales; con opciones tecnológicas de producción y vida sustentable en los planos ecológico, social y cultural; con énfasis en la producción agrícola, pecuaria, forestal y otras alternativas productivas, que aporten y alienten la construcción de opciones humanas de vida y trabajo para hombres y mujeres del medio rural; siendo promotores del cambio tecnológico y desarrollo integral agroforestal, desde lo mejor de las costumbres, tradiciones e ingenios campesinos y rurales, en el afán nacionalista y campesino de la soberanía alimentaria; desde las escalas local, regional y nacional; y trabajando en equipos y comunidades rurales, con grupos sociales amplios. La comunidad académica del CRUPY parte de un conocimiento rural y campesino peninsular y nacional, producto de trabajos directos a lo largo de poco más de 3 décadas. De éste concluimos que una opción de participación activa a través de la formación de jóvenes agrónomos para el campo mexicano de hoy, es este programa de desarrollo agroforestal. Hicimos una consulta social amplia regional y en la UACh para recabar opiniones, matizar y enriquecer la presente propuesta. La demanda social para la carrera la captamos por dos vías: 1. retomando las conclusiones de un foro social de diálogo peninsular rural, del 31 de marzo de 2012, y 2. mediante una consulta específica a personas, cuya opinión pudiera ser especialmente relevante sobre el particular, de diversos sectores sociales, que preparamos, organizamos y llevamos a cabo entre septiembre y noviembre de 2012. Las principales conclusiones del foro social de diálogo peninsular rural, realizado el 31 de marzo de 2012 en el CRUPY-UACh, con un centenar de personas: campesinos yucatecos de diversos rumbos, profesionistas, académicos y estudiantes, fueron: Defender y promover la agricultura familiar campesina, la soberanía alimentaria y las semillas originarias. Rescate y ampliación de la infraestructura rural alimentaria (bodegas y reservas reguladoras de granos) y de riego. Promover diversas formas de agricultura urbana en pequeños espacios. Impulsar cultivos alternativos nativos ante las dificultades ambientales, técnicas y de mercados, como la pitahaya. Buscar que se apoye preferentemente a la producción y alimentación orgánica, ecológica y natural. Conservar las semillas nativas de cada región y diversificarlas, así como las tradiciones productivas. Recuperar la identidad indígena, rescatando las prácticas, costumbres y creencias indígenas. Inculcar el respeto a la Naturaleza, a la Madre Tierra, al suelo y a las costumbres indígenas, difundiéndolas y adaptando aquellas prácticas que nos benefician y que propician el desarrollo, no sólo de la Tierra, sino también el desarrollo humano. Frenar los monocultivos y buscar modelos agroforestales. Fomentar la herencia de bienes y conocimientos tradicionales a los hijos e hijas para garantizar la permanencia de los saberes y prácticas culturales y la articulación familiar; fomentando las prácticas de responsabilidad en jóvenes. Políticas públicas de atención al campo con programas sustentables para evitar la migración. Incluir en las escuelas de las comisarías o municipios, la integración de las actividades educativas a la vida del campo, para generar identidad territorial y evitar con prevención, la migración. Se reclama una modificación del artículo 27 constitucional, para garantizar la soberanía alimentaria y evite el despojo de tierras. Es necesario frenar la entrega del territorio que ha hecho la reforma de 1992 al Artículo 27 constitucional. Que se revaloren los saberes tradicionales y sean vistos como lo que son, una tecnología útil, probada y viable para el desarrollo actual y no solo sean vistos como folklor y con una visión romántica. No debe olvidarse que hay una relación estrecha entre medio ambiente y economía campesina que no debe soslayarse, que debe apoyarse y mejorarse para el beneficio de todos y todas De la consulta específica de septiembre y noviembre de 2012, para conocer opiniones e ideas puntuales sobre la carrera que estamos construyendo, priorizamos más que la cantidad de opiniones la calidad de éstas, entrevistando o solicitando vía correo electrónico, con actores y personas destacadas: campesinos y productores rurales, estudiantes y académicos de Chapingo y de la península, así como prestadores de servicios profesionales rurales y personas ligadas a empresas privadas agropecuarias. De acuerdo a las respuestas, se concluye que una parte considerable de los entrevistados considera que el enfoque integrador del conocimiento moderno y milenario, es una alternativa viable y positiva para coadyuvar en el desarrollo del sector de los pequeños productores agropecuarios y forestales. Tal estrategia, permitiría apoyar el desarrollo del campo, el mantenimiento y mejoramiento de los recursos naturales y del medio ambiente. El profesionista deberá integrarse a alguna o varias de las actividades de producción, investigación o servicio, y deberá tener una formación sólida en los principios éticos del desarrollo del medio en que se desenvuelve. Además, tener conocimientos sólidos teóricos y prácticos, para integrarse eficientemente al sistema social, y con capacidad de gestión y organización, para influir en las políticas públicas. La impresión de la situación del sector agropecuario y forestal es pesimista y se considera que continuará así mientras se siga un modelo de desarrollo económico basado en el funcionamiento eficiente del mercado. Vemos al Desarrollo Rural como el proceso social de transformación y mejoramiento ambiental, productivo, económico, social, político y cultural, comunitario y de los grupos heterogéneos de unidades de producción y consumo rurales, centrado en el bienestar y las libertades humanas, colectivas e individuales. En el México de hoy debe construirse un nuevo pacto social, que asegure la incorporación democrática de todos los productores y habitantes rurales en estructuras diversificadas, que tiendan al mejoramiento de las relaciones urbano-rurales y donde el Estado coadyuve a la administración eficiente, expedita y justa de los recursos públicos, impulsando relaciones sociales y ambientales armónicas, sin corrupción. Y a la Agroforestería como el sistema sustentable de producción agrícola que se caracteriza por cultivar o utilizar deliberadamente árboles y otras leñosas perennes en interacción con cultivos agrícolas, pasturas y cría de animales, de manera simultánea o secuencial sobre la misma unidad de tierra, aplicando prácticas de manejo que son compatibles con las prácticas culturales de la población local. En la práctica agrícola tradicional los sistemas agroforestales fueron desarrollados por comunidades a lo largo de generaciones como un mecanismos de interacción entre las personas y su medio ambiente y bajo la lógica campesina (autoconsumo, respeto a la naturaleza e interacción familiar). Estamos por la práctica agroforestal comunitaria. El contexto latinoamericano, nacional y regional “En todos los países de Latinoamérica y el Caribe hay un gran predominio de la agricultura familiar. La importancia de esta forma de organización económica sugiere que su persistencia, como forma peculiar de organización económica que coexiste con las medianas y grandes empresas agrícolas capitalistas, es un rasgo universal. La realidad de los diversos países de la región evidencia que la viabilidad de la agricultura familiar es un aspecto de primera prioridad. Constituye una de las actividades económicas con mayor potencial para aumentar la producción, generar empleo, lograr la seguridad alimentaria y reducir la pobreza. Sin embargo, para esto es indispensable fomentar la innovación y la generación de tecnología, así como promover su inclusión en las cadenas de valor. Este esfuerzo debe hacerse en el marco de estrategias intersectoriales, ya que para tener impacto en la agricultura familiar, debe irse mucho más allá de las estrategias sectoriales de desarrollo agrícola.” Los principales cambios y tendencias específicas generales y rurales, que hemos visto en las últimas décadas, en lo económico y social, han sido: Urbanización y desruralizacion acelerada, vertiginosa, con desequilibrios y desgarramientos en todos los aspectos económicos y sociales. Concentración de la población en las ciudades y áreas metropolitanas de las más grandes e importantes ciudades. Con la crisis rural y de las formas de agricultura tradicionales y campesinas el éxodo a las ciudades ha sido creciente y persistente, en medio de círculos viciosos que fracturan y dificultan las formas de vida, trabajo y producción rural, privilegian las formas urbanas y la concentración demográfica en las ciudades, en condiciones precarias e inestables, que al mismo tiempo que generan sobreoferta de trabajo, presionan a la baja a los salarios, a las condiciones laborales y los empleos formales estables, ante niveles reducidos de crecimiento económico regional y de creación de nuevos empleos. Profundización de la pérdida en la soberanía y la seguridad alimentaria regional, con una fuerte y creciente dependencia extraregional e internacional, en granos y alimentos básicos: maíz, frijol, trigo, sorgo, soya, leche en polvo y hortalizas, entre las principales. Profundos cambios sociales con rasgaduras en todos los tejidos sociales urbanos y rurales, en las identidades tradicionales, en las organizaciones económicas rurales y en las redes familiares de vida y trabajo. Sin embargo aunque a la defensiva, la resistencia cultural y social popular, campesina e indígena, persiste; siguen siendo en buena medida los únicos custodios de los recursos naturales y los saberes tradicionales, que se transmiten de boca a boca, de generación a generación. Se requiere de una recomposición de la agricultura familiar en su relación con el medio ambiente y los diversos y ricos recursos naturales, con tecnologías de aprovechamiento integral, agroforestales, es una vía de transformación para el desarrollo y el bienestar social y productivo, junto con la reconstrucción de los mercados locales y regionales, y el establecimiento de redes de asistencia técnica y comercial basada en agentes de cambio desde las localidades, a partir de modelos probados y novedosos a la vez, arraigados en las mejores tradiciones y costumbres, pero audaces en la innovación organizativa y tecnológica, con centros comunitarios de capacitación y difusión técnica. En lo nacional tiene que haber cambios profundos en las políticas públicas de apoyo, financiamiento, asistencia y comercialización para la producción y el abasto suficiente de alimentos y materias primas agropecuarias para el desarrollo regional y nacional, reconociendo la multifuncionalidad del campo y la pluriculturalidad del país todo y en especial de la sociedad rural, en sus diversas expresiones regionales. En el plano regional debe fomentarse la recuperación de la agricultura familiar campesina indígena y mestiza, mediante el diseño de programas y proyectos de desarrollo a partir de la amplia y decidida participación de los grupos sociales y del respeto al principio de autonomía y autodeterminación de éstos. Debe regularse y acotarse debidamente las formas empresariales de producción intensiva, tanto de capital nacional como extranjero, vigilando su estricto apego a las regulaciones ambientales y jurídicas vigentes. Buscando la recuperación de la soberanía y seguridad alimentaria y nutricional, pensando sobre todo en los mercados locales y en el regional. En el plano comunitario fomentar el surgimiento y fortalecimiento de organizaciones familiares autogestivas que diseñen, elaboren y pongan en marcha proyectos de desarrollo integrales, productivos con claro respeto al medio ambiente y sus ciclos, y que incluyan también cuestiones de salud, educación, cultura y recreación, facilitando la creación de redes de rescate e intercambio de semillas criollas, de abasto y comercialización, que reduzcan la intermediación y generen relaciones lo más directas posibles con los consumidores finales de sus productos. Principios orientadores del currículum: La integralidad e interdisciplinariedad de la agroforestería, la agronomía y las ciencias sociales, como orientación en la definición de los objetos de conocimiento y objetos de aprendizaje de los programas de estudio, que garanticen una formación con capacidad para generar un sistema de producción óptimo. El desarrollo como enfoque que incremente la capacidad para satisfacer las necesidades regionales de energía, subsistencia y solidaridad entre los participantes, mejorando los recursos naturales y sus interacciones ecológicas, económicas y sociales. El análisis de lo ambiental, tecnológico, metodológico, social, económico y filosófico desde los principales enfoques que se usan hoy día, dando cuenta del panorama completo de la reflexión, para construir críticamente una amplia identidad profesional. La diversidad cultural en dos vertientes: la equidad de género y el reconocimiento de los saberes originarios y campesinos. El pensamiento autónomo, crítico, dialéctico, democrático y ético, como la habilidad de construir conocimiento sobre la realidad, articulándolo con las nociones de justicia social y dignidad humana. El aprendizaje significativo, como sustento psicopedagógico, que permita orientar la práctica docente para relacionar, organizar y orientar las experiencias anteriores de las y los estudiantes y construir conocimiento sobre situaciones reales cotidianas. El trabajo colectivo como estrategia para la construcción del conocimiento en diálogo crítico con las y los estudiantes, potenciando el proceso educativo formativo y valorando tanto las experiencias propias como las de sus compañeros. Enfoque pedagógico crítico La organización de los conocimientos y prácticas de la carrera se configuran anualmente con objetos de complejidad, auto-relevancia y significatividad creciente, desde la perspectiva docente del enfoque constructivista, el aprendizaje significativo, el aprendizaje colaborativo y la diversidad cultural. El proceso de enseñanza aprendizaje está centrado en los estudiantes y el aprendizaje con sentido crítico, creativo y humanista. Un enfoque constructivista-sociocultural: El aprendizaje es planteado como un proceso que es resultado de la interacción entre un nuevo conocimiento y aquellos que el sujeto posee como resultado de su experiencia cultural. En este proceso no sólo intervienen los contenidos que deben ser aprendidos, sino también aquellas estrategias cognitivas que las personas desarrollamos como herramientas para el aprendizaje en el transcurso de nuestra vida, entre ellas, las escolares. Esta perspectiva nos permite, al menos, reconocer que el aprendizaje no es simple transmisión (por parte del docente) y recepción pasiva (por parte del/a aprendiz), sino que es consecuencia de la acción intelectual (contenido y estrategia) que las personas hemos construido en nuestra experiencia en un contexto cultural específico, sobre la nueva información que se pretende enseñar. El aprendizaje significativo: construcciones conceptuales que tienen una historicidad enmarcada en el desarrollo de nuestras tradiciones culturales: la indoamericana y la eurocéntrica. El aprendizaje colaborativo y el diálogo intercultural: como proceso de construcción el aprendizaje deviene en un diálogo que ofrece diversas y complejas dimensiones entre el educando- educador y el educador-educando y entre los sujetos que aprenden juntos y el mundo (Freire). Diálogo obligado que enriquece el conocimiento desde las diversas experiencias histórico- culturales de quienes participan en el proceso, de ahí la necesidad de la perspectiva de pensar en el aprendizaje colaborativo como herramienta pedagógica crítica. El aprendizaje como acción y sentido humano: comprometer la acción pedagógica desde un marco ético-político que reconoce la diversidad en sus ámbitos de género y étnico, con miras a la construcción de una existencia digna y justa para todos y todas, en un mundo que merece profundo respeto en sus distintas expresiones vitales; entendiendo la vida como todo lo material existente. Teorías críticas y respeto a la diversidad cultural, se articulan como partes fundamentales de este currículum, como propuesta educativa emancipatoria, sustentadas en la praxis, para comprender y transformar el mundo. MISIÓN: Formar profesionales en desarrollo agroforestal, con una sólida preparación técnica, científica, ética y humanística, con habilidades docentes, investigativas y juicio crítico, generadores, promotores y difusores de conocimiento, cambio tecnológico y desarrollo integral agroforestal, desde las raíces originarias y campesinas, con conocimientos y habilidades modernas, dispuestos al trabajo independiente y grupal, de auto aprendizaje, en la idea de la soberanía alimentaria, la equidad social y de género. VISIÓN: Contribuir al bienestar y desarrollo social rural con agentes de cambio agroforestales, para el mejoramiento de las condiciones económicas, sociales, culturales y de calidad de vida de la población y las comunidades rurales. Educando en forma armónica e integral en lo ambiental, tecnológico, social y humanístico, desde el respeto al conocimiento de las capacidades y potencialidades naturales y sociales de las comunidades rurales, impulsando procesos de buen vivir. Campos de acción y esferas de actuación: En comunidades rurales, con familias y organizaciones campesinas, con pequeños y medianos productores rurales, con empresas sociales y privadas, impulsando sistema agroforestales de producción rural que contribuyan al desarrollo de las comunidades y del medio rural nacional. Con y desde los campesinos y productores rurales; jóvenes que se sumen, integren y construyan proyectos de producción y trabajo rurales, desde las primeras ideas, hasta la ejecución y evaluación multianual de éstos. Perfil de Egreso: - Diseñar, ejecutar y evaluar procesos agroforestales diversificados que contemplen opciones tecnológicas de uso y aprovechamiento integral: manejo integrado de plagas, enfermedades y arvenses; diseño y aplicación de tecnologías apropiadas para el aprovechamiento del agua, la energía y los residuos. Desde las raíces originarias y campesinas regionales, con elementos de la ciencia y la tecnología moderna. - Actuar y colaborar en la transformación de las estructuras y funcionamiento de la sociedad y la economía rural, promoviendo cambios productivos y tecnológicos, construyendo opciones sociales equitativas rurales de desarrollo integral, preferentemente con grupos comunitarios campesinos, hacia la soberanía laboral, energética y alimentaria. - Impulsar procesos de cambio y desarrollo económico y social con base agroforestal, valorando las teorías fundamentales de las disciplinas agroforestales y cómo se expresan en la realidad regional y las formas campesinas y capitalistas de producción y vida rural, sus lógicas propias, sus interrelaciones y contradicciones. - Construir una identidad como personas y profesionistas rurales, con conciencia social ética, humanística y de compromiso con la justicia social, con valores educativos individuales, sociales y universitarios, occidentales y latinoamericanos, científicos modernos y saberes tradicionales. - Elaborar y aplicar proyectos de intervención e investigación, a través de diálogos críticos# con los distintos actores comunitarios y agencias institucionales. El CRUPY desde sus inicios tiene un predio de 138 hectáreas en Temozón Norte, Mérida, Yucatán y otro predio de 1,050 hectáreas en Bacalar, Quintana Roo. En Temozón Norte tenemos el Jardín Agrobotánico (JAPY), 8 has, 300 especies vegetales mayoritariamente nativas, que participan en la agricultura regional. En Temozón Norte tenemos dos edificios de la época de las haciendas henequeneras; hasta el 2011, en uno de los edificios estuvieron las oficinas administrativas y académicas. Actualmente han sido restaurados. En la actualidad contamos con un complejo educativo para nivel medio superior, superior y posgrado, con 6 proyectos de construcción en marcha: edificio administrativo, edificio de aulas y edificio de usos múltiples, con la infraestructura, servicios exteriores y cerca perimetral. La base principal del programa son los 19 académicos actuales del CRUPY, con un promedio de 29 años de antigüedad y una amplia experiencia en investigación, docencia y servicio relacionada con áreas de desarrollo y opciones agronómicas y agroforestales; más los académicos de la División de Ciencias Forestales, la unidad central y dos centros regionales que refuercen esta base. Apoyados por unos 18 trabajadores administrativos y manuales. El programa es construcción colectiva de todas y todos los académicos, encabezados por una comisión integrada por Mauricio Macossay, Hipólito Mendoza y Antonio Ávila, con la colaboración inicial de Landy Silveira. Con la asesoría pedagógica de Vietnina Echeverría y Justo González, académicos de la UPN-Mérida. Y el apoyo de Enrique Gómez Lozoya y Claudia Angélica SánchezPara el funcionamiento de la carrera se construirá una estructura con: un comité académico, un Coordinador del Programa y los profesores-investigadores en las 6 áreas académicas. El programa transcurre mediante acciones simultáneas y combinadas en 6 áreas académicas: 1. ambiental-tecnológica, 2. socio-económica, 3. científico-filosófica, 4. metodológica-comunicativa, 5. humanística y deportiva, y 6. integradora. El total de cursos que conforman la currícula son 52. De los cuáles 17 (33%), son del área ambiental tecnológica, 8 (15%) del área metodológica-comunicativa, 5 (10%) del área socioeconómica, 3 (4%) del área científica-filosófica, 7 (14%) del área integradora, 7 (14%) son del área humanística y deportiva, y 5 (10%) son cursos optativos. Los cursos optativos son tres en el primero y dos en el segundo semestre del séptimo año, con 5 horas a la semana cada uno, de elección libre, informada y meditada, de las y los estudiantes con el apoyo de sus tutores. Se busca con ellos completar la formación profesional en el nivel licenciatura en función de sus principales intereses y preferencias. Las tutorías son personalizadas desde el cuarto año, aunque a partir del segundo semestre del sexto año se intensifican, con el objetivo principal de apoyar la parte final de la formación profesional y personal de las y los estudiantes, en especial para elegir los cursos optativos, realizar el servicio social y la estancia preprofesional, así como apoyar en el seminario de titulación y los coloquios; concluyen con la titulación de las y los jóvenes. La carga de actividades durante el semestre será de máximo 51 horas semanales distribuidas en: 33-36 horas de clase y no más de 15 horas de trabajo independiente. El semestre abarca 16 semanas en promedio, cubriéndose de 54 a 56 créditos en cada uno. Las actividades de campo integradoras incluyen: 2 horas de clase a la semana durante los segundos semestres del cuarto, quinto y sexto años, más 104 horas: 14 días del viaje: 10 días en campo (80 horas) y 4 en aula, para sistematización, análisis y reporte final (24 horas). En el séptimo año de la carrera, al final de ambos semestres, se incorpora un espacio curricular denominado Coloquio, donde las y los estudiantes presentarán a discusión colectiva sus avances para titulación; 30 horas. Ver el mapa curricular. LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN, SERVICIO Y DIFUSIÓN: Ambiental-tecnológica Estudiar, comprender y construir opciones ambientales y tecnológicas agroforestales, socialmente viables, desde las circunstancias y condiciones concretas, reales y potenciales, de la agroforestería comunitaria y nacional, aportando conocimiento nuevo, original y probado, de opciones ambientales y tecnológicas agroforestales, aplicadas al desarrollo comunitario y regional, con sus respectivos elementos referenciales sociales y económicos. Socio-económica Estudio, comprensión y construcción de opciones sociales para la producción agroforestal, ambiental y tecnológicamente viables, desde las posibilidades sociales y económicas nacionales y comunitarias, aportando conocimiento nuevo, original y probado de opciones económicas y sociales agroforestales, para el desarrollo comunitario y regional, con sus respectivos elementos referenciales ambientales y tecnológicos. Integradora Estudio, comprensión y construcción de opciones integrales agroforestales, ambientales, tecnológicas, sociales y económicas para la agroforestería nacional y comunitaria, que aporte conocimiento nuevo, original y probado para la construcción colectiva de opciones integrales de desarrollo comunitario y regional, desde y con comunidades y grupos de productores, difundiendo las experiencias avances y problemas. Las 3 líneas incluirán de manera explícita y precisa los elementos básicos y complementarios necesarios: científicos, filosóficos, comunicativos y metodológicos correspondientes a cada una. Se buscará un funcionamiento colectivo y colegiado, estable y regular, de grupos de profesores y estudiantes que se integren, alimenten y desarrollen cada una y el conjunto de las 3 líneas, integrando proyectos y actividades de servicio y difusión cultural, fomentando al máximo posible el trabajo multi e interdisciplinario. Conexión con la Maestría en Gestión del Desarrollo Rural Hay una cercana y estrecha conexión de este programa con la Maestría en Gestión del Desarrollo Rural que está en funcionamiento desde 2013, a través de la perspectiva de acción rural y formación de recursos humanos, varios cursos y sobre todo de los proyectos de investigación, servicio y difusión cultural. Matrícula 2014-2018 Se considera iniciar con un grupo de 20-25 jóvenes estudiantes en la primera generación en el ciclo 2014-2015 e ir sumando año con año grupos, de quinto, sexto y séptimo años, para llegar al ciclo 2017-2018, con unos 80-90 estudiantes en todos los años.