"SPATARO DE GRECO, IRMA C/ ROJAS GARNICA, MARBEL Y OT. S/ DS. Y PS.” CAUSA 64.085 J. 4 R.S.D. Nº 168/08 En Lomas de Zamora, a los 22 días de mayo de dos mil ocho, reunidos en Acuerdo Ordinario los Señores Jueces de la Excma. Cámara de Apelación Civil y Comercial de este Departamento Judicial, Dres. Norberto Horacio Basile, Carlos Ricardo Igoldi y Rodolfo Miguel Tabernero, con la presencia del Secretario del Tribunal, se trajo al Despacho para dictar sentencia la causa Nº 64.085 caratulada: "Spataro de Greco, Irma Flora c/ Rojas Garnica, Marbel y ot. s/ Ds. y Ps. De conformidad con lo dispuesto por los arts. 168 de la Constitución Provincial y 266 del Código Procesal Civil y Comercial, la Excma. Cámara resolvió votar las siguientes: -CUESTIONES1º.- ¿Es justa la sentencia apelada? 2º.- ¿Qué corresponde decidir? Practicado el sorteo de ley (art. 263 ult. parte del CPCC dio el siguiente orden de votación: Dres. Basile, Igoldi. Tabernero.-VOTACIONA la primera cuestión, el Dr. Basile dice: I) Según resulta de la sentencia obrante a fs. 527/537, el Sr. Magistrado titular del Juzgado Civil y Comercial Nº 4 de este Departamento Judicial, rechazó las excepciones de incompetencia y falta de legitimación activa, con costas (arts. 345 incs. 1 y 3, 69 del CPCC); rechazó la demanda promovida por Irma Flora Spataro de Greco, Juan Miguel Greco, Alejandra Elvira Greco y María Verónica Greco contra Marbel Rojas Garnica, Bridgestone-Firestone Argentina SAIC y la citada en garantía Zurich Argentina Cia. De Seguros S.A. por haberse operado la prescricpión de la acción (art. 344 del CPCC; art. 4037 del Cod. Civil). Impuso las costas a los accionantes en su calidad de vencidos, difiriendose la regulación de honorarios.El precitado fallo fue apelado por los contendientes, expresando agravios la parte actora a fs. 560/561 y la accionada a fs. 558/559. Sin réplicas.II) ALCANCE DE LOS RECURSOS II-1) Parte demandante: Se agravia por el rechazo de la demanda promocida.II-2) Parte demandada: Entiende que el fallo es erróneo, en cuanto decide rechazar la excepción de incompetencia, y la excepción de falta de legitimación.III) LA EXCEPCION DE PRESCRIPCION III-1) Se agravia en cuanto el fallo rechaza la demanda promovida por entender que ha operado la prescripción. Entiende que la cita expuesta por el juzgador no resulta aplicable al caso sub examine, ya que no se analiza en la sentencia que además de la relación y vínculo entablado entre paciente y profesional médico – ya sea en forma directa o a través de la obra social – en el subjudice la víctima estaba vinculada a la empresa demandada Firestone Bridgestone por un contrato de trabajo generativo de relación laboral. Y por ende amparada por los médicos de la planta de la citada empresa. Cita doctrina. Concluye en que la solución dada por el sentenciante resulta disvaliosa, contraria al deber u obligación de seguridad que debe la empresa empleadora de obreros y empleados, se aparta del principio de solidaridad que regula la situación en el actual estadio social y del derecho imperante.III-2) La prescripción liberatoria es el medio por el cual el transcurso del tiempo opera la modificación sustancial de un derecho, en razón de la inacción de su titular, quien pierde la facultad de exigirlo compulsivamente, aunque subsiste en el carácter de obligación natural (arts. 515 inc. 2§ y 3947 Código Civil). Ello encuentra su fundamento en razones de seguridad, de orden de paz social, pues al derecho también le interesa sobremanera liquidar ciertas situaciones inestables impidiendo que puedan ser materia de revisión después de pasado cierto tiempo; de este modo se da certeza a los derechos (CC0201 LP 95150 RSD-208-2 S 10-10-2002).O sea que el supuesto jurídico de prescripción se integra, además del transcurso del tiempo, por un acto voluntario del titular del derecho que se manifiesta en una conducta omisiva (inacción). Es cuestión de orden público, que responde a la necesidad social de no mantener pendientes las relaciones jurídicas indefinidamente, poner fin a la indecisión de los derechos y consolidar las situaciones creadas por el transcurso del tiempo disipando las incertidumbres.En suma, el instituto de la prescripción tiene en su finalidad, a lograr un equilibrio entre la seguridad y la justicia; justicia para aquellas víctimas de un daño que debe ser resarcido y seguridad para evitar que en la afanosa búsqueda del resarcimiento se vulneren los derechos del deudor extendiéndose sus obligaciones in eternum (CNCiv. y Com. Fed., Sala 3, 1-694, Sena, Aníbal c/ Estado Nacional - Fuerza Aérea Argentina -, 1994-IV634, Rep. J.A., 1994-959).III-3) Planteada como excepción, tiende a repeler una acción por el solo hecho que el que la entabló, ha dejado durante un período de tiempo de intentarla, o de ejercer el derecho al cual ella se refiere.III-4) Si bien es cierto que la responsabilidad médica por su prestación profesional, así como la de la Clínica por su servicio asistencial, participan en el ámbito obligacional de una naturaleza contractual, no lo es menos que ello es así en la relación existente entre el profesional médico y su paciente, o entre el ente asistencial y el usuario de tal servicio, situación que cabe extender a los supuestos en los cuales, mediando deceso de este último, accionan sus herederos, más no acontece lo mismo cuando, con base en el incumplimiento obligacional contractual, sobreviene la muerte de un contratante y los herederos forzosos pueden reclamar "iure propio" la indemnización del daño moral causado a raíz del hecho fatal, la cual es de naturaleza extracontractual (CC0102 MP 112826 RSD-512-00 S 7-11-2000, Juez ZAMPINI (SD) CARATULA: Pereyra Alicia Lilian c/ Oliva Edith Nelly s/ Daños y perjuicios).En los casos de muerte de una persona no se trata de cuantificar el valor intrínseco que la vida tronchada tenía para su titular desde que los muertos no demandan y quienes llegan al Tribunal por tal motivo no lo hacen "iure hereditatis"-, sino, tan sólo de recrear el aporte patrimonial que el difunto hacía a quienes ORGAZ llamara las víctimas jurídicas del homicidio -damnificados indirectos- para determinar la indemnización a que éstas tienen derecho "iure propio" considerando las consecuencias que en sus patrimonios ha de provocar la desaparición de aquél. Esta Sala I, para casos como el presente, ha decidido que la normativa a aplicar es la conjunción de los arts. 1079, 1084 y 1085 del Código Civil. El primero de ellos sienta un principio general a todos los delitos, mandando resarcir a los damnificados directos e indirectos que acrediten haber padecido un daño resarcible en virtud del ilícito cometido por el responsable. En cambio los otros dos artículos son preceptos de carácter particular que, por referirse a una situación límite como es la muerte de una persona establecen una indemnización especial sobre la base de un daño que -por la índole del hecho generador y las consecuencias que normalmente causa la muerte de una persona integrante de la familia- la ley presume existente mientras no se demuestre lo contrario.A su vez se consideró que los arts. 1084 y 1085 en razón de su finalidad son complementarios y no pueden interpretarse aisladamente. El primero establece qué es lo que corresponde resarcir: los gastos hechos con motivo de la muerte (cuya existencia se debe acreditar) y lo necesario para la subsistencia de ciertos familiares (daño presumido por ser consecuencia de lo que normalmente ocurre). El segundo, en cambio, se limita a determinar las personas que pueden reclamar tales indemnizaciones.En el caso de los gastos concede la acción (sobreabundantemente) a cualquiera que los haya realizado; mientras que respecto a lo necesario para la subsistencia indica como beneficiarios al cónyuge sobreviniente y a los herederos necesarios, excluyéndolos en el caso de resultar autores o cómplices del homicidio.Por consiguiente, para determinar los beneficiarios de la indemnización a que se refiere la segunda parte del art. 1084 del Código Civil corresponde estar a lo que establece el art. 1085 del mismo cuerpo por ser ésta la norma dedicada específicamente a regular la legitimación para reclamarla. Vale decir que tienen derecho a ampararse en la presunción de daño ocasionado por el deceso, el cónyuge sobreviniente y los herederos necesarios de la víctima.No comparto el criterio de quienes sustentan que la muerte haga nacer una acción jure hereditatis, antes bien, entiendo que el derecho al resarcimiento no nace en cabeza de un muerto, sino en la de un vivo porque otro muere (jure propio).Y dar por supuesto un daño (que eso es concederle per se valor económico a la vida de un difunto) resulta incompatible con la acción resarcitoria jure propio por la que solamente puede reclamarse la indemnización de los perjuicios sufridos efectivamente por los actores (Salas, "Determinación del daño causado a la persona por hecho ilícito", en Revista Col.. Abog. La Plata 1961, tº 7, pág. 305).El artículo 1078 del Código Civil admite que los herederos forzosos reclamen el daño moral cuando el hecho dañoso hubiese producido la muerte de la víctima. En ese supuesto, el artículo prevé el ejercicio de la acción también es iure propio y no iure hereditatis por parte del sucesor: éste reclama el daño que personalmente causó la muerte del causante, y la acción que ejerce no deriva del patrimonio del causante sino que nació en su cabeza. En cambio, el artículo 1099 del mismo Código, sólo permite el reclamo por parte de los herederos y sucesores universales, del agravio moral padecido por el causante cuando la acción civil "hubiese sido entablada por el difunto". La norma establece el principio de que la acción para reclamar compensación por el daño moral NO se trasmite a los herederos, salvo que ya hubiera sido deducida en vida por el causante. En definitiva, la pretensión indemnizatoria promovida por los herederos del damnificado directo fallecido, reclamando el resarcimiento de los daños patrimoniales y morales por la supresión de esa vida humana, es de naturaleza extracontractual y se ejercita "iure propio" y no "iure hereditatis", en su condición de damnificados indirectos ejercitando una acción personal. III-5) Conclusiones La dilucidación de esta cuestión resulta relevante a los fines de resolver acerca de la prescripción de la acción promovida, pues si se acepta que la responsabilidad médica deriva de un contrato, se aplica el término común del artículo 4023 del Cod. Civil, en tanto que si se admite su caracter extracontractual, la acción prescribe a los dos años (art. 4037 Cód. Civil).Tanto desde la óptica doctrinaria como jurisprudencial, se ha tratado de enmarcar la responsabilidad médica, ya sea en el régimen contractual o extracontractual, en base a las circunstancias fácticas del caso, es decir, con un criterio preponderantemente casuístico, existiendo diversos enfoques sobre la materia en cuestión.En el camino doctrinario predomina la corriente que encuadra esta problemática en el régimen contractual. En tal sentido, se ha sostenido que siempre que hubiera medidado un previo acuerdo de voluntades entre el galeno y el damnificado para la prestación de servicios por parte del primero a este último, la responsabilidad en que se puede incurrir por tal motivo sólo puede ser contractual es decir, derivada del incumplimiento de las obligaciones así asumidas. Con lo cual, el régimen diferente de la responsabilidad extracontractual queda relegado a los casos excepcionales en que el servicio se prestó sin que exista una previa convención entre el profesional y la víctima (Trigo Represas, Félix, Los nuevos daños en “Los nuevos daños. Soluciones modernas de reparación”, Ed. Hammurabi, Bs. As. 1999, p. 309 y ss). O en casos de que los servicios son requeridos por una persona distinta del enfermo, casos de urgencia, servicios contra la voluntad del paciente, obligación de origen legal, daños reclamados por damnificados indirectos (Lorenzetti, Ricardo Luis, “Responsabilidad civil de los médicos”, t. 1, Ed. Rubinzal Culzoni, p. 383 y ss; Mosset Iturraspe, Jorge “Responsabilidad por daños”, Ed. Rubinzal Culzoni, Bs. As., 1998, t. 1, p. 520 y ss).Para Elena Highton (”Responsabilidad médica ¿contractual o extracontractual?”, JA, 1983-III-659), la clasificación señalada es insuficiente y ha dejado de ser útil, pues cada vez en mayor número se presentan conductas que el jurista debe ubicar en uno u otro régimen y que dan lugar a dudas y complicaciones. En el supuesto de responsabilidad médicasanatorial-institucional son aplicables las normas de responsabilidad contractual, pues siempre habrá una obligación preexistente que el médico debe cumplir cuando interviene en la atención del paciente. Pero considera que puede tener caracter extracontractual el caso en que el paciente fallece como consecuencia de la atención médica y quienes reclaman son sus familiares.También se ha decidido en tal dirección – aunque en este supuesto se trataba de la demanda promovida por los padres de un hijo fallecido - expresándose que no se está en presencia de la relación del paciente con el hospital y el médico, sino del reclamo que ejercen iure proprio actuando como terceros ajenos a aquella relación contractual, en calidad de damnificados indirectos por la muerte del paciente, de modo que las normas de aplicación son las que regulan la responsabilidad extracontractual, por lo que la cuestión se dilucida por las prescripciones de los arts. 1109, 1078 y ccdtes. del Cod. Civil. Por lo que se está frente al supuesto previsto por el art. 4037 del citado cuerpo normativo (CNCiv., Sala C, junio 26-07, “Galván, H. C/ Mediconex SA s/ Ds.”; CNCiv., Sala K, 25-800, “Tesone de Bozzone, M. C/ Kreutzer, G. S/ Ds.”).En esta inteligencia de principios, entiendo que la sentencia de origen ha aplicado correctamente el plazo de prescripción de la acción promovida, correspondiendo confirmar dicho fallo en cuanto decidió aplicar el art. 4037 del Codigo Civil, que dispone el plazo de dos años, haciendo lugar a la excepción interpuesta.IV) EL RECURSO DE LA PARTE DEMANDADA IV-1) Entiende la apelante que el fallo es erróneo en cuanto decide rechazar la excepción de incompetencia, así como la de falta de legitimación.IV-2) Adelanto que - en mi concepto - el demandado ha incurrido en insuficiencia de fundamentación, al incumplir con los extremos exigidos por la norma del art¡culo 260 del CPCC.Esta Sala ha sostenido, en forma reiterada y pac¡fica, que la parte apelante debe realizar una cr¡tica objetiva, concreta, razonada y circunstanciada de las denominadas cuestiones esenciales. Que muy especialmente deben hacerse cargo de cada uno de los fundamentos del decisorio. Que no basta una manifestación de disconformidad con lo resuelto, ni el desarrollo de una argumentación subjetiva, que no reúna los extremos anotados precedentemente (SCBA Ac. 51076 del 15-III-94, Ac. 44240 del 28-V-91, Ac. 43900 del 30-IV-91; CALZ Sala I Reg. Sent. Def. 527/87, 487/87, 218/88, 187/90, 224/92, 34/93, 349/94, 408/94, 119/95, 314/95, 4/96, entre muchos otros).En el escrito de fs. 558/559, el apelante se limita a expresar su disconformidad con lo resuelto por el sentenciante, sin hacerse cargo de los fundamentos del fallo, ni explicitar las razones de la que entienden equivocada resolución. Por lo que la pieza de marras roza con la deserción (arts. 260, 261 CPCC).IV-3) Ingresando al planteamiento del apelante, advertiré que los jueces no están obligados a tratar todas las argumentaciones propuestas por las partes, sino que basta que hagan mérito de aquéllas que consideren más adecuadas para sustentar sus conclusiones (CSN noviembre 8-1981, "Dos Arroyos SCA c/ Ferrari de Noailles", en "Actualización de Jurisp.", n. 1440, La Ley, 1981-D, pg. 781; CALZ Sala I Reg. Sent. Def. 32/90, 172/00 entre muchas otras).Tales cuestiones esenciales son aquéllas que según las modalidades del caso resultan necesarias para la correcta solución del pleito y vienen constituidas por puntos o cap¡tulos de cuya decisión depende directamente el sentido y alcance del pronunciamiento y que - por su naturaleza - influyen preponderantemente en el fallo o las vinculadas a la dimensión cuantitativa del objeto de la pretensión (Ac. 21917, DJBA T.III, pg.15; id. Ac. 35221, autos "Ramos de Pagella c/ Escot", del 22-4-86). Y si se considera que los jueces en sus decisorios no pueden ni deben pronunciarse sobre cuestiones abstractas (cfme. SCBA, L. 59085 S 8-7-1997), siendo que la pretensión de la actora de todos modos fue desestimada (haciendose lugar a la excepción de prescripción), carece de sustento la queja para ser tratada. En consecuencia no corresponde atender el planteamiento formulado por la demandada en cuanto se refiere al rechazo de las excepciones de incompetencia y falta de legitimación activa, por resultar vacuo. V) Conforme los fundamentos vertidos y citas legales expuestas, siendo justa la sentencia apelada: - VOTO POR LA AFIRMATIVA A la misma primera cuestión, los Dres. Igoldi y Tabernero por compartir fundamentos, VOTAN TAMBIEN POR LA AFIRMATIVA.A la segunda cuestión el Dr. Basile dice: Visto el acuerdo logrado al tratar la primera, corresponde confirmar el decisorio apelado. Costas de Alzada por su orden (art. 71 CPCC). Los honorarios se regularán en su oportunidad.- ASI VOTO A la misma segunda cuestión, los Dres. Igoldi y Tabernero VOTAN EN IGUAL SENTIDO.Con lo que terminó el Acuerdo dictándose la siguiente: -SENTENCIAEn el Acuerdo celebrado quedó establecido que el fallo de origen debe ser confirmado.POR ELLO, CONSIDERACIONES del Acuerdo que antecede, confírmase la sentencia apelada. Costas de Alzada por su orden (art. 71 CPCC). Los honorarios se regularán en su oportunidad. Regístrese. Notifíquese. Devuélvase.-