transmisibilidad mortis causa de la accion de reclamacion de daños

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JUAN J. REYES GALLUR
TRANSMISIBILIDAD MORTIS CAUSA DE LA ACCION DE RECLAMACION DE
DAÑOS Y PERJUICIOS CAUSADOS A LA VICTIMA. TRANSMISIBILIDAD DEL DAÑO
MORAL. SUCESION PROCESAL.
1.- Introducción
2.- Momento en que han de valorarse los daños y perjuicios.
3.-Transmisibilidad mortis causa de los daños físicos padecidos por la víctima en vida
una vez ejercitada la acción de reclamación judicial. Carácter patrimonial de los mismos y su
inclusión en los derechos del art. 659 del Código civil.
4.- Transmisibilidad mortis causa del daño moral padecido por la víctima, una vez
iniciada la acción de reclamación judicial.
5.-Transmisibilidad mortis causa de la acción judicial entablada por la víctima.
Sucesión procesal, cambio de partes y efectos de la litispendencia.
1.- Introducción
El presente trabajo tiene por objeto el estudio y análisis de la jurisprudencia existente con
respecto a la transmisibilidad mortis causa de la acción judicial en reclamación de daños y
perjuicios, tanto físicos como morales causados, es decir, siempre que la muerte de la víctima no
sea instantánea, y el problema del cambio de partes o sucesión procesal de la acción ya entablada
por la victima.
Es necesario tener presente que es distinta la acción que tiene la victima; la que puede tener
el perjudicado y la que puede tener el heredero en los supuestos de reclamación de daños y
perjuicios causados, pues distinto fundamento tiene la acción de pedir de cada uno de ellos.
Tanto la victima como el perjudicado (el cual no necesariamente ha de reunir la cualidad de
heredero), reclaman la indemnización iure propio, y ambas acciones incluso pueden ser ejercitadas
simultáneamente como consecuencia de un mismo hecho, pues ambas acciones son independientes
entre sí.
Por otro lado, el heredero ( que no tiene porqué reunir la condición de perjudicado) y en su
condición de tal, no ejerce la acción "ex iure propio", sino "ex iure hereditatis", puesto que o bien
sucede a la victima en la acción judicial por ella entablada (sustitución procesal o cambio de partes
en el procedimiento), o bien inicia la acción al ser un derecho que se integró en el patrimonio del
causante, todo ello sin perjuicio de la posible reclamación que como perjudicado, en caso de que lo
acredite, pudiera corresponderle.
2.- Momento en que han de valorarse los daños y perjuicios.
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Según establece Santos Briz en su tratado de responsabilidad civil, y analizando la sentencia
de 30 de octubre de 1.956 del TS, manifiesta que los daños y perjuicios se indemnizarán previa la
prueba de su existencia real "al tiempo del ejercicio de la acción". Parece tener en cuenta esta
sentencia que los efectos del proceso desde el punto de vista material lo son de la demanda y no de
la sentencia; es decir, que pronunciada sentencia estimatoria, en estos supuestos de un
resarcimiento de daños, los efectos de la sentencia se retrotraen al momento de demandar, y no
desde el momento del fallo.
Igual criterio sigue el T S. en la sentencia de 17 de febrero de 1.956, la cual distingue, como
consecuencia de la muerte " unos perjuicios de carácter patrimonial,... y cuando no se trata de
muerte instantánea los de clínica y farmacia, impedimento para el trabajo, etc.,. que dan nacimiento
a una acción de indemnización de la de aquellos a favor de los herederos, desde luego, y la de éstos
a favor del causante, pero transmisibles a sus derechohabientes".
Conceptuada por la doctrina que la reclamación de daños y perjuicios puede tener la doble
cualidad de deuda de valor o de deuda de suma, si del planteamiento de la litis, como en el caso que
nos ocupa, se parte de una reclamación de deuda de suma, "puesto que a dinero convirtieron los
actores la pretensión", habrá de estarse siempre al momento de la presentación y admisión de la
demanda para conceder la indemnización de daños y perjuicios. En este sentido se muestra la STS
de 10 mayo de 1.986.
De lo expuesto entiendo, que al margen de los efectos procesales que se producen del hecho
de la presentación de la demanda, fundamentales para el caso en cuestión, la obligación de
indemnizar los daños y perjuicios como consecuencia de una responsabilidad civil al amparo del
art. 1902 del CC, y la valoración subsiguiente de los daños producidos nacen precisamente desde el
momento en que se ejercita la acción.
3.-Transmisibilidad mortis causa de los daños físicos padecidos por la víctima en vida
una vez ejercitada la acción de reclamación judicial. Carácter patrimonial de los mismos y su
inclusión en los derechos del art. 659 del Código civil.
La jurisprudencia y doctrina avalan la posible reclamación de los daños físicos, e incluso
morales del fallecido, siempre que la muerte no haya sido instantánea, acción que pueden
ejercer directamente los herederos, no iure propio, sino iure hereditatis, al entender que es un
derecho patrimonial que ha pasado a formar parte de la herencia, en virtud del art. 659 del C.c.,
todo ello sin perjuicio de la posible acumulación de la acción que como perjudicado, y ya iure
propio, puede ejercitar.
Evidentemente es necesario distinguir entre el derecho del perjudicado, el cual ejercita su
derecho iure propio como consecuencia de la muerte instantánea de la victima, la cual por esa
instantaneidad no adquiere derecho alguno, y por tanto nada puede transmitir, y el ejercicio de la
acción como iure hereditatis, que solo puede ser ejercitado por el heredero, al cual el causante ha
transmitido la acción ya entablada o el derecho a reclamar los gastos por él realizados o los daños a
él causados, al haber entrado a formar parte de su patrimonio; derechos claramente diferentes y que
por tanto pueden ser ejercitados, reclamados e indemnizados de forma totalmente independiente.
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Y hasta tal punto son diferentes los derechos del perjudicado de los de la propia victima,
que en un supuesto donde la victima aún vivía, el esposo como perjudicado inició una acción de
indemnización por los daños y perjuicios sufridos por él, manteniendo el TS que tales derechos son
independientes a los de la propia victima. ( STS, sala 1ª, 30 julio 1.991). De la referida sentencia
transcribimos lo siguiente:
" El demandante es evidentemente perjudicado, y por tanto está legitimado ad causam, ya
que sufrió daños en su esfera personal y patrimonial por la intervención quirúrgica a que fue
sometida su esposa sin las debidas precauciones, a consecuencia de la cual sufrió una .......,
enmarcándose su perjuicio en el ámbito del art. 1.902 del CC, sin que sea óbice el que la propia
esposa, a su vez, sea titular de otros derechos derivados de los mismos actos por los perjuicios
personalmente sufridos que no hayan sido indemnizados"
En el mismo sentido que la anterior se muestra la AT BURGOS, 16 de julio 1.988 cuando
nos dice que:
"..... el hecho de que existan varios perjudicados, unos ex iure propio y otros como
herederos de la victima, lo que supone es la eventual existencia de diversos "derechos" de carácter
indemnizatorio, pero en modo alguno implica la necesidad de ejercitar acumuladamente las
acciones correspondientes, por lo que no cabe hablar, en tal caso de litisconsorcio activo necesario"
Insistiendo en la transmisibilidad del daño ya nacido en el patrimonio de la victima y
posterior fallecimiento de la misma, se pronuncia la profesora Elena Vicente Domingo, cuando nos
dice que:
"La jurisprudencia consultada se refiere, no tanto a la intransmisibilidad del daño, sino más
bien, a que el derecho haya nacido en el patrimonio de la víctima durante el tiempo de
supervivencia de aquella. Coherentemente , la transmisión de dicha acción a los herederos, debería
admitirse en todos los casos de fallecimiento no instantáneo." ( Elena Vicente Domingo, Los Daños
Corporales, Tipología y valoración, pág., 240, ed. J.M.Bosch, 1.994).
En idéntico sentido se muestra la TS en sentencia de 29 de junio de 1984, RA 3443, la
cual admite la transmisión de la indemnización por los días de asistencia médica de la víctima ya
fallecida.
En términos claros y tajantes se muestra la sentencia de la AP. Oviedo, 8 de febrero de
1.989, en RGD, nº 548, mayo de 1989 establece que,
" en cuanto al daño moral, derivado de la pecunia doloris, en relación con la fallecida,
por el tiempo que estuvo incapacitada, a consecuencia de las lesiones, no cabe duda que es un
derecho que la fallecida adquirió y que, en consecuencia, transmitió a sus herederos, por lo
que vienen legitimados, no iure propio, como en el caso de su dolor o daño moral, derivado de la
muerte de su madre, sino iure hereditatis por lo que su legitimación es incuestionable para
reclamar la cantidad en el caso de que sea procedente."
Si está clara la posible legitimación de la acción por el heredero, iure hereditatis, entiendo
que la acción ya ejercitada procesalmente por el causante, es en sí mismo un derecho transmisible
que pueden continuar los herederos del causante, no iure propio sino iure hereditatis.
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En este sentido, hemos encontrado las siguientes sentencias TS 17 de febrero de 1.956, TS
25 enero de 1969, TS 5 diciembre de 1.962, AT. la Coruña, de 23 de enero de 1.982 y 10-11-82 y,
de la At Sevilla 29 marzo de 1.985, A.P., A. P. de Sevilla 13 de julio de 1.992.
Brevemente expondremos aquellas que sin duda avalan la tesis mantenida por esta parte:
STS 25 enero 1.969, en relación con los derechos consolidados o en vías de consolidación,
y en relación a la interpretación del art. 661 del CC, nos dice:
" El art. 661 proclama que la sucesión a título universal transmite al heredero el conjunto de
relaciones jurídicas del causante que no se extinguen, por razón de su propia naturaleza, con su
muerte y, por tanto, ha de operarse la transmisibilidad de todas sus obligaciones, pero también en
todos sus derechos, ya estén consolidados o en vías de consolidación". (comentarios art. 661 CC
de Albacar, pág.. 167 Tomo III)
Otra sentencia del TS de fecha 8-03-1.983, y precisamente en cuanto a la transmisibilidad
de los derechos o de la acción en caso de fallecimiento del actor, nos manifiesta con gran criterio:
"Si es el funcionario el que tiene derechos frente al estado, derechos que son
intransmisibles, como intransmisibles son las obligaciones, una vez iniciado un proceso por el
funcionario para hacer efectivos algunos de aquellos derechos, si muere durante el desarrollo
del proceso, sus herederos pueden continuarlo hasta su terminación, sin que transmita el
derecho subjetivo fundamento de la pretensión, sino la pretensión procesal"
Analizando la anterior sentencia, no cabe duda de la transmisión de la acción ya entablada,
pero es más, no solo se transmite la pretensión procesal, sino el derecho en sí, al ser éste, la acción,
un derecho transmisible mortis causa, y en este sentido, se reafirma la AT Sevilla 29-03-1985
comentando el art. 659 del CC., nos dice:
"Entre los derechos integrantes de una herencia se encuentra indudablemente el de la
indemnización que al causante correspondiera por efecto del seguro obligatorio del automóvil, en
relación con las lesiones que sufrió en hecho relativo a la circulación y cuyas facultades y
acciones hubieron de transmitirse a los herederos en virtud de lo dispuesto en el art. 659 CC.,
por ser de carácter económico y no personalísimo o ligados a la persona del causante" (La Ley
1985-3,785 (6556-R)
La A.T. La Coruña en su sentencia de 10-11-1982, cuando nos dice que:
"Es pacífico en la doctrina que las indemnizaciones por daños corporales, morales o
materiales causados a una persona ANTES DE SU MUERTE pueden ser reclamados por sus
herederos ex iure hereditatis....... " (La ley 1983-2,959)
La A.T. Valladolid en sentencia de 16 septiembre de 1.986, cuando afirma que:
"La excepción de falta de legitimación activa invocada y mantenida por la parte apelante,
procede desestimarla, toda vez que los actores por el solo hecho de ser hijos de la víctima y no
como herederos de ella, deben ser considerados como realmente perjudicados,.........pero es que, es
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más, como herederos de su fallecida madre, también los serían, pues en el supuesto de autos
ENTRO El DERECHO A LA INDEMNIZACION EN EL PATRIMONIO DE ÉSTA, AL
HABERLO ADQUIRIDO CON ANTERIORIDAD A SU MUERTE".
La A.P. Sevilla en sentencia 13 de julio de 1.992, no tiene duda alguna sobre la
transmisibilidad del derecho indemnizatorio, así afirma en su fundamento de derecho tercero que:
" El "derecho indemnizatorio no es personalísimo y, por consiguiente, es
perfectamente transmisible, de tal manera que cuando el padre del fallecido, D. E.G.A. fallece, su
derecho a ser indemnizado como perjudicado por el hecho dañoso ha ingresado ya en su
patrimonio.No es superflua la invocación que la apelante ha hecho de ...., como tampoco lo es la
invocación de los art. 659 y SS. del CC."
En igual sentido que las anteriores y manteniendo la tesis de que si la persona fallecida ha
adquirido con anterioridad un derecho a ser indemnizado, éste es transmisible a sus herederos, se ha
pronunciado la A.P. Rioja en sentencia de 29-12-1.993 (R.A. 2519), la cual en su fundamento de
derecho tercero hace una clara distinción entre el derecho del perjudicado legitimado para la
reclamación de la indemnización " ex iure propio" y el derecho de los herederos, el cual adquiere el
derecho "iure hereditatis", manifestando que:
"...mientras que los segundos (los herederos) lo adquieren "iure hereditatis",........mientras
que por el contrario el heredero adquiere su derecho de forma derivativa, y tan solo concurre el
patrimonio de su causante, sin que necesariamente tenga derecho a una indemnización por la
muerte de éste, con la particularidad de que naturalmente si la persona fallecida ha adquirido
un derecho a ser indemnizado por daños físicos o morales, TAL DERECHO SE INTEGRA
EN EL CAUDAL RELICTO."
4.- Transmisibilidad mortis causa del daño moral padecido por la víctima, una vez
iniciada la acción de reclamación judicial.
Elena Vicente Domingo, trata la problemática de la transmisibilidad del daño moral, (p. 232
y SS.), y claramente distingue los tres supuestos que pueden plantearse, cuales son los de Derecho
nacido y ejercitado; nacido y no ejercitado y teóricamente no nacido ( supuesto de muerte
instantánea de la victima).
Al analizar el primer supuesto, es decir nacido y ejercitado, se entiende que en caso de
muerte de la víctima, se transmite a los herederos la indemnización por daño corporal, daño
pecuniario y daño moral, pues se trata de un derecho ya nacido en el patrimonio de la víctima
directa.
Puede entenderse que el daño moral y los daños físicos padecidos por la victima, así como
los gastos de clínica y demás gastos ocasionados por la enfermedad, al haber sido reclamados
judicialmente por la victima, se encuadren dentro de los llamados Derechos en formación, como
sucede por ejemplo con el derecho de opción no personalísimo (STS 12 junio de 1956), o con la
acción entablada en caso de revocación de donaciones, de impugnación de la paternidad, o " de
derecho al honor, a la libertad e integridad física, en suma los derechos de la personalidad., donde
es posible suceder al causante en el ejercicio de las acciones entabladas para la reparación del
quebranto causado por la violación de los mismos" Comentarios al art. 659 del C.c. de José luis
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Albacar López., pág.. 144, Tomo III)
Además de lo expuesto, ya hemos mencionado en el apartado anterior la sentencia de la
A.P. OVIEDO de 8 de febrero de 1.989, expuesta anteriormente y que con total rotundidad afirma
la transmisibilidad del daño moral causado a la victima " por el tiempo que estuvo incapacitada, a
consecuencia de las lesiones".
5.-Transmisibilidad mortis causa de la acción judicial entablada por la víctima.
Sucesión procesal, cambio de partes y efectos de la litispendencia.
Al hilo de lo anteriormente expuesto, es claro que al entablarse una demanda se fija no solo
el objeto de debate y las pretensiones de las partes, sino que la sentencia recaída en autos deberá
determinar si al tiempo de la presentación de la demanda el actor tenía o no derecho a lo
reclamado, y es precisamente por el efecto de la litispendencia y de la litiscontestatio, al contestar
a la demanda el demandado, donde surge la sustitución procesal de las partes, por sucesión procesal
del heredero, el cual está legitimado activamente para continuar la acción hasta su terminación sin
que se transmita el derecho subjetivo fundamento de la acción, sino la pretensión procesal , STS de
8 de marzo de 1.983.
Con respecto a los efectos de la litispendencia, sus efectos son perfectamente conocidos no
solo por la doctrina sino por la jurisprudencia, entre ellas, las más significativas son STS 5-12-89;
la cual viene a insistir en que entre otros efectos procesales la litispendencia " produce la
"perpetuatio legitimationis", que exige que el pleito se ventile entre las partes litigantes que lo
iniciaron, sin perjuicio de posteriores crisis subjetivas.La litispendencia surge a estos efectos desde
la presentación de la demanda"
La STS 31-10- 90 insiste en que " cuantos efectos produjese la demanda han de
computarse desde el momento de su presentación", en igual sentido se muestra la STS 6-2-1986
La STS 5 de diciembre de 1.962, nos confirma el principio de perpetuatio jurisdictionis en
relación con el cambio de partes en el procedimiento, y así nos dice que
"Los pleitos deben resolverse habida cuenta del estado de hecho existente al ser
trabada la litis - principio de la llamada perpetuatio iurisdiccionis-, sin menoscabo del posible
cambio de personas durante el curso del procedimiento". (Comentarios art. 3 de la LEC de
Albacar, pág.. 447)
En igual sentido que la anterior se muestra la reciente sentencia del TSJ Cataluña, de
fecha 9-Mayo-1.994, RA 6991, en la cual en su fundamento jurídico segundo nos habla de los
efectos de la presentación de la demanda u de la perpetuatio jurisdictionis:
"Para la decisión de un litigio habrá de estarse a las circunstancias fácticas concurrentes en
el momento de su planteamiento - presentación de la demanda-, de tal modo que las eventuales
alteraciones posteriores no pueden afectar al objeto del proceso, todo ello de conformidad con
los principios de "perpetuatio jurisdictionis" y "lite pendente nihil innovetur", reconocidos en
reiterada jurisprudencia."
Con respecto al cambio de partes en el procedimiento como consecuencia del fallecimiento
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del actor y continuación del procedimiento por sus herederos, es cuestión pacifica tanto en la
doctrina como en la jurisprudencia, así en el tratado "Manual practico de responsabilidad civil" de
Morales & Sancho, ed. Comares 1.993, en la pagina 276 y siguientes en relación con la
legitimación activa, claramente trata en la pagina 278 el supuesto planteado, acompañando la
sentencia dictada por el TS Sala 1ª de 21 de septiembre de 1.988,:
"En punto a la alegación formulada ..............relativa al fallecimiento de uno de los
recurridos después de interponerse el recurso, ha de procederse en la forma que el principio
de economía procesal exige en el sentido de conservar las actuaciones procesales - art.. 241,
242 y 243 de la LOPJ- toda vez que la representación de sus sucesores o quienes del fallecido
traigan causa, no interfiere lo más mínimo en el tema debatido que ha llegado a su ultimación
absoluta; ello sin perjuicio no obstante de ser exigibles en el momento de ejecución de sentencia
quienes sean los interesados para las percepciones correspondientes."
La A.P. Segovia de fecha 26-10-92, recogida por Albacar en sus comentarios a la LEC,
pág.. 473., nos distingue claramente los efectos de la sucesión procesal:
" Esta posibilidad de continuar el proceso contra los herederos legales de la fallecida,
prevista como sucesión procesal en el art. 9 de la LEC y bien estudiada por la doctrina y la
jurisprudencia exige necesariamente que exista un proceso pendiente entre dos o más partes, y
que el fallecimiento se produzca cuando ya se ha adquirido la condición de parte, pues de lo
que se trata es de suceder en una determinada posición procesal. "
A modo de conclusión, entiendo que la jurisprudencia emanada tanto de nuestro Alto
Tribunal como la llamada jurisprudencia menor es clara y pacífica a la hora de calificar la acción de
reclamación de los daños y perjuicios causados a la victima, como un derecho integrado en el
patrimonio de aquella, y por tanto transmisible mortis causa a su herederos, los cuales podran
continuar con la acción entablada por su causante, o bien iniciar una acción judicial ejerciendo un
derecho ex "iure hereditatis" y no "iure propio"
Tal afirmación está igualmente refrendada por los aspectos procesales que se devienen del
hecho de la presentación de la demanda, por lo que la sucesión procesal opera desde el momento en
que los herederos se personan en el procedimiento y, una vez acreditada su condición de tal,
solicitan la continuación proceso.
Por ello el hecho de que normalmente coincidan en una misma persona la cualidad de
heredero y de perjudicado no puede confundirnos, ya que como indicaba al principio las acciones
que entablan cada uno de ellos tiene un fundamento distinto: unos, los herederos, ejercitan un
derecho patrimonial que forma parte del caudal hereditario, y por tanto su naturaleza es "iure
hereditatis", y por ende únicamente pueden reclamar en caso de muerte de la víctima inicial.
Los otros, los terceros perjudicados, que no tienen que reunir la condición de herederos,
reclaman siempre en nombre propio, por los daños y perjuicios que a ellos les ha producido en su
esfera pecuniaria o moral, o en ambas, como consecuencia del atentado a la integridad física de la
víctima; por ello, y a diferencia de los herederos, el perjudicado puede reclamar tanto en caso de
muerte de la víctima como en caso de lesiones corporales sufridas por la misma.
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En consecuencia, los únicos que están facultados para continuar con la acción judicial
entablada por la víctima son los herederos, que por exigencia legal habrán de acreditar su condición
en el procedimiento judicial iniciado para que el juzgador pueda acordar la sucesión procesal y por
tanto el cambio de partes, momento en que el heredero sustituye al actor (la víctima) y continúa la
acción, no en nombre propio, sino "iure hereditatis".
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