ASPECTOS ACTUALES DE LA DIETA DEL SER HUMANO El concepto de dieta equilibrada surgió pensando en los alimentos que proveen los nutrientes necesarios para el sustento, pero ha quedado un poco desfasado, porque establecer alimentos para que nos den un mínimo de nutrientes, nos ha llevado a tener otros en exceso, de los que no nos preocupábamos o que simplemente desconocíamos. No se trata sólo de cumplir los mínimos, sino de no exceder los máximos, y de elegir adecuadamente la procedencia de los nutrientes. La dieta no es algo que se pueda medir matemáticamente, aislando determinados elementos. Los científicos han identificado como nutrientes en la dieta unos 60 elementos. Pero cada vez están saliendo nuevos componentes cuyo efecto era desconocido. Por eso hemos de comer lo que la naturaleza provee; cuanto más fresco, mejor, y no tomar elementos artificiales parcialmente separados y producidos en proporciones que no sabemos si son las correctas. De nada sirve tampoco tomar suplementos vitamínicos y luego seguir con la mala dieta de siempre. Vivimos momentos de confusión, no sabemos a quién hacer caso. El verdadero problema es que nos hemos apartado tanto de la naturaleza que nuestra intuición y sentido común se han perdido. No nos queda más remedio que recurrir a las bases de la ciencia, para después de un largo recorrido encontrarnos de nuevo con la naturaleza. La dieta más equilibrada es aquella que resulta compatible con el mejor estado de salud para cada uno. El estado de salud depende además de la constitución, del medio en el que vivimos y de cómo nos movemos en él. Nuestro cuerpo es como un coche que durará más o menos y en mejores o peores condiciones según lo conduzcamos. Claro que no todos los coches son iguales, a unos les toca conducir un mercedes y a otros un cuatro latas. Lo primero es tomar conciencia de lo que tenemos entre manos. Está claro que el cuatro latas no se puede permitir el lujo de correr tanto como el mercedes, tiene el peligro de quemarse. Cada uno tiene una constitución heredada que no puede cambiar, pero sí mantener y sacarle el máximo rendimiento; ese es nuestro deber con la Naturaleza como partes integrantes que somos de ella. Los alimentos constituyen una poderosa herramienta para conseguir la calidad de vida que más se adecue a las características constitucionales (físicas, mentales y emotivas) de cada uno. Elegir los alimentos adecuados en cada momento es tarea fácil de la mano de la filosofía oriental, eminentemente analógica y globalizadora. La comprensión de la filosofía oriental nos puede despertar ese dormido hemisferio cerebral derecho, el del sentido común y la intuición, que los occidentales hemos minimizado a base de desarrollar mucho el izquierdo analizando todo al máximo. Hoy más que nunca, en nuestra sociedad es importante una labor educativa e informativa dentro del campo de la nutrición, pues el gran deterioro de la salud del hombre actual está completamente relacionado con los hábitos alimenticios de éste, influenciados por sectores económicos de la industria alimentaria, como son la industria cárnica, ganadera, pesquera, láctea, repostera y de comida basura, pero también los alimentos sanos, como los cereales, legumbres, frutos secos, verduras, hortalizas, están siendo deteriorados y perdiendo valor biológico, por la manipulación de éstos debido a los intereses industriales, como decíamos antes. En esta situación tan compleja, es necesario seleccionar varios criterios que nos den luz sobre cual debe ser la alimentación más conveniente para el ser humano de hoy y qué modificación de hábitos sería necesaria. La forma ideal, perfecta y monolítica de alimentarnos no existe, ya que lo que existe es una gran variedad de modos y formas en cada cultura, país, clima y situación de recursos naturales. El hombre puede alimentarse mejor o peor y comer lo que sea, casi todo es comestible y transformable en energía, a no ser que sea demasiado tóxico. El ser humano aún en situaciones extremas podría sobrevivir con una alimentación deficiente, comiendo cualquier cosa, bichos, vegetales inadecuados, raíces, etc., pero a la larga perecería y deterioraría su raza.