Cactoblastis cactorum: una palomilla del nopal que amenaza a la biodiversidad y la producción. Introducción Esta plaga llevará al país a una mayor pobreza ecológica y alimentaria. En México no existe una cultura preventiva por esa razón en ocasiones nos han cuestionado porqué los incipientes recursos que se han obtenido para evitar el ingreso de esta plaga no se emplean en las plagas o enfermedades existentes, la cuestión es que además de prevenir es importante informar a los productores que una plaga que no tiene enemigos naturales no será nada fácil controlar el daño que causará. Por esta razón es importante identificar las plagas invasoras potenciales y desarrollar una estrategia preventiva que ponga en alerta a las comunidades para que se conviertan en los mejores colaboradores para impedir que este insecto llegue o en el caso de ser detectado, erradicarlo. Esta palomilla se trasladó hace algunos años para controlar biológicamente la reproducción de nopales invasores convertidos en maleza en algunas regiones del mundo. Ahora está fuera de control y en México, esta palomilla del nopal, puede provocar graves daños. Fue detectada en el estado de Florida, Estados Unidos, en 1989 y se ha expandido en las costas del Atlántico y el Golfo de México y el suroeste de Estados Unidos. Su presencia es inminente en México, donde las plantas de la especie Opuntia son muy abundantes. Estas plantas son fundamentales en la agricultura comercial y de subsistencia, y en el equilibrio ecológico y la conservación del suelo de las zonas áridas y semiáridas. El nopal es alimento y producto comercial, y la palomilla del nopal afectaría a miles de agricultores que lo cultivan. Puede dañar los productos comerciales, la biodiversidad y los ecosistemas del nopal. Estamos a tiempo de prevenir este daño. Debemos ser los primeros interesados en salvar nuestra diversidad y nuestra economía. Los pobladores del campo somos los que podemos “entrarle” a una acción preventiva de gran alcance. Cactoblastis cactorum como agente de control biológico En 1926, para controlar el crecimiento desmedido de nopal, fueron llevados de Argentina huevecillos de Cactoblastis cactorum a Australia. Más tarde los llevaron a otros países, a Sudáfrica y a Nueva Caledonia, a las islas Hawai, en el Pacífico, y a la isla Mauricio, cerca del continente africano, a la isla Nevis, en el Caribe, y de ahí a Antigua y Montserrat, dos islas caribeñas. Y a otros muchos lugares del mundo, siempre para acabar con el exceso de nopales y poder sembrar sus cultivos básicos. Pero, en cambio, para los mexicanos, que tenemos la cultura de su consumo, debemos trabajar para protegerlo. Cactoblastis cactorum como amenaza inminente Ante el hecho inminente de esta amenaza es necesario adoptar medidas. No está claro a cuántas ni cuáles especies de nopales pueden ser atacadas por el Cactobastis pero en México podría tener efectos devastadores. Desde el punto de vista ecológico, las especies de nopal son elementos dominantes de la flora mexicana natural, especialmente en los desiertos de Chihuahua y Sonora. México tiene la mayor diversidad de especies de Opuntia y las poblaciones de nopal cubren una superficie de millones de hectáreas. Además, los nopales son el grupo de plantas más importante para mantener el equilibrio ecológico en grandes extensiones del territorio mexicano. Se reconocen 111 especies de Opuntia. Contribuyen a la regeneración y estabilidad del suelo y son la principal defensa para que el campo no se convierta en un desierto. También son un alimento básico para muchas especies de mamíferos (venados, roedores, jabalíes y coyotes, entre otros), y sirven de hogar y refugio a muchos insectos y aves. Especies de Cactoblastis Hay cinco especies estudiadas del género Cactoblastis: Cactoblastis cactorum, C. bucyrus, C. mundelli, C. doddi y C. ronnai. Todas se ubican en la parte sur de Sudamérica, desde el sur de Perú hasta Bolivia, Paraguay, Uruguay, Argentina y sur de Brasil. En comparación con las otras especies, el Cactoblastis cactorum puede hospedarse en muy diversas especies de Opuntia. Algunos estudios indican que la especie Cactoblastis cactorum se divide en cinco biotipos o subespecies, diferencias basadas en el tipo de planta hospedera y en los patrones de color de sus larvas maduras. Palomilla Las palomillas adultas son muy pequeñas y difíciles de ver, sus alas delanteras son de color café grisáceo con dos franjas transversales ondeadas. Las alas son un poco más claras hacia el margen lateral. Las alas de atrás son de color gris pálido con una banda oscura a lo largo del margen. Las palomillas alcanzan a expandirse con sus alas entre 22 a 35 milímetros. Huevecillo El poner los huevos, es a lo que se llama ovipositar, lo hace en forma de columna. El huevecillo tiene forma cilíndrica y aplanada, de 0.9 milímetros de ancho por 0.4 milímetros de largo. Es decir que, para nuestra vista, resulta casi imperceptible. Al principio es de color crema y se hace café y llega a ser casi negro poco antes de que eclosione. La hembra amontona los huevecillos como monedas y forma una cadenilla o bastón muy parecido a una espina de nopal. El primero de estos huevecillos, que queda hasta abajo del bastón, se pega a una espina o directamente en la areola de la penca, con un aspecto de color ámbar. Cada bastón contiene de 70 a 120 huevecillos, y llega a medir 2 centímetros y medio de largo; los bastones cortos son rectos y los de tamaño normal son ligeramente curvos; al principio el bastón es moldeable pero al secarse se vuelve quebradizo. Larva Las larvas de primer instar o recién nacidas de Cactoblastis cactorum miden 2 milímetros y medio de largo y son de color gris verdoso. Los últimos instares tienen un nítido color que va del salmón naranja saturado al rojo, con puntos negros que forma bandas transversales. Estas bandas transversales del sexto o último instar están casi siempre divididas en cuatro bloques separados y nunca se unen en la línea media, distinguiéndose de otros grupos. Las larvas ya desarrolladas miden cerca de 33 milímetros de largo antes de pupar, pero pueden ser mucho más pequeñas. Pupa Las larvas maduras tejen un cocón blanco sedoso en el cual crean su pupa casi siempre bajo residuos, por ejemplo en cladodios secos. Los cocones se cubren con partículas de plantas o con tierra, lo cual hace difícil detectarlos. Para distinguir los sexos, las pupas deben observarse por la parte inferior; hay que localizar los primeros cinco espiráculos, o secciones de la larva, visibles al lado del abdomen, a los cuales sigue un espiráculo no funcional más pequeño en el segmento siguiente. En la hembra el segmento con el espiráculo no funcional tiene una cicatriz genital en forma de hendidura. En el macho la cicatriz genital está localizada en el siguiente segmento entre dos vejigas levantadas. Las cicatrices genitales no deben confundirse con la cicatriz anal, que está cerca del ápice del abdomen. Biología del Cactoblastis cactorum Ciclo de vida Como todo ser vivo, el Cactoblastis cactorum tiene un ciclo vital. La palomilla sale de su pupa en el crepúsculo; en una población normal hay más machos que hembras y la diferencia es más pronunciada si la cantidad o la calidad del alimento han sido adecuadas para las larvas. Se aparea temprano por la mañana al primero o segundo día de haber salido de su capullo. Las hembras comienzan a poner huevecillos durante la noche siguiente. La palomilla adulta vive unos 9 días y no se alimenta; descansa durante el día en las partes bajas de las plantas y evita volar aunque se le moleste. Por la noche, la palomilla se vuelve activa y ocasionalmente son atraídas por la luz. Casi todos los huevecillos son depositados en las primeras horas de la noche. Ponen sus huevecillos en los cladodios suculentos de las partes bajas de las plantas hospederas, pero cuando no hay de este tipo, ovipositan sus huevecillos en plantas no hospederas o incluso en objetos dentro de las casas que se localizan cerca de las nopaleras. No depositan huevecillos en presencia de luz artificial. Es común que los huevecillos eclosionen durante el día, aunque también lo hacen por las noches cuando hace suficiente calor. Las larvas de un mismo bastón permanecen juntas y forman un círculo en la base de la espina a la cual se adhirieron los huevecillos, mientras perforan una entrada común en el cladodio o penca. Este comportamiento grupal permite a las larvas pequeñas perforar la dura epidermis del nopal y superar así la savia mucilaginosa que suelta la penca, ya que en ocasiones este jugo pegajoso logra rechazarlas y las obliga a perforar en otro sitio. Las larvas se alimentan en colonia y consumen el interior de la penca. Descargan sus heces en el agujero original de entrada y a menudo es visible un líquido verde viscoso en los cladodios o pencas afectadas y en el suelo. En días fríos se apretujan en el exterior de la penca para calentarse o para guarecerse a la sombra en los días calurosos. Consumido un cladodio, las larvas cavan un túnel para pasar al siguiente, o se arrastran sobre la superficie de la planta buscando entrar a otra penca. Cuando maduran, las larvas abandonan los cladodios, caen al piso y teje un capullo de seda blanca o cocón bajo las pencas podridas en el suelo, en las grietas de los tallos del nopal, en los residuos de las hojas o en la tierra suelta. Producen sus pupas dentro de los cocones y más tarde surgen como palomillas adultas. Duración de las etapas Cactoblastis tiene dos generaciones definidas por año en las zonas templadas. En las regiones más calientes de Sudáfrica, y en Australia y Florida, se presenta una tercera generación completa. En regiones todavía más calientes, como México, las generaciones podrían tal vez traslaparse y no tendrían puntos máximos claros. En Australia y Sudáfrica la generación de verano dura de 4 a 5 meses y el adulto vuela y pone huevecillos de septiembre a noviembre; las larvas nacen unos 40 días más tarde, se desarrollan durante 50 a 60 días antes de hacer sus pupas y las palomillas sale después de 28 días, entre enero y marzo. La generación de invierno dura alrededor de ocho meses, las palomillas ponen sus huevos entre enero y marzo y las larvas eclosionan 40 a 50 días más tarde, se desarrollan durante 130 a 180 días antes de poner sus huevecillos y la palomilla emerge después de 40 a 70 días, entre septiembre y noviembre. La duración promedio del ciclo de vida del Cactoblastis en Sudáfrica es de 113 a 132 días para la generación de invierno y de 234 a 256 días para la generación de verano. En Australia es de 100 a 120 días en verano y de 235 a 265 días en invierno. Fecundidad El número promedio de huevecillos puestos por cada hembra es de 88 a 97 (Sudáfrica) o de 99 a 125 (Australia) para las palomillas de septiembre a noviembre (invierno); y alrededor de 161 a 188 (Sudáfrica) o de 75 a 120 (Australia) para las palomillas de enero a marzo (verano). Una hembra puede producir de tres a cuatro bastones durante toda su vida. Daño a plantas hospederas Las larvas causan un daño físico al perforar y destruir los cladodios jóvenes que aún no se han vuelto leñosos. Ello permite la entrada de patógenos microbianos a la planta que provocan infecciones secundarias que pueden causar la muerte del nopal. Las especies pequeñas de nopales, o los individuos pequeños de las especies más grandes, pueden morir en caso de ataque severo, aunque la palomilla rara vez destruye las partes más viejas y leñosas de las especies más grandes. Comportamiento de oviposición La palomilla tiene la habilidad de ubicar plantas hospederas pequeñas y aisladas; cuando la densidad de las plantas hospederas es mucha, las palomillas se dispersan muy poco, al escasear su alimento vuelan más lejos y continúan poniendo sus huevecillos. De esto depende el tamaño de las colonias de larvas en cada planta. Si la mayoría de los huevecillos se concentran en el sitio de donde surgieron las larvas, con frecuencia el número de huevecillos depositados en el nopal excede al número de larvas que pueden alimentarse de él y esto hace que muchas mueran. Esto confirma que las palomillas no se dispersan con facilidad si la población de plantas hospederas es densa. Capacidad de dispersión La palomilla, por su forma taxonómica, no puede tomar alimento, por lo cual deposita sus huevecillos en un corto lapso de tiempo y no vuela lejos. Vuelan torpemente cerca del suelo. En Australia la población de palomilla se dispersó en dos años y medio entre 16 y 24 kilómetros. En Sudáfrica se extendió entre 3 y 6 kilómetros durante el mismo lapso de tiempo, y a lo largo de 15 años no llegó a rebasar de 40 a 60 kilómetros de distancia. En su zona de origen, Cactoblastis no ha podido alcanzar los grandes cultivos de Pernambuco, Brasil, ni los de los valles preandinos de Argentina, a pesar de que en la ruta hay hospederos disponibles y climas adecuados. Mayor dispersión ha tenido la palomilla en Florida, donde algunos estudios indican que ha volado 165 kilómetros cada año. Plantas hospederas Es difícil saber cuántas especies de nopales pueden servir de hospederas a la palomilla en las regiones de América del Norte (México y Estados Unidos). Son necesarios más estudios sobre este tema para saber qué especies son potencialmente hospederas, más allá de las especies en que la palomilla se distribuye naturalmente. Medidas de prevención Para prevenir la plaga lo primero es no transportar nopales de un país a otro. Es importante recorrer el campo y las plantaciones para detectarla oportunamente ya que mientras la población de palomilla sea pequeña se facilitará el uso efectivo de ciertas tareas. Pueden removerse y destruirse las pencas infestadas. Pero lo importante para que la detección sea oportuna es la existencia de una conciencia informada acerca del problema. Los inspectores fitosanitarios están informados y preparados, pero es necesario también que lo estén los agentes aduanales, guardias forestales, agricultores, productores, viveristas, campesinos, maestros y estudiantes. Hay en marcha planes de acción para prevenir la entrada de la palomilla en el territorio de México. Y ello incluye la amplia difusión del problema y la capacitación de todos aquellos que por su profesión o por vivir en el campo pueden contribuir a la detección oportuna y en su caso erradicación de la plaga. Vigilancia La primera observación se hace en las poblaciones de nopales para detectar la posible presencia de bastones de huevecillos. Es importante comprobar si hay secreciones de las heces y de mucílago por las entradas de las larvas, si hay destrucción de pencas o si hay cladodios blanquecinos como papel. En México ya ha comenzado la tarea de inspección y detección. Para proteger las 111 especies existentes en nuestro país, se han revisado más de 26 mil hectáreas de cultivo de nopal y cerca de 6 500 puntos silvestres. Es necesario continuar hasta abarcar una mayor extensión y establecer un buen sistema de monitoreo. Técnica del insecto estéril Con el apoyo de la Organización Internacional de Energía Atómica con sede en Viena, Austria se está investigando en Florida y Sudáfrica para la supresión de la palomilla del nopal la Técnica del Insecto Estéril (TIE) que consistirá en la liberación masiva de palomillas inactivadas en su capacidad reproductiva. Su mayor beneficio es que no tiene efectos más que en palomillas que son el objetivo a eliminar. Estos programas han tenido éxito contra varias plagas. Uno de los métodos para reducir la mayor tolerancia a la radiación es el uso de la esterilidad heredada, la cual implica la reproducción y liberación masivas de palomillas para asegurar, en el momento del apareamiento, que la mayor parte sean insectos estériles liberados. Por una parte, las hembras de la palomilla del nopal son más sensibles a la radiación que los machos de la misma especie, lo que permite el resultado de hembras completamente estériles y de machos parcialmente estériles. Por otra, cuando los machos parcialmente estériles se aparean con hembras silvestres fértiles, sus crías heredan los efectos dañinos causados por la radiación. De esta manera, se reduce la eclosión de huevecillos y las crías resultantes son más estériles que los padres irradiados y, casi siempre, predominan los machos. La utilización de menor dosis de radiación en la esterilización aumenta la calidad y competitividad de los insectos irradiados liberados. Como la progenie estéril es producida en el campo, la liberación de insectos parcialmente esterilizados ofrece un mayor potencial de supresión que la liberación de insectos totalmente estériles. La implementación de la TIE requiere de la habilidad para reproducir masivamente el insecto objetivo. Existe suficiente evidencia que predice lo peor, pero también hay indicios que excluyen la posibilidad de una experiencia como la de Australia, donde la palomilla del nopal se reprodujo y difundió de manera asombrosa. El daño causado por las larvas se detecta fácilmente y, en contraste con la palomilla adulta, que es nocturna y se esconde, las larvas y bastones de huevecillos se identifican con facilidad. Estableciendo programas de capacitación y de prevención, no será difícil localizar infestaciones de Cactoblastis fuera de su distribución actual en América del Norte. La reproducción masiva de la palomilla del nopal es factible y hay avances para sintetizar la feromona sexual, lo cual permite programas de monitoreo. Las perspectivas de control y erradicación de Cactoblastis son favorables siempre y cuando las infestaciones puedan ser identificadas desde el comienzo de la invasión.