─Para el grupo.

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PARA EL CÁRITAS
que compartan sus bienes con los que necesitan ayuda y solidaridad. Jesús nos
lanza a ser personas y comunidades que repartamos misericordia de las múltiples
formas que está se puede ofrecer.
El discípulo de Jesús ha de vivir vigilando, en espera anhelante a que el Señor
vuelva, y esta espera conlleva el gozo de disfrutar con el Cristo el banquete
escatológico.
Igualmente la imagen del dueño de la casa nos remite a la espera del Salvador.
En cuanto a la tercera parábola está introducida por la pregunta de Pedro, pidiendo a
Jesús que aclare a quiénes tienen que vigilar, si a los discípulos o a todos los
creyentes. La respuesta es nítida, tenemos que responsabilizarnos a todos de los
demás y además de todos los bienes recibidos de Dios.
La vigilancia es una actitud básica para el cristiano en sus diversos aspectos, ante la
venida del Señor en la parusía y en su venida en la muerte individual, vigilancia que
se debe traducir en relativizar el presente a la vista de la venida del Señor, que
vendrá a juzgar nuestra vida; por otra parte esta vigilancia debe concretarse en la
constante vigilancia ante las permanentes venidas del Señor que sale a nuestro
encuentro en los acontecimientos del día a día.
La llamada de Jesús a la vigilancia nos debe ayudar a los cristianos a despertar de la
indiferencia, la pasividad y el descuido con que vivimos con frecuencia nuestra fe.
Para vivirla de manera lúcida, necesitamos redescubrirla constantemente, conocerla
con más profundidad, confrontarla con otras actitudes posibles ante la vida,
agradecerla y tratar de vivirla con todas sus consecuencias.
Entonces la fe será la luz que inspirará nuestros criterios de actuación, fuerza que
impulsará nuestro compromiso de construir una sociedad más humana, esperanza
que animará todo nuestro vivir diario.
XIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
«Vigilancia para hacer la voluntad del Señor »
MONICIÓN DE ENTRADA
Estamos en un momento de
grave crisis de esperanza. Las
dificultades económicas dejan
ver la debilidad de nuestro
sistema, y el cambio acelerado
de costumbres nos produce
vértigo. Nos preguntamos si existe un fundamento seguro sobre el que
apoyar nuestra vida y nuestras certezas. Optemos por una esperanza
ilusionada el Señor nos dice: “No temas, pequeño rebaño, porque vuestro
Padre ha tenido a bien daros el Reino”.
ACTO PENITENCIAL
Tú que nos llamas a estar siempre vigilantes.
- Señor, ten piedad.
Tú que nos ofreces el regalo de tu Palabra.
- Cristo, ten piedad.
Tú que nos das razones para estar siempre junto a ti.
- Señor, ten piedad.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
Ver lo antiguo de una forma nueva, constatar la firme solidez de la esperanza
cristiana y la solicitud que Dios tiene de nosotros, la invitación a la vigilancia
y a la fidelidad, son los temas centrales de las lecturas de hoy. Estemos
atentos al regalo que para nosotros siempre es la Palabra de Dios
Lectura del libro de la Sabiduría 18, 6-9
Sal. 32, 1 y 12. 18-19. 20 y 22 (R/.: 12b)
Lectura de la carta a los Hebreos 11, 1-2. 8-19
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 32-48
Guión litúrgico, Domingo de Cáritas 7 de agosto de 2016
XIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C, año del Señor 2016
www.caritas-sevilla.org
PARA EL CÁRITAS
ORACION DE LOS FIELES
Queremos estar atentos, Padre, a tu presencia en medio de nosotros. Por
eso te presentamos nuestros deseos para que nos ayudes a colaborar
contigo en la obra de la salvación:
Respondamos diciendo: Escúchanos, Padre.
-
Que la Iglesia no olvide cómo tú, Padre, has estado presente en
nuestra historia, y tenga confianza en tu presencia ahora, en medio de
las circunstancias por las que atravesamos. Oremos.
-
Que la Iglesia siga siempre vigilante a los signos de los tiempos en los
que tú nos hablas, nos animas y nos interpelas. Oremos.
-
Que nuestro mundo pueda recuperar el sentido de que la historia ha
estado y sigue estando acompañada por ti sin por ello tener que
renunciar a su justa y necesaria autonomía. Oremos.
-
Que sintamos nosotros la responsabilidad del encargo que nos has
hecho de cuidar a los mayores, a los enfermos, a los que no tienen a
nadie, a los niños, a los jóvenes. A cuidarnos unos de otros como una
sola familia de hermanos. Oremos.
-
Que no sólo cuidemos la “casa” de la tierra sino que nos preocupemos
solidariamente de los empobrecidos y todos los que sufren, buscando
una justicia nueva y diferente. Oremos.
-
Que, cercanos a ti, estemos vigilantes para descubrir tu presencia en
medio de nosotros y en nuestra propia vida. Oremos.
Escucha, Padre, nuestros deseos. Que la lámpara de nuestra vida se
mantenga encendida para descubrir tu presencia cuando llegues en toda
circunstancia en medio de la vida.
Guión litúrgico, Domingo de Cáritas 7 de agosto de 2016
XIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C, año del Señor 2016
www.caritas-sevilla.org
MENSAJE PARA ANTES DE LA COLECTA
El Espíritu nos mueve, como comunidad, a acercarnos de forma preferente, a
través de nuestra cáritas parroquial, a los hogares que sufren exclusión, a los
trabajadores víctimas de la precariedad laboral y a los jóvenes sin
perspectivas. Como cristianos aspiramos a que todos aquellos expulsados
del bienestar sean la médula de nuestra dedicación y apoyo y ojalá lo fueran
también de las políticas sociales y de un nuevo modelo de economía social
inspirada por la solidaridad y la sostenibilidad. Desde el Evangelio de la
justicia, soñamos y luchamos para que los “últimos sean los primeros” tanto
en las políticas como en las preocupaciones ciudadanas. Por ello como
cáritas parroquial os pedimos vuestra ayuda y colaboración, para que
vayamos creando esperanza en los que la han perdido y sigamos vigilantes
en el compromiso con las familias de la parroquia que solicitan nuestra
ayuda. No olvidéis orad por ellas y por nosotros, y sed generosos en la
colecta que, para servir a estas personas, vamos a realizar.
REFLEXIÓN
La vigilancia y fidelidad es un componente esencial del discípulo de Jesús.
Por eso esta enseñanza que la Iglesia nos propone este domingo, incluye
tres parábolas de Jesús con diferentes protagonistas, pero todos llamados a
vivir estas virtudes: los criados, el dueño de la casa y el administrador.
Solo la vigilancia nos permitirá hacer en cada momento la voluntad del Señor.
No tengas miedo, es la gran preocupación de Jesús. No quiere ver a sus
seguidores paralizados por el miedo ni hundidos en el desaliento. No han de
perder nunca la confianza y la paz. También hoy somos un pequeño rebaño,
pero podemos permanecer muy unidos a Jesús, el Pastor que nos guía y nos
defiende. Él nos puede hacer vivir estos tiempos con paz. “No tengáis miedo,
abrid las puertas a Cristo”, clamó san Juan Pablo II en la homilía de comienzo
de su pontificado y recordó en sucesivas ocasiones.
Jesús nos invita a estar abiertos, a ser solidarios a no cerrarnos en nosotros
mismos, y no dar la espalda a las necesidades de nadie. Nos llama a
mantener siempre las puertas abiertas, a ser comunidad en salida, en misión,
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