XIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO C «Vigilancia para hacer la voluntad del Señor» MONICIÓN DE ENTRADA Estamos en un momento de grave crisis de esperanza. Las dificultades económicas dejan ver la debilidad de nuestro sistema, y el cambio acelerado de costumbres nos produce vértigo. Nos preguntamos si existe un fundamento seguro sobre el que apoyar nuestra vida y nuestras certezas. Optemos por una esperanza ilusionada el Señor nos dice: “No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino”. ACTO PENITENCIAL Tú que nos llamas a estar siempre vigilantes. - Señor, ten piedad. Tú que nos ofreces el regalo de tu Palabra. - Cristo, ten piedad. Tú que nos das razones para estar siempre junto a ti. - Señor, ten piedad. MONICIÓN A LAS LECTURAS Ver lo antiguo de una forma nueva, constatar la firme solidez de la esperanza cristiana y la solicitud que Dios tiene de nosotros, la invitación a la vigilancia y a la fidelidad, son los temas centrales de las lecturas de hoy. Estemos atentos al regalo que para nosotros siempre es la Palabra de Dios Lectura del libro de la Sabiduría 18, 6-9 Sal. 32, 1 y 12. 18-19. 20 y 22 (R/.: 12b) Lectura de la carta a los Hebreos 11, 1-2. 8-19 Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 32-48 Guion litúrgico, Domingo de Cáritas 7 de agosto de 2016 XIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C, año del Señor 2016 www.caritas-sevilla.org ORACION DE LOS FIELES Queremos estar atentos, Padre, a tu presencia en medio de nosotros. Por eso te presentamos nuestros deseos para que nos ayudes a colaborar contigo en la obra de la salvación: Respondamos diciendo: Escúchanos, Padre. - Que la Iglesia no olvide cómo tú, Padre, has estado presente en nuestra historia, y tenga confianza en tu presencia ahora, en medio de las circunstancias por las que atravesamos. Oremos. - Que la Iglesia siga siempre vigilante a los signos de los tiempos en los que tú nos hablas, nos animas y nos interpelas. Oremos. - Que nuestro mundo pueda recuperar el sentido de que la historia ha estado y sigue estando acompañada por ti sin por ello tener que renunciar a su justa y necesaria autonomía. Oremos. - Que sintamos nosotros la responsabilidad del encargo que nos has hecho de cuidar a los mayores, a los enfermos, a los que no tienen a nadie, a los niños, a los jóvenes. A cuidarnos unos de otros como una sola familia de hermanos. Oremos. - Que no sólo cuidemos la “casa” de la tierra sino que nos preocupemos solidariamente de los empobrecidos y todos los que sufren, buscando una justicia nueva y diferente. Oremos. - Que, cercanos a ti, estemos vigilantes para descubrir tu presencia en medio de nosotros y en nuestra propia vida. Oremos. Escucha, Padre, nuestros deseos. Que la lámpara de nuestra vida se mantenga encendida para descubrir tu presencia cuando llegues en toda circunstancia en medio de la vida. MENSAJE PARA ANTES DE LA COLECTA El Espíritu nos mueve, como comunidad, a acercarnos de forma preferente, a través de nuestra cáritas parroquial, a los hogares que sufren exclusión, a los trabajadores víctimas de la precariedad laboral y a los jóvenes sin perspectivas. Como cristianos aspiramos a que todos aquellos expulsados del bienestar sean la médula de nuestra dedicación y apoyo y ojalá lo fueran también de las políticas sociales y de un nuevo modelo de economía social inspirada por la solidaridad y la sostenibilidad. Desde el Evangelio de la justicia, soñamos y luchamos para que los “últimos sean los primeros” tanto en las políticas como en las preocupaciones ciudadanas. Por ello como cáritas parroquial os pedimos vuestra ayuda y colaboración, para que vayamos creando esperanza en los que la han perdido y sigamos vigilantes en el compromiso con las familias de la parroquia que solicitan nuestra ayuda. No olvidéis orad por ellas y por nosotros, y sed generosos en la colecta que, para servir a estas personas, vamos a realizar. Guion litúrgico, Domingo de Cáritas 7 de agosto de 2016 XIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C, año del Señor 2016 www.caritas-sevilla.org REFLEXIÓN La vigilancia y fidelidad es un componente esencial del discípulo de Jesús. Por eso esta enseñanza que la Iglesia nos propone este domingo, incluye tres parábolas de Jesús con diferentes protagonistas, pero todos llamados a vivir estas virtudes: los criados, el dueño de la casa y el administrador. Solo la vigilancia nos permitirá hacer en cada momento la voluntad del Señor. No tengas miedo, es la gran preocupación de Jesús. No quiere ver a sus seguidores paralizados por el miedo ni hundidos en el desaliento. No han de perder nunca la confianza y la paz. También hoy somos un pequeño rebaño, pero podemos permanecer muy unidos a Jesús, el Pastor que nos guía y nos defiende. Él nos puede hacer vivir estos tiempos con paz. “No tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo”, clamó san Juan Pablo II en la homilía de comienzo de su pontificado y recordó en sucesivas ocasiones. Jesús nos invita a estar abiertos, a ser solidarios a no cerrarnos en nosotros mismos, y no dar la espalda a las necesidades de nadie. Nos llama a mantener siempre las puertas abiertas, a ser comunidad en salida, en misión, que compartan sus bienes con los que necesitan ayuda y solidaridad. Jesús nos lanza a ser personas y comunidades que repartamos misericordia de las múltiples formas que está se puede ofrecer. El discípulo de Jesús ha de vivir vigilando, en espera anhelante a que el Señor vuelva, y esta espera conlleva el gozo de disfrutar con el Cristo el banquete escatológico. Igualmente la imagen del dueño de la casa nos remite a la espera del Salvador. En cuanto a la tercera parábola está introducida por la pregunta de Pedro, pidiendo a Jesús que aclare a quiénes tienen que vigilar, si a los discípulos o a todos los creyentes. La respuesta es nítida, tenemos que responsabilizarnos a todos de los demás y además de todos los bienes recibidos de Dios. La vigilancia es una actitud básica para el cristiano en sus diversos aspectos, ante la venida del Señor en la parusía y en su venida en la muerte individual, vigilancia que se debe traducir en relativizar el presente a la vista de la venida del Señor, que vendrá a juzgar nuestra vida; por otra parte esta vigilancia debe concretarse en la constante vigilancia ante las permanentes venidas del Señor que sale a nuestro encuentro en los acontecimientos del día a día. La llamada de Jesús a la vigilancia nos debe ayudar a los cristianos a despertar de la indiferencia, la pasividad y el descuido con que vivimos con frecuencia nuestra fe. Para vivirla de manera lúcida, necesitamos redescubrirla constantemente, conocerla con más profundidad, confrontarla con otras actitudes posibles ante la vida, agradecerla y tratar de vivirla con todas sus consecuencias. Entonces la fe será la luz que inspirará nuestros criterios de actuación, fuerza que impulsará nuestro compromiso de construir una sociedad más humana, esperanza que animará todo nuestro vivir diario. Guion litúrgico, Domingo de Cáritas 7 de agosto de 2016 XIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C, año del Señor 2016 www.caritas-sevilla.org