¿Una orden judicial para entrar en mi empresa?

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01/04/2003
¿Una orden judicial para entrar en mi empresa?
Parece tan absurdo como el caso del trabajador que solicitó que su imagen fuese borrada
de todos los vídeos del control de accesos al edificio, en los que aparecía entrando o
saliendo de la empresa. El derecho a la intimidad debe ser protegido dentro y fuera de las
organizaciones, siempre que exista un espacio para la intimidad. Cuando una empresa
prohíbe el uso del correo electrónico corporativo para fines personales y advierte sobre la
posibilidad de control, el contenido de los mensajes deja de ser privado.
Actualmente se está llegando al extremo de acudir sistemáticamente a este derecho
fundamental para conseguir una mejora en las indemnizaciones por despido. Eso es lo que
ocurre en los casos, cada vez más habituales, en que una de las pruebas utilizadas para
justificar el despido ha sido un mensaje de correo electrónico enviado por el trabajador. Es
bastante frecuente que éste amenace con denunciar a la empresa por haber interceptado
una comunicación personal.
Según un sector de la doctrina, la única forma de acceder al correo electrónico corporativo
utilizado por un trabajador es mediante una orden judicial. Veamos si esta tesis se
sostiene.
Registros de taquillas
En algunos casos, se han equiparado la regulación de los registros de taquillas en el
Estatuto de los Trabajadores y los registros del correo electrónico del trabajador. Sin
embargo, es fácil acreditar que no existe tal analogía, ya que las taquillas están destinadas
a albergar efectos personales y el correo electrónico corporativo está limitado a mensajes
relacionados con la actividad de la empresa. Pero la base fundamental de la intervención
practicada en el correo electrónico corporativo es el consentimiento dado por los propios
trabajadores cuando se aceptan las normas de seguridad del sistema informático de la
empresa. La ley orgánica que desarrolla la protección del derecho a la intimidad establece
que no se apreciará la existencia de intromisión ilegítima de la intimidad cuando concurra
el consentimiento expreso del titular del derecho. Sin embargo, ese consentimiento
expreso sólo es exigible en las comunicaciones personales, y en muchas organizaciones el
correo corporativo es una herramienta empresarial destinada exclusivamente a cuestiones
relacionadas con el puesto de trabajo. Por lo que no cabe hablar de intimidad donde no
debe existir nada que sea de índole personal. Parece haber una gran confusión sobre
quién es el beneficiario del secreto de las comunicaciones en el seno de las empresas.
Información facilitada por HELGUERO ASOCIADOS
C/ Magallanes, 24 – 1º C
28015 Madrid
Tfno. 902.440.003
www.protegemostusdatos.com
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Secreto de las comunicaciones Este bien jurídico protege las comunicaciones de la
empresa con terceros y el usuario de una cuenta de correo electrónico utiliza este sistema
de comunicaciones por delegación de la empresa. No puede excluirse por lo tanto a la
empresa del ámbito de protección por el simple hecho de que la comunicación corporativa
la inicia una persona física.
Por otra parte, el correo electrónico se ha convertido en una puerta al exterior de la
empresa por la que pueden entrar virus informáticos y salir secretos empresariales. Según
la LSSI una empresa puede ser sancionada con 150.000 euros si uno de sus trabajadores
envía mensajes de correo electrónico con contenido publicitario sin el consentimiento del
destinatario. Según el Reglamento de Seguridad de la LOPD una empresa puede ser
sancionada con 600.000 euros si uno de sus trabajadores envían mensajes de correo
electrónico con datos personales a terceros, sin contar con el consentimiento del afectado.
Las normas que regulan el uso del correo corporativo contienen prohibiciones y medidas
preventivas que exigen un control continuado para garantizar su efectividad.
por Javier Ribas Socio de Landwell-PwC
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