MINISTÈRE DES AFFAIRES ÉTRANGÈRES ET EUROPEENNES N° 43 – octubre 2008 LHC, una gigantesca máquina capaz de viajar en el tiempo El mayor y más potente acelerador de partículas jamás creado, LHC, se lanzó el 10 de septiembre en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), cerca de Ginebra. Su misión es intentar comprender la formación del universo y cambiar nuestra concepción de la materia, del espacio y del tiempo. Francia es una de las protagonistas en el proyecto. Numerosos equipos de Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) y de la Comisión de la Energía Atómica (CEA) están en la vanguardia de la investigación física de partículas. La inauguración oficial de este gigante tuvo lugar el 21 de octubre en Ginebra. El lanzamiento de este colosal instrumento científico, situado en la frontera franco-suiza, a 100 metros bajo los Alpes, aclarará nuestra comprensión sobre la naturaleza, desde lo infinitamente pequeño, el átomo, hasta lo infinitamente grande, el cosmos. De un diámetro de 27km, el gran colisionador de hadrones (los hadrones son partículas sensibles a la interacción) ha costado caso 4.000 millones de euros. Es capaz de provocar suficiente energía para hacer migas de la materia y así detectar sus últimas partículas. Los protones (o iones) de elevada energía circulan en dos anillos que giran al revés, se chocan unos contra otros. Cuarenta millones de colisiones por segundo. Al dar a cientos de miles de partículas una velocidad y energía extremas, este mastodonte reproducirá las condiciones que existían una fracción de segundo después del Big Bang, hace más de 13.000 millones de años. Un trabajo de titanes que ha requerido varios años y miles de investigadores de todo el mundo. “El CNRS es la aportación francesa. Como miembro del CERN, el principal laboratorio de física fundamental del mundo, Francia participa en un 16% en el proyecto de la organización”, explica Michel Spiro, director del Instituto Nacional de Física Nuclear y de Física de partículas del CNRS. La creación del LHC y de sus cuatro experimentos se remonta a los años noventa. La mayoría de físicos franceses han trabajado desde el principio, en colaboración con los demás países participantes, en los experimentos ALICE, ATLAS, CMS y LHCb, instalados en cuatro puntos de colisión del LHC. Para cada experimento, ha hecho falta realizar dispositivos capaces de detectar millones de partículas DIRECTION DE LA COMMUNICATION ET DE L’INFORMATION SOUS DIRECTION DE LA COMMUNICATION MINISTÈRE DES AFFAIRES ÉTRANGÈRES ET EUROPEENNES por segundo, una electrónica que resista a las radicaciones y sistemas de adquisición de datos ultrarrápidos. Los investigadores del CNRS y del CEA también han participado en la fabricación de aceleradores y de instrumentos en todos sus aspectos (informática, electrónica, mecánica). Han colaborado especialmente en la supraconductividad y la criogenia. «El alcance del proyecto es internacional, pero el éxito es sobre todo europeo. Francia y Alemania son los principales contribuyentes, seguidos por Reino Unido e Italia. En el plano internacional han colaborado Estados Unidos, Japón, Rusia e India. También han participado países muy diferentes culturalmente, como Pakistán, Israel, Irán, Marruecos, Sudáfrica, etc”, explica Michel Spiro. ¿Qué quieren probar los físicos? El reto es buscar la “partícula de Dios” o bosón de Higgs, dilucidar la desaparición de la antimateria, acercarse del modelo estándar (teoría que describe la estructura última de la materia). El experimento más impresionante es Atlas. El detector mide cerca de 46 metros de longitud por 25 metros de diámetro. El otro gran experimento es CMS. Más pequeño que Atlas, también es mucho más pesado, (11.000 toneladas frente a 7.000). Didider Lacour, investigador en el laboratorio de física nuclear y altas tecnologías del CNRS, que ha trabajado en Atlas, indica que “Atlas y CMS tienen como objetivo identificar todas las partículas procedentes de las interacciones y demostrar la existencia de uno o varios bosones de Higgs. El papel del bosón de Higgs (partícula elemental prevista por el modelo estándar), si existe, es dar una masa a todas las partículas elementales”. Hasta ahora, ningún acelerador ha sido suficientemente sensible para detectarlo. “Estos experimentos son capaces de tratar tanta información como todas las redes europeas de comunicación actuales”, observa Michel Spiro. Los dos otros experimentos, Alice y LHCb, se concentran en procesos muy específicos. Al principio del Big Bang, materia y antimateria estaban en cantidades iguales, pero hoy, la antimateria parece muy rara. “LHCb permitirá comprender mejor por qué el universo está formado por materia más que por antimateria”, señala Michel Spiro. ¿Cuáles son las ventajas tecnológicas? La investigación en física de las partículas puede ser positiva para la transferencia de tecnología, en concreto en Medicina, en laboratorios o industrias, así como en los sectores de electroimanes, de la criogenia de helio superfluido y en la integración de estas técnicas punteras. NO hay que olvidar que la red nació en el CERN. El público podrá descubrir el LHC en la nave del Grand Palais de París, del 14 al 16 de noviembre de 2008, en el marco de la Ciudad Europea de las Ciencias, organizada durante la Presidencia francesa de la UE por el Ministerio de Educación Superior y de Investigación. Científicos del CNRS y del CEA responderán a todas las preguntas sobre el instrumento más complejo e internacional nunca antes realizado, que va más allá de las fronteras del conocimiento. Annik Bianchini Internet www.cnrs.fr www.cea.fr www.cern.ch DIRECTION DE LA COMMUNICATION ET DE L’INFORMATION SOUS DIRECTION DE LA COMMUNICATION MINISTÈRE DES AFFAIRES ÉTRANGÈRES ET EUROPEENNES DIRECTION DE LA COMMUNICATION ET DE L’INFORMATION SOUS DIRECTION DE LA COMMUNICATION