Somos Maestros, ¡Demostrémoslo! Prof. José R. Jeréz C. Dedicado a todas aquellas personas que día a día comparten su conocimiento como docentes, y a mis compañeros de Fe y Alegría “Salvador Gilij”. En la vida, todo ser se encuentra con grandes experiencias que lo convierten en un gran aprendiz que en la medida de lo posible pasa a formar parte de ese mundo de “ensayo y error”, del aprendizaje, del medio en el cual se desenvuelve. El papel de quien esta dando el ejemplo es de vital importancia durante este proceso de aprendizajes, de experiencias y puestas en prácticas de los conocimientos previos, de la aprehensión de saberes, de esa inmensa cantidad de nuevas adquisiciones ricas para nuestro intelecto. De allí que haga referencia a Fernando Savater cuando sostiene que “Somos animales que aprendemos por repetición e imitación”, y es de esta manera cuando nos damos cuenta que desde que somos muy pequeños estamos tratando de imitar los famosos superhéroes, superhombres de películas, modelos de pasarelas, maneras de vestir, hablar, dirigirse, manipular ciertos objetos entre otras acciones. Es entonces donde los padres de los mas pequeños están sujetos a formar al joven como modelo de un ejemplo repetitivo que se esta encaminando en esta avasallante sociedad; allí jugamos los docentes uno de los mejores y merecidos actos de moral, civismo, líder, amigo, padre, y compañero de este pequeño que nos es encargado de una manera muy confiada por parte de los padres quienes acuden a las instituciones a dejar a sus chicos y a veces los envían solos con la confianza de que nosotros los docentes estamos en nuestra bellísima labor de educarle y darle las herramientas necesarias para su supervivencia en esta desenfrenada urbe actualizada que avanza a años luz por segundo. El docente que debe existir no lo vamos a mandar a traer de Chechenia ni de Canberra, ni mucho menos lo vamos a encontrar en una rifa o caja de cereales; este docente lo tenemos justo dentro de cada uno de nosotros, de una u otra manera se es maestro, sea de lo que sea y de quien quiera que sea; de alguna manera y en algún momento de la vida nos corresponde enseñar algo que otra persona no domine y desee aprender. Es allí donde nos convertimos en los grandes ejemplares del saber, mas aun cuando nos lo es solicitado por alguien que considerábamos que nunca lo haría. En nuestra labor docente debemos mostrar todo nuestro ánimo de saber que se enseña a alguien bajo los métodos y técnicas acordes a su ritmo de aprendizaje. El docente que estamos buscando como modelo lo tenemos dentro de cada uno de nosotros, sí, allí en esa gaveta empolvada que nunca nos disponemos a revisar por miedo a no saber a cerca de su contenido. El docente actual debe mostrar un gran respeto por los estudiantes, aceptando acotaciones realizadas por ellos, corrigiendo de muy buena manera y con las mejores palabras de enseñanza lo que pueda estar mal, realizando una gran labor que valla en pro de quienes le toman como un gran padre del conocimiento; sí, esos chiquillos que a veces nos sacan de quicio y que de verdad requieren de un poco mas de paciencia y de esfuerzo, de recompensas y palabras de aliento, de ese chamo que siempre llega tarde porque su casa esta bastante alejada de la escuela, de esa pequeña que siempre te pide permiso para almorzar durante tu hora de clase de la tarde porque simplemente no le dio tiempo de comer durante el mediodía y le vienen a traer la comida sus hermanitos menores, de ese pequeño que te pide retirarse de clase 10 minutos antes porque tiene que ir rapidito a la biblioteca antes que la cierren, de ese joven que te dice que le gusta una chica de la sección de al lado y otras muchas anécdotas. Es en este momento cuando nos damos cuenta la gran responsabilidad que asumimos cuando nos paramos al frente de una sección de clase a compartir nuestros saberes con nuestros aprendices, y que hermoso es oírles decir: “Profe usted si se viste bonito”, “Profe cuando yo sea grande quisiera ser como usted”, “Profe enséñeme a hablar como usted lo hace”. Eso es lo que motiva y nos impulsa a seguir adelante en este maravilloso y contaminado mundo, estas palabras son las que nos dan fortalezas en esos momentos en los que andamos en una normal forma diaria y nos lanzan estas pequeñas flechas que vienen acompañadas de esa dulzura y picardía que demuestran su agrado con el docente. De allí que seamos los ejemplos a seguir, ese modelo que se encuentra en la cúspide máxima para el estudiante pero que si le demostramos que con esfuerzo y dedicación logramos cumplir todas nuestras metas ellos se sentirán agradecidos y motivados a seguir adelante. Y usted querido colega ¿Ya dió su ejemplo? Si no lo ha hecho, aún esta a tiempo de realizarlo. Cualquier reclamo o sugerencia pueden ubicarme por mi correo [email protected] o mi celular 0414-5766219. Dios y Federación, José de la tentación.