LA TECNOLOGÍA COMO ALIADA EN EL APRENDIZAJE DE UNA LENGUA EXTRANJERA Por: Edwin Ferney Ortiz Cardona Los rápidos cambios del mundo moderno presentan nuevos retos e imponen demandas en nuestra forma de enseñar y aprender. Afortunadamente, cada día hay más conciencia de la necesidad de cambiar y/o mejorar los procesos de enseñanza aprendizaje porque éstos, cualquiera sea el área de saber específico, deben responder a una pertinencia social (lo que demanda la sociedad) y una pertinencia académica (lo que necesitan los estudiantes para poder desempeñarse de forma competitiva). Hablar un segundo idioma hace parte de ambas y la tecnología juega un papel fundamental como complemento en el proceso de aprendizaje, especialmente en aquel donde se aprende el idioma como lengua extranjera (en un ambiente relacionado con otro idioma principal) más que en el adquirido como segundo idioma (en entornos donde se habla el idioma de nuestra elección y se requiere la práctica constante del mismo). Sabemos que la tecnología le ayuda al profesor a lograr uno de sus principales objetivos: la evolución del estudiante para que logre independizarse del profesor y pueda administrar su propio proceso de aprendizaje, aspectos fundamentales en la adquisición de un segundo idioma. Además, ellos, los estudiantes, deben asumir el rol, no de alumno, que significa sin luz, sino el de estudia – antes, de tal forma que indaguen, reflexionen, propongan y asuman una actitud de autonomía y protagonismo dentro del proceso de enseñanza aprendizaje para que, de esa forma, sean ellos el centro de la clase y no el profesor como venia sucediendo anteriormente. El docente también debe transformarse y no hacer parte de la enseñanza tradicional. Se trata de abrir la mente, adaptarse al cambio, ir más allá de lo que sabe y reflexionar sobre cómo transmite un saber especifico, actualizarse, tomar conciencia de su nueva responsabilidad, esperar estudiantes con argumentos y capacidad para controvertir, asumir una actitud activa y pro activa, proponer nuevas formas de aprendizaje y enseñanza. Al fin y al cabo los docentes somos personas en periodo de prueba permanente. En el caso de la adquisición de una lengua extranjera, estudios relacionados con el tema y la metodología usada en el salón de clase han generado importantes preguntas sobre la enseñanza y el aprendizaje del mismo. La observación del porqué muchos estudiantes no adquieren competencia comunicativa (capacidad de llevar a la práctica, de manera pertinente, determinado saber teórico) a pesar de mucho tiempo de instrucción o estudio ha llevado a investigadores, teóricos y profesores no sólo a criticar sino también a proponer qué enseñar y cómo enseñar. La evaluación y efectividad de los métodos de enseñanza han sido discutidas ampliamente, es por ello que, como respuesta a las debilidades percibidas tanto en el aspecto estructural como funcional para adquirir la competencia comunicativa, la literatura actual hace énfasis en incorporar como componente central al estudiante proveyéndolo con oportunidades para interactuar directamente con su segunda lengua (ésta se adquiere usándola en vez de tan sólo estudiarla) Además, el enfoque comunicativo para la enseñanza de las lenguas privilegia un proceso de aprendizaje activo o participativo, en un ambiente donde los materiales, actividades y estrategias de aprendizaje se ajustan, lo más posible, a la vida real preparando al estudiante para interactuar con personas que hablen el idioma de su elección. “ Competencia comunicativa” es por lo tanto el término usado para describir la ultima meta del aprendizaje de un idioma representado por mucho más que una excelente habilidad gramatical o de una pronunciación nativa. En realidad, la competencia comunicativa consiste en cuatro componentes básicos: la competencia lingüística representa los conocimientos de las reglas gramaticales y la habilidad para usarlas en forma correcta; competencia sociolingüística se refiere al conocimiento de las reglas sociales y culturales al hablar y lo apropiado o inapropiado de los temas de acuerdo a la situación; competencia discursiva se refiere a la habilidad de producir y responder a diferentes tipos de conversaciones como solicitudes, disculpas, agradecimientos, invitaciones, etc.; competencia estratégica asume el conocimiento de una serie de estrategias para compensar las dificultades de comunicación. Teniendo en cuenta la información previa y que el aprendizaje de otro idioma toma lugar dentro de una variedad de contextos, la competencia comunicativa significa que el docente debe preparar actividades que permitan la comprensión por encima de la interpretación y que sean relevantes y aplicables a la vida real. Para ello, es necesario pensar en los estudiantes y no imaginarlos. En la primera podemos preparar un programa con el fin de formarlos, en la segunda tenemos en cuenta que para diseñar o actualizar el currículo es necesario analizar no sólo las exigencias y demandas de la sociedad y el mundo en general sino también las necesidades y expectativas de los estudiantes de tal forma que sean capaces de enfrentar los retos, analizar y superar las dificultades con autonomía. El uso de la tecnología no sólo está dentro dichas exigencias del mundo moderno sino también como vehículo de apoyo en la adquisición de una segunda lengua y como material que refleja el mundo externo. Pero dentro de los problemas más difíciles afrontados por el sistema educativo están aquellos asociados con la efectividad de la enseñanza. La actual preparación de muchos profesores, aunque idóneos para enseñarle a diferentes tipos de estudiantes o para instruir de acuerdo a un área específica, no tienen en cuenta factores como las diferentes características de los estudiantes, el ambiente que los rodea, sus necesidades y expectativas, los diferentes estilos de aprendizaje, las características de personalidad, entre otros. Por lo tanto, hay una fuerte necesidad de entrenar a los profesores para que se adapten a una nueva forma de enseñar y de aprender usando diferentes estrategias de enseñanza y abriendo nuevos espacios para ayudarle a los estudiantes a que formen sus propios criterios y percepciones del mundo. Dentro de esos espacios aparecen como grandes recursos de enseñanza la multimedia, los programas por computador, las telecomunicaciones, la Internet, las técnicas audiovisuales y otros que pueden proporcionar opciones útiles. Estas y muchas otras posibilidades existen pero infortunadamente no son utilizadas frecuentemente aún cuando sabemos que podrían o que pueden hacer que el proceso de enseñanza aprendizaje sea más efectivo. Creo que todos hemos conocido personas que han adquirido un saber especifico a través de un proceso donde la disciplina y la autonomía han sido sus pilares fundamentales. Sabemos que la tecnología está ahí y lo importante no es simplemente usarla sino saberla usar como herramienta que contribuye al desarrollo de la autonomía y como ejemplo de la necesidad del cambio constante. Finalmente, entiendo que la educación involucra un cambio general de conciencia a través del tiempo, un cambio de actitud y una continua exploración de técnicas y prácticas de enseñanza. En otras palabras, el proceso continua a lo largo de la vida y lo mismo sucede con el enseñanza y el aprendizaje. Podemos y debemos cambiar nuestro desempeño y nuestros pensamientos como docentes para poder ser mejores en lo que hacemos. Estamos en la necesidad y obligación de hacer buen uso de la tecnología e ir más allá de nuestras formas comunes de enseñanza tratando de conocer más, transformando las opiniones en conceptos porque con argumentos podemos lograr que los estudiantes (estudia – antes) se motiven y asuman el papel que realmente les pertenece.